Celebración empresaria del Día de la Minería

Dos cosas quedaron claras este miércoles 7 de mayo durante la celebración empresarial del Día de la Minería: 1) el Gobierno y las mineras están negociando para sortear la tensión originada en la suba y ampliación del cobro de retenciones a las exportaciones, y 2) hay mucho, muchísimo, dinero en juego. Según datos de la Cámara Argentina de Empresarios Mineros (CAEM), el año pasado se invirtieron más de 1.700 millones de dólares, realizaron exportaciones por 3.067 millones de dólares y se contabilizaron 42.000 puestos de trabajo directos y 170.000 indirectos.

“Estamos creciendo a niveles históricos como lo hace nuestro país. Desde el 2003 hemos superado en 700% los niveles de inversión y número de proyectos. Algo similar sucedió con la exploración, las exportaciones, la producción y la generación de empleo, alcanzando picos históricos de crecimiento como nunca antes lo había logrado el sector”, señaló el secretario de Minería, Jorge Mayoral, ante los empresarios. Lo observaron más de mil personas que se habían reunido para el almuerzo ofrecido en un lujoso hotel porteño.

La frase llegó después de una apelación clara: “establecer acuerdos que garanticen principios de estabilidad y certidumbre para los operadores mineros, y que estos asuman el compromiso de una mayor contribución al Estado y por ende a la sociedad”. Esas palabras no fueron casuales. Habían sido elaboradas cuidadosamente para no herir susceptibilidades.

Otro punto que no tuvo nada de improvisado fue su propuesta de “construir una mejor relación entre la producción y la comunidad”, que fue acompañada por los “actuales desafíos”: “formación profesional, capacitacion de mano de obra y la incorporación de valor agregado a la industria minera”. Así está escrito en el discurso impreso que se distribuyó después del almuerzo. El último punto (la incorporación de valor agregado) es uno de los ejes de la negociación en marcha, tal vez el más relevante por el volumen de la inversión que implicaría su concreción.

Para el cierre eligió una frase que tiene una cuidadosa advertencia. “Mantener el elevado margen de ganancias empresariales, necesita fundamentalmente asegurar una razonable rentabilidad social, donde resulten ganadores la empresa privada, el Estado y las comunidades del entorno minero”.

Manuel Benítez, el presidente de la CAEM, también dijo lo suyo. Empezó con unas líneas emotivas. Recordó que la celebración del Día de la Minería recuerda la fecha de sanción de la primera Ley de Fomento Minero por parte de la Asamblea Constituyente del año 1813, a propuesta de la Tercera Junta de Gobierno. “Ya en los albores de la Patria era necesario contar con oro y plata para acuñar una moneda nacional y así afianzar la soberanía”, dijo, hinchado de patriotismo.

De allí a ponderar el fabuloso “contexto internacional” que viven las mineras hubo sólo un puñado de oraciones. El paso siguiente fue para reclamar por sus billetes: “no podemos olvidar que este panorama promisorio tiene como soporte central la seguridad jurídica a través de la ley 24.196 y normas complementarias sancionadas por el Honorable Congreso de la Nación Argentina, y es imprescindible preservar ese concepto de estabilidad”. Olvidó mencionar la presión del Banco Mundial y el lobby internacional que aseguró una legislación a medida de las empresas y remató: “Estabilidad que habla de la seriedad de un país que quiere y necesita seguir impulsando inversiones desde la confianza de reglas claras y en la que juntos, gobierno y empresas, debemos trabajar día a día, codo a codo”.

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