Cómo surgió el PCR a 38 años de su constitución

Por Agencia NOVA

Un pormenorizado detalle de cómo, en qué contexto y bajo qué lineamientos se gestó el Partido Comunista Revolucionario de la Argentina, el 6 de enero de 1968.

El Partido Comunista Revolucionario de la Argentina se constituyó el 6 de enero de 1968. Fue el producto de una crisis que produjo la más grande ruptura en el viejo Partido Comunista, cuya dirección había traicionando -teórica y prácticamente- la lucha revolucionaria. Se recogieron así las banderas del marxismo leninismo y del clasismo revolucionario que esa dirección había abandonado. Las mismas que cincuenta años antes, el 6 de enero de 1918, y respondiendo a la misma necesidad histórica de contar con un partido político revolucionario de la clase obrera, se habían levantado en ruptura con las posiciones revisionistas y reformistas del Partido Socialista para fundar el Partido Comunista.

El proceso arranca en 1962

La resolución del Primer Congreso del PCR (diciembre de 1969) señala que el proceso que condujo a la ruptura, con la expulsión de dirigentes de la FJC y del PC, arranca en 1962 poco antes del golpe contra Frondizi. Desde entonces comenzó a desarrollarse en el PC la corriente opositora «antioportunista» que fue cuestionando centralmente: los métodos de centralización burocrática, antileninistas, de la dirección del PC, las teorías revisionistas sobre la vía pacífica para la toma del poder, el oportunismo político y la línea seguidista de la burguesía, y su oposición a la OLAS (Organización Latinoamericana de Solidaridad) impulsada por Cuba.

Los militantes no podían entender el trasfondo de la lucha entre militares «azules» y «colorados», expresión de la pugna por el poder entre distintos sectores proimperialistas, de terratenientes y de gran burguesía intermediaria. Victorio Codovilla decía que los comunistas y el pueblo tenían que apoyar al sector más progresista contra los más reaccionarios y terminaron los afiliados del PC y la FJC movilizándose en apoyo de los militares «azules».

Este era un amplio frente liderado por Onganía donde coexistían sectores proyanquis que trabajaban con el Departamento de Estado de Kennedy, sectores italianos, terratenientes liberales como Lanusse y López Aufranc (que habían trabajado con el PC desde épocas de Perón y ahora operaban en función de los intereses de la URSS, donde ya se había restaurado el capitalismo) sectores nacionalistas nasseristas, etc. En suma, un frente de los «modernistas» que derrotó a los «colorados», que expresaban a sectores de oligarquía tradicional, más ligados al imperialismo inglés y donde la disputa seguirá luego en el enfrentamiento de Onganía con Lanussse, expresando las contradicciones entre proyanquis y prorrusos.

Luego, los sectores frondicistas-frigeristas y gelbardistas (un grupo financiero prosoviético) y la dirección del PC fueron activos golpistas contra Illia y, cuando Perón rompió las «62» contra la traición de Vandor, el PC se alió con el vandorismo para formar y compartir la dirección de la CGT en 1966, que fue una de las bases de sustentación de la dictadura de Onganía.

La política de Onganía fue creando un polvorín de descontento en las masas obreras, campesinas y populares. Grandes huelgas de ferroviarios, portuarios, azucareros, petroleros, etc. confluían con las grandes movilizaciones estudiantiles convocadas por la FUA. Estaba el ejemplo del Che Guevara y el mundo era conmovido por la heroica lucha del pueblo vietnamita y la Gran Revolución Cultural en China.

La dirección del PC injurió al Che Guevara y fue cómplice de las fuerzas que lo abandonaron en 1967. Sabiendo que el Che proyectaba instalarse en la Argentina para organizar la lucha armada contra la dictadura de Onganía, atacó a los dirigentes del Partido y de la Juventud que lo defendieron y quisieron apoyarlo

Un Partido para la revolución

En esta situación, convencidos de que el PC era irrecuperable para la revolución y dado que el peronismo había demostrado largamente, cuando tuvo el poder, que no podía ser un partido revolucionario, y como tampoco los grupos que planteaban el terrorismo urbano o el foquismo ofrecían un camino para que la revolución la hicieran las grandes masas populares, se volvió imperioso contar con un partido para organizar y dirigir la revolución.

La fuerza organizadora de esa vanguardia surgió de la mayoría de la dirección de la FJC -que aportó el mayor contingente de militantes- y cuadros del PC, confluyendo con compañeros que habían creado una corriente antiimperialista y revolucionaria en la universidad, el Menap, que dirigía la FUA en alianza con la FJC y, antes del Primer Congreso del PCR, con compañeros como los que integraban la Agrupación Felipe Vallese, que lideraba René Salamanca en Córdoba.

Los cuadros que confluyeron en la constitución del partido todavía no tenían claro que la URSS había dejado de ser socialista, se había transformado en un país capitalista y que, para esa misma época, se transformaría en social-imperialista (como había definido Mao en el PCCh en 1964, pero no se hizo público hasta 1968). Recién en el 2º Congreso del PCR (1972) se definió a la URSS como social-imperialista y nos acercamos a las posiciones del PC de China.

El PCR nació luchando contra la dictadura de Onganía y tuvo una participación relevante en las luchas obreras y estudiantiles que prepararon los Cordobazos, el Correntinazo, el Rosariazo, el Tucumanazo, Mendozazo, Rocazo, Chubutazo, etc., y en esas mismas jornadas.

Desde entonces, siempre estuvo a la cabeza del combate obrero y popular. Con la línea de hegemonía proletaria en la revolución y el camino insurreccional, avanzamos en fundirnos con las masas oprimidas y explotadas, integrando la teoría marxista-leninista-maoísta con la práctica y aprendiendo de la experiencia histórica.

Desde la lucha trabajamos por la necesaria unidad obrera, campesina y popular para que la revolución de liberación nacional y social triunfe en la Argentina y abra el camino al socialismo, en la perspectiva de un mundo sin explotadores ni explotados.

Esa unidad, en particular con las masas peronistas, se ha forjado también con lazos de sangre de camaradas asesinados, detenidos desparecidos, torturados, que ofrendaron su vida en defensa de los intereses de la clase obrera, del pueblo y de la patria.

Nuevas generaciones recogen sus banderas y las llevaremos al triunfo.

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