Amado Boudou, una mala elección en la ANSES

La designación de Claudio Moroni al frente de la AFIP, reemplazando al recientemente asumido ministro de Economía, Carlos Fernández, provocó la vacante en el máximo cargo de la ANSES. El nombramiento de Amado Boudou en ese cargo genera muchas dudas sobre el futuro en la Administración Nacional de la Seguridad Social.

Para entender por qué este gobierno insiste en nombrar funcionarios que, como Amado Boudou, integran el elenco estable del poder económico, habría que poner en claro que la administración K pretende lidiar exitosamente con ese poder reacomodando las fichas, redirigiendo los flujos de la economía, pero sin alterar su posicionamiento.

El manejo (y la culminación) de la llamada “protesta del campo” podría mostrar los límites de esa política.

En lo que, sin precisión, hemos denominado “reacomodación de fichas” desde 2004, el poder financiero fue puesto en caja, pero luego de que el sistema bancario recibiera, durante la gestión Duhalde, un monumental desvío de fondos para salvarlo de la quiebra.

También se puso en caja a las AFJP, una medida bienvenida por el daño irreversible que había hecho al sistema solidario de jubilaciones. Pero cabe preguntarse si acaso las propias empresas de “jubilaciones privadas”, meras extensiones del sistema bancario, no necesitaban que el Estado, en su nuevo rol activo, pusiera marco a una estructura privada que, librada a la competencia del mercado y con un Estado ausente, ya no tenía futuro.

Es cierto que el gobierno aumentó el nivel de las jubilaciones, por primera vez en una década, aunque también necesitó una ayudita de la Suprema Corte, que lo conminó a hacerlo.

El hecho de que este gobierno no vino a remediar los daños producidos en los 90 –aunque ha creado condiciones distintas– se prueba con el protagonismo actual de personajes que fueron partícipes activos de las privatizaciones.

Quizás se insiste en estos nombramientos porque, con la degradación producida en la estructura pública de enseñanza, todos los expertos que pueden cumplir funciones en el Estado están adiestrados en el núcleo duro del neoliberalismo. Y contra eso no se puede.
Boudou no solo se especializó en administración en el CEMA, un grupo fundamentalista de mercado que proponía, por ejemplo, la desaparición del sistema bancario nacional, aconsejando a los depositantes que convenía guardar sus fondos en las islas Caimán. También es profesor en esa institución, de la que recibirá un doctorado en economía. El CEMA, la escuela de pensamiento que controló al Banco Central en los ’90 a través de Pedro Pou, tiene un contacto íntimo con grandes empresas multinacionales que la financian, y con sospechosas fundaciones: la ultra-republicana Heritage y las locales Centenario y Atlas, del neoliberalismo de paladar negro, entre otras. La última, por ejemplo, propone la lisa y llana desaparición del Estado, y es virtual departamento de marketing de una multinacional del petróleo.
En una nota anterior, señalábamos nuestra extrañeza por el nombramiento de dos ex menemistas o macristas como López Arias y Schavi en las nuevas empresas ferroviarias, cuando lo que aquí se necesita es que ingrese gente con una visión distinta de la Argentina. Boudou sigue al pie de la letra la misma regla.

Luego de promover grupos de rock y gerenciar empresas recolectoras de basura (una de ellas, Venturino, con una quiebra escandalosa en Mar del Plata), el actual titular de la ANSES trabajó para el Banco Mundial en el plan Prodymes (1998-99) en la dirección de Educación de la provincia de Buenos Aires de la que surgiría el polimodal, esa invención de la burocracia de Washington que hizo estallar la educación secundaria.

También colaboró con el controvertido Blas Altieri, aquel puntero de Alfredo Yabrán, en el municipio de Pinamar. Y con De Jesús en el Partido de la Costa bonaerense.

Amado Boudou exhibe una fluida relación con Microsoft Corp. y por ello, no es casual que dentro de la ANSES se haya especializado en la “reingeniería de los circuitos administrativo financieros, la capacitación del personal de línea del Organismo y la puesta en funcionamiento del Sistema Informático”.

La información periodística que el propio Boudou proporcionó, señala que “en el marco del Foro de Líderes Gubernamentales organizado por Microsoft en la ciudad de Miami, Estados Unidos, durante los primeros días del mes último, el presidente de Microsoft, Bill Gates, recibió a Amado Boudou para interiorizarse sobre el avance del referido programa que tiene como objetivo la utilización de herramientas informáticas dentro de la iniciativa de inclusión jubilatoria que lleva adelante la ANSES. En las sesiones plenarias, Boudou presentó el proyecto para los representantes de Microsoft de los países de América Latina y el Caribe”.

La preocupación solidaria de Bill Gates por la modernización de la ANSES parece sugerir que el magnate de la informática desea que los jubilados de nuestro país reciban una retribución justa. Sin embargo, no debe olvidarse que con la fantasía de las AFJP, más de 5 millones de argentinos no podrán jubilarse nunca.

Y eso no lo podrá remediar la informatización del organismo.

O en otras palabras: ¿Boudou llegó a la ANSES para mejorar el sistema jubilatorio estatal, para organizar una eficaz atención al público, o acaso para optimizar los números de Microsoft?

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