Por Enrique Oliva, especial para Causa Popular.- Hasta principios del Siglo XX, nos cuenta nuestro corresponsal en España, se llamaban “Los Presidios” a los enclaves coloniales de Ceuta y Melilla. Un eufemismo despectivo para no decir “colonias”. Hoy se las llama “ciudades autónomas” de Ceuta y Melilla. Pero no tienen la misma “autonomía” de las 17 regiones con esa categoría en el resto de España reconocidas en la Constitución. Es decir, son ciudades de segunda clase, con “españoles” de segunda clase. Pero la prensa marroquí sigue calificándolas “Presidios”, para no tener que decir “colonias españolas en nuestro territorio” o frases por el estilo.
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En la Foto: Migrantes africanos detenidos en las Islas Canarias
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“Los medios de Rabat y Madrid -continua diciendo el despacho de nuestro corresponsal- están muy embridados por los gobiernos respectivos que, como les decía, trabajan de común acuerdo para reducir por todos los medios las “bolsas” de los hambrientos para los que no hay muros capaces de detenerlos.
Por ejemplo, en las primeras horas del jueves 6 de este octubre, se registraron 6 muertos, 30 heridos y 300 detenidos, obra de la policía marroquí, que sin duda ha recibido autorización del rey alauita, sin la cual nada se mueve en Marruecos. Pues bien, las radios y televisión españolas en sus informativos de las 15 (hora del almuerzo español) se limitaban a decir que un millar de personas intentaron saltar la verja de Melilla (12 horas antes) y que solo una consiguió penetrar en territorio español”. Añadían que “dos guardias civiles y un policía” resultaron levemente heridos.
Ni una palabra de la dura represión. Y eso que en tales momentos estaba en Melilla la vicepresidenta del gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, y un centenar de periodistas españoles y extranjeros le habían preguntado a ella sobre el tema”.
Otra opinión española
La tardía reacción e interés periodístico y oficial por el tema Ceuta y Melilla y sus dramáticas características, ahora ha levantado muchas polémicas y diversas opiniones internacionales sobre la situación en los enclaves (colonias) de España en África, y la violación de los derechos humanos mientras el mediático juez Garzón no ve ni juzga. Menudean así los reproches políticos y las justificaciones.
El diario madrileño El País publicó el viernes 7 pasado la siguiente nota de la columnista y escritora Rosa Montero. Como vale la pena releerla, la reproducimos íntegra.
“Encerrados en el castillo”
”MADRID.- No me bastan los 504.000 kilómetros cuadrados que mide España. Ni tampoco los 3.973.000 kilómetros de la Unión Europea. Todo ese territorio, aun siendo grande, no puede disolver mi aguda sensación de claustrofobia.
“Aquí estamos, encerrados en la prisión de oro de nuestros privilegios, atrincherados en la fortaleza de una abundancia tal que llega al desperdicio, mientras el resto del planeta se lanza al asalto de nuestros baluartes, una legión de desesperados y de miserables, hombres y mujeres que no tienen nada que perder más que la vida, seres humanos como tú y como yo que tuvieron la mala suerte de nacer en extramuros. Mujeres embarazadas, chicos adolescentes, analfabetos y licenciados universitarios. Una muchedumbre variopinta unida por la misma necesidad y la misma angustia.
“Un antiguo y celebérrimo titular del periódico británico The Times decía en primera página y a cuatro columnas: “El continente, aislado por la niebla”. He recordado esa disparatada frase en estos días, ese sentimiento insular y ombliguista que nos hace creer que el centro del mundo es este lugar en donde vivimos y que lo demás sólo son arrabales.
Pues no. Hay mucho más mundo que esta Europa rica, que esta España erizada de pavorosos alambres de espinos, en cuyas cuchillas se quedan ensartados los cuerpos dolientes y desprotegidos, las carnes indefensas y tajadas de los subsaharianos. Es una imagen épica, dantesca: un oscuro fortín sitiado y asaltado por todos los pobres que en la Tierra hay. Cómo se puede seguir viviendo dentro del castillo sin prestar atención a lo que sucede en nuestras murallas.
“Todos protestamos airadamente, con bastante razón, por el muro israelí, pero aquí sólo queremos levantar vallas aún más altas. Y eso que los israelíes pueden aducir que se están defendiendo de ataques terroristas, mientras que nosotros pretendemos aislarnos de la hambruna y la indecente desigualdad que asolan este mundo. No parece que las actuaciones de Zapatero en [la ley de] extranjería hayan hecho mucho bien, ni tampoco su estupenda amistad con el rey de Marruecos. Y sólo se nos ocurre mandar al ejército a reforzar el muro.
Lo siguiente será arrojar aceite hirviendo sobre los asaltantes”.
En fin, la inmensa mayoría de los europeos tienen conciencia del drama resultante del colonialismo de las multinacionales, pero los gobiernos no pueden imponer justicia sobre ellas. La pobre imaginación en materia de soluciones, hasta ahora, ha sido poner en marcha la construcción de una tercera verja con las más sofisticadas tecnologías de punta que dibujan y explican los medios de difusión. Más no son demasiado originales en cuestión de muros.
Hay muchos muros en el mundo, destacándose como el más “eficaz” el concretado por los norteamericanos en su frontera con México. Allí también cuentan con los voluntarios de la tenebrosa Asociación del Rifle, que manda voluntarios civiles con armas potentes preparadas para tirar en la oscuridad y cazar así a desesperados “espaldas mojadas”.
A estos inhumanos ciudadanos, con licencia para matar indiscriminadamente, los hemos visto filmados mostrando gran satisfacción deportiva en ese tipo de hazañas “patrióticas”.
Las cifras anuales de estos “trofeos de caza” son superiores a las víctimas caídas tratando de cruzar el muro de Berlín en toda su existencia.