“Los latinoamericanos somos pobres porque es rico el suelo que pisamos”
Eduardo Galeano
La cuenca petrolera del Golfo San Jorge que maneja Pan American Energy, de la familia Bulgheroni; el monopolio del aluminio de Javier Madanes Quintanilla con Aluar, que también controla gigantes parques eólicos; la pesca industrial a gran escala; el turismo internacional; el potencial de energías emergentes como el exótico hidrógeno verde; la extensión de su estepa patagónica alambrada, y una de las reservas de plata sin explotar más grande del mundo, hacen de Chubut una provincia codiciada. La riqueza de sus bienes comunes, claves para la soberanía nacional o para la continuidad del neocolonialismo, pesan mucho más que los menos de 500 mil electores que la provincia representa en la balanza de votos nacional.
Es por esto que la importancia de la elección del domingo en Chubut está en definir el rumbo que toma la provincia gane quien gane. Si acepta el rol definido desde afuera como vendedor de las materias primas que Nación necesita para generar dólares y las potencias del Norte para desarrollar sus economías pintándolas de verde, o protege sus recursos para el anunciado despegue que hoy tiene una provincia rica con chubutenses pobres.
El carismático embajador norteamericano, Marc Stanley, lo tiene claro. En sus visitas a la zona, con pantalla turística, hace lobby para facilitar los negocios de las corporaciones de su patria, como su rol acostumbra. Un año después del Chubutazo, Stanley le reclamó al vicegobernador Ricardo Sastre por qué no se pudo avanzar con la minería en la provincia. El presidente de la Legislatura le respondió que «no se explicó bien y hay un grupo que no quiere entender, aunque sea explicado». La foto de ocasión lo muestra con cara de serio.
“Hace mucho que no tenemos gobernadores, tenemos gerentes de Aluar y PAE”, resume con ironía una dirigente con experiencia en gestión y con conocimiento de actores en el mundillo. La foto del abrazo entre Nacho Torres, referente del PRO, y Carlos Linares, presidente del PJ local, en un evento organizado por PAE, le da cuerpo a la metáfora.
Caras nuevas, nombres viejos: una política atornillada
La elección en Chubut, a diferencia del escenario “de tercios” a nivel nacional, muestra una marcada polarización: salvo una sorpresa impensada, el gobernador no saldrá de Juan Pablo Luque (Arriba Chubut) o Ignacio Torres (Juntos por el Cambio).
El candidato de Javier Milei, el empresario César Treffinger (Partido Independiente, con la excomisaria Laura Mirantes en fórmula) parece medir menos con la alianza que antes de esta. La izquierda unida en FITbuscará conseguir por primera vez en la historia un lugar en la Legislatura con la única fórmula que propone una mujer como gobernadora: Emilse Saavedra, acompañada por Julieta Rusconi. El GEN de Margarita Stolbizer, que a nivel nacional juega dentro de JxC, va sin alianzas en Chubut, con la fórmula Oscar Petersen – Nancy Lobos.
Tras la decisión del peronismo nacional de ir unificado en la candidatura de Sergio Massa (aunque compita con Juan Grabois), la unidad del oficialismo chubutense con el PJ provincial no se pudo gambetear y presentó la fórmula Luque – Sastre. En las últimas elecciones repartieron votos y perdieron perspectiva de triunfo ante el joven candidato del PRO, el más votado en 2021. El gobernador Mariano Arcioni, amigo público de Massa, quedó bien parado en el armado 2023 a pesar de ser el primer responsable de una de las peores gestiones de la historia de la provincia: consiguió ubicar a su gente en la lista para el Congreso nacional y él mismo obtuvo premio al ir en la boleta para el Parlasur como segunda opción, detrás de Teresa Parodi. “No pasa nada, se puede cortar boleta”, dicen desde el espacio.
Luque, actual intendente de Comodoro, no sabe cómo despegarse de la actual gestión, que criticó con dureza: “yo con Arcioni no tengo nada que ver. Chubut vive una dura crisis educativa, económica y de deuda”. Además, su fórmula la completa el actual vicegobernador Sastre. ¿Cómo hace el electorado para entender que Luque no es Arcioni? La confusión es total.
En cuanto a la oposición, Ignacio Torres, en fórmula con el radical Gustavo Menna, pretende dar el gran golpe: arrebatarle el gobierno al peronismo tras 20 años y JxC pintar así otro distrito de amarillo. El joven PRO, de meteórico ascenso en la política chubutense, se muestra como la nueva política y critica con dureza, también, la gestión Arcioni, haciendo foco en la educación y la economía. «La sociedad está tan harta, que la condena social a los que destruyeron la provincia va a ser más que contundente en las urnas», vaticinó. Sus detractores le endilgan la falta de experiencia en gestión.
