La cumbre entre el premier ruso Vladimir Putin y el líder chino Xi Jimping es una respuesta inapelable ante el desesperado intento de recuperación de hegemonía de parte del tándem Biden –Harris y la Global britain, y su redespliegue diplomático, militar, comercial y financiero.
Parágrafos enteros del documento que suscribieron ambos mandatarios están destinados a responder a la anodina Cumbre por la Democracia que intentó articular el presidente norteamericano, o al G7 que manifestaba su preocupación por la concentración militar rusa en las fronteras con Ucrania.
El documento viene a rechazar la idea de los Estados Unidos como gendarme global, quitándole además su argumento predilecto para sancionar gobiernos díscolos. Así, establece con firmeza que:
“una nación puede elegir las formas y métodos de implementar la democracia que mejor se adapten a su estado particular, en función de su sistema social y político, sus antecedentes históricos, tradiciones y características culturales únicas. Corresponde únicamente al pueblo del país decidir si su Estado es democrático.”
Y ponen límites concretos en un apartado que se titulará “La Democracia y los derechos humanos no deben utilizarse para presionar a otros países”.
Claramente el documento expresa la cristalización de una Nueva Era geopolítica mundial en la cual pretenden limitar la devastadora política hegemónica norteamericana que arrolla contra la posibilidad de realización de los estados en aras de sus propios intereses. Es un documento contundente contra el imperialismo atlantista y específicamente contra el imperialismo norteamericano, anunciando además la voluntad de aportar a construir un mundo con desarrollo sostenible global y una comunidad de destino común para la humanidad.
El texto manifiesta firmeza respecto de lo que entienden como ataques del imperialismo atlantista contra su seguridad y contra la paz mundial. Señalan sin medias tintas los peligros del armamento biológico norteamericano; manifiestan los riegos de las aventuras militaristas de proliferación nuclear que expresa el acuerdo AUKUS con una advertencia; son claros al declararse como aliados en todos los terrenos ante eventuales ataques y advierten sobre la seguridad mundial puesta en jaque en cada aventura de Biden, esto en pleno proceso de provocación anglonorteamericano en Ucrania.
Esto es un aviso prístino a la OTAN sobre su expansionismo y la política de “anillar” militarmente las fronteras de ambos países. Por eso recuerdan su lugar fijo en Consejo de Seguridad de ONU en un gesto que pareciera advertir sobre la intolerancia a futuras aventuras de unilateralismo.
Afirman el status quo de posguerra, y se animan a reafirmar que a su entender no hay áreas de cooperación prohibidas ya que no hay cooperación pensada contra terceros países.
En la cumbre entre ambos presidentes, Xi Jimping señaló que las relaciones entre China y Rusia han superado pruebas y han «mostrado vitalidad». «Los dos países se respaldan mutuamente en temas de interés clave, tienen intereses compartidos y actúan como piedras angulares del verdadero multipolarismo”.
La articulación entre el espacio económico Unión Euroasiática y el proyecto BRI (la franja y la Ruta de la Seda), donde además plantean incorporar a India, reivindican el APEC, el ASEAN, lo cual preanuncia la consolidación de un eje económico, financiero, comercial y de defensa que desbalancea el capitalismo tal como lo conocemos hasta hoy. Es la consolidación del Multipolarismo.
Abordan prácticamente todos los punto donde Estados Unidos intenta bloquear o neutralizar los avances de China o Rusia, incluido el tema de la seguridad de la información internacional. Sobre eso, las partes creen que la Iniciativa Global sobre al sobre Seguridad de Datos, propuesta por China, es una propuesta que democratiza y resuelve las desigualdades sobre este tema tan sensible.
En conclusión, llegó la hora de la alianza estratégica que empezó a amasarse en las primeras reuniones del llamado Club de los cinco y avanzó con la Asociación de Cooperación de Shangai para llegar con este documento al punto más alto de alianza total entre ambos países. Lo cual, es un desafío abierto al feroz expansionismo del alicaído imperialismo anglonorteamericano.
Pocas veces una alianza estratégica tuvo la posibilidad de expresarse en cuanto a objetivos, agenda, preocupaciones, etc, como en este documento suscrito por ambos mandatarios.
El impacto del documento en América Latina
Para América Latina la consolidación de la multipolaridad redunda en una oportunidad histórica inédita para su propia realización y autodeterminación. Esta circunstancia se produce, además, en un momento de ofensiva neomonroista en la región, de lo que llamamos redespliegue imperialista en la zona. Por ello si bien evidencia una formidable oportunidad histórica también es cierto que Rusia y China ponderan el status quo de la pos guerra, pretenden que se respeten sus zonas de influencia, así como ellos pretenden respetar lo propio de otras potencias. Esto claro está es absolutamente dinámico.
Ya las amenazas de OTAN sobre Ucrania han disparado una gran ofensiva rusa sobre países latinoamericanos.
Así empezando por comunicaciones con Ortega o Maduro, siguieron a la recepción de Fernández y la visita de Bolsonaro.
Cuba, Nicaragua y Venezuela como los países latinos que padecen los mayores ataques de injerencismo norteamericano cuentan con inversiones directas rusas, muchas de ellas en el plano de cooperación militar.
La fabulosa economía china hace lo propio en otros países cuyos destinos políticos están signados por un debate entre la autodeterminación o ser permeables al neocolonialismo.
El devenir político del presidente Castillo en Perú está atado a la posibilidad de la consolidación de inversiones chinas en el país, que ya está muy presente en el poderoso sector minero, y que fue creciendo desde la compra en la década del 90 de Hierros Perú de parte de Shougang, y siguió con la apertura de una planta en el país andino de Chinalco, alumnio.
Lo mismo México con cerca de 400 millones de dólares de inversión directa china. En este caso ha habido cierta desaceleración porducto del complejo impositivo que aun México no ha resuelto.
En el caso chileno la presencia es tan importante que dos de las empresas más grandes de distribución eléctrica son controladas por la nación asiática. Desde la entrada en vigencia del TLC entre Chile y China en 2019, se publicó su protocolo de modernización para acelerar las inversiones. Según datos de la Subsecretaría de Relaciones Económicas Internacionales (Subrei), entre enero y junio las exportaciones chilenas hacia China sumaron un valor de 45.377 millones de dólares y las importaciones un total de 40.017 millones de dólares. La presencia de China se ve en bancos, empresas de generación eléctrica, mineras y otras que suman inversiones por más de 11.261 millones de dólares.
Colombia es el otro país donde China ha profundizado su política de inversiones fundamentalmente durante la pandemia.
Sin nombrar la aparente reactivación de la megaobra de ingeniería que abre un nuevo universo comercial como es el proyectado canal bioceánico en Nicaragua.
China se perfila para ser el principal socio comercial de América Latina y el Caribe por encima de Estados Unidos, según el Foro Económico Mundial (World Economic Forum -WEF), en menos de 15 años.
Además de este documento que es claramente una reafirmación del camino que ha tomado la mitad del mundo, la eventualidad de un enfrentamiento bélico con el atlantismo evidencia la posibilidad de sanciones, restricciones y bloqueos que pretenderán cercenar esta iniciativa del eje sino-ruso pero eso ya es algo que la historia determinará, lo que resulta evidente es que el mundo ha tomado un camino inexorable mas allá de los intentos belicistas por detenerlo.
Nota originalmente publicada en Pia Global