Astigmatismo y cariocinesis

Por Teodoro Boot; especial para Causa Popular .-

«El Cacho Umpiérrez fue siempre “blanco como hueso ‘e bagual” y siempre también se lo solía ver en San José montando su caballo moro (‘como el de Aparicio’, decía a quien se lo preguntara) en todos los actos del Partido Nacional, con una divisa de “Por la Patria” en el sombrero. Ahora sigue a caballo, con sus mejores pilchas y la misma divisa en el sombrero, pero en lugar de la bandera blanca lleva una caña tacuara con la tricolor de Otorgués.Alguien le dijo cuando iba a votar que si ya no era blanco tenía que cambiarse la divisa del sombrero y el Cacho Umpiérrez le contestó: “No me cambio la divisa porque yo sigo siendo blanco aunque ahora voto al Pepe Mujica… los que tienen que cambiarse la divisa son los otros, los rosaditos que ya de blancos no tienen nada”
La República, 1 de noviembre

Muchos compatriotas padecen de una dolencia oftalmológica por culpa de la cual, mientras distinguen perfectamente las formas y los fenómenos cuando se producen lejos, se les mezclan cuando están cerca. Lo que es claro y nítido en la lejanía, es acá confuso y lleno de sombras y bultos que se menean.

En sintonía con ese mal, practican la cariocinesis, una curiosa forma de reproducción propia de algunas bacterias y organismos unicelulares que consiste en dividirse en dos. Aplicado a los grupos humanos, no suele ser muy eficiente, ya que si al dividirse una ameba se convierte en dos amebas, al dividirse un grupo se forman dos grupos, pero el total de gente sigue siendo el mismo, cuando no es menos. Pero como tienen astigmatismo, creen que de esa manera son más.

No piensan de igual modo si un proceso no está cerca ni son sus protagonistas, razón por la que se admiran y entusiasman cuando otros (siempre que estén lejos) llevan a cabo las cosas de una manera opuesta a la que ellos practican.

En los últimos años estos tipos fueron furiosamente chavistas, pero a la distancia y de un modo capaz de desconcertar al propio Chávez así como en su momento los fidelistas desconcertaron a Fidel Castro, que los retó desde su púlpito frente a la facultad de Derecho.

Fue así que en el mismo momento en que Hugo Chávez hacía su campaña electoral frente al referéndum exhibiendo sus acuerdos con Kirchner y Lula, los chavistas de ojito organizaban en la Argentina marchas opositoras a Kirchner… en apoyo de Chávez. Flaco favor para Chávez eso de debilitar a Kirchner

Ahora son «frenteamplistas», maravillados ante el rotundo triunfo de Tabaré en las elecciones del último domingo, deslumbrados por la ductilidad, amplitud y transigencia de sus ídolos orientales, pero tan inmunes al proceso que permitió ese triunfo como una vaca Holando puede mostrarse ante la fragancia de un macachín en flor.

Es que para comprender las cosas no basta con verlas bien; hay que remitirlas a la propia experiencia, y eso para los astigmáticos exige, como primera medida, un buen par de anteojos. Como no hay, vamos a tratar de mostrar las cosas a trazo grueso, a ver si se distingue aunque sea al bulto, empezando por aclarar algunos detalles de la cita de La República.

«Por la Patria» era la divisa de Aparicio Saravia, un legendario caudillo blanco que cien años atrás encabezó la última montonera que tuvo lugar en el Río de la Plata, alzándose en armas con sus peones y con los peones de sus vecinos y con muchos de sus vecinos también.

Ahí fruncirán la nariz, porque Aparicio, como Güemes, Facundo o López Jordán, era estanciero. ¿Qué querían que fuera en 1904? No iba a ser ingeniero agrónomo o dirigente sindical.

La tricolor de Otorgués, a falta de la auténtica, la de Artigas, es la bandera que identifica al Encuentro Progresista-Frente Amplio-Nueva Mayoría, el conglomerado que llevó a Tabaré a la presidencia.

El Pepe Mujica, el político más popular del Uruguay, es uno de los fundadores de Tupamaros, rehén de la dictadura durante trece años y uno de los principales dirigentes del Movimiento de Participación Popular (MPP), denominación adoptada finalmente por el MLN Tupamaros, que constituye en la actualidad el sector mayoritario del EP-FA-NM, seguido por Asamblea Uruguay del futuro ministro de Economía Danilo Astori.

Ambos sectores se incorporaron muy tardíamente al Frente Amplio y en la actual elección resultaron decisivos para quebrar, en la campaña, la muy arraigada adhesión popular a los partidos tradicionales, de lo que la anécdota de La República da muy buena cuenta.

A esos dos sectores, además, suele tildárselos de excesivamente moderados, lo que en el caso de Mujica suena a chiste, pero astigmáticos hay en todas partes, aunque en casa haya a montones.

Al mismo tiempo los dos partidos (socialista y comunista) que durante décadas conformaron la columna vertebral del Frente, quedaron relegados a un segundo cuando no último e intrascendente lugar.

¿Esto es bueno o malo? Para socialistas y comunistas, fija que es malo. No así para el Frente, o el Uruguay mismo, que si tiene hoy una posibilidad de reconstrucción nacional es gracias a ese proceso de trasformación sufrido por el Frente y, en consecuencia, por la propia sociedad uruguaya.

La sociedad no es materia inerte y los partidos agentes activos, que la convocan mediante seducciones o agitaciones. La trasformación de la sociedad es el sentido de la acción política, y esa trasformación, que es un proceso, a la vez que se va produciendo transforma a los grupos políticos.

Ese es el logro de una izquierda uruguaya que, en el camino, ha dejado de ser «izquierda» para conformarse en movimiento nacional, tan amplio como obviamente contradictorio, ya que su unidad e identidad no residen ni en una ideología ni en un programa, sino en la acción de transformación de la sociedad y el país.

El astigmatismo no permite ver algo tan sencillo, y la cariocinesis impide llevarlo a cabo. Además de trastornos oftalmológicos, hay algo que pertenece a la psicopatología cuando se intenta preservar la identidad a partir de establecer las diferencias.

Por el contrario, cualquier construcción parte del hecho de encontrar los puntos de acuerdo, que serán transitorios, como transitorio lo es todo, pero que, por obra de la transformación de la sociedad y los grupos políticos, pueden resultar mucho más prolongados de lo que en su momento calculamos.

¿De qué acuerdos se trata? ¿Cuál es la metodología? No es en base a «programas», que no hay programa que pueda satisfacernos a todos por igual ni existe alguna cosa en la que al cabo dos no disientan. Es al bulto y a la montonera, como Aparicio . Con su consigna, que tan bien entendieron los paisanos: «Aire libre y carne gorda». Y fundamentalmente, con la divisa de Aparicio: «Por la Patria»

Sirvan de paso estas líneas desde la banda occidental para saludar al pueblo oriental y a sus dirigentes y militantes. Para saludar su sabiduría, su entereza y su coherencia, que no es la de las políticas, que esa importa menos, sino la de los comportamientos sin agachadas.

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