Buenos Aires – Brasilia sin escalas: más coincidencias para enfrentar la convulsión del escenario internacional

Por Causa Popular.- A pesar de encontrarse en el bando contrario en la disputada IV Cumbre de Américas realizada en Mar del Plata, Estados Unidos siempre apostó al rol estabilizador de Brasil y Argentina en la convulsionada sudamérica. Los dos gigantes del sur a la vez que defendieron sus intereses regionales ante la superpotencia que, a través del ALCA, busca fortalecer su posición mundial respecto a China y la Unión Europea, tampoco se han negado abiertamente a romper relaciones, prefiriendo un camino diferente al recorrido por el gobierno venezolano. Durante el 2006 Luiz Inacio Lula da Silva y Nestor Kirchner tendrán un activo rol en la integración del continente. Aunque si bien depende en gran parte de la participación de Venezuela, ambos presidentes evitaran confrontar con Estados Unidos en forma abierta. Las declaraciones de Lula reclamando que Bush y Chávez se sienten a discutir sus diferencias parece un primer paso en esa dirección. El gobierno brasileño despliega una nueva estrategia en el continente para hacerle frente a la radicalización del escenario internacional.

En una entrevista publicada en el sitio de internet de la revista The Economist, el presidente de Brasil expresó que le gustaría ver sentados en una misma mesa a sus colegas de Venezuela y Estados Unidos discutiendo sus puntos de vista. Según esta revista, Lula expresó “Le dije al presidente Bush que, antes que mi mandato termine, quiero verlo junto a Chávez sentado en una misma mesa para discutir sus diferencias”.

Estas declaraciones de “Lula” podrían estar indicando un claro giro en la política exterior de Brasil. Este presidente, que termina su mandato en enero del 2007, no desconoce las profundas diferencias ideológicas que separan al mandatario norteamericano del venezolano. Chávez, además de ser el principal aliado del enemigo numero uno de Bush, Fidel Castro, redobló su apuesta apoyando a Irán en la ONU.

Los lectores de Causa Popular tuvieron la oportunidad de seguir paso a paso en los últimos dos años, cómo las relaciones entre Caracas, quinto exportador mundial de crudo, y Washington fueron deteriorándose. Al principio eran sólo declaraciones que expresaban ideologías antagónicas, pero fue evolucionando hasta llegar recientemente a expulsiones de diplomáticos y hasta Venezuela amenazó con cortar el suministro de petróleo a Estados Unidos.

Venezuela, que tiene en Estados Unidos su primer mercado petrolero, suministró el 10 por ciento de las importaciones estadounidenses de crudo en noviembre pasado, fecha de los últimos datos que publicó Washington.

“Un día el presidente Bush y el presidente Chávez deben hablar…y yo, pueden pensar que soy un soñador, creo realmente que esto es posible”, dijo Lula. Luego agregó que dentro de Sudamérica su prioridad en el gobierno era fortalecer al Mercosur, mientras aseguró que Brasil hará lo que esté a su alcance para evitar conflictos en la región por lo que desea que Bush y Chávez resuelvan sus diferencias.

Con estas declaraciones, el presidente de la primera economía de Sudamérica y la segunda de América Latina, expresa por primera vez su intención de ubicarse a una equidistancia entre el proyecto socialista “del siglo XXI” de Chávez, y el supuesto paladín del libre comercio. Las políticas económicas del PT lo preanunciaban, pero el rechazo al ALCA, y su alianza fuerte con el Mercosur, habían instalado algunas dudas al respecto.

Numerosos análisis periodísticos que abordaron hasta la fecha el enfrentamiento entre el ALCA y el Mercosur, dieron cuenta de las diferencias relativas que existen entre los socios sudamericanos, respecto al ALCA, aunque coyunturalmente se la rechace en bloque.

Mientras que Brasil y Argentina realizaron hasta ahora una defensa más decidida, tanto Uruguay como Paraguay se alinean, en la confrontación hacia afuera, pero con críticas duras hacia las asimetrías internas de bloque.

Cuando surgió el proyecto venezolano del ALBA, se aclararon un poco más las posiciones. Mientras que Chávez comenzó a hablar de una integración anticapitalista, Brasil y Argentina parecían acercarse más a la idea de fortalecer el Mercosur para negociar en mejores condiciones con el tratado desde Alaska a Tierra del Fuego propuesto por Estados Unidos.

Las declaraciones de Lula, parecen reafirmar esta última opción. Brasil buscó el ingreso de Venezuela al Mercosur con la intención de fortalecer más aún el bloque, dada la opción por la firma de tratados bilaterales con la potencia del norte por la que optaron el resto de los países de la región. Si bien, con la elección de Evo Morales el panorama puede ser más alentador si Bolivia se integra al Mercado Común del Sur, Brasil tiene en claro que las negociaciones por el ALCA serían más complicadas si en la misma no participa la Venezuela Bolivariana.

Por ahora esta última posibilidad sólo queda en la cabeza de “Lula” y los intereses económicos de los grandes industriales de San Pablo. La posición que tome el gobierno argentino será decisiva. Aunque por ahora no hay ningún indicio al respecto, y la opción seguida por Brasil se presenta como la más viable.

Los negocios con Venezuela crecen en forma exponencial, y las relaciones con Estados Unidos continúan por un cauce diplomático normal. En el caso de que las posiciones se radicalicen, y Venezuela continúe su alianza estratégica con Cuba, el gobierno argentino se verá obligado a decidir. En la actual relación de fuerzas, una opción excluyente por Chávez no parece para el gobierno una hipótesis viable.

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