Por Causa Popular.- La creación de Parlasur, y la entrada de Venezuela al Mercado Común del Sur, no sólo son los dos eventos más importantes de la XXIX cumbre del bloque regional realizada en Montevideo, sino que además expresan el comienzo de una nueva etapa en el camino a la integración de los países del sur del continente. Catorce años después de la firma del Tratado de Asunción que creó formalmente el Mercosur, y a un año de la fracasada cumbre de Ouro Preto en la que no se pudo mejorar la institucionalización del bloque, el mercado común se repotencia impulsado por el fuerte rechazo al ALCA logrado por los actuales cinco miembros en la Cumbre de Mar del Plata. Sólo contemplando los PBI de los miembros plenos (Argentina, Brasil, Uruguay, Paraguay y ahora Venezuela), la suma alcanza 570 mil millones de dólares, con una población de 245 millones de habitantes, nada despreciable en el concierto internacional. Una mayor fortaleza para negociar está garantizada, lo que aún falta saber es si ésta pondrá limites definitivos al libre comercio, o será utilizada para negociarlo en mejores condiciones.
El miércoles los cancilleres aprobaron un protocolo consultivo del parlamento regional, dando paso a la creación del Parlasur y a la entrada de Venezuela como miembro pleno.
Si se toma en cuenta que la Cumbre de diciembre de 2004 fue considerada un fracaso por que no pudo avanzar en el afianzamiento institucional que significa la existencia del parlamento del Mercosur, el Parlasur se convierte en un signo de los renovados vientos que soplan en la región. En enero del año 2007 estará funcionando con 18 representantes de cada uno de los cuatro países.
A esto hay que sumarle el ingreso de Venezuela como socio pleno, una de las principales potencias petroleras a nivel mundial. La llegada del país caribeño promete imprimirle un nuevo dinamismo al bloque regional, en un momento extraordinario para su consolidación producto de la sintonía política de la mayoría de los líderes de los países miembros que se expresó en Mar del Plata.
La ampliación de sus integrantes no se daba desde su fundación, sólo existieron acuerdo de rango inferior con Chile y Bolivia. No hay duda, que esto puede aceitar los mecanismos para una extensión sólida camino a la proyectada Comunidad Sudamericana de Naciones y la más ambiciosa unidad de toda América Latina.
Argentina fue uno de los gestores más importantes del ingreso de Venezuela al Mercosur y está en sintonía con los amplios negocios que está desplegando en materia energética con la nación que gobierna Hugo Chávez.
Producto del buen momento que pasa la relación entre estos países el presidente Kirchner le ofreció todo su respaldo al presidente Chávez, cuando en su intervención lo felicitó por las elecciones del pasado domingo, mientras que el Gobierno de los Estados Unidos se sumó a la estrategia de la oposición para deslegitimarlas.
La potencialidad petrolera de Venezuela puede acelerar la necesaria integración energética de los países del Mercosur y sudamericanos en general y un avance claro en ese sentido fue el acuerdo firmado hoy para el estudio de prefactibilidad del gasoducto Caracas-Brasilia-Buenos Aires.
No hay que olvidar además que hasta no mucho tiempo atrás el Mercosur pasaba por su peor momento, y salvo esta renovadora cumbre, nada se ha modificado respecto a los fuertes problemas de asimetrías internas en desmedro de sus socios más pequeños.
En este sentido el ingreso de Venezuela también puede jugar un rol destacado como instrumento de equilibrio entre los socios más grandes (Argentina y Brasil) y los más pequeños (Uruguay y Paraguay), que en esta cumbre mostraron sus reclamos por la marginalidad a la que muchas veces son sometidos.
En una nota publicada en este mismo sitio el 12 de noviembre, se expresaba que “Cuando falta menos de un mes para cumplirse el aniversario número once de la creación formal del Mercado Común del Sur (Mercosur), el reciente sólido frente común que lograron sus países miembros para rechazar el Área de Libre Comercio de las Americas (ALCA), permitió olvidar momentáneamente el estancamiento estructural en el que se encuentra su integración. Su carácter meramente económico reprodujo durante todos estos años a su interior -aunque a una escala exponencialmente diferente- las asimetrías por las cuales sus cuatro integrantes junto a Venezuela rechazaron el ALCA en la Cumbre de Mar del Plata. Y cuando de libre mercado se trata, los ganadores son siempre los mismos, los más fuertes. En la relación entre Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay, estos dos últimos, son los eslabones débiles de una cadena que a pesar de las apariencias marplatenses amenaza con romperse. Paraguay y Uruguay, los dos países menos favorecidos por el Mercosur, buscan estrechar lazos con el imperio norteamericano, y acceder a los negocios que sus socios mayores del sur no les permiten.”
En este contexto debe interpretarse la siguiente frase de Tabaré Vásquez en el marco de XXIX cumbre: “El Mercosur somos todos”, repitió una y otra vez el mandatario uruguayo, quien ejerció en el último semestre la presidencia pro-témpore del bloque y que el viernes se la transfirió a Néstor Kirchner. Vázquez y el presidente paraguayo Nicanor Duarte Frutos, por un momento se corrieron del exitismo que rodeó a la cumbre y se quejaron por la falta de atención que muchas veces Argentina y Brasil le otorgan para la toma de decisiones en el marco del Mercosur.
Venezuela, como nación mediana en tamaño, puede pulsear en este tire y afloje, principalmente porque la revolución bolivariana promete imprimirle una clara orientación política, social y cultural al bloque, apartándose de las relaciones de libre comercio que dominaron los primeros 14 años de su existencia.
La incorporación de Venezuela, fortalece además al Mercosur para discutir con los países más ricos del mundo en la Ronda de Doha que decidirá las reglas del comercio mundial para los próximos veinte años.
En este sentido, todos los presidentes insistieron en la necesidad de llevar una voz unánime para reclamar el fin de los subsidios agrícolas que perjudican a las economías del bloque, mayoritariamente agroexportadoras.
La región se mostró monolítica en la reciente Cumbre de las Américas de Mar del Plata para poner un freno al avance de Estados Unidos para la conformación del Área de Libre Comercio para las Américas (ALCA) y en defensa de los intereses de los mercados internos. Hasta se avanzó sobre la cuestión del acuerdo comercial bilateral entre Uruguay y Estados Unidos, que genera algunos resquemores internos dentro del bloque. El objetivo es poner un “paraguas regional” a los tratados bilaterales que puedan gestar Estados Unidos entre sus miembros.