«Sólo se trata de vivir»

Litto Nebbia en el discurso de Alberto Fernández: letra y música de la narrativa presidencial.

Por Cristian Secul Giusti

«¿Qué pesó sobre mí?», preguntó el presidente Alberto Fernández en la entrevista que le realizó Jorge Fontevecchia. «Pesó Juan Perón, pesó el Mayo Francés, pesó Woodstock. ¿Cuánto pesó en mí Walt Whitman? ¿Cuánto pesó en mi Charles Baudelaire? Creo que soy el conjunto de todas esas influencias», respondió rápidamente. Festival de Woodstock, cultura rock y políticas de la emancipación. De la poesía a la guitarra, de las lecturas a los cantos grupales. Una retórica polifónica que une justicialismo con efervescencia hippie y nociones del Derecho. Un «hijo del rock nacional» y un ferviente admirador de Luis Alberto Spinetta, Bob Dylan y, especialmente, Litto Nebbia. «No solo es el padre del rock en español. Fue el primero que se animó a mezclar el rock con otras músicas», le detalló a Héctor Larrea en un pasaje de la Entrevista Federal de Radio Nacional.

Litto Nebbia está siempre presente en el discurso de Alberto Fernández. Es una referencia ineludible y un punto emocionante y motivador en sus respuestas. Mencionarle al músico rosarino es hablarle de su identidad cultural, de la amistad, la ética y la fraternidad -cuatro conceptos clave en su narrativa-. El ex integrante de Los Gatos no solo es un pionero y un trovador, también es un rebelde y un obstinado compositor que, aún por fuera de los carriles de la industria cultural, siempre se encargó de decir: «Yo no permito». El Jefe de Estado se siente a gusto con esa idea. Y en la combinación de voces que siempre incorpora en su discurso, la perspectiva rockera en clave Nebbia es un enlace de contención y permanencia para sus convicciones.

Asimismo, el marco intertextual de la cultura popular de los 60 y 70 es una constante en la retórica de Fernández. Su camino político transita por distintas musicalidades y reverberancias rockeras: desde el nombre de su perro (Dylan) hasta los encuentros con Patti Smith, el recuerdo de sus encuentros con Spinetta, sus asistencias a conciertos o el abrazo de guitarra en su viaje a Francia, antes de la irrupción pandémica.

En la retórica de Alberto, el Litto de “Sueña y corre” dialoga con el solista que se abrió camino a fuerza de canciones variadas. El Litto del exilio habla con el de la posdictadura y la derrota peronista en los 80. Y el Litto mítico de los orígenes del rock argentino charla con el artista que buscó nuevas sonoridades en los 90. Todo eso junto y más. Porque, en definitiva, en sus expresiones presidenciales, Nebbia resuena acá, allá y en todas partes.

Te daré una mano, hermano

El «Día de la Amistad» de 2019, un Alberto Fernández todavía pre-candidato presidencial publicó un video en sus redes con una canción propia -y muy en tono Nebbia- que decía: «Cuando el día se termina, una estrella va a brillar, para iluminarte el alma de aquí en más». En aquel momento, el diario Clarín destacó que el ex jefe de Gabinete de Néstor Kirchner «es un apasionado de la música desde su adolescencia. Esa pasión lo llevó a estudiar con Litto Nebbia en su juventud, en épocas en las que llevaba la guitarra colgada en la espalda después de asistir a clases en la Facultad de Derecho de la UBA».

Un año más tarde y en contexto de pandemia, Fernández dialogó con el programa “Altavoz” (TV Pública) y, a modo de agasajo, la producción lo sorprendió con la aparición de Nebbia por videollamada. «¿Qué hacés Alberto? Un abrazo grande, toda la fuerza espiritual del mundo», dijo el cantante. Emocionado, Alberto saludó y rememoró el amor por su música. «Yo estudiaba en el Colegio Nacional Mariano Moreno, (…) había clavado un clavito en el aula donde estudiamos y todos los días colocaba la foto de Litto diciendo ‘él es el patrono del aula’. Eso es para que vean mi locura por Litto, que es mi amigo», subrayó.

