El prestigioso y perseverante medio independiente “elDIARIO de la Región” de Resistencia publicó en exclusiva una noticia que, sin dudas, hizo historia en Chaco: la patota de la Brigada de Investigaciones, detenida en el marco de la Causa Caballero, fue trasladada desde la Unidad Especial de Bomberos a una cárcel común: la alcaidía de Resistencia. Según confirmaron fuentes del tribunal federal, seis genocidas ya están instalados en la alcaidía policial, aunque no pudieron precisar si armaron un lugar especial de reclusión o estarán entre los denominados «presos comunes».
Los principales responsables de la patota que están detenidos en las mismas instalaciones que usaron de mazmorras hace 30 años y que hoy es el Especio por la Memoria de Chaco son: José Marín, Héctor Escobar, Lucio Caballero, José Rodríguez Valiente, José María Cardozo y Gabino Manader.
Para revertir la disposición del conjuez José Antonio Piñero, Cardozo. Manader y Rodríguez Valiente interpusieron una acción de habeas corpus, entendiendo que el traslado a la alcaidía agravó su estado de detención. Sin embargo el hábeas corpus fue rechazado in limine por el conjuez Héctor Corrales, que actuó porque el juez Carlos Skidelsky está de licencia. Por otra parte el conjuez Piñero trabó embargo sobre los bienes de cada uno de los procesados hasta $ 150 mil a cada uno de ellos, medida que será diligenciada por la oficial de justicia de este Juzgado Federal.
Testimonio de Mirta Clara: Quienes son los fiscales que conocían las torturas
Entre los ex presos que denunciaron a la patota de la Brigada de Investigaciones se encuentra Mirta Clara, esposa de Néstor Salas, uno de los fusilados en la Masacre de Margarita Belén. El periodista Marcos Salomón, relató en El Diario, que al expediente se incorporó la declaración de esta ex presa política en la causa «Sábato Ernesto s/Denuncia por desaparición de persona». Es que Mirta y Néstor habían sido detenidos en octubre de 1975, por cinco oficiales de la Brigada de Investigaciones, entre los que se encontraban Ramón Gandola, José Rodríguez Valiente y José María Cardozo.
Además, según consta en el acta de allanamiento del expediente «Salas Néstor Carlos y otros», estaban presentes Carlos Flores Leyes, en su calidad de secretario, y el fiscal Roberto Mazzoni, por lo que ellos «son testigos de las torturas a su esposo».
La mujer fue llevada a una habitación y el hombre a otra, donde lo torturaron, hecho que debieron escuchar Mazzoni y Flores Leyes.
Mirta, que estaba embarazada, fue primero sometida a torturas por Caballero, Gregorio Pérez, estando presentes el Carlos Thomas, Gabino Manader, y Yedro, entre otros.
Como si fuera poco, en dos oportunidades, una en la Brigada de Investigaciones, y otra en una casa de torturas a orillas de un río, estando Mirta en la mesa de torturas lo hacen comparecer a su esposo y que sea testigo de que la estaban torturando Thomas, Manader, Aguirre, Caballero, Cardozo y Pérez. Por su parte, Néstor fue torturado durante seis días: «Yo escuchaba permanentemente sus gritos de dolor», declaró Mirta.
Un adolescente detenido en Sáenz Peña
Otro de los ex presos políticos que declaró en el marco de la Causa Caballero fue Carlos «El Flaco» Páez, que fue detenido en abril de1974, en Sáenz Peña cuando tenía 17 años. Fue enviado a la alcaidía de la segunda ciudad chaqueña, donde identifica al grupo de interrogatorio: Zeniquel, Carlos Thomas, Gabino Manader y José María Cardozo.
En la alcaidía de Saenz Peña fue torturado por este grupo, bajo las órdenes de Zeniqul, quien daba las órdenes de cómo y dónde pegarle, y los que ejecutaban las torturas eran Cardozo y Manager.
El Flaco tiene secuelas de las torturas, como por ejemplo en los testículos (le salieron tumores), y en todas partes del cuerpo, cicatrices en la cabeza, en las muñecas, lesiones en la columna, costillas.
Sucede que la tortura consistía en esposarlo a una silla con las manos atrás, lo golpeaban en el tórax, la cara, estómago, y luego lo ponían en una silla metálica tipo silleta y lo sometieron a la picana eléctrica, que se la pasaban por las piernas y los testículos.
Otras víctimas de los tormentos fueron los sacerdotes Gianfranco Testa, Joaquin Núñez y Aureliano Villán. Paéz permaneció en la alcaidía de Sáenz Peña durante quince días cuando lo trasladaron a la alcaidía de Resistencia: «No podía caminar, ni andar por mis propios medios».
En Resistencia, lo alojaron en los calabozos y de noche lo sacaban para interrogarlo allí mismo, donde lo torturaban física y psicológicamente, lo tiraban al suelo, se paraban sobre sus manos, tobillos, piernas, cabeza, le pegaban trompadas, le tiraban del cabello, le pegaban con las palmas de las manos en los oídos, durante unos menos quince días.
El Flaco Páez también fue sometido a «fusilamientos» fraguados. Le ponían una ametralladora apuntando a la cabeza y gatillaban. El tormento se repitió en varias oportunidades.