Condoleezza Rice reconoció que destinar tierras agrícolas a la producción de biocombustibles puede ser parte de la causa del alza mundial en los precios de los alimentos. Mientras tanto, en Suiza, comenzó una reunión de Naciones Unidas para buscar soluciones a una crisis que ya es mundial.
La secretaria de Estado de Estados Unidos, Condoleezza Rice, reconoció que destinar tierras agrícolas a la producción de biocombustibles puede ser parte de la causa del alza mundial en los precios de los alimentos. “Aparentemente hubo algún efecto, una consecuencia no buscada de los esfuerzos por obtener combustibles alternativos”, dijo Rice en un encuentro en la capital del mayor productor mundial de etanol a partir del maíz.
Mientras tanto, en Berna, Suiza, comenzó la reunión del secretario de la Organización de las Naciones Unidas, Ban ki-Moon, y los dirigentes de las 27 agencias del organismo para buscar soluciones a la crisis mundial de los alimentos.
Condoleezza Rice subrayó que otros factores que estimulan el alza de los precios de los alimentos son los problemas de distribución en regiones de Sudán, así como los límites a las importaciones impuestos por países como China, que tratan de satisfacer la demanda creciente de habitantes que se integran al mercado.
A su vez, el director regional de Oxfam en Centroamérica, México y el Caribe, Joost Martens, afirmó hoy que el aumento del consumo de biocombustibles es una de las principales causas de las alzas en precios de alimentos. Según Oxfam, si los países ricos continúan con el incremento del consumo de bioenergéticos, “se calcula que el número de personas que sufrirán hambruna en 2025 se incrementará en 600 millones”.
La ONU busca una salida
En la reunión que empezó el lunes y se prolongará hasta este martes en la sede de la Unión Postal Universal, en Berna, funcionarios de la ONU analizan posibles soluciones a la crisis mundial de los alimentos. Por ello trabajan en una estrategia para asistir de manera urgente a las poblaciones hambrientas y buscar a largo plazo un equilibrio entre los defensores del proteccionismo y los de la apertura de los mercados, y entre los partidarios de los biocarburantes y sus opositores.
El Programa Mundial de Alimentos de la ONU (PAM) –que auxilia a 73 millones de personas en 78 países y es considerado la última barrera entre los hambrientos y la inanición– debe ser reforzado al menos con 756 millones de dólares adicionales, advirtieron sus dirigentes. Alertaron además que la hiperinflación de los alimentos pone en peligro el cumplimiento de los Objetivos del Milenio de la ONU.
Los primeros resultados de las reuniones serán develados este martes en una conferencia de prensa encabezada por Ban Ki-Moon, quien estará acompañado por Zoellick; la directora del PAM, Josette Sheeran; el director de la Organización para la Agricultura y la Alimentación (FAO), Jacques Diouf, y el presidente del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola, Lennart Bage.
El relator de la ONU para el derecho a la alimentación, el suizo Jean Ziegler, condenó los esfuerzos de la Organización Mundial de Comercio (OMC) para concluir la ronda de Doha de la liberalización del comercio mundial. La línea del director general de la OMC, Pascal Lamy, “es totalmente contraria a los intereses de la gente que muere de hambre, porque son los pagos proteccionistas los que permiten a los campesinos cultivar alimentos”, dijo Ziegler en una conferencia de prensa en Ginebra.
Para la OMC, por el contrario, “los subsidios agrícolas de los países ricos han destruido la agricultura de los países pobres y un sistema más abierto sufrirá menos distorsiones”.
Ziegler criticó asimismo que el Fondo Monetario Internacional imponga a los países pobres el cultivo de productos no alimenticios, lo cual, dijo, ha reducido la producción de alimentos. Se congratuló del “viraje” del director general del FMI, Dominique Strauss-Kahn, sobre el tema, y llamó a los gobiernos a apoyarlo para “otorgar la prioridad absoluta a los cultivos de subsistencia”.
Jean Ziegler también realizó un llamado de urgencia a la comunidad internacional para que envíe más ayuda humanitaria ante la creciente crisis. Reiteró que millones de personas podrían morir de hambre en los próximos meses, sobre todo los palestinos de la franja de Gaza, así como los ciudadanos de la conflictiva región sudanesa de Darfur. “Estas personas no tienen ninguna alternativa a la ayuda alimentaria internacional; si ésta se corta o se reduce, morirán de hambre”, alertó.
El experto, cuyo mandato de relator llega a su fin el miércoles y será asesor del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, renovó su llamado a una “moratoria total” de los biocombustibles, a los que acusa de ser uno de los causantes de la crisis. Además responsabilizó a los especuladores de haber provocado el 30 por ciento del alza de los productos alimenticios.
Gentileza de La Jornada, especial para ZOOM