Aunque sólo Estados Unidos aporta todos los años un cuarto de los gases invernadero de todo el mundo y a pesar de la advertencia de los científicos en un informe sobre el cambio climático, el gobierno del presidente George W. Bush persistió en su oposición a las reducciones obligatorias de los gases que causan el efecto invernadero, responsables del calentamiento global.
El secretario de Energía Samuel Bodman advirtió sobre las «consecuencias indeseadas» -entre ellas la pérdida de empleos- que podrían generarse si el gobierno fija límites a las emisiones de dióxido de carbono resultantes de la quema de combustibles fósiles.
«El gobierno teme, y yo también, que la imposición de un límite a las emisiones de carbono en este país pueda llevar a transferir empleos e industrias al exterior, a (naciones) donde no existe esta limitación para las emisiones de carbono», expresó Bodman. «Por un lado tendríamos la economía estadounidense dañada, y (por otro lado) las mismas emisiones (de gases contaminantes), o incluso peor», sostuvo.
El presidente Bush utilizó el mismo argumento cuando rechazó el Protocolo de Kioto en el 2001, un tratado internacional que requiere a 35 naciones industrializadas recortar un 5% de las emisiones de gases invernadero para el 2012, a niveles inferiores a los de 1990.
Los expertos del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático dijeron el viernes 2 de febrero en un informe que existen pocas dudas de que el calentamiento climático global sea causado por el hombre, y vaticinaron que las temperaturas más elevadas y el incremento del nivel del mar «continuarán por siglos», aún si los humanos
controlan la contaminación.
La Casa Blanca ha expresado que podrían perderse cinco millones de empleos en Estados Unidos si se implementa el tratado de Kioto. «Incluso si fuéramos exitosos cumpliendo parte del debate y la discusión sobre los límites (a las emisiones) que deberían implementarse en Estados Unidos, somos un pequeño contribuyente cuando uno mira al resto del mundo. En consecuencia tiene que haber una solución global», dijo Bodman.
La oposición demócrata reiteró sus críticas a la posición de la administración de Bush. «Pareciera que el gobierno de Bush, habiendo visto las verdaderas evidencias científicas del calentamiento global, ha optado por volver a su negación diciendo que no apoyará las medidas para reducir el calentamiento global y sus efectos desastrosos sobre nuestra economía y el medio ambiente», expresó el representante demócrata Edward Markey.
Estados Unidos aporta todos los años un cuarto de los gases invernadero de todo el mundo, aunque las emisiones de China, India y otros países en desarrollo también están en aumento.
La ruta del dinero
Pero mientras la Casa Blanca procura mostrarse preocupada, Exxon Mobil Corp. logró en el 2006 las mayores ganancias jamás recabadas por una empresa estadounidense -39.500 millones de dólares-, según afirmó la misma empresa, pese a que los beneficios en el cuarto trimestre bajaron un 4%.
Los beneficios de la empresa petrolera para el 2006 superaron la marca anterior, también de Exxon Mobil, de 36.130 millones lograda en el 2005. La cifra representó una ganancia de casi 4,5 millones la hora para la mayor empresa del mundo cotizada en bolsa, que produce el 3% del crudo mundial.
La cifra equivale además al producto bruto interno -todos los bienes y servicios producidos en un año- de países como Ecuador, Luxemburgo y Croacia.
Igualmente fueron impresionantes los ingresos de Exxon Mobil, que aumentaron a 377.640 millones de dólares en el 2006, frente al récord de 370.680 millones en el 2005.
“Exxon Mobil continúa utilizando sus recursos globales para abastecer el mercado de crudo y gas natural adicionales», afirmó el presidente de al empresa, Rex W. Tillerson, con sede matriz en Irving, Texas.
Las ganancias de Exxon Mobil ocurrieron en un año de precios del crudo extraordinariamente elevados, que superaron los 78 dólares por barril a mediados de año, aunque retrocedieron en el cuarto trimestre.
