Por Causa Popular.- El primero de marzo Tabaré Vázquez asumirá como Presidente de Uruguay convirtiéndose así en el primer mandatario de izquierda de su país. El gobierno del Encuentro Progresista Frente Amplio ya cuenta desde el 15 de febrero, con dos puestos claves en el Parlamento. José Mujica y Nora Castro, ex miembros del Movimiento de Liberación Nacional Tupamaros y en la actualidad del Movimiento de Participación Popular, asumieron respectivamente las presidencias del Senado y de la Cámara de Diputados en una histórica y emocionante jornada. No pocas son las dudas sobre los cambios de fondo que está dispuesto a realizar el futuro gobierno. Los rumores sobre acuerdos alcanzados con el FMI antes de la asunción, la relación con Cuba y los Estados Unidos, el apoyo al proceso sudamericano de integración abierto por Hugo Chávez, son sólo algunos de los interrogantes que el Frente Amplio ya empezó a responder desde el 31 de octubre del 2004 cuando ganó las elecciones presidenciales con más del 50% de los votos. Qué se puede esperar del gobierno de Tabaré.
Uruguay se prepara para recibir a decenas de personalidades internacionales que participarán, en Montevideo de los actos de asunción del nuevo gobierno que será presidido por Tabaré Vázquez. El cambio de mando concita una atención especial, pues se trata del ascenso al poder de un partido de izquierda, por primera vez desde la independencia de Uruguay en 1830.
El mandatario electo, el médico socialista Tabaré Vázquez, derrotó en las elecciones de octubre pasado a los candidatos de los partidos históricos del país vecino, el Colorado y el Nacional (o Blanco) al obtener algo más de la mitad de los votos. Su partido, la coalición de izquierdas Encuentro Progresista-Frente Amplio-Nueva Mayoría, controla desde el pasado 15 de febrero la mayoría en ambas Cámaras legislativas, que son presididas por ex Tupamaros que actuaron en los años setenta y setenta en Uruguay.
La atención de algunos medios escritos se centró durante estos días en la seguridad especial que se desplegará durante la estadía en Montevideo de los presidentes de Venezuela, Hugo Chávez, y de Cuba, Fidel Castro. El restablecimento de las relaciones diplomáticas entre Uruguay y Cuba será una de las primeras decisiones del gobierno de Vázquez, que se adoptará el mismo día de su investidura como nuevo presidente.
Los mandatarios de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, y de Chile, Ricardo Lagos, arribarán a Montevideo el próximo lunes, mientras que el presidente Néstor Kirchner, llegará al día siguiente.
El PIT-CNT, la central única de trabajadores de Uruguay, está organizando actos públicos para el miércoles 2 en los que Fidel Castro y Hugo Chávez serían los protagonistas principales. Las actividades están siendo coordinadas con organizaciones sociales que apoyan a ambos gobiernos y será en locales cerrados, para preservar la seguridad de ambos mandatarios. No pasa desapercibido para los integrantes de la futura cancillería uruguaya la advertencia que hizo en los últimos días Chávez a los Estados Unidos, sobre un eventual atentado contra su persona.
En Argentina mientras tanto ya se están realizando los operativos tendientes a recibir el 1 de marzo a Castro, que hará escala en ese país, previo a su destino final, para presenciar la asunción de Vázquez. Según indicaron los próximos funcionarios que integraran la cancillería, «el tema es muy delicado de coordinar, y además pesa sobre todo un tema de seguridad». Una de las ideas que se estuvo manejando, es que ambos dignatarios «realizaran un acto conjunto», pero se desechó «para no enviar una señal política muy fuerte».
Mientras culminan los preparativos para la asunción, continúan conociéndose los nombres de los funcionarios del fututo gobierno del Encuentro Progresista Frente Amplio. Durante esta semana el gobierno electo designó sus representantes diplomáticos en el mundo, entre los que se encuentran ex legisladores, un militar retirado, diplomáticos de carrera y un ex preso político durante la última dictadura (1973-1985).
