El dato económico del cierre del primer año de la gobernación de Martín Llaryora, en paralelo a la de la presidencia de Javier Milei, fue que la inflación provincial en noviembre terminó siendo muy superior a la del promedio país. Así como fue noticia el 2,4% en el intermensual medida para el mes pasado por el INDEC, el departamento de Estadísticas y Censos del Ministerio de Economía, del gobierno de Córdoba, calculó que para ese territorio fue del 3,42%. Alrededor de un punto de diferencia.
El gráfico de abajo muestra la evolución de ambos índices, del INDEC a nivel país (línea azul) y de la provincia de Córdoba (línea naranja). A grandes rasgos, han ido en paralelo, a pesar de que en Córdoba hubo un mayor arrastre de subida de precios en el mes de enero, en comparación al promedio nacional. En ese entonces, los cálculos nacionales fueron para todo el país 20,3%, mientras que desde las oficinas cordobesas, solo para la provincia, fue del 23,03%. Lo que se vivió en noviembre es la segunda brecha en alza.
Sobre ese caso de noviembre: en ambos, los picos fueron empujados principalmente por el rubro de Enseñanza: 5,1%, el INDEC y 7,56%, en Córdoba. En las estadísticas cordobesas, el segundo que más creció fue “Transporte y Comunicaciones”, con 5,2%. En el INDEC, el promedio entre “Transporte” (3,4%) y “Comunicación” (1,4%) otorgaría la mitad de lo que creció en la tierra mediterránea.
Casi todos los meses, los usuarios de transporte interurbano –colectivos que permiten viajar entre distintos pueblos— tuvieron subas en las tarifas fruto del aumento del combustible y la quita de los subsidios. Lo insólito es que quien está a cargo de esa administración es el “cordobesista” Franco Mogetta, secretario de transporte nacional, y quien fue el último en haberse hecho cargo de la oficina homóloga a nivel provincial en las gestiones de Juan Schiaretti.
Mogetta, además, proviene de una familia catamarqueña que maneja y trabaja para empresas de distintos rubros, como construcciones y servicios mineros. Dos de ellas, Construire S.R.L. y Audes S.A., donaron cada uno 7,8 millones de pesos en julio del año pasado para la campaña de Martín Llaryora a la gobernación.
Anotando en el pizarrón
El verano pasado fue muy caluroso para el flamante tercer gobernador del presente siglo. En ese entonces, Milei había anunciado la eliminación del Fondo Nacional de Incentivo Docente. Los paros y movilizaciones de los docentes tuvieron un tono más efusivo contra el gobierno provincial. Esto se debe a que en ese entonces hubo no solo un rechazo a la oferta salarial, sino también contra la iniciativa de que sean maestras y profesores quienes tengan que dar más aporte desde sus bolsillos para sanear los balances de la Caja de Jubilaciones. Tanto José Manuel de la Sota como Schiaretti utilizaron esos caudales como botín de guerra contra el Estado nacional por no enviar los fondos requeridos para compensar ese déficit. Desde la administración pública nacional contraatacan de que nunca se hicieron bien los trabajos de armonización.
En ese entonces, según un relevamiento de la consultora OTES (Observatorio de Trabajo, Economía y Sociedad), una maestra de la primaria que tenía treinta años de antigüedad cobraba un salario por debajo de la línea de pobreza. Y los docentes que recién ingresaban: cuatro de cada diez (40%) eran pobres, y una quinta parte (19%), indigentes. No sorprende que un sector importante que trabaja en las aulas integre los 1.637.147 cordobeses que apoyaron a Milei en el balotaje. A Llaryora, en agosto, lo bancaron un poco más de la mitad: 870.935 votantes.
Con el paso de los meses, la recaudación impositiva promedio (entre provinciales y nacionales) para la provincia tendió, en términos interanuales, a ser deficitaria, fruto de la poca llegada de las recaudaciones que manejan desde Nación. La única excepción fue mayo, debido al cierre de saldos de las empresas con activos dolarizados, que tributaron bastante vía impuesto PAIS y Ganancias.
Fue en el mismo mes que los hermanos Milei visitaron por primera vez la ciudad de Córdoba ya como funcionarios nacionales, donde hubo protestas y fuertes respuestas represivas policiales en un centro capitalino rodeado de vallas. Varios manifestantes, que rechazaron la llegada del presidente, también reprochaban a Llaryora, calificándolo de cómplice. Durante ese acto del 25 de mayo, el gobernador también fue abucheado por los seguidores de La Libertad Avanza.
Agrandados
Es jueves 5 de diciembre de 2024. En la ciudad de Cosquín, la convocatoria es austera. Frente a la Plaza “Próspero Molina”, Martín Llaryora rememora cuando asistió en un día lluvioso al Festival del Folclore para ver a Horacio Guarany. Ahora está inaugurando el primer tramo de la Autovía de Punilla, una de las obras viales más caras, con una extensión de 22 kilómetros. «Creo que estamos dando un grito de esperanza en un país que sufre. No bajamos los brazos y seguimos», enfatizó el gobernador, al asegurar que con esta obra no solo se permitirá viajar más rápido, sino que también se revalorizarán las tierras al doble.
Concluida la actividad, se procede a una caravana al sur, rumbo a otro valle, para inaugurar la Autovía de Calamuchita. Un acto más nutrido, en la entrada de Alta Gracia, lleva a que el gobernador tome nuevamente la palabra haciendo referencia a la motosierra que ha impactado en la economía nacional, en particular a la obra pública: “En la Argentina de hoy, es difícil inaugurar una autovía. Nosotros, los cordobeses, estamos ‘agrandao’… inauguramos dos al mismo día”, sentencia con alegría. Al fondo se escucha al gremio de la construcción: “¡Martín! ¡Querido! ¡La UOCRA está contigo!”.
Surfear rugidos
Ante un presidente anarcocapitalista en lo discursivo, pero trastabillado entre la ortodoxia y la heterodoxia en la gestión, el oriundo de la ciudad de San Francisco, Martín Llaryora, contempla que la ausencia de la lectura productivista de la administración económica nacional, reducida a lo meramente fiscalista, le permite ser él quien lleve la bandera de quienes generan las divisas requeridas por el país, en particular desde la pampa gringa, sin recurrir a grandes capitales internacionales, como lo demandan la minería y la energía, de la mano de los beneficios del RIGI.
Junto con sus pares de la región centro, que son Santa Fe –el radical Maximiliano Pullaro— y Entre Ríos –el macrista Rogelio Frigerio—, el cordobesista resalta que los tres son “de distintos partidos políticos”, y que representan más del 50% de los granos del país, más del 70% de la lechería y reúnen más de 29 universidades con más de 560.000 jóvenes. La “identidad subnacional” pretende ser la que ofrezca una alternativa a la política centralizada en el AMBA. Ya hay varios que se manifestaron en contra del anuncio del recargo tarifario en luz eléctrica para financiar obras de infraestructura en la gran área porteña.
Pero como ya lo había explicado a Zoom a mediados del año, el analista Federico Zapata, de la consultora Escenarios, Llaryora tiene el desafío de “surfear una transición intergeneracional. Tiene que definir cuál va a ser su pirámide organizacional: quiénes van a ser su élite, cómo se reproducirá eso en los departamentos, identificar los hitos de gestión en un contexto económico financiero muy complicado, qué personalidad tendrá su gestión, cómo será la forma en que será querido por la comunidad… Porque la sociedad cordobesa no te da un cheque en blanco. Recién se preguntan quién es este tipo. Tiene que transitar ese proceso, que lleva tiempo”.