Corrientes vive por estas horas una de las mayores desgracias que pueda recordar en términos de desastres y daños a la naturaleza, a su flora y a su fauna, y a sus llanuras húmedas representadas en extensos campos aptos para producir casi todo. Daños irreparables para miles y miles de familias campesinas, pequeños y medianos productores que lo han perdido literalmente todo, no pudieron salvar nada, las llamas del infierno se lo consumieron absolutamente todo. Aún en esa situación el gobernador Gustavo Valdés y su correligionario intendente de la Capital Correntina, Eduardo Tassano, dejaron inaugurado los corsos oficiales en el corsodromo Nolo Alias, ubicado a la salida de la ciudad apenas a unos kilómetros de distancia del avance incesante de las llamas.
El gobierno de la alianza encabezada por la unión cívica radical, y que ostenta el poder en la provincia desde hace ya veintidós años de continuo, ECO Encuentro por Corrientes + JxC Juntos por el Cambio, ha incentivado solo tres tipos de producciones marginando a todo el resto, por un lado las clásicas vaquitas símbolo por excelencia de terratenientes y oligarcas entremezclados en el rancio conservadurismo imperante a lo largo de la historia en la provincia. El arroz que contenta a gran parte de la sociedad rural autóctona y que generosamente incluso le abrió sus puertas a fulanos como George Soros, y al segundo en la línea de mando de Clarín, José Antonio Aranda y su empresa COPRA S.A la mayor exportadora de arroz de nuestro país, por citar algunos. Y la otra producción intensificada que fue impulsada desde el gobierno provincial es el monocultivo de pinos, al punto de minar la superficie de la provincia en su extensión con la forestación desde la lógica extractivista sin la más mínima industrialización, tal así que Corrientes no cuenta con secaderos para madera; gran parte de la madera producida en la provincia tiene que ir a los secaderos de la vecina Misiones y luego retornar a la provincia con mayor costo obviamente.
Este modelo de monocultivo de pinos, con todas sus consecuencias, es un modelo en parte importado desde Chile. Habría que remontarse al primer gobierno de ECO con Ricardo Colombi como gobernador allá por 2001-2005, cuando el que hoy ostenta el cargo de secretario general de la gobernación, hombre de peso dentro del radicalismo provincial, el médico veterinario Carlos José el mono Vignolo, era el titular de la cartera de educación y desde esa función oficiaba como principal lobista de la empresa de capitales Chilenos «Forestal Andina». La misma empresa que salvaje e impunemente y con la anuencia del estado provincial construyó un terraplén sobre los Esteros del Iberá, más precisamente en el Paraje Yahaveré en el medio de la Reserva Iberá, alterando en perjuicio sobre todo el ecosistema de uno de los humedales más importantes del país y del mundo. Solo a modo de refrescar(nos) la memoria vale señalar que la Corte Suprema de Justicia de la Nación en el año 2008 ordenó demoler tal terraplén que ostenta decenas de kilómetros de longitud, y dictaminó que el gobierno provincial lo demoliera, hasta el día de hoy eso no ha sucedido porque desde Corrientes respondieron que no tienen las maquinarias necesarias para efectivizar tal mandato. Hoy por hoy el terraplén es utilizado como «camino de eco-turismo» entre otros por el senador provincial también de la UCR, y también hombre de mucho peso dentro del gobierno, Sergio Moisés Flinta quien además de ser legislador provincial desde hace varias décadas, ha diversificado sus intereses mimetizándose como empresario turístico muy beneficiado desde el estado por cierto, y casi propietario exclusivo de la localidad de Concepción del Yaguareté Corá donde se emplaza el paraje en cuestión… para contextualizar y entender como todo tiene que ver con todo en ésta saga de terror.
¿IMPOSIBLE PREVER?
Cuesta y mucho creer que ni desde el gobierno provincial, ni desde el sector privado, pudieran haber previsto este escenario de incendios, más bien pareciera ser esto consecuencia de irresponsabilidades compartidas. La lógica y el sentido común indican que en un distrito tan forestado como este debieran de materializar una infraestructura mínima indispensable para este tipo de contingencias, desde los recursos humanos capacitados hasta las maquinarias y equipamientos característicos. Pues bien, ni gobierno ni privados así lo consideraron.
Semanas atrás fuimos testigos de cómo el cuerpo de bomberos del departamento de San Miguel, uno de los más desbastados por los incendios, acudían a los desesperados pedidos de la comunidad con una camioneta prestada por privados y con tanques de agua de pvc azul, esos en los que habitualmente se transportan materiales químicos. Fue una imagen más parecida a una postal de guerra de agua en tiempos de carnaval, que a la de un cuerpo de bomberos combatiendo a las llamas, y esto no es en detrimento de los hombres y mujeres que están arriesgando su propia vida peleándole cara a cara al infierno mismo desatado en los campos Correntinos, sino todo lo contrario. En Corrientes el 80% de los cuerpos de bomberos son voluntarios, no oficiales, no solventados por el estado provincial, no financiados ni siquiera en parte por los privados del sector forestal, no tenidos en cuenta en definitiva…hasta hoy.