El designado ministro de Relaciones Exteriores del gobierno electo Reinaldo Gargano, dio a conocer el jueves 24 en una conferencia de prensa esas designaciones, algunas de las cuales ya habían trascendido en los días previos. Los embajadores nombrados son Francisco Bustillo (Argentina), Pedro Vaz (Brasil), Jorge Mazzarovich (Cuba), Carlos Pita (Chile), Carlos Gianelli (Estados Unidos), Carlos Arim (Italia), Ignacio Korzeniak (México) y Gerónimo Cardozo (Venezuela). Además, Alejandro Artucchio fue nombrado embajador ante la Organización de las Naciones Unidas.
Una de las designaciones que trajo mayores controversias fue la del embajador en Cuba. Uruguay mantuvo cortadas las relaciones con la isla del caribe durante los últimos años. El gobierno del Frente Amplio ya sostuvo que las retomaría, pero el primer nombre que circuló por los medios para emprender nuevamente las relaciones diplomáticas fue objetado por los cubanos. Según la prensa uruguaya el gobierno de Cuba no veía con buenos ojos la posible designación como futura embajadora de la periodista uruguaya Elsa Methol Ferré, corresponsal de una agencia de noticias en la isla. Esa nominación finalmente no llegó a formalizarse.
El gobierno de la coalición de izquierda resolvió entonces nombrar como su representante diplomático en Cuba a Jorge Mazzarovich, un dirigente comunista que estuvo preso durante varios años de la última dictadura militar uruguaya. Cuando recuperó la libertad y tras la crisis de la ex Unión Soviética, Mazzarovich se integró al Partido Socialista, habiendo ocupado una banca en la honoraria Junta Departamental (Legislativo) de Montevideo.
En referencia a la reanudación de las relaciones con Cuba, y las señales negativas que llegan por esto desde los Estados Unidos, el ministro de Relaciones Exteriores del futuro gobierno Reinaldo Gargajo, declaró a “Liberación” que “a Cuba hay que ayudarla, todos sabemos el sistema que tiene, todos hemos dicho que no queremos un trasplante del sistema aquel acá, que el Uruguay es otra cosa, que aquello responde a una realidad que tiene cincuenta años y que hay que dejar que los cubanos lo resuelvan. En todo caso ayudarlos a encontrar el camino para que ellos lo resuelvan, romper el aislamiento que tienen. Y aquí se ha hecho todo lo contrario.”
En cuanto a la relación con Venezuela, cuyo presidente será uno de los más requeridos por las bases del Frente Amplio durante la jornada de asunción, Uruguay firmará varios acuerdos petroleros. Según declaró a la prensa la embajadora venezolana en Montevideo María Lourdes Urbaneja. El 2 de marzo Hugo Chávez y Tabaré Vázquez firmaran un acuerdo al que la diplomática definió basado en la «hermandad, solidaridad y complementariedad» entre los dos países.
Según el diario El Observador, Venezuela dará al país petróleo a través de créditos blandos, y como forma de pago Uruguay exportaría productos agropecuarios, básicamente carne y leche; un acuerdo muy similar al firmado con Argentina. Urbaneja dijo que el acuerdo profundizará el proceso de integración, que se «inscribe en la cooperación sur-sur» y que se trata de «una iniciativa que contribuye hacia la creación de la Comunidad Sudamericana de Naciones».Asimismo, Petróleos de Venezuela (PDVSA) se instalará en Montevideo, lo que se inscribe en el marco de los acuerdos estratégicos que el gobierno de Chávez busca con el Mercosur.
Chávez llegará a Montevideo en la noche del 28 de febrero o en la mañana del 1 de marzo, día de la asunción de Vázquez, dijo Urbaneja, que por razones de seguridad no quiso dar datos precisos de la llegada del mandatario venezolano.
