Por Causa Popular.-
La destitución de Aníbal Ibarra sorprendió a más de uno. El día de la sentencia amaneció con la casa de Beatriz Baltroc, una de las más férreas opositoras del entonces suspendido jefe porteño en la sala juzgadora, pintada con graffitis. Algunos legisladores hablaban incluso de “Baltrocaso”, recordando al cercano pero olvidado “Borocotaso”, como fue denominado el abrupto pase de las filas del macrismo al kirchnerismo del médico mediático Lorenzo Borocotó antes de asumir su banca de diputado. Con la novedad del pase, Anibal Ibarra se mostró sonriente y distendido ante las cámaras que por la mañana lo esperaban frente a su casa. Baltroc había decidido repentinamente cambiar su voto, y apoyar la absolución. Con este pequeño triunfo, el ibarrismo, y con él su más fiel defensor dentro del gobierno nacional Alberto Fernández, a esa altura no imaginaban el final que tendría la agotadora jornada. Diez votos a favor de la destitución, cuatro en contra y una abstención, pusieron fin a la jefatura porteña de Ibarra por haberlo encontrado responsable político de las 194 muertes en Cromañón, y dejaron en manos de Jorge Telerman la continuidad del gobierno porteño hasta las elecciones del 2007, momento en que la disputa con el macrismo se dará hasta el final y sin descanso.
La definición de la votación es posible que haya sorprendido a propios y extraños. Algunos analistas incluso dieron cuenta de las operaciones que, como versados políticos, realizaron los padres de las víctimas hasta las últimas horas del lunes y la madrugada del martes.
Conocido el pase de Beatriz Baltroc, quienes pedían la cabeza de Ibarra por sus impericias, antes, durante, y después de la tragedia de Once, apuntaron sus cañones al legislador zamorista Gerardo Romagnoli. Mientras, esperaban con esperanza que la conciencia de los legisladores kirchneristas pudiera oponerse a los operadores de Alberto Fernández, defensor de Ibarra en el gobierno nacional desde la primera hora.
Luego de que no fuera aceptada su renuncia a la sala juzgadora, Romagnoli tuvo largas discusiones con su “jefe” político, a partir de la cuales decidió apoyar la destitución de Ibarra, a pesar de su ambiguo discurso en el que su hilo conductor prefiguraba como consecuencia lógica una abstención.
Pero la sorpresa de la tarde en la legislatura porteña, que prácticamente transmitieron en cadena nacional todos lo medios de comunicación, la dio el legislador kirchnerista Helio Rebot.
Este abogado con un emotivo discurso, uno de los que rejerarquizaron durante la jornada del martes a una legislatura porteña profundamente deslegitimada por sus ostensibles impericias desde que decidió la realización de juicio político, aportó uno de los votos decisivos para que Jorge Telerman continúe en la jefatura porteña y se tranforme en el único ganador de una vertiginosa crisis de 15 meses que casi golpea duramente al gobierno nacional.
Quienes no conocen las intrigas palaciegas que se viven permanentemente en la Casa Rosada en relación a las vicisitudes de la ciudad que cuenta con el segundo presupuesto del país (ver Causa Popular del sábado 25 de febrero de 2006), aún se estarán preguntando las causas de los votos para todos los gustos de los tres diputados porteños que responden directamente al Frente para la Victoria.
Un voto por la absolución, el nombrado por la destitución y uno final, cuando la votación estaba totalmente decidida, por la abstención, fue la amplia variedad de opciones presentada por el kirchnerismo porteño.
Con el fin de Ibarra, la continuidad de Telerman, y la estrategia del golpe institucional delineada por el ibarrismo devenida en fracaso, uno de los perdedores menos visibles de la histórica jornada del martes 7 de marzo fue el jefe de Gabinete nacional y presidente del PJ porteño, Alberto Fernández.
El PJ porteño anunció su apoyo a Telerman
Los días posteriores a la sentencia se perfilaron determinantes para saber el curso que tomaría el “albertismo” en la capital. Recién el viernes, el Partido Justicialista de la ciudad, presidido por el jefe de Gabinete de Kirchner, dio alguna señal al respecto, y anunció por la noche su apoyo político a la gestión del flamante jefe de Gobierno, Jorge Telerman y “a las instituciones de la ciudad”.
La resolución fue anunciada por el secretario general del partido, Víctor Santa María, al revelar que la causa de la decisión fue tomada luego de las señales propiciadas por el gobierno nacional al reemplazante de Ibarra luego de su destitución.