Al igual que Charly García y Luis Alberto Spinetta, nuestro presidente entiende que Nebbia es el iniciador del rock argentino y, además, «el primer rockero que se atrevió a fusionar el rock con el tango, con la zamba, con el samba brasilero, con los boleros, y eso lo hizo único». Este aspecto es muy remarcado en sus intervenciones porque, a partir de esa mixtura de ideas y nociones, se destacan las convicciones del artista rosarino: «Siempre cuando me preguntan qué canción de Litto lo define, digo hay un tema que se llama ‘Yo no permito'», recalcó.

Madurá tu paciencia

Los conceptos de ética y unidad forman una constante en la retórica presidencial. Y su inclusión refuerza, junto a la noción de democracia y diálogo, una relación estrecha con la idea de “contrato social”, que en términos de la vicepresidenta Cristina Fernández también se puede denominaron “contrato social de responsabilidad ciudadana”.

Por tanto, en su discurso de asunción, Fernández remarcó la necesidad de “superar el muro de las fracturas”, “crear una ética de las prioridades y las emergencias” y apelar a una “ética política» para reivindicar los valores de la solidaridad y la justicia. En ese aspecto, la llamada «ética de la convicción» fue abordada como símbolo «para no renunciar a nuestros ideales» y «saber que la verdad es sinfónica, compuesta de voces, intereses y miradas diversas”.

«Yo no permito que me impidan seguir, yo los invito a que me vean seguir. Y si lo intento es porque estoy convencido que para lograr algo hay que insistir», canta Nebbia en «Yo no permito», canción editada en 1983, durante la transición a la democracia. Esa lírica destaca una noción de convicción y también de ánimo en un momento de crisis y expectativa por reconstrucción. «La estrenamos con Juan Carlos Baglietto en ‘El Rosariazo’, acompañados por Fito (Páez) y Lalo de los Santos (1983). Trata sobre tener la fuerza para hacer algo de lo que estás convencido (…) Se me ocurrió, humorísticamente, establecer mi juicio, mi voluntad. Yo tengo que hacer lo que yo quiero», le dijo el músico a Rolling Stone.

En tiempos de campaña electoral, Alberto señaló que «Litto es un modelo de conducta”, y recalcó que su propia formación política tiene “un poco Perón, un poco los grandes pensadores de la Argentina y mucho Nebbia, Bob Dylan, Joan Baez, el flaco Spinetta”. Siguiendo ese camino, en su etapa presidencial pre-COVID-19, participó del programa Sobredosis de TV (C5N) y repitió que «Yo no permito» debería ser un himno para los habitantes del país. Acto seguido, finalizó la entrevista escuchando «Solo de trata de vivir”, uno de los temas más populares de Nebbia, editado en tiempos de dictadura militar (1980) y resignificado tras la trágica Guerra de Malvinas (1982).

Otra esperanza

Antes de las elecciones presidenciales de octubre de 2019, Alberto Fernández se encontró con Natalia de la Sota, hija del exgobernador de Córdoba, José Manuel de la Sota, y cantaron «Solo se trata de vivir». Lo mismo sucedió el mismo día de los comicios, cuando, acompañado por Leandro Santoro (actual asesor presidencial), entonó: «Dicen que viajando se fortalece el corazón, pues andar nuevos caminos te hace olvidar el anterior, ojalá que esto pronto suceda así podrá descansar mi pena, hasta la próxima vez». Ese video lo mostró con su guitarra, relajado, sentado en un sillón, esperando los resultados desde su casa.

Dicha canción memorable resultó clave para afrontar este contexto de pandemia que acecha vidas, economías y ánimos sociales. Por esta razón, en una publicación realizada en abril, durante el Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio (ASPO), el presidente subió un video de la cuarentena realizada en Rosario, agradeció el compromiso de la ciudadanía y sostuvo: «Queremos evitar el contagio. ‘Solo se trata de vivir’, como dice Litto Nebbia en el hermoso tema que musicaliza este video».