Según denuncian legisladores de la oposición en la provincia, en el presupuesto de los últimos cuatro años 2017-2021 confeccionado y aprobado por el oficialismo, cuatro años que representan el primer mandato del reelecto Gustavo Valdés, no estuvieron contemplados ni un peso para el manejo del fuego. Solo en el 2020 y en el 2021, legisladoras y legisladores de la oposición alegan haber presentado en la legislatura provincial no menos de diez proyectos para prevención y manejo del fuego, la soberbia oficial hizo que ninguno de esos proyectos fueran considerados para su tratamiento.
De hecho el actual diputado nacional de Corrientes por JxC, ingeniero agrónomo Jorge Vara, referente de la sociedad rural Correntina; uno de los principales lobistas del sector de los plantadores de arroz; quien fuera ministro de la producción de la provincia por diez años durante el periodo 2009-2019; y también correligionario del gobernador Valdés, llamativamente señaló en las últimas horas en declaraciones a medios nacionales que:
No se contaba con los medios aéreos, en la provincia no había estacionado un solo avión para la lucha contra el fuego. Y ya se sabía desde septiembre u octubre que podíamos tener una seca fuerte en el área y lo que podía llegar a pasar…Faltó previsión, falta profesionalismo. Y otra cosa es que las provincias no pueden estar dependiendo tanto de nación, tienen que prepararse para valerse por sí mismas, porque ¿de qué sirve echarle la culpa a la nación cuando perdiste 500 millones de dólares que vos como provincia podrías haber prevenido con 20 o 30 millones de dólares?
CUANDO GOBIERNAN LA ANGURRIA, LA DESIDIA Y LA INOPERANCIA SIEMPRE LA CULPA ES DE OTRO
Hoy el flagelo más acuciante sobre Corrientes resulta ser el fuego, el mundo entero es testigo. Si bien es cierto que a un sector de nuestro país pareciera conmoverlo más los canguros Australianos muertos por el fuego en 2019-2020, que los carpinchos, yacarés, vacas y caballos entre otros tantos animales incinerados en tierras Correntinas, es real que muchas y muchos comienzan, al menos tibiamente, a mirar con mayor critica y desconfianza a un gobierno perpetuado en el poder provincial que hasta hoy figuraba increíblemente entre las supuestas «mejores gestiones» a nivel país, dichos afirmados por consultoras privadas que casualmente en algunos casos pertenecen a los mismos grupos de asesoramiento de marketing del mismo gobierno. Se empieza a traslucir con mayor claridad la inoperancia, la desidia y el abandono por parte de una gestión provincial que irónicamente, hasta antes de esto, tenía pretensiones de «presidenciable» internamente en la alianza comandada por Mauricio Macri.
Lo cierto es que Corrientes arrastra de décadas de gobiernos enteramente feudales una situación de abandono y desinversión. El fuego quizás hoy sea lo más visible, pero no es el único padecimiento de un pueblo muy castigado y portador de una increíble mansedumbre. Por caso en enero último en un artículo que también redactábamos para Revista ZOOM y que no pudo ver la luz por haber quedado desactualizado ante otros sucesos, ya señalábamos que al momento existía:
Crecimiento exponencial de casos de contagios de covid y fallecimientos muy por encima de la media nacional, falta de energía eléctrica y de agua potable o servicio deficiente en el mejor de los casos, situación inentendible en una provincia agraciada en cuanto a estar bordeada y atravesada por ríos y parada sobre una de las principales productoras de energía como lo es la represa hidroeléctrica Yacyretá. Incendios que desbordan gran parte del territorio provincial con cuerpos de bomberos sin la infraestructura mínima indispensable. Para sintetizar hay un denominador común: desinversión por parte de un gobierno que lleva veintidós años de corrido en el poder y que está iniciando un nuevo mandato que lo llevará a superar el cuarto de siglo definiendo el destino de toda una provincia.
Mientras esto sucedía, el gobernador Valdés vacacionaba en las cálidas playas uruguayas de Punta del Este, y a su retorno lejos de atender la agenda urgente de su comunidad se dedicaba a recorrer los festivales de chamamé de la provincia; viajaba a otros pagos a participar del campamento de la juventud de la UCR; se reunía por agendas culturales con funcionarios de CABA, todo esto en orden de «importancia» incluso difundido con fotos por él mismo a través de sus redes sociales personales, y potenciado por la enorme mayoría de medios de comunicación locales que onerosa pauta publicitaria de por medio, constituyen un fenomenal cerco mediático capaz de garantizar el blindaje necesario para que un gobierno que no atiende ni en lo mas mínimo las demandas de su empobrecido pueblo, no pague costo político alguno.