Nacho Torres, que no terminó su mandato como diputado nacional cuando ya había ganado su banca como senador en 2021, el más joven del Congreso, tiene todo el apoyo de Patricia Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta. “Espero que no lo condicionen por lo que tenemos que hacer en Chubut», advirtió a este cronista Mario Cimadevilla, histórico dirigente radical, exfuncionario de Carlos Maestro (exdiputado provincial y exfuncionario de la Unidad de Investigación del Atentado a la AMIA con Mauricio Macri, cargo al que renunció tras denunciar por encubrimiento al ministro Germán Garavano). “El PRO nacional lo necesita más a él que él a ellos”, señaló, “la provincia está postergada si se analiza la riqueza que generamos y lo poco que Nación nos devuelve”.
Torres protagonizó dos escándalos en campaña, con diferentes repercusiones a nivel provincial y nacional. Primero, tuvo que echar “para evitar suspicacias” a un asesor suyo en el Congreso, Gastón Marano, por ser el abogado de Gabriel Carrizo, el líder de la “Banda de los Copitos”, señalados como responsables del intento de magnicidio de CFK (septiembre de 2022). En terreno local, quedó en offside cuando los propios vecinos del lugar negaron que Torres hubiese gestionado una obra que los beneficiaba: “Se quiere apropiar de una obra que es nuestra, hace campaña con nuestra necesidad”, denunciaron los vecinos de Yala Laubat, paraje mapuche tehuelche de la meseta central chubutense que sufrían la falta de agua. En un spot, Torres había mostrado cómo los ayudaba, pero, a pesar de la desmentida, el senador no bajó el video de las redes. Ambos episodios fueron cuidadosamente minimizados por los medios tradicionales de Chubut.
La minería se metió en el armado de listas
¿Y las listas? El armado de los espacios de los partidos principales muestra que la polarización les sirve a ambos y que las diferencias en el rumbo de la provincia no parecen ser muy distintas, al menos, en clave socio ambiental y de “desarrollo” energético.
Luquepor un lado declara que “el pueblo de Chubut ya afirmó que no quiere megaminería”. Pero por el otroincluyó en la lista a legisladores provinciales actuales que votaron a favor de la minería en diciembre de 2021: Juan Pais, Mariela Williams, Gabriela de Lucía, Tatiana Goic, Carlos Eliceche; y a otros del arcionismo que están a favor también (Vanesa Abril, Alejandro Sandilo). El propio Luque se expresó a favor de la actividad, pero se encargó de limpiar el rastro en las búsquedas de Google.
Por el otro, Nacho Torres, quien criticó la aprobación de la megaminería (“tuvo un tratamiento nefasto”), también se rodeó de dirigentes promineros. Ejemplo: tuvo que echar del PRO al actual legislador Sebastián López tras difundirse una cámara oculta en la que pedía “100 lucas para la rosca minera”, postura que reivindicaría con un voto a favor de la actividad a la hora de los bifes. También acompañan a Torres el burócrata petrolero Jorge Loma Ávila, quien afirmó que “la minería es la salida a la crisis de Chubut” y criticó a quienes se oponen, porque tienen “la panza llena de petróleo”. Y uno de los lobbistas de Pan American Silver en Chubut, Genaro Pérez –empresario madrynense que se compró un hotel en la meseta con la expectativa de que se aprobara la megaminería, y luego se mudó a Gastre, donde fue elegido jefe comunal—, tras el revés del Chubutazo avisó que se retira de la política y que apoya a Torres.
“Si tuviésemos la calidad institucional de otras localidades, lo analizaría”, reconoció Nacho ante una pregunta de Zoom, en una entrevista en octubre de 2021.
Contexto Chubut 2017-2023: ajuste, represión, persecución vs. organización y resistencia popular
Mario Das Neves lideró la política en Chubut, con impronta paternalista, de 2003 hasta su muerte, a fines de 2017, cuando promediaba su tercer periodo como gobernador. El comienzo de la crisis de Chubut, política, social y económica, coincidió con la asunción de Mariano Arcioni, su vice, quien completó su mandato y luego fue elegido para otros cuatro años. La gestión del escribano comodorense, quien estudió en el liceo militar General Roca y realizó trabajos para el Grupo Indalo, estuvo marcada por un fuerte ajuste del gasto, que produjo grandes movilizaciones de trabajadores estatales, reprimidas en varias oportunidades.
