Choripaneros

"Los que el Presidente identificó como todos aquellos argentinos que no piensan como él también tienen razones para manifestarse"

choripaneros

Luego de la marcha oficialista producida el día 1 de abril, el Presidente de la Nación realizó una ofensiva y preocupante declaración en Youtube subestimando la legitimidad de todos los reclamos de la sociedad argentina.

 

En el último año y medio se movilizaron los trabajadores de la economía popular a San Cayetano y por todo el país, cuestión que permitió sancionar la Ley Emergencia Social (que nunca termina de aplicarse). Los obreros sindicalizados en la CGT realizaron distintas acciones de protesta, entre las cuales se destacó el inmenso acto del último 7 marzo. Los docentes y la comunidad científica efectuaron numerosos reclamos y movilizaciones como la multitudinaria acción colectiva del día 6 de marzo. La CTA y otras entidades gremiales y sociales hicieron pública la disconformidad con las políticas del gobierno en un importante acto el 30 marzo. A los docentes, científicos, obreros ocupados o desocupados y a los empresarios argentinos que le piden respuestas para superar la recesión, la inflación o la pérdida de empleos, Mauricio Macri los bautizó con “choripaneros”.

 

El mandatario dividió los reclamos entre aquellos que considera legítimos y conscientes (actos oficialistas), del conjunto de acciones colectivas que surgirían de mercenarios de la tripa o de irracionales impulsos a subirse a “colectivos” y a cobrar en el nuevo patrón monetario: el “choripán”.

 

Se discute acá que las clases medias altas y altas se movilicen, ya que su gobierno beneficia a las corporaciones y a sus gestores locales, cuestión que potencialmente les permitiría acceder al “efecto derrame”. Defienden la legitimidad de un privilegio social adquirido: tienen conciencia de clase o al menos suponen que pagarán menos impuestos y que acumularan mayor riqueza en base a la desaparición del Estado.

 

El 1 de abril Federico Kucher elaboró un informe para el diario Pagina 12 que, en nuestra opinión, da cuenta de algunas de las causas por las cuáles las clases adineradas se movilizan. Por decisión de Macri, los ricos cada día pagan menos impuestos y ello seduce a los grupos de altos ingresos. Los números son elocuentes y como resultado de la baja de retenciones a las exportaciones, la pérdida de recursos fiscales del Estado es de $70.000 millones (equivalente a 5.000 millones de dólares y al 1% punto del PBI). Si bien Cambiemos sostuvo que la concentración de riqueza tenía que derivar en inversiones y en la creación de puestos de trabajo, eso no está ocurriendo. Los datos estadísticos indican que las exportaciones de estos sectores aumentaron solamente $15.000 millones en el año 2016 (1000 millones de dólares) y según Kucher “El complejo exportador aportó menos de un dólar por cada cinco que recibió del Estado”. En 2016 la minería dejó en la calle a 5410 obreros y los empleos del agro aumentaron meramente en 5535 trabajadores. En el año 2016 el sector agropecuario dejó de pagar impuestos por $ 48.015 millones. Las exportadoras de aceite de soja no le aportan al Estado $11.777 millones de pesos. Las empresas mineras pagaron de retenciones meramente $24 millones, cuando y de no mediar la reforma de Cambiemos debían haber aportado $ 9.841 millones.

 

Los choripaneros que el Presidente identificó como todos aquellos argentinos que no piensan como él, también tienen razones para manifestarse. Según el INDEC de Todesca y de Macri, la inflación del año pasado superó los 35% y la caída del PBI fue de 2,3%. Solamente en el año 2016 quedaron 127.905 personas sin empleo formal. En el año 2015 y según información del INDEC del actual gobierno, el país creció el 2,1% y se generaron 61.640 nuevos puestos laborales. En este contexto y según Macri, ¿los choripaneros no tenemos derecho a manifestarnos por una mejor educación para los pibes humildes, por una mejor calidad de vida de los abuelos, por el derecho a la dignidad de los desocupados o por la supervivencia de las pymes que bajan sus persianas?.

 

En el mismo vídeo subido a las redes sociales, el Presidente cuestionó la voluntad de ir en colectivos a las movilizaciones. Macri tiene que saber que los choripaneros hace décadas que tomamos la decisión de financiar a nuestros sindicatos y que con ese dinero pagamos los ómnibus. Agremiarse y hacer aportes es una actitud consciente del trabajador, guste o no a Macri y a Cambiemos.

 

Si bien está claro la animadversión del Presidente hacia los trabajadores y los sindicatos, al menos podría decir la verdad sobre la marcha oficialista. Para hacer el acto del 1 de abril Cambiemos gastó millones en publicidad. Les paga a los periodistas que se dicen “independientes” y que durante las últimas semanas fueron los organizadores fundamentales de la movilización. El gobierno (o sus testaferros) gastan mucho dinero para garantizar el impacto de sus acciones en redes sociales. Hasta se dieron el lujo de convocar (sutilmente) a la movilización en el entretiempo del partido “Boca vs Defensa y Justicia”. Esos segundos cuestan cientos de miles de pesos y aunque lo nieguen, no hay que ser un experto de comunicación para entender que Cambiemos destina dinero en Clarín, Telefé o La Nación y que “persuade” a la opinión pública de hacer o no determinadas acciones. Más allá de que la movilización “fue organizada” por un Gobierno con el cual no comulgo, respeto la convocatoria y no les quito mérito. Están manifestando su derecho al privilegio social adquirido y dicha actitud de clase es lógica en el corto plazo. A la larga, este gobierno conduce el país a otra crisis como la del 2001, pero para eso aún falta: más vale ganancia en mano, que país y patria volando. Hay que destacar que estos grupos ya se habían movilizado activamente contra Cristina Fernandez en el año 2008 o por el caso Nisman. No son improvisados y eso es un acierto.

 

No considero correcta la mención a la supuesta “defensa de la democracia” de los manifestantes del 1 de abril. La Argentina atravesó por golpes de Estado (1930, 1955, 1962, 1966 o 1976), por crisis económicas como la hiperinflación o el dramático 2001 y enfrentó desde 1983 acciones violentas de derecha (Carapintadas de Aldo Rico) o de izquierda (La Tablada de Gorriaran Merlo). Allí sí que estuvo en riesgo la democracia y pese a todo, el sistema político continuó en pie.

 

Durante el mandato de Cristina Fernández se produjeron extendidos cortes de ruta fogueados por el poder patronal, fuga de capitales, retención de cosechas o evasión fiscal, huelgas de la CGT o la CTA, levantamientos policiales o hechos terribles como la muerte del activista Mariano Ferreira. No cayó el gobierno y tampoco la democracia.  La historia debería ser una escuela para la dirigencia y el Presidente y sus seguidores no están evaluado objetivamente la etapa. Cambiemos y sus activistas confunden una manifestación pacífica de científicos y maestros con un golpe de Estado que pondría en riesgo el sistema político.

 

El próximo 6 de abril hay una huelga general nacional de choripaneros. Guardapolvos blancos docentes, obreros tiznados de los talleres, profesionales, colectiveros o changarines, se van a quedar en la casa para que Macri escuche sus reclamos. Ojalá les alcance el dinero para comprar un choripán y comer en familia y reflexionar en paz. Lamentablemente, la inflación y la recesión económica le están quitando la carne de la mesa a los argentinos.  El paro va a ser contundente.  Solamente espero -¿ingenuamente?- que el gobierno escuche a los de “abajo” y que deje de favorecer solamente a los de “arriba”. O al menos y siendo más humilde, me gustaría que evite las provocaciones y agresiones a las cuales nos tiene acostumbrados.

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