Dos amigas salen de hacerse un piercing en la Bond Street y se van para la plaza Pizzurno a fumarse un porro. Acostadas en el pasto, mientras el humo se va para arriba, ven acercarse a un policía en bicicleta. Les pide los documentos, les dice que lo que están haciendo es ilegal y, con una sonrisa escondida, afirma que tiene que llevarlas detenidas. Después de media hora de intercambio de opiniones, decide no hacerlo. Su justificación: parecen ser chicas “bien”, que estudian, saben hablar y aparentan ser inteligentes. La realidad: son dos chicas más o menos hegemónicas, de clase media, con ropa de marca.
Esta historia nos ocurrió a una amiga y a mí, cuando éramos adolescentes. En ese momento volví a encontrar la hipocresía, la discriminación y la violencia policial clasista una vez más. Prefiero obviar ciertas reflexiones y que directamente googleen “portación de cara”.
Fumo marihuana hace más de diez años. Primero paraguayo, después flores. Primero comprando a los tranzas de Caballito, después con flores de amigxs. La marihuana me hace bien a mí y a todas las personas que conozco que la fuman. Nos relaja, nos hace reír muy fuerte, nos hace sonreír ante la amabilidad del mundo. Disfrutamos más de la comida, de la música y de los paisajes (sea la montaña o la plaza del barrio). Nos une y nos hace formar una ronda: ronda redonda donde debatimos, filosofamos y tenemos ideas maravillosas (que luego, muchas veces, olvidamos). El poeta argentino Mariano Blatt lo describe de manera muy hermosa en su poema “Una idea”:
“(…) Una idea
loca, brillante y divertida
que vino a visitarnos esa noche
que yo hablaba con mis amigos.
¿Habíamos fumado porro?
Sí, habíamos fumado porro.
¿Eran flores?
Sí, eran flores. (…)
Todos la celebramos
con unas risas espantosas por maravillosas.
Nos reímos
y nos reímos
y nos reímos(…)
¿Y quién fue el primero que se la olvidó?
No sé, no sabemos,
si lo hubiéramos sabido
quizás
hubiéramos logrado frenar el olvido (…)
Un manto
de silencio
cayó sobre tus ojos (…)”
Ahora bien, aparte de generarnos ideas locas y brillantes, está comprobado que la marihuana sirve de manera medicinal para diversos problemas de salud. Según la Organización Mundial de la Salud, los principales efectos que tiene el cannabis medicinal en el organismo son: antiinflamatorio, analgésico, neuroprotector, anticonvulsivante, relajante muscular, estimulante de la formación y crecimiento óseo; además, puede funcionar como anti-náusea, antiespasmódico intestinal, estimulante o inhibidor del apetito, ansiolítico, antipsicótico, facilitador del sueño, inmunomodulador, antioxidante, preventivo de la recaída y del síndrome de abstinencia en dependencias químicas.
No quiero dejar de remarcar este último uso medicinal en torno a las recaídas y dependencias químicas. Toda la vida escuchamos que la marihuana es “la puerta de entrada para otras adicciones”, pero la verdad es que fui, soy y seré testigo de lo contrario: vi en amigxs o en gente conocida que la marihuana les funcionaba justamente de manera contraria, su consumo les servía como puerta de salida para tratar adicciones fuertes, tales como la cocaína. Gracias María, otra vez, en nombre mío y de mis amigxs.
A principios de este año, mediante la resolución 800/20021 publicada en el Boletín Oficial, el Ministerio de Salud, a cargo de la ministra Carla Vizzotti, creó el Registro del Programa de Cannabis para el cultivo controlado, conocido como REPROCANN. El sistema permite registrar a usuarixs que cuenten con un diagnóstico e indicación médica para que puedan cultivar hasta 9 plantas y transportar hasta 40 gr secos a lo largo de todo el territorio nacional. Los diagnósticos van desde epilepsia hasta trastorno del sueño, desde cáncer hasta ataques de ansiedad. Acá dejo una guía paso a paso de cómo anotarse, en la página cannábica El planteo y un video explicativo de @ramitagram (minuto 5´30´´).