La negativa del gobernador a pagar salarios dignos fue justificada con la falta de dinero, destinado al pago de la deuda en dólares que el mismo gobierno había tomado mientras Mauricio Macri era presidente. El malestar fue creciendo, las huelgas se incrementaron y las víctimas, pibxs que no tuvieron clases regulares desde 2018 hasta antes de empezar estas vacaciones invernales. “Una generación entera de analfabetos funcionales”, definió con justeza la pedagoga madrynense Graciela González.
El insostenible clima de malestar hizo que trabajadorxs comenzaran a buscar respuestas en la organización popular y desde varios sectores se analizaba a la crisis como autogenerada o servida para imponer medidas impopulares, que en Chubut se traduce en megaminería. En teoría de Naomi Klein, “La doctrina del shock”, y la minería como puerta de escape a la crisis.
Durante el gobierno de Arcioni, pero en anteriores también, los embistes del lobby minero desnudaban la fragilidad política de Chubut. A la par que los rumores sobre la aprobación de la impopular actividad extractiva (prohibida por ley) se repetían en cada sesión de Legislatura, en las redes y los medios populares (y algunos de los otros) se publicaban escandalosas noticias vinculadas al tema minería, como sobornos ofrecidos a diputados para comprar su voto, un informe de un investigador del Conicet truchado para invertir el sentido y ponderar la minería, y constantes operaciones de prensa, también en medios nacionales, estigmatizando la resistencia popular compuesta por “ecoterroristas” y manipulando la información en favor de los negocios de unos pocos.
Esperadamente, Arcioni envió a Legislatura el proyecto para aprobar la megaminería, a pesar de su recordado spot de campaña 2017 con la leyenda «La fuerza del pueblo que le dice ‘no’ a la megaminería que nos quieren imponer desde Buenos Aires». La votación por el sí se produjo el 15 de diciembre de 2021. A la par que los sectores vinculados al gobierno celebraban la nueva, las acciones de PAS se disparaban en ganancias millonarias. A la par, también, se organizó la resistencia por el No.
El malestar por la crisis y el sentimiento de traición generó una respuesta inmediata: miles de personas se lanzaron de manera espontánea a las calles para reclamar la derogación de la ilegítima ley. El gobierno preparó una feroz represión, aún hoy impune, que este cronista documentó en esta investigación. Menores detenidos, mujeres desaparecidas por horas, y balas de goma –y alguna de plomo, por suerte sin consecuencias mortales—, inocentes apresados, un trabajador que perdió un ojo de un balazo, una mujer abusada por efectivos de la policía provincial mientras se encontraba refugiada de la represión en un comercio y amenazada de muerte para que no cuente lo sucedido, un docente que recibió 31 disparos de bala de goma en el cuerpo, cientos de heridos, disparos en las calles, en la sede del gremio docente, y hasta en la puerta del hospital, decenas de afectados psicológicamente, algunas de las escenas de aquellos días despiadados de diciembre de 2021. “Jugaban al counter strike con nosotrxs”, resumió una vecina de Rawson en entrevista con radioescuela La Namunkurá.
La represión feroz, omitida por los medios promineros, fue un búmeran y provocó la revuelta popular más grande de la historia provincial, el Chubutazo (o #ChubutAGUAzo). La movilización, que duró siete días, consiguió derogar en la calle la ley minera votada de espaldas al pueblo en el palacio, un proyecto a medida de las multinacionales voraces con apoyo de un desconcertado gobierno nacional con sed de divisas. “Traidores” se leía en un grafiti en una Casa de Gobierno en llamas.
La ley cayó y hubo festejos, a 20 años del 2001. Ningún dirigente pidió disculpas por la violencia institucional, que la justicia se niega a investigar. Pero el pueblo no se la podía llevar de arriba y esa misma justicia comenzó a castigar con procesamientos a quienes protestaron en la calle. Fueron condenados en Chubut tres docentes, a su vez dirigentes gremiales (incluso el titular de ATECH, Santiago Goodman) y aún están procesados varies vecinxs que se manifestaron en aquellas jornadas.
Del Chubutazo 2021 a la elección 2023
Los partidos con mayor intención de voto no supieron, por intereses personales y/u orgánicos, capitalizar un rumbo político con una propuesta que contenga la expresión callejera de diciembre de 2021. Salvo la izquierda, que tiene varios de sus militantes procesadxs, ningún candidato basó su campaña en el tema que más pasiones despierta en Chubut. O no hablan del tema o se pisan, según el caso.
Así, el descrédito por el resultado de la elección reina en una Chubut que muestra una grave crisis de representatividad, sin grietas. ¿Se traducirá esto en un significativo porcentaje de votos nulos o inasistencia en la elección del domingo? Gane quien gane, en Chubut se sabe que la cancha se marca en la calle.