La medida no es más que el resultado de una orden final de Néstor Kirchner: de ahora en más, y casi como un castigo o una última oportunidad sobre su fracasada estrategia con Ibarra, Alberto Fernández deberá actuar como “interlocutor” oficial de Telerman en este período de transición y negociar posibles incorporaciones del kirchnerismo en el gabinete.
Pero al otro lado de la Plaza de Mayo el nuevo jefe de Gobierno se enteró por la razón de la fuerza. Tras la destitución de Ibarra y asumido el golpe por sus aliados, los sectores kirchneristas que apoyan a Telerman y que responden al secretario Legal y Técnico de la Presidencia Carlos Zanini y por el ministro de Planificación Federal Julio De Vido tuvieron que aplicar la orden apenas recibieron el primer llamado de Telerman, que sabe que las próximas semanas pueden definir si el año y medio que le queda de mandato serán un calvario o una buena oportunidad.
“Por orden del Presidente no podés hablar con nosotros, vas a tener que hablar con Alberto”. La frase musitada por hombres de Zanini y De Vido resonó una y otra vez en los oídos del nuevo jefe comunal.
Pasó tres días buscando una vía de comunicación que no tuviera que obligarlo a hablar con quien lo proscribió duramente del pejotismo porteño desde que Kirchner ocupa la Casa Rosada. Pero la orden presidencial fue cumplida y Telerman habló finalmente con el jefe de Gabinete de la Nación.
Por eso habló el sindicalista Santa María. Para dar la señal que hasta hace unos días solo ocupaba el intrigante silencio del PJ de la Ciudad de Buenos Aires sobre la sucesión comunal tras la destitución.
Sin embargo, antes de la palabra de apoyo del aparato justicialista de la Ciudad, llegaron los apoyos del intendente del partido bonaerense de Florencio Varela Julio Pereyra, representante nato del ministro del Interior de la Nación Aníbal Fernández, mentor de la Federación Argentina de Municipios que Pereyra preside y futuro pre candidato a la gobernación de la Provincia de Buenos Aires por el Frente para la Victoria.
Quizás los veloces oficios de los experimentados operadores bonaerenses adelantaron los tiempos, pero lo cierto es que Telerman no pierde de vista que cada segundo de tiempo que pierde en definir su gabinete lo ganan sus adversarios en tratar de condicionarlo antes de que nazca.
Cerrada la puja inicial y encauzados los ánimos las huestes “albertistas” se expresaron como si tuvieran un poder omnímodo, aunque en realidad gozan de una decisión salomónica de Kirchner cuyas consecuencias aún se desconocen, pero que hasta ahora cauterizan con fuego una interna abierta en el kirchnerismo entre Zanini junto a De Vido contra Alberto Fernández.
Cerrado el round por la mano presidencial, Santa María aprovechó los micrófonos para ratificar que el partido conducido por Alberto Fernández no se arrepiente de haber apoyado hasta último momento a Ibarra, y expresó desafiante que “si estuviésemos en la misma situación, haríamos lo mismo”.
Luego, dejando entrever como pocas veces la interna dentro del gobierno, y aferrado a la estrategia del golpe institucional, Santa María declaró que “algunos sectores antagónicos al justicialismo creen que esto fue un costo político” grande, pero retrucó que “defender las instituciones, va más allá de cualquier costo político”. Y agregó, aprovechando la cercanía de los 30 años del golpe de Estado del 76, que “nuestro país pagó muy caro no haber defendido las instituciones y la democracia”.
Según informó Santa María, la decisión de apoyar a Telerman fue adoptada el jueves, “durante una reunión de la mesa directiva del PJ” porteño de la que participaron distintas corrientes internas. “La idea de la mesa ejecutiva del PJ es apoyar y acompañar la gestión para que le vaya lo mejor posible al nuevo gobierno de la ciudad”, sostuvo Santa María consultado por la prensa.
Desde el Pj porteño anticiparon que la primer reunión entre Telerman y Alberto Fernández se podría materializar “los primeros días de la semana que viene”, tal vez el mismo lunes, luego de la asunción formal y del primer mensaje público del sucesor de Ibarra.
Indudablemente la campaña para las elecciones del 2007 está a punto de comenzar su larga marcha y Néstor Kirchner sabe que la Capital Federal es un distrito que puede definir su suerte. Telerman, sentado en un sillón que hace dos años no pensaba ocupar, puede ser el nacimiento de una figura que aglutine los deseos Kirchner en un territorio que le ha sido esquivo o quizás su gestión sea los fuegos fatuos de un cometa que llega a su fin llamado progresismo porteño.