Al cierre de esta última edición del año, la noticia de la renuncia de Abel Posse a su nombramiento como ministro de Educación porteño (ocurrido hace menos de dos semanas) muestra los límites que aun pueden encontrarse en la sociedad capitalina a pesar del descreimiento y la apatía.
Si bien los conflictos ideológicos no parecen ser los que vayan a hacer mella en el caudal electoral del PRO, el nombramiento del dinosaurio locuaz en un área tan sensible al interés del porteño medio sumado a la promesa de conflicto permanente con los gremios docentes pusieron fin (otra vez) por anticipado a un miembro del gabinete macrista. Como el Fino Palacios con la policía metropolitana. Como Rodríguez Felder en Cultura, semanas antes de la asunción en diciembre de 2007.
Mientras los errores no forzados y la poca capacidad de gestión recortan cada vez más las aspiraciones presidenciales de Mauricio, los reacomodamientos en el peronismo y en la centroizquierda, cada cual con su respectivo peso específico, dificultan encontrar la salida para una propuesta superadora hacia la sociedad que represente en 2011 los mejores logros de las administraciones K junto con la promesa de subsanar sus límites, omisiones y yerros.
Con balances en términos políticos, económicos y culturales (el itinerario de la ley de medios audiovisuales sin dudas fue y es eso, una gran disputa cultural), cerramos hoy este 2009 con la expectativa de regresar en febrero de 2010 para recorrer juntos el año del Bicentenario.
A todos los colaboradores, lectores y amigos que nos acompañaron este año, nuestro más sincero agradecimiento.
Felicidades para todos.