Además, la corporación Chevron, la segunda mayor petrolera en EEUU, aumentó en un 22% su beneficio en el pasado año, aunque en el último trimestre descendió su ganancia un 9%, según datos difundidos hoy por la empresa.
El beneficio neto en su cuarto trimestre fue de 3.772 millones de dólares o 1,74 dólares por título, comparado con los 4.144 millones o 1,86 dólares por acción que logró en igual trimestre de 2005.
Los ingresos totales en los últimos tres meses llegaron a 47.750 millones de dólares, frente a los 53.790 millones conseguidos en igual periodo de 2005.
Cabe recordar que Exxon es una de las multinacionales sindicadas como responsables de decenas de desastres ecológicos alrededor del mundo y para la prensa especializada una de las principales impulsoras de informes alternativos al cambio climático que lograran poner en duda las cifras oficiales.
Las consecuencias para la pesca en el mundo
Pero la indiferencia de Estados Unidos permite preguntarse si son conscientes sobre lo que puede ocurrir en las próximas décadas o lo saben y por eso sostienen una postura calificada como “siniestra” por columnistas y especialistas de la prensa internacional. Entre las consecuencias económicas que Estados Unidos no evalúa, esta la pesca. El cambio climático podría tener efecto sobre caladeros muy rentables a lo largo de una gran cantidad de costas.
Según un grupo internacional de investigadores dirigido por Helen McGregor de la Universidad alemana de Bremen en la revista científica «Science» (volumen 315, página 637), los cambios en los vientos debido al incremento del efecto invernadero hacen que por ejemplo frente a la costa de Marruecos llegue a la superficie del mar más agua fría y rica en nutrientes de las profundidades. Estas regiones de aguas frías cercanas a la costa son muy significativas desde el punto de vista económico: pese a que representan sólo un 1% de la superficie del mar, allí se obtiene alrededor de un 20% de la captura pesquera mundial.
McGregor y colegas investigaron varios núcleos del fondo del mar extraídos frente al cabo marroquí Kap Ghir, en la costa atlántica. Su análisis permitió seguir el registro de temperaturas del agua en esa región desde el año 520 antes de Cristo hasta 1998.
En el siglo XX hubo un enfriamiento del agua de unos 1,2 grados Celsius, más que antes. En cambio un aumento de la temperatura de la atmósfera fue de la mano de un incremento del gas dióxido de carbono emitido por el hombre en gran cantidad por la quema de carbón, petróleo y gas, dice el artículo de «Science».
«La relación aparentemente paradójica entre más gas de efecto invernadero, temperaturas más altas en la atmósfera y un descenso de las temperaturas del agua se explica fácilmente», dijo Stefan Mulitza, coautor del estudio.
Cuando aumenta la temperatura atmosférica hay un incremento de las diferencias de presión en la atmósfera sobre la tierra y el océano, intensificando los vientos que soplan hacia el Ecuador. «Esto tiene dos consecuencias», explicó Mulitza. «Vientos más intensos y la rotación terrestre propician que agua superficial cercana a la costa sea empujada hacia mar abierto. Estas masas de agua caliente son reemplazadas por agua fría procedente de capas más profundas del océano».
«Aquí vale, cuanto mayor es el efecto invernadero, con mayor fuerza trabaja la bomba de agua fría», indicó el experto.
Indicios semejantes hay también en otras regiones, explicó el equipo encabezado por McGregor, como por ejemplo frente a la península ibérica y en el Mar Arábigo entre África e India. En el Mar Arábigo, un aumento de la temperatura sobre la masa terrestre eurasiática podría ser la consecuencia en este caso. También las costas de California y Perú están afectadas, según otras investigaciones.
Hasta ahora existe en esas regiones un equilibrio complejo entre temperatura, química oceánica, corrientes marinas y presión pesquera por parte del hombre y si bien la importancia ecológica y económica de esas regiones requiere mayor investigación de esos efectos, su colapso podría desatar una crisis, varias a la vez y mucho desempleo, justo lo que Washington dice que quiere evitar en su territorio, sin importarle que el mundo corra con los costos.