APEC – Chile 2004: Dura advertencia de Bush a Irán y Norcorea en la cumbre de Chile

Por: Silvina Heguy y Néstor Restivo ; Clarín.-

Bush dejó claro que no se detendrá pese al caos en Irak o la paradoja de que el liberado Afganistán es hoy el mayor exportador mundial de opio. Fortalecido por la reelección, cargó sobre la dictadura de Pyongyang aunque apuntó a la teocracia iraní, a la que acusó de poseer armas nucleares, basado en informes ya desmentidos y de fuentes admitidas como no confiables. Se repite la novela de Irak.
Medios como The Economist, The New York Times o The Observer han revelado esta semana la existencia de un plan de guerra contra Irán. Un hecho catastrófico, según el diario neoyorquino. Este giro bélico quizás aclare el relevo de Colin Powell, (más dubitativo que menos halcón) por la decidida Condoleezza Rice. La razón última no es Irán ni el terrorismo, sino una economía de EE.UU. atenazada por déficit histórico. Como Gran Bretaña hace más de dos siglos, es la noción del brazo imperial para alimentar el tesoro.

George Bush colocó ayer a Corea del Norte y a Irán, dos de los miembros del eje del mal, junto al Irak de Saddam, como los objetivos de su segundo mandato.

El mandatario irrumpió en la cumbre de desarrollo económico de los países del Asia Pacífico con su agenda antiterrorista y llamó a que el mundo «se una en una sola voz» al tiempo que ordenó a la dictadura norcoreana a que «se deshaga de sus armas nucleares«.

En declaraciones a la prensa avanzó al sostener que «es muy importante que el gobierno iraní sepa que estamos preocupados por sus intenciones… Ellos intentan acelerar la fabricación de materiales que podrían dotarlos de un arma atómica«.

«Es muy grave -añadió- El mundo sabe que se trata de una cuestión grave».

En su principal editorial The New York Times advirtió a Bush que no ataque a Irán porque tendría «consecuencias catastróficas«. Le recordó que las evidencias sobre la peligrosidad atómica de Irán se basan en fuentes no verificadas y le recomendó aprender de los errores de Irak.

La agenda de Bush no tuvo alivio desde que amaneció rodeado de un gigantesco operativo de seguridad en el hotel Hyatt. La mañana la reservó para encuentros bilaterales. Se reunió con el presidente chino, Hu Jintao, con el premier japonés, Junichiro Koizumi, y con el presidente de Corea del Sur, Roh Moo-hyung. Después, almorzó con el presidente de Rusia, Vladimir Putin. Y con todos la conversación fue la misma: Corea del Norte e Irán.

«El líder de Corea del Norte escuchará una voz común» contra su programa nuclear, reiteró Bush después de reunirse con Koizumi. Colin Powell, canciller de EE.UU., confirmó el contenido de las conversaciones y advirtió que «si hay peligros y nadie los enfrenta EE.UU. actuará solo«.

El funcionario, que próximamente será reemplazado por Condoleezza Rice, declaró que su jefe acordó con los gobernantes asiáticos impulsar las negociaciones del Grupo de los Seis (China, Rusia, las dos Coreas, Estados Unidos y Japón) para desactivar el plan nuclear de Pyongyang.

«Los presidentes asiáticos se comprometieron a hablar con el norcoreano«, dijo Powell. «Conversamos sobre el tema nuclear en la península coreana. Ambas partes expresamos nuestra esperanza de que el tema pueda ser resuelto en forma pacífica a través del diálogo«, dijo el chino Hu Jintao.

Pero no todos los socios del Club de los 6 están tan de acuerdo. Rusia mostró diferencias con la Casa Blanca. Cree que, además de seguridad y beneficios económicos, EE.UU. debe ofrecer más para que Corea del Norte abandone sus planes nucleares.

