Cuando hablamos de fuga de capitales estamos haciendo referencia fundamentalmente a la riqueza local que se convierte en dólares y se sustrae del circuito económico. Se fuga. Esta debajo de un colchón o principalmente depositadas en bancos extranjeros.
¿Por qué la fuga de capitales es tan dañina para la economia local? ¿Por qué la fuga de capitales deteriora la calidad de vida de todos nosotros?. Bueno, la respuesta es triple:
Son fondos que al no reinventirse en la economía local dificulta la consolidación de un proceso de desarrollo
La fuga de capitales es contracara, en la mayoría de los casos, de la evasión impositiva. La pérdida de capacidad recaudatoria de los fiscos locales empeora la distribución del ingreso. El Estado tiene menos recursos para afrontar las demandas sociales
La fuga de capitales desestabiliza a la economía local por el lado de la balanza de pagos. Uno de los problemas estructurales de la economía argentina es la escasez relativa de dólares (la restricción externa). ¿qué quiere decir esto? Que la economía argentina tiene la particularidad de ser una economía bimonetaria. Además de necesitar los dólares para lo que se precisan en cualquier país “normal” (importaciones, pagos de deuda, viajes al exterior, etc) hay una demanda adicional proveniente del 10 por ciento de la población que mas gana que quiere ahorrar en dólares. A eso se agrega la demanda de dólares por fuga de capitales de las empresas. Esa demanda adicional muchas veces fuerza bruscas devaluaciones que provocan una caída en el poder adquisitivo de los ingresos.
¿Cuanta plata hay de los argentinos en el exterior?. Las estimaciones son variables pero van de 200.000 a 400.000 millones de dólares. Una montaña de plata. Cuándo comenzó a ser un grave problema la fuga de capitales en la Argentina?. Con la dictadura militar. La fuga de capitales alcanzó los 20.000 millones de dólares, entre 1980 y 1982, drenando las reservas del Banco Central. Ese fue el final de la famosa “tablita” de Martinez de Hoz.
A partir de allí este fenómeno se volvió estructural en la Argentina con diferentes tipos de gobierno.
El macrismo pensó que aplicando políticas amigables con el mercado no tendría este problema. Los dolares van a sobrar, llegó a decir el Presidente. ¿Qué paso en realidad?. Lo que era esperable: la politica de desregulación cambiaria (de eliminar todo tipo de controles a los capitales especulativos, a las compras de dolares, a eliminar la obligación de liquidar las exportaciones) lo que hizo fue profundizar este problema.
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Los paraísos fiscales son la contracara de la fuga de capitales. Esa plata hay que guardarla en algún lado y aquí entran en el juego estas verdaderas lacras del sistema financiero internacional que les ofrecen a los fugadores un lugar seguro donde dejar su dinero.
¿Cómo funciona esto? Muy sencillo. Los bancos internacionales tienen un sector apodado de banca privada (private, en el sentido de secreto o privacidad), que brinda este servicio. ¿En que consiste el servicio? Asesoría y gestión para las inversiones de personas con altos patrimonios –con activos involucrados superior a los 250.000 dólares– o de empresas vinculadas con estas personas. Los servicios ofrecidos incluyen la apertura de cuentas bancarias offshore de personas físicas y jurídicas, interposición de sociedades “ad hoc”, fundaciones o trust que son constituidos en guaridas fiscales con la finalidad de mantener el total anonimato de los beneficiarios reales. Existen distintas estrategias para la captación de clientes. En algunos casos, la apertura de esta oficina es legal porque lo permite la local. Si no es así buscan la forma de eludir esa restricción legal.
Lo cierto es que el rol activo de los bancos globales como facilitadores de la fuga de capitales está fuera de discusión. Por ejemplo, el Senado de Estados Unidos demostró que los bancos UBS y Credit Suisse abrieron miles de cuentas no declaradas de contribuyentes estadounidenses en Suiza.
El mismo Senado también comprobó que el HSBC facilitó el ingreso de fondos a Estados Unidos provenientes del narcotráfico y el “terrorismo internacional” (o por lo menos lo que Estados Unidos considera terrorismo, que en este último caso incluía operaciones financieras iraníes ligadas con el desarrollo de su industria nuclear).
Otro ejemplo de este maridaje entre bancos y fuga se puede ver en la información aportada por Hervé Falciani, ex informático del HSBC Private Bank de Ginebra (Suiza). Falciani aportó los datos de 130.000 cuentas bancarias offshore que superaban los 102.000 millones de dólares e involucraban a 106.000 personas residentes de 203 países.
El ranking de cantidad de cuentas secretas –discriminadas por la nacionalidad de sus titulares– era encabezado por Suiza, Francia, Reino Unido, Brasil, Italia, Israel, Argentina, Estados Unidos, Turquía y Bélgica. Otro antecedente argentino es la denuncia abierta en 2008, con los datos aportados por el ex directivo Hernán Arbizu, contra el JP Morgan que involucraban a muchos ricos y famosos de la sociedad argentina. Por último quiero terminar con un párrafo de un trabajo sobre la fuga de capitales elaborado por dos de los especialistas más importantes de la Argentina en este tema como Jorge Gaggero y Magdalena Rua. Dicen Gaggero y Rúa: “La existencia de muchos otros bancos internacionales involucrados en evasión fiscal, fuga de capitales y lavado de dinero, y la multiplicación de denunciantes internos que advierten patrones comunes de acción, parecen indicar un comportamiento sistemático y generalizado de gran parte de estas entidades financieras”.
Como se puede ver, fuga de capitales y bancos internacionales van de la mano. Juntos a la par, diría Pappo.