Impuesto a los ricos: quién (y cómo) paga la pandemia

Un informe de la Celag relevó el impacto de un tributo especial a las grandes fortunas. Urgencia fiscal, apoyo popular y posibles reacciones de una élite económica entrenada en la evasión.

Los efectos de la pandemia ya se extienden a 212 países y territorios (Worldometers). No hay dudas ni de sus impactos globales y ni de que los estados vuelven al centro de la escena como articuladores de una res- puesta para enfrentar y salir de la crisis. Compras de insumos médicos, montajes de hospitales de campaña, gastos de I+D en la búsqueda de una vacuna y remedios, transferencias hacia trabajadores suspendidos y de la economía informal, subsidios para pequeñas empresas, créditos subsidiados de todo tipo y color han sido solo algunas de las primeras acciones para salvar vidas y, también, la economía.

¿Cómo financiar este caudal de gastos? Este informe se enfoca en la im- plementación del gravamen al patrimonio de las grandes fortunas para reforzar la capacidad tributaria doméstica.
Teniendo en cuenta que las economías latinoamericanas podrían caer 5,3% (CEPAL, 2020a) y, por lo tanto, caerán las recaudaciones vincula- das a los flujos de ingreso y a la actividad productiva, es conveniente estimar la capacidad recaudatoria de un gravamen sobre el patrimonio (stocks) de las grandes fortunas.

El debate sobre el tributo a las grandes fortunas se extendió a Europa y a algunos países de América Latina con propuestas variadas que implican alícuotas diferenciales para el impuesto a la renta de
las personas físicas (flujos) y/o un impuesto a las grandes fortunas (stock) que podemos asemejar a los impuestos al patrimonio vigentes en Argentina, Colombia o Uruguay.

Los impuestos a la riqueza o el patrimonio fueron cayendo en desuso a nivel global durante las últimas décadas por dificultades técnicas (valuación de activos, sistemas administrativos, entre otros) pero también por los elevados grados de elusión y evasión que implicaban muy baja recaudación.
Estimación basada en casos latinoamericanos

En América Latina, sólo Argentina, Colombia y Uruguay mantienen tributos nacionales vigentes que gravan el patrimonio. El impuesto a los bienes personales de Argentina y el impuesto al patrimonio de Colombia y Uruguay son los que presentan los mayores niveles de recaudación. En el Anexo presentamos sus principales características.

Los detentores de las mayores riquezas (conocidos como “top 1%”) concentran ingresos que rondan entre el 20% y 25% del PBI (25% en Brasil, 22% en México, 21% en Chile, 21% en Colombia y 20% en Ecuador) (CEPAL, 2016), por lo que existe una base tributaria sustancial, aunque de difícil detección, pero que podría ser abordada con un diseño tributario adecuado.

Un impuesto teórico que tenga por objetivo gravar las grandes fortunas puede tomar como base las características del tributo colombiano (mínimo no imponible en torno a USD 1,2 millones) y uruguayo (grava a personas físicas y jurídicas para evitar la elusión vía empresas fantasmas).

El potencial recaudatorio de una estructura del tributo similar a la de Colombia y Uruguay (que recaudan entre el 0,5% y 1% del PBI, respectivamente), podría generar un ingreso adicional entre 25 y 50 mil millones de dólares en un año en toda la región.

Brasil podría recaudar entre 9 y 18 mil millones de dólares, México entre 6 y 11 mil millones y Argentina entre 2 y 5.

El informe completo

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