Esas declaraciones iniciales de Alberto dejaban en claro la importancia de aislarse y respetar la cuarentena como un modo de cuidar a otros y ser solidarios/as con los grupos en riesgo. A partir de ahí, el llamamiento a la fraternidad y la conciencia cobró relevancia en su discurso y se convirtió en el eslabón principal de una campaña de colaboración entre compatriotas -tiempo después, despertó las críticas de los sectores opositores más indignados con el peronismo y la mirada social del gobierno-.

En esa línea, el discurso aún vigente y central de solidaridad se empalmó con la exposición de la unidad como forma de tender puentes entre diferencias y combatir al COVID-19, expuesto correctamente como un «enemigo invisible» . En la narrativa componedora -ya diagramada por el albertismo durante la campaña y el inicio de la gestión-, se confirmó su posición en el contexto volátil y dinámico. De esta manera, «Solo se trata de vivir» -en tanto canción emblemática- permitió potenciar la visión de «consenso” y la sustancial presencia del Estado en la conformación de diálogos y orientaciones para el bien común. “Un país unido en el que cada uno debe comprometerse con los demás y todos con cada uno, empezando por el Estado», resaltó en la cadena nacional de Marzo pasado.

Y así nace un nuevo día

“¿Cómo les va? ¿Cómo estás? Soy Alberto Fernández”, dijo el mandatario en su audio enviado a los/as oyentes de “Detrás de lo que Vemos”, el programa radial conducido por Claudio Villarruel (AM 750). En esa ocasión compartió dos de sus temas predilectos del rock argentino. Habló de «Todas las hojas son del viento», de Spinetta (1973) y de «Islas», de Litto Nebbia (1972). «Está en un longplay, así lo llamábamos, que se llamaba Despertemos en América», dijo sobre esta última canción, e indicó que hace referencia a la situación de distanciamiento y aislamiento por pandemia. «Un tiempo donde todos tenemos que estar separados y conviviendo. La alegoría de la cuarentena”, agregó.

Como bien señaló Fernández, la canción habla de las «islas» y las separaciones, pero, también de la búsqueda de la paz y del encuentro, aún a sabiendas que las “islas” siempre permanecen. Y quizás en esa trama se inserta su propia narrativa estatal: una perseverancia intensiva en pos de la concordancia, muy atenta a la contextualización y al presente de antagonismos sociales en la región. El propósito -por lo que se ve- consiste en construir la noción de diálogo y ejercitarlo con quienes quieran escuchar («Quién quiera oir que oiga», escribió Nebbia) y quienes manifiesten intenciones de acordar («Podrás ver mi mano que sigue firme cual ninguna, ofreciendo ayuda», señaló Litto).

“Estoy muy esperanzado porque veo que el gobierno, dentro de las posibilidades, se ocupa de tratar de acompañar y solucionar un montón de las emergencias», opinó el músico rosarino en una entrevista para Télam Radio, a finales de julio. «Mientras esta pandemia exista, el Gobierno va a estar al lado de los que más necesitan. No tiene que dudar ningún argentino», expresó días después el Jefe de Estado. Contracultura y cultura oficial. Un diálogo entre rock y política, mediado por las líricas y los sentidos colectivos de las composiciones.

La presencia de Litto en el discurso de Alberto habilita un relato coral de amistad, encuentro, experiencia, expectativa y voluntad de transformación. En esa clave amplia y polifónica, el peronismo traza líneas con la socialdemocracia -aunque caiga incómoda la referencia- y se reconoce en los aullidos de la emancipación rockera. A partir de ahí, la expresión del presidente despliega una mirada humanista, de cuidado estatal y justicia social en un contexto de proliferación de odios, desprecios y menciones beligerantes.

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