Ayer, cuando Bush habló, muchos recordaron que, en el inicio de su mandato, ubicó al Irak de Saddam junto a Irán y a Corea del Norte en el ya célebre «eje del mal». Con la invasión a Irak y la actual ocupación, en su lista sólo quedaron estos dos países. Pero cuando le preguntaron si la ausencia de las armas de destrucción masiva en Irak con que justificó la invasión a ese país, no minaban la credibilidad del llamamiento de su gobierno contra Norcorea e Irán, simplemente se limitó a ignorar la pregunta.

Bush cargó sus palabras hacia el régimen de Teherán. «Creemos que Irán tiene ambiciones nucleares» militares, afirmó. EE.UU. sostiene que Irán también estaría trabajando en tecnología para incorporar una cabeza nuclear a un misil balístico de alcance medio y el desarrollo de un gas para enriquecer uranio, información desmentidas en múltiples fuentes.

Las discusiones sobre las armas nucleares ocurrieron en la mañana y la tarde. Pero en el medio, se inauguró oficialmente la XII Cumbre de líderes de APEC, cuando pasado el mediodía el presidente chileno Ricardo Lagos, caminata sobre alfombra roja de por medio, fue recibiendo a los jefes de gobierno.

Allí estuvieron uno por uno Putin, Hu, Koizumi y los demás. Entre ellos las únicas dos jefas de Gobierno del club, la de Filipinas, Gloria Macapagal Arroyo, y la de Nueva Zelanda, Helen Clark. Y los dos más extraños, esta vez de riguroso traje occidental. El de Papúa Nueva Guinea, que a veces usa traje del ombligo para arriba y pollera y ojotas abajo, y el excéntrico millonario sultán de Brunei, Ají Hassanal Bolkiah y otros apellidos, a quien se le habla por interpósito asesor, sin mirarlo.

Lagos los recibió en Espacio Riesco, un polo empresarial en un valle entre cerros, afuera de Santiago. Llegar fue una odisea por la seguridad en las carreteras de acceso. Había guardias privados y carabineros, francotiradores, vigilancia aérea y los presidentes, siempre rodeados de motos policiales, llegaron usando túneles de un nuevo camino a inaugurarse en 2005 para cruzar el cerro San Cristóbal.

Bush fue el último. Y el único que lo hizo con varios Cadillacs especialmente preparados y blindados en EE.UU., con agentes secretos, y no en las 4×4 que ofreció una famosa automotriz a los demás presidentes. Lagos acompañó a sus colegas a la apertura, a puertas cerradas. Antes, Lagos tuvo varios contactos bilaterales en el hotel Sheraton. Y por la noche agasajó a sus invitados.

El mandatario chileno se juega mucho en esta cumbre del Pacífico. Para algunos, en el futuro aspirará de nuevo a la presidencia de Chile. Para otros, apunta a un cargo internacional, ¿acaso la titularidad de Naciones Unidas?.

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Se repite la novela

por Marcelo Cantelmi

Existe el riesgo de asumir como mera retórica el lenguaje de mucho garrote y poca zanahoria que exhibió George Bush en Chile contra Norcorea e Irán.

Pero un aluvión de señales le dan un sentido alarmante a esas palabras. Bush dejó claro que no se detendrá pese al caos en Irak o la paradoja de que el liberado Afganistán es hoy el mayor exportador mundial de opio.

Fortalecido por la reelección, cargó sobre la dictadura de Pyongyang aunque apuntó a la teocracia iraní, a la que acusó de poseer armas nucleares, basado en informes ya desmentidos y de fuentes admitidas como no confiables. Se repite la novela de Irak.

Medios como The Economist, The New York Times o The Observer han revelado esta semana la existencia de un plan de guerra contra Irán. Un hecho catastrófico, según el diario neoyorquino.

Este giro bélico quizás aclare el relevo de Colin Powell, (más dubitativo que menos halcón) por la decidida Condoleezza Rice. La razón última no es Irán ni el terrorismo, sino una economía de EE.UU. atenazada por déficit históricos. Como Gran Bretaña hace más de dos siglos, es la noción del brazo imperial para alimentar el tesoro.

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