Cuando tardíamente el gobernador Valdés acusó recibo de la gravedad de los incendios en Corrientes, ya avanzado febrero, la única respuesta en un primer momento por su parte fue la recurrente y a estas alturas desgastada estrategia de la victimización…»La Culpa siempre es de otro», en esta caso y tantos otros, la culpa según Valdés nuevamente era del gobierno nacional que «discrimina» a Corrientes. Más tarde conforme transcurría el tiempo y acrecentaban las hectáreas devoradas por él fuego, la culpa sería de la «lluvia que no llueve», o simplemente porque Corrientes tendría exceso de «yeta», sinónimo de mala suerte. La responsabilidad de su gobierno, como así también la previsibilidad y prevención, son asuntos que evidentemente no figuran en su manual de gestión.
Rara forma la de la administración nacional de discriminar a una provincia, que aunque es riquísima en una cantidad de recursos naturales y con condiciones insuperables para el desarrollo y la productividad, permanece quebrada en términos económicos a todas luces por exclusiva responsabilidad de pésimas administraciones más identificadas con el feudalismo que con los tiempos que corren.
Desde el gobierno nacional, el ministerio de agricultura materializo una ayuda de $700 millones para productores y agricultores. El ministerio de desarrollo social asignó $100 millones para asistir a familias vulnerables afectadas por el fuego. El ministerio del interior giró $200 millones para cubrir gastos y logísticas en el combate a los focos ígneos. El ministerio de ambiente y el ministerio de defensa aportaron aviones hidrantes, helicópteros, autobombas, tanques, motobombas, generadores, vehículo cisterna, trescientos brigadistas especializados, equipos de comunicación satelital, entre otros recursos. En definitiva hasta hoy, nación ha superado los mil millones de pesos asignados a la provincia en términos de asistencia financiera extra para los sectores de la comunidad afectados directamente por los incendios, con el agravante que al ser el gobierno provincial el administrador de esos recursos dentro de la población afectada hay sobrada y justificada desconfianza que esos recursos vayan a parar a sus manos, y no terminen beneficiando a los mismos pícaros de siempre.
Por otra parte el gobierno de provincia de Buenos Aires envió en los últimos días a la provincia a modo de ayuda y solidaridad: helicópteros con helibaldes y tripulación completa más equipo de apoyo; autobombas; camiones cisternas; equipos de bomberos y brigadistas; vehículos rápidos; equipamiento y logística necesaria para combatir los distintos focos de incendio. Esta ayuda enviada por Kicillof se efectivizó casi que al mismo tiempo que el jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, uno de los jefes políticos a nivel nacional de Valdés, visitaba nuestra provincia, pero con las manos absolutamente vacías sin más nada que su «solidaridad»…de palabra claro.
COMO LO DEFINIERA WALSH «CARNAVAL CATÉ»
Mientras todo este acontece, en la noche de éste último viernes 18 de febrero, Valdés dejó inaugurado el inicio de los corsos oficiales en el corsodromo de la Capital Correntina, siendo que al mismo momento el Instituto Nacional de Tecnología Argentina (INTA) daba a conocer su relevamiento – ya que es muy difícil cuando no imposible obtener datos oficiales de la provincia – que a estas alturas el fuego lleva consumidas alrededor de 800.000 hectáreas acercándose ya al 10% del territorio provincial arrasado por el fuego.
En el año 1966 el escritor y periodista, Rodolfo Walsh, titulaba un artículo de su autoría encargado por la revista Panorama con la definición de «Carnaval Caté», que significa algo así como carnaval para la clase superior, carnaval cheto en el lenguaje popular del barrio. En dicha nota Walsh describe impecablemente desde Corrientes, como gran parte de la comunidad inducida hábilmente por los sectores de poder participaban alocada y fanáticamente de cierta festividad carnestolenda dándole la espalda a sus propios compoblanos y compoblanas que estaban siendo azotadas por una fenomenal inundación. Las plumas; las carrozas, los trajes y estandartes, el desfile de mujeres y hombres esculturales semidesnudos; los pomos de nieve; la excitación y otras sustancias, negaban el sufrimiento de su pueblo. Medio siglo después esa descripción se vuelve a dar exactamente igual, con la única diferencia que el agua de las inundaciones de aquel entonces hoy son las llamaradas de fuego incinerando todo a su paso…para colmo sin ni siquiera pan, solo circo.
Desde Corrientes para Revista Zoom, Jacinto Alvarez.