Este programa es un avance importante en materia de derechos para lxs usuarixs de cannabis: visibiliza que un gran porcentaje de la sociedad consume marihuana, planta en su casa, la usan como medicina propia o para otrx, la llevan cuando se van de viaje, etc. Pero lejos estamos aún del objetivo supremo: legalizar la marihuana, ya sea para fines médicos o recreativos. El principal motivo urgente: mientras unxs están registrados en el REPROCANN, otrxs aún están presxs por plantar.
La Ley de Drogas (nº 23.737) de nuestro país establece que las personas a las que se les encuentre en su poder drogas, ya sea para uso personal o para venta, serán detenidas o deberán someterse a un tratamiento educativo/terapéutico. Muchísimxs políticos prometieron cambios en la misma luego del Fallo Arriola, el cual, en el año 2009, declaró incostitucional la penalización de la tenencia para consumo personal. Pero su redacción es confusa, declara que la tenencia debe ser escasa, no afectar a terceros y se evaluarán diversas circunstancias debido al caso. Esto genera una zona gris, dejando en manos de la policía primero y de los jueces después la decisión sobre si el fallo se aplica o no según cada caso. Miedo, ¿no?
Es entonces que así suceden los casos tales como el de Denise y Luciana, madre e hija que se encuentran detenidas en arresto domiciliario hace más de 29 meses por tener tres plantas de marihuana en su casa. En junio del 2019, el partido de Vicente López, a cargo de Jorge Macri, se encontraba en plena campaña política. En ese contexto, efectivos de la DDI realizaron el allanamiento sin orden judicial previa: lo único que encontraron fueron tres plantas de marihuana. Les abrieron una causa por estupefacientes para comercialización y, desde páginas oficiales del municipio, subieron fotos y lo difundieron como un “exitoso allanamiento contra el narcotráfico”.
He aquí la verdad de la milanesa: Denise consumía marihuana para contrarrestar su depresión, insomnio y ansiedad. Luciana para poder vincularse mejor en su vida social, luego de ser diagnosticada con esquizofrenia. Madre e hija, laburantes, estudiantes, con años de probar diferentes medicaciones y sin tener éxito con ninguna otra, lo único que las hizo “volver a sonreír y afrontar la vida con otra actitud” fue la marihuana.
Antes de la prisión domiciliaria, estuvieron detenidas en diferentes comisarías, obviamente separadas: las hicieron dormir sentadas y esposadas, mientras eran víctimas de otros tipos de violencia policial. Luego fueron llevadas al penal 47 de San Martín. Hoy, a más de dos años del allanamiento, siguen encerradas. Y, lo más contradictorio, es que Denise se registró hace poco en el REPROCANN: es decir, fue condenada por tener tres plantas y, a la vez, está habilitada para tener hasta nueve plantas. El caso de Denise es la contradicción per sé de la situación.
Según el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), la principal causa de privación de libertad de mujeres en la Argentina es por infracción a la Ley de Drogas. A la vez, las que suelen ir presas son mujeres de sectores más vulnerables ya que, al no poder costear una defensa de manera particular, quedan a la espera y al ritmo de las defensas públicas.
Por los casos como el de Denise y Luciana, por todxs aquellxs que están detenidxs, con causas o condenas por cultivar o tenencia, por cada porro que nos fumamos con amigxs, en soledad o en compañía de quien querramos, por cada persona que atraviesa su enfermedad de manera más amena gracias a la marimba, necesitamos libertad a lxs presxs, necesitamos una nueva Ley de Drogas, necesitamos la legalización de la marihuana. La creación del REPROCANN es un gran paso, pero aún queda pendiente una reparación histórica enorme. P.D: les pregunté a mis amigxs qué palabras se les venían a la cabeza cuando leían la palabra porro. Me respondieron todas cosas positivas, tales como pasto, sol, ritual, ideas, caramelo, paz, curación. Pero, debo confesar: mi preferida fue esperanza.