Qué se puede esperar del gobierno de Tabaré
El Frente Amplio asume el próximo martes la presidencia de Uruguay, con un programa de gobierno que en varios de sus puntos coincide con el propuesto por los gobiernos nacionalistas de América Latina. Entre los objetivos planteados se destacan la intención de acabar con la pobreza extrema, cerrar las heridas de la dictadura, fomentar el crecimiento económico y mantener unida a la coalición de izquierda que lo llevó al poder.
Como lo fue el programa “hambre cero” en Brasil, la vedette del nuevo gobierno uruguayo será el Plan de Atención Nacional a la Emergencia Social (PANES) de dos años y con un costo de unos 100 millones de dólares, con el que se propone atender a unas 200.000 personas que viven en situación de pobreza extrema.
Claro que los límites económicos con los que se encontrará el futuro gobierno uruguayo, tampoco serán muy distintos a los que deben enfrentar el resto de los países de la región. El combate contra la pobreza en Uruguay parece perfilarse con políticas similares a las de su gran vecino. El futuro ministro de economía Danilo Astori, se encargó en persona de dejar bien en claro que el combate contra el hambre se realizará sin dejar de buscar bajar el déficit y pagar el servicio de una abultada deuda pública de 13.428 millones de dólares, que exigirá desembolsos por 3.000 millones en 2005,
2.340 millones en 2006, 1.235 millones dólares en 2007, 915 millones en 2008 y 807 millones en 2009, según el Banco Central.
No muy lejos de las tradicionales recetas de los organismos de crédito internacionales, el futuro Ministro sostuvo además que el único remedio es la «inversión», el «crecimiento» y una política fiscal «rigurosa». Como se podía esperar el discurso de rigurosidad fiscal de Astori no es muy bien recibido por todos dentro de la coalición Encuentro Progresista Frente Amplio (EPFA). No se descuentan los roces en los primeros días de gobierno, la conflictividad con los sindicatos y eventuales divisiones en el seno de la coalición de gobierno.
Tabaré Vázquez ha dado hasta el momento todo su apoyo a Astori, y según algunos analistas políticos uruguayos el «pragmatismo» y «verticalismo» del mandatario electo serán claves para mantener ese respaldo.
Otro asunto difícil que deberá afrontar el nuevo gobierno es su intención de investigar las violaciones a los derechos humanos durante la dictadura (1973-1985). Las Fuerzas Armadas consideran que ese tema está clausurado en virtud de la Ley de Caducidad, aprobada en 1986 y plebiscitada en 1989, que evitó juicios contra los militares por sus actos durante aquellos años. Pero la propuesta del gobierno electo, que tiene la idea de conformar una Secretaría de Derechos Humanos que dependerá directamente de Vázquez, no va más allá del artículo 4 de esa ley, que permite investigar el destino de los desaparecidos.
El presidente saliente Jorge Batlle intentó cerrar las heridas abiertas en la dictadura con la creación de la Comisión para la Paz, conformada por un grupo de notables que entre 2000 y 2003 investigó el paradero de los desaparecidos. La Comisión concluyó que 26 desaparecidos fueron asesinados en el país por agentes de la dictadura. En total la Comisión recibió 38 denuncias de desapariciones en Uruguay durante la dictadura militar, 182 de uruguayos desaparecidos en Argentina, ocho en Chile, dos en Paraguay y uno en Brasil.
En definitiva la gran disyuntiva del futuro gobierno de Vázquez y el Frente Amplio no es muy diferente a la que enfrentan el resto de los países de esta parte del planeta: alcanzar un proyecto económico democrático que mejore las condiciones de vida del pueblo uruguayo redistribuyendo la riqueza, o seguir las directrices establecidas por la Casa Blanca. El futuro gobierno en Uruguay comenzará a escribir las primeras páginas de su propia historia la semana próxima, el final aún está abierto.