Este modelo económico nos ocasiona demasiados problemas políticos, entre ellos, el extendido rechazo hacia el gobierno por parte de las fracciones sociales que más ha beneficiado; no hay que desmerecer la eficacia que tuvo: resolver las cuestiones heredadas de la devaluación salvaje de Duhalde y atender la agenda que deja la salida de la convertibilidad, demandas sociales de toda naturaleza y de todos los sectores, dudosa representatividad del gobierno que asumía, default, pesificación asimétrica, escasez de divisas, deslocalización de industrias y fuga de cerebros, quiebra del sistema previsional, empresas de servicios con infraestructura obsoleta y descapitalizadas, etc.
A mayo del 2003 había no menos de veinte cuestiones altamente conflictivas, y el nuevo resultó eficaz. En tanto se despliega, las relaciones de poder se alteran de manera desfavorable para el gobierno, restando sustento popular, con el riesgo de perder la autonomía alcanzada por el Estado, frente al poder económico. La voluntad originaria de desarrollar un “capitalismo serio”, el cual puede entenderse como una reproducción ampliada del capital que garantice el bienestar general de la población, reiterada en la campaña del 2007, al formular una matriz diversificada de acumulación, con inclusión social, no pudo registrar que en el crecimiento de la economía hay una concentración de poder económico que disputará poder político: desde prácticas oligárquicas a diseños estratégicos de valorización del capital a escala global.
El esfuerzo por desmantelar el andamiaje para la valorización financiera, especulativa, y parasitaria, no fue menor. Señal de esto son las estatizaciones, los planes de inversión y política tarifaria en servicios, subsidios, la tasa de cambio, la renegociación de la deuda, la no injerencia del FMI (embajadas), el no al ALCA, la estatización de las AFJP, etc. Se puede afirmar que desde la autonomía del Estado y su intervención en la economía y la sociedad, el modelo brindó todas las herramientas para que en la actividad económica, las estrategias de acumulación estuviesen orientadas hacia actividades productivas, y que los actores económicos desplegaran conductas congruentes con él.
El proceso inflacionario del 2007/08 y los incrementos desmedidos de este año sobre los bienes de consumo diario no tienen explicación desde la ciencia económica: son decisiones políticas para debilitar el consenso del gobierno, y no precisamente provienen del sector agropecuario sino de la UIA, AEA, ABA, CAC, los llamados formadores de precios, que vuelven a reconstituir la imagen corporativa de los ocho, con el intento de retomar la injerencia política sobre el Estado.
Pérez Companc no es Henry Ford. Ni el neokeynesianismo se puede aplicar a formaciones sociales cuyo mercado está controlado por grupos económicos que tienen diseños de acumulación a escala global. La teoría keynesiana solamente desarrolla su círculo virtuoso en economías autocentradas, donde las organizaciones empresariales diseñan la reproducción ampliada de capital dentro de las fronteras de una formación social.
A esta cuestión debe agregarse una caracterización desacertada de la crisis económica, que no es producto de la especulación en la esfera financiera. Tiene un carácter estructural determinado por un proceso de sobreacumulación como resultado del cambio en el patrón tecnológico, y el crack financiero es solamente el reflejo. Tampoco la esfera financiera es un instrumento económico que escapa a la regulación de los Estados. Por el contrario, es un dispositivo controlado por la elite de Estados Unidos para implementar una estrategia de dominación; articulada al ejército de multinacionales, encuentran en ella un instrumento perfecto para acelerar la rotación de capital y mantener constante la tasa de reproducción ampliada.
Lo más trascendente de la coyuntura es que los compañeros Kirchner intentan salir del laberinto por arriba: la asignación por hijo, el anuncio de modificación de la ley de entidades financieras, o el rumor cada vez más intenso de nacionalización de YPF, son destellos significativos de un cambio de rumbo en el plan económico, y una voluntad inquebrantable en defensa de las grandes mayorías. No tengo memoria de un gobierno que después de un resultado electoral poco favorable, sustente desde su propia fuerza la audacia e iniciativas que se observaron en los últimos cinco meses.
No deja de ser un problema que el 80% de los grupos económicos esté en manos extranjeras. Es el lobby más grande para presionar el dólar a la baja, principalmente desde aquellos que controlan el sector de no transables, o los que tienen enormes ventajas comparativas en el mercado internacional, y ni hablar del sector financiero.
En el marco de su reforma, la primera cuestión es abandonar el sistema convertible vigente, más allá de la formalidad jurídica que lo derogó. Nuestra base monetaria tiene como respaldo la cantidad de ahorro acumulado en divisas por el BCRA, cuestión que solamente puede explicarse desde el control transnacionalizado de nuestra estructura económica. Esta situación limita el crecimiento interno, al quedar correlacionado el saldo de la balanza de pagos como determinante de la base monetaria, y a la vez esta debe sustentarse en la balanza comercial o nos deja expuestos nuevamente al endeudamiento.
Desacoplar la base monetaria de las reservas es convertirnos en un país normal donde está expresa la expansión de la economía. Mientras aquí representa el 16% del PBI, en Brasil alcanza al 65%, en los países europeos entre el 75% y 85%, y en Estados Unidos el 300%. Es retomar plena soberanía sobre la moneda y el crédito, y su ampliación presionará constantemente al dólar con tendencia alcista, para lo cual se debe contar con un diseño e instrumentos de política económica a fin de que la depreciación de las inversiones extranjeras no se traduzcan en un proceso inflacionario.
Sería auspicioso modificar la ley de Entidades Financieras y la Carta Orgánica del BCRA, desvinculándolo del organismo internacional de Basilea. De esta forma las divisas representan el ahorro de los argentinos desde el cual nos vinculamos comercialmente con el mundo. La soberanía sobre el mercado financiero se completa con la modificación de la ley de Inversiones extranjeras rubricada por Martínez de Hoz y perfeccionada por Menem. No alcanza con los retoques del 2002 para salvaguardar el producto de nuestro trabajo y desacoplar el ahorro de nuestra economía al sistema financiero global. Mensualmente, 2000 millones de dólares se alejan de nuestro territorio.
Se hace necesario regular la tasa de interés sobre la moneda plástica, con su impacto sobre la capacidad adquisitiva de sectores medios y trabajadores formales. Orientación y control del crédito a demandas insatisfechas, el desarrollo industrial y tecnológico para producir bienes materiales y simbólicos, como la transformación de la infraestructura básica de la económica; (matriz energética, transportes, comunicaciones, nuevos materiales etc.).
El contexto regional e internacional favorece estas decisiones, pero requiere de un fuerte protagonismo y organización popular, ya que existe una alta exposición del gobierno frente a los mercados dada la inexistencia de instrumentos jurídicos y estar debilitado el consenso en la sociedad para controlar a los formadores de precios.
Es imprescindible actualizar la matriz de insumo-producto como base para las discusiones paritarias, y una red de contrataciones anuales, con fuerte intervención y organización de los actores económicos con intereses desvinculados del escenario global. La frutilla del postre sería un plan quinquenal, y que tuviese en los próximos dos años 20 iniciativas legislativas refrendadas por Néstor y sustentadas en consenso social y poder popular. Estaríamos un poco más cerca de contar con una patria justa, libre y soberana.