El 4 de octubre se cumplieron cuatro años de la desaparición del peón rural rionegrino, Ricardo Esteban Machuca.
La última vez que lo vieron fue en la puerta de su casa de General Enrique Godoy. Su patrón, Andrés Alencastre, dueño del campo Las Tres Banderas, lo pasó a buscar para llevarlo a trabajar al establecimiento rural ubicado en cercanías de Gobernador Duval, La Pampa. En el auto viajaba otro hombre. 10 días después denunció su desaparición.
El caso Machuca se suma a una serie de desapariciones ocurridas en la provincia de Río Negro que tienen vinculaciones con grandes empresas multinacionales de la fruta, las fuerzas de seguridad y la justicia.
Las Tres Banderas
Ricardo trabajaba en Las Tres Banderas, un campo de 5000 hectáreas, ubicado en Gobernador Duval. Era el único puestero del lugar.
En el campo quedaron sus cosas, documento, celular, dinero, ropa y la mesa servida.
La desaparición la denunció su patrón, cuando regresó a la chacra y no encontró a nadie.
Desde ese momento todo se convirtió en intriga.
La investigación comenzó con el rastrillaje del campo, lo cual es difícil ya que la zona es de superficie sinuosa, con pastizales y donde abunda la jarilla. Continuó con 120 km de ambos márgenes del Río Colorado con buzos especializados y en los campos vecinos, pero no encontraron rastros del puestero.
En Tres banderas, realizaron una serie de allanamientos donde hallaron una faja de hilo manchada con sangre y olor a podrido, un envoltorio con unos 10 gramos de marihuana y una bolsa de nylon en un pozo, con un papel que decía “12 mil pesos” y “borrar la huella de Machuca”, señales que orientaron a los investigadores hacia la hipótesis de un crimen.
Sin embargo, a pesar de estos indicios, los fiscales José Luis Coito y Martín Miguez no profundizaron en la investigación y la causa nunca avanzó.
La familia de Machuca solicitó la indagatoria del dueño del campo y dar con el paradero del otro hombre que viajaba con ellos el último día que lo vieron con vida, pero la justicia no encontró razones para ello. En la desesperación, sus familiares también contaron con la presencia de una clarividente que afirmó que el hombre fue asesinado.
La pista de Villa Regina
Días después de la desaparición, un policía retirado de Río Negro aseguró haber visto a Machuca en la terminal de Villa Regina. Cuatro testigos afirmaron lo mismo.
Esta declaración dilató la causa, la justicia pampeana declinó su competencia a favor del juzgado de Choele Choel, atribución que fue rechazada en tanto el hecho había ocurrido en la zona rural pampeana.
Un año más tarde, el fiscal a cargo mencionó la presencia de una persona de iguales características a la de Machuca en Casa de Piedra, provincia de Río Negro.
Desde ese momento la investigación está estancada, la causa no tiene avances y la familia reclama: “En este país tenés que tener plata para que te tomen en cuenta”
Claudia Machuca, hermana de Ricardo, relató a Zoom la situación en que se encuentran cuatro años después.
¿La causa está parada?
No sabemos mucho de la causa, no está parada pero se mueve muy lento. Cambiaron muchos fiscales desde su desaparición. Ahora hay una fiscal nueva, Paula Duscher, que está investigando. Eso nos da un poco de esperanza. La mayoría de las cosas las sabemos por la investigación que hacemos nosotros.
¿Y qué pudieron averiguar?
Yo pienso que a mi hermano lo llevaron ahí para matarlo.
No sabemos los motivos, pero por conversaciones que yo he tenido con gente, hay un tema de tráfico de drogas y de robo de animales que la policía de Duval niega.
Cuando hicieron los allanamientos, los perros de Marcos Herrera (un adiestrador viedmense) encontraron todas las cosas que no se habían encontrado en dos allanamientos anteriores.
Él encontró un papel que decía “eliminar al negro Machuca por buchón” y otro con el nombre del dueño del campo y la cantidad de drogas que se debía repartir, después de eso no lo dejaron entrar más.
Tampoco nos dejaban entrar a nosotros. Luego de la desaparición de mi hermano, la policía se juntaba en el campo con el dueño y comían asado, mientras nos decían que estaban investigando.
Desde el primer día nos trabaron la causa, nos decían que mi hermano había viajado a Villa Regina, que había estado pidiendo plata, que se había ido a Chile. Metieron excusas, quisieron trabar todo. Todas mentiras.
¿Cómo recordás esos días?
La última que vio a mi hermano fui yo. Antes de irse me dijo “Decile a la má que en unos días vuelvo, que la quiero mucho” y de ahí nunca más. Él hacía menos de una semana que había llegado de Chile y lo vinieron a buscar a casa para ir al campo.
Diez días después, el dueño me llamó a las cinco de la mañana para decirme que mi hermano estaba desaparecido. Él supuestamente lo sabía desde el viernes porque no lo había encontrado en el campo. ¿Por qué no me llamó antes para saber si había vuelto a Regina?
Dijo que lo buscó dos días con otro muchacho ¿y fue a las cinco de la mañana a hacer la denuncia?
Después nunca más nos acompañó, en los allanamientos entraba él en el predio con la policía y a nosotros nos dejaban esperando a varios kilómetros de ahí.
Tuvimos que cortar la Ruta 22 para que nos dejaran entrar y llevar los perros de Herrera.
¿El dueño de la estancia fue indagado?
No, también nos negaron ese pedido. Pero desde que desapareció mi hermano a nosotros tampoco nos tomaron declaración, nunca nos preguntaron si nos había dicho algo. Nada.
