Año nuevo, gobierno nuevo. Éste fue, a grandes rasgos, el mensaje que Luiz Inácio Lula da Silva envió al pueblo brasileño al tomar posesión, el 1 de enero, de su cargo como presidente reelecto.
Lula prometió gobernar para todos los brasileños, pero en especial para los más necesitados, afirmando que corregiría las grandes disparidades entre ricos y pobres. Aseguró que su gobierno no es populista pero seguirá siendo popular.
En un largo discurso ante el congreso y luego ante unos diez mil seguidores, hizo un resumen de lo realizado durante su primer mandato y de lo que pretende hacer en los próximos cuatro años.
Esgrimió un duro lenguaje para criticar a las elites que, en su opinión, lo prejuzgan por ser nordestino y, por lo tanto, por su origen popular.
Una de las afirmaciones que más se destacó fue cuando planteó su ambición de conseguir un crecimiento económico mayor que el obtenido durante su primer mandato, que se situó en un modesto 2,5 por ciento anual, cuando había prometido un “espectáculo de crecimiento”.
Prometió esforzarse para aprobar medidas para “destrabar” la economía a través del Programa de Acelaración del Crecimiento (pac), que supone la adopción de una reforma tributaria. Las medidas serán anunciadas la próxima semana, una vez que Lula retorne de sus vacaciones.
El presidente mantendrá su actual equipo económico, pese a lo cual adelantó que habrá un crecimiento del 5% en 2007. El ministro de Hacienda, Guido Mantega, prefirió hacer una previsión más modesta y dijo que es posible llegar al 4% del producto bruto interno. Y aclaró que el presidente se dispone a promulgar no un paquete económico desarrollista sino “un conjunto de medidas que se suman a lo que ya se estaba haciendo para que Brasil continúe creciendo”.
Lula, por su parte, estimó que el pac consiste en “ampliar y agilizar las inversiones públicas y en exonerar e incentivar las inversiones privadas”.
En referencia a la política exterior de su gobierno, reiteró su compromiso con el Mercosur y con la Comunidad Sudamericana de Naciones, que son “las prioridades desde el primer mandato”.
El año comenzó con la asunción de los 27 gobernadores electos. Los socialdemócratas José Serra en San Pablo y Aécio Neves en Minas Gerais se descolgaron de sus anteriores posiciones neoliberales y tomaron distancia del ex presidente Fernando Henrique Cardoso. Serra y Neves pretenden disputar la sucesión de Lula en las elecciones de octubre de 2010.
Sin embargo el discurso más enfático lo pronunció el gobernador reelecto de Paraná, Roberto Requião -del pmdb-, quien puede llegar a candidatearse como presidente. Fue el único en declararse de izquierda: “Ser de izquierda es ser solidario, fraterno, humano. Y tener los ojos, el alma y el corazón volcados hacia las desigualdades y las miserias de este mundo”.
LULA AGUARDA DEFINICIONES
Lula comienza su segundo mandato sin definir los nuevos ministros, cosa que pretende hacer recién en febrero luego de la elección de los presidentes de diputados y del senado.
Casi con seguridad en el senado será reelecto Renan Calheiros, del pmdb. El problema se sitúa en diputados, donde dos parlamentarios aliados de Lula, Arlindo Chinaglia, del pt, y Aldo Rebelo, del pc do b, se disputan la presidencia. Éste cuenta con la preferencia del presidente, pero Chinaglia parece dispuesto a ir hasta el final en la disputa.
Ambas presidencias resultan cargos estratégicos para la orientación del gobierno. En la pasada legislatura Lula tuvo grandes problemas en las cámaras durante la presidencia de Severino Cavalcanti, que debió dimitir al comprobarse su involucramiento en casos de corrupción.
Para no repetir los errores de su primer gobierno, Lula espera evaluar la relación de fuerzas en el parlamento para definir la composición del gabinete, y en particular auscultar el comportamiento de su principal aliado, el pmdb. De esa forma, podrá elegir a los ministros que lo acompañarán por lo menos hasta la celebración de las elecciones municipales, en octubre de 2008.
Otro frente importante para el nuevo presidente será la convención que en julio realizará su partido, el pt. Ricardo Berzoini, que había sido separado de la presidencia del partido durante la campaña electoral a raíz del escándalo de la compra de un dossier incriminando a la oposición, ha retornado esta semana a su cargo que podrá ser cuestionado durante la convención.
