Caminos de lucha: compartimos con ustedes el rompecabezas de veinte años de nuestra historia. Asociación de ex Detenidos Desaparecidos (AEDD)

De Boletín Electrónico de noticias y actividades de la AEDD Nro 74; Asociación de ex Detenidos Desaparecidos
Buenos Aires, Argentina

Caminos de lucha titulamos este trayecto de veinte años en el que compartimos con ustedes el rompecabezas de nuestra historia. Años empeñados en seguir siendo quienes éramos: militantes populares, militantes políticos que combinamos en nuestra identidad la lucha por la justicia, por la memoria, por la verdad, por la cárcel a los represores, por la dignidad y el cambio social.

Compartimos con ustedes nuestro discurso en el acto donde festejamos nuestros 20 años.

Identidad en la que nos mantuvimos y nos mantenemos, refractarios a todo intento de lotear los derechos humanos y convertir los logros alcanzados en algunos de ellos en pantalla que oculta la no vigencia de los otros, como tantos han pretendido en estos veinte años.

Porque si hoy hay genocidas de la dictadura que han perdido la protección de la impunidad que les fabricaron las gestiones de Alfonsín, Menem, De la Rúa y Duhalde, los que en estos veinte años esquilmaron a nuestro pueblo desde bancos, empresas y puestos públicos, siguen haciendo negocios sin que les toquen un pelo.

Y por cada escuadrón de la muerte que va a juicio, cientos tienen piedra libre para matar, y los responsables políticos de la masacre del Puente Pueyrredón ocupan cargos y bancas parlamentarias.

Y, si bien desalojar a la Marina del predio de la ESMA, y sacar del Olimpo a la Policía Federal son resultado de la exigencia sostenida por las organizaciones populares, esto no nos hace ignorar que al hambre y la desocupación, este gobierno le responde con el Código Penal y políticas de emparches situadas a años luz de la justicia social.

Nuestra memoria podrá tener agujeros de dolor y de ausencia, pero no de hechos de ayer y de hoy que nos sublevan, y nos dan más motivos para continuar en la pelea.
Por eso, nuestra presencia en las jornadas del 19 y 20 de diciembre encaja en ese hueco rodeado por el «antes» de la desaparición, el de otras marchas, tal vez en esas calles, seguro que parte de la misma lucha.

Y en los diálogos con las madres y los hijos y los padres y las esposas de los desaparecidos, se cruzan las escasas, preciosas palabras que intercambiamos con los compañeros en la noche del terror. Y también en aquel «antes», cuando juntos planeábamos el futuro revolucionario en cada encuentro.

Y el dato que le arrancamos al silencio se funde con los pujos de un parto, para que quien nació en cautiverio pueda encontrar su historia y decir «yo soy».

Y cada represor que va a la cárcel, y cada juicio que se abre recorren como amalgama todas estas piezas. Así fue en esas dos noches de agosto de 2003 en las que abolimos dos leyes de esclavitud, dos leyes de la impunidad que sólo genera más impunidad. Brazos alzados, los brazos de miles empujando ese sí a la nulidad, que durante tantos años los legisladores se negaron a pronunciar.

Y el grito urgente «basta de perseguir a los luchadores sociales» suena en nuestras bocas, que en los 80 exigieron la libertad de los presos heredados de la dictadura, y hoy exigen la libertad de los presos de la democracia, y el juicio y castigo a todos los que atentan contra el pueblo, y no pagar la deuda externa fabricada a punta de picana por militares y grupos económicos.

Voces más roncas, pero tan claras y convencidas -como en los primeros pasos militantes- de que nuestro pueblo tiene derecho al pan en la mesa, al techo que abriga, la ciencia en la escuela, la medicina en el hospital; al amparo cuando le crecen los años, al digno trabajo que produzca bienes para que los disfrute el pueblo.

A que el presupuesto nacional no sea el atajo oficial por el que los ricos siguen robando lo que les arrebatan a los pobres.

A que el futuro de nuestros pibes no sea el balazo policial ni el punto en las estadísticas de la desnutrición.
Tan humanos estos derechos como el derecho a no ser torturados en los calabozos, a no desaparecer a manos de agentes del Estado. A no desaparecer por la desocupación y el hambre.

Sobrevivientes. Liberados. Aparecidos. Nosotros.

En el primero y en el último renglón de un balance en borrador de este ciclo de veinte años, anotamos un bien no comerciable en ninguna Bolsa del mundo, porque tiene un valor imposible de tasar.

El valor de participar, de estar juntos, de mantenernos juntos. Nuestra colectiva victoria: solidariamente juntos.
Haber parido esta Asociación donde seguimos. Organizados y coherentes; conflictivos y fraternos.

Con las banderas de nuestros compañeros en alto. Guardando en nuestro cuerpo todas las memorias.

ASOCIACION EX DETENIDOS DESAPARECIDOS

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EQUIPO PORTAL WEB AEDD:

– LIDIA FRANK

– GUSTAVO CARBONELL

– CRISTIAN GANGGE

Los invitamos a visitar nuestro sitio web:

www.exdesaparecidos.org.ar

e mail: aedd@exdesaparecidos.org.ar

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