En La Pampa hay una persona detenida por otro caso y algunos lo acusan de tener información sobre Machuca, pero tampoco sabemos mucho de eso.
Claudia relató que recibe información en las redes sociales, que le escriben por Facebook para decirle que lo vieron. Primero fue una pista que lo ubicaría en Tucumán y que no se pudo confirmar, luego otras. Conversan con mucha gente.
Si bien no pierde las esperanzas, cree que a su hermano lo mataron.
“Él era re bueno, no se iba a ir así olvidándose de su hijo. No se iba a ir cuatro años sin avisarnos. Sería un milagro que esté vivo.”
Reinoso
La persona detenida que menciona Claudia se llama Raúl Reinoso, tiene 74 años y se encuentra alojado en el penal en la URI Alcaidía 1° de Santa Rosa La Pampa. Fue denunciado por abuso sexual, sin embargo él dice que no cometió ese delito y que está preso por saber qué pasó con Machuca.
¿Y qué pasó con Machuca?
Yo empecé a averiguar qué le pasó con Ricardo, él era mi amigo. Sé que lo mataron. Cuando desapareció yo estaba trabajando en una gomería. Me vinieron a ver Andrés Alencastre y Antonio Bullone y me dijeron que “estaban enquilombados”. Me pidieron que les guardara un arma y les dije que no. Después se fueron y de ahí no se supo nada más de Machuca.
El tema viene de antes, Machuca había hecho un trabajo con una gran cantidad de vacas robadas, muchas. Cuando él terminó de llevarlas a la estancia le pagaron una parte de la plata. Con eso se fue a Chile, pero cuando volvió dijo que iba a cobrar mucho más.
Cuando lo fueron a buscar a la casa y lo llevaron para que cuide a una yegua con unos potrillos, lo hicieron desaparecer. Luego pusieron sus cosas y el teléfono chiquito que él tenía en la estancia y dijeron que había desaparecido.
¿Desde cuándo está preso?
Desde 2018, primero denunciaron a mi hijo que estaba en Bahía Blanca y después me denunciaron a mí. Yo tengo 74 años, vivía solo con mi señora y ahora estoy encerrado. No me dan prisión domiciliaria.
En la cárcel me torturaron, me quemaron con ácido en las partes íntimas, y me decían “así que vos sos el que sabe cómo mataron a Machuca”.
Reinoso denunció las torturas ante el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos. Cuando fueron a la cárcel a él se lo llevaron a un control oftalmológico. No pudo hablar ni pudieron verlo.
Otras desapariciones que siguen impunes
La desaparición de Ricardo Machuca, no es el única con estas características, en Río Negro -provincia limítrofe con La Pampa- el más emblemático fue el caso de Daniel Solano. El joven oriundo de Salta, llegó a Choele Choel como uno más de los 40 mil trabajadores golondrinas de la cosecha de la fruta.
Un día antes de su desaparición, el 5 de noviembre de 2011, había protestado, junto a otros jornaleros, por el poco dinero que habían cobrado por su trabajo. Esa noche, siete policías lo fueron a buscar a un boliche bailable “Macuba” y nunca más se supo de él.
La investigación trajo a la luz una estafa millonaria que la empresa Agro Cosecha, proveedora de la compañía belga Expofrut Argentina S.A., venía realizando a los trabajadores del norte desde hacía años. Solano cometió el error de saber leer y escribir y darse cuenta que su recibo y el de sus compañeros estaba mal liquidado.
La policía los intimidaba y los reprimía no solo en el campo, sino también en los lugares donde vivían, las oficinas de cobro y hasta sus lugares de diversión.
Un testigo declaró que Daniel había tomado un micro rumbo a Neuquén. Otro, que había vuelto a su provincia, algo que nunca se probó.
A pesar de no encontrarse su cuerpo, siete policías de la Provincia de Río Negro, Sandro Berthe, Pablo Bender, Héctor Martínez, Juan Barrera, Pablo Albarrán Cárcamo, Pablo Quidel y Diego Cuello fueron condenados en 2018 por el delito de “homicidio agravado por alevosía por ser cometido por un funcionario público”. Sin embargo, aún siguen en libertad a la espera de que la Corte Suprema confirme la pena.
Tiempo antes de la desaparición de Daniel Solano, también se perdió el rastro de un trabajador Jujeño, Héctor Villagrán.
Cuando se realizó la denuncia, la policía respondió que seguramente había vuelto a su ciudad, Yuto. Él nunca regresó y la investigación fue frenada.
Andres Cuyabay, también desapareció del boliche bailable “Macuba” luego de recibir una paliza por parte de la policía. Era trabajador de la fruta de la empresa Expofrut. Había venido de Salta. Otra coincidencia más. El cuerpo apareció ahogado en el rio Negro.
Un caso más es el de Pedro Cabañas Cuba, un jornalero paraguayo que hasta días después de la desaparición de Daniel estaba trabajando en la estancia Negro Muerto, bajo el mando de Paulino Riveras. Este último es el testigo del supuesto viaje de Solano.
También se dijo que Cabañas Cuba se había tomado un micro en la terminal, sin embargo, sus compañeros declararon que desapareció sin dejar rastros y abandonando sus pocas pertenencias.
En Río Negro, el mecanismo mafioso empresarial se ayuda de las fuerzas de seguridad y la justicia.
De la causa original se desprendieron más de veinte investigaciones sobre la trata de personas, el narcotráfico, las estafas, los apremios ilegales, el encubrimiento policial, las amenazas a testigos, el desvío de la investigación y la asociación ilícita. Todas forman un entramado de corrupción que suma cada día más víctimas.
Los crímenes impunes en la región crecen y no hay voluntad política para modificar las cosas.