DIRCEU BUSCA AMNISTÍA
Una pieza clave del pt está retornando al escenario político. El ex jefe de la Casa Civil, José Dirceu, pretende conseguir del Supremo Tribunal Federal la revocación de su suspensión política de ocho años impuesta por el congreso.
Se sabe que Dirceu actúa entre bastidores y se supone que mantiene el control del llamado campo mayoritario del pt. Además, desempeña intensas actividades como consultor, entre las que se destacan numerosos viajes al exterior.
Desde que perdió su cargo a fines de 2005, Dirceu viajó a seis países de la región y a Estados Unidos, donde mantuvo encuentros con políticos y empresarios, según acaba de confesar a un diario carioca. En la entrevista, cuenta por qué que viajó a Washington: “Fui a desayunar con mi amigo William Perry, un especialista en Brasil, y fui a conversar con el director para el hemisferio occidental de las cámaras de comercio, Mark Smith”.
Asegura que sigue haciendo política y agrega: “Continúo luchando por mi absolución y amnistía”. Dirceu se muestra optimista y asegura que cuenta con el apoyo de amplios sectores de la sociedad y, más aun, tiene la certeza de que se formará un movimiento popular por su amnistía.
RIO VIVE CLIMA DE GUERRA
Luego de sufrir una embestida del crimen organizado, que a fines de diciembre causó 19 muertos, Rio de Janeiro ocupó un lugar destacado en el discurso de posesión de Lula el 1 de enero. Para el presidente se trata de “terrorismo”, porque “esa barbaridad que sucedió en Rio no puede ser tratada como crimen común”, y se mostró partidario de una política de “mano dura por parte del Estado brasileño”.
Lula defendió la formulación de una nueva legislación para combatir al crimen organizado, asegurando que pedirá al ministro de Justicia la creación de una ley antiterrorista para juzgar a quienes realicen ese tipo de acciones.
El juez Walter Maierovitch, ex secretario nacional antidrogas, señaló: “Aquí no tenemos un Bin Laden, sino líderes que quieren lucrar con actividades ilegales o beneficios carcelarios, como Marcola, del Primer Comando de la Capital. Ellos no tienen ideología. Esa diferencia es básica, pero el presidente no la entiende”. Maierovitch cree que lo que hace falta en Brasil es una reingeniería de seguridad pública para integrar mejor la Unión y los estados.
Sin embargo, el nuevo gobernador de Rio, Sergio Cabral, pidió ayuda de la Fuerza Nacional de Seguridad Pública formada por siete mil hombres entrenados para combatir el crimen que será puesta a disposición del estado de Rio de Janeiro para los Juegos Panamericanos de julio. Cabral dijo desear que las fuerzas armadas patrullen en las proximidades de los cuarteles.
En todo caso, Rio vive momentos de suma gravedad por la ausencia del Estado en varias áreas de la ciudad, sobre todo en las favelas, donde vive un tercio de la población, o sea algo más de tres millones de personas.
Esa ausencia propició que grupos armados de traficantes de drogas ocuparan las favelas. Para enfrentarlos, desde los gobiernos estatales se favoreció la formación de milicias paramilitares integradas por policías, ex policías militares, bomberos, vigilantes carcelarios y militares, que cobran a los favelados por defenderlos de los narcotraficantes, pero que utilizan sus mismos métodos. Según datos de la prefectura de Rio, estos grupos ya controlan 92 favelas.
Las acciones criminales de los últimos días habrían sido provocadas por los grupos narcotraficantes que están perdiendo el control de las favelas. Los más afectados han sido los habitantes de barrios pobres que ante la ausencia de transporte público debieron caminar para volver a sus casas.
Según la Fundación Getúlio Vargas, los daños materiales por la violencia urbana alcanzan a los 3.800 millones de dólares anuales. Durante las fiestas de fin de año, el turismo en Rio cayó un 20% debido a la violencia. En algunos barrios, como en Ciudad de Dios, en el oeste de Rio, se registran enfrentamientos armados entre paramilitares y narcotraficantes. Sin embargo, el clima de violencia urbana se ha extendido en los últimos días a Vitoria, capital de Espíritu Santo, y San Pablo, donde el Primer Comando de la Capital provocó explosiones en dependencias policiales.