El macrismo en 2015 consiguió sacarse el mote de “fuerza vecinal” con triunfos en provincia de Buenos Aires y Nación. El año pasado ratificó su poderío electoral en esos distritos y ya hizo pública su apuesta por la reelección.
En este escenario, los armadores políticos de Mauricio Macri y María Eugenia Vidal se frotan las manos pensando en conquistar el último gran trofeo electoral que les queda para completar el póker de ases del poder: La Matanza. Por eso, desde el gobierno nacional y el provincial destinan grandes obras al distrito comandado desde 1983 por el PJ, como el Metrobus y la Autopista Juan Domingo Perón, que pasará por la localidad de Virrey del Pino y unirá Camino del Buen Ayre con La Plata.
En pelea constante con la intendenta Verónica Magario, los más osados en el PRO piensan que ganar el municipio bonaerense más populoso les garantizaría gobernar 20 años más el país. Con este objetivo, ya se instalaron dos candidatos dentro de Cambiemos para pelear por el Ejecutivo municipal: el titular de ACUMAR, Miguel Saredi, y el ministro de Educación de la Nación, Alejandro Finnochiaro.
Saredi y Finnochiaro comparten la particularidad de que ambos son peronistas, en un distrito que se lo conoce popularmente por ser la capital de ese movimiento político. Esto también refleja las dificultades para instalar, o incluso de conseguir, un candidato que no venga de las filas justicialistas. Los sectores más “puros” del macrismo quedan disminuidos a un puñado de dirigentes sin peso territorial.
El camaleón de La Matanza
Roberto Miguel Saredi, como se lo conocía en su Trenque Launquen natal, fue un hombre fuerte del PJ en ese partido, en alianza con sectores conservadores del campo, y generó una muy buena relación con el entonces gobernador Eduardo Duhalde, quien lo hizo ocupar cargos en el Consejo del Menor durante su gestión. Además, llegó a ser Diputado Nacional por un breve periodo, entre 2002 y 2003 por el peronismo.
Desembarcó políticamente en La Matanza en 2008, de la mano del macrismo, luego de que el gobierno de la Ciudad lo designara como director del Mercado Central. Allí logró camuflarse en el entorno de Guillermo Moreno y ensayar su primera candidatura a intendente, en 2011, por el FPV luego de una alianza fallida con la delegación local del Sindicato de Camioneros. El intento se vio frustrado en la interna con el entonces mandamás municipal Fernando Espinoza. No consiguió competir con la boleta larga del kirchnerismo, que arrasó a nivel nacional con el 54%.
Al no encontrar espacio en el por entonces oficialismo, saltó al Frente Renovador en 2013 atraído por el ascenso de Sergio Massa en la política nacional y logró posicionar a Maria Isabel Barreto como concejal. Su objetivo era quedarse con la candidatura a intendente dos años más tarde. Su aliado era el Intendente de San Isidro, Gustavo Posse, quien propició el salto de ambos al PRO, incómodos en el massismo, para instalar su candidatura a gobernador. Así, Saredi volvía a su primer amor matancero.
Al final, Posse no fue candidato pero Saredi logró encabezar la boleta municipal de Cambiemos en 2015, donde siempre fue mirado de reojo por los sectores más duros del macrismo por sus lazos con el viejo peronismo del distrito. Pero se vio beneficiado por el descalabro que se vivía en ese frente hasta ese año. Tal era el conflicto que se vivía en el partido de Mauricio Macri que enviaron al ahora diputado nacional Hernán Berizzo, un dirigente tucumano que era funcionario de la Ciudad, a resolver la interna.
En 2015 se popularizó el apodo de “Saltaredi”, en referencia a los constantes cambios de partidos políticos que protagonizó a lo largo de su carrera el ex diputado nacional. Sus opositores lo plasmaron en afiches por todo el distrito.
Entre los más fuertes armadores de Saredi en La Matanza se encontraba Fernando Niembro, que tuvo que interrumpir su carrera por el escándalo de corrupción que lo envolvió y lo obligó a bajar su candidatura a legislador.
Finalmente, el gobierno de Maria Eugenia Vidal lo nombró como Director de ACUMAR en 2015, en representación de la Provincia de Buenos Aires y desde allí teje una muy buena relación con otra integrante del organismo, la actual senadora Gladys González. Por eso, uno de sus principales pilares es Manuel Mosca, esposo de González y presidente de la Cámara de Diputados provincial.
En 2017 volvió a encabezar la nómina pero las líneas más duras del macrismo, con Berizzo como brazo ejecutor, comenzaron a marcarle la cancha e impulsaron la candidatura del Ministro de Educación, un dirigente del riñón amarillo.
Consciente de que lo quieren correr del camino para darle paso a Finnochiaro en 2019, el titular de ACUMAR lanzó recientemente su propio partido, “Nueva Dirigencia”, un sello que había sido creado por el ex ministro de Justicia de Néstor Kirchner, Gustavo Béliz. “Notamos que, muchas veces, se intenta cerrar este frente, sobre todo a los sectores más allegados al peronismo o a las fuerzas populares. Somos tan de Cambiemos como cualquiera de los otros integrantes”, remató Saredi en el lanzamiento.
En este nuevo espacio Saredi espera aglutinar a todas las figuras del justicialismo que no encuentran lugar en Cambiemos, y apuestan a, llegado el caso, competir en una PASO contra el otro sector. Esto a pesar de que desde las oficinas de la Gobernación ya se encargaron de anunciar que no habrá ninguna interna y que el que más mida se quedará con la candidatura.
Maestro mano dura
Alejandro Finnochiaro es el otro nombre en danza para tratar de arrebatarle el poder a Verónica Magario. El Ministro de Educación también se dice peronista, aunque se inició en política militando en el brazo universitario de la UCéDe. Hasta que, tiempo después, comenzó a trabajar en el estudio jurídico del ex Ministro del Interior menemista, Carlos Corach.
En 2008 llegó a la cartera educativa porteña de la mano de Mariano Narodowski, primer referente de Macri en el área, y fue Decano del Departamento de Derecho de la Universidad Nacional de La Matanza (UNLaM), donde estuvo involucrado en la causa de escuchas ilegales del espía Ciro James, quien realizaba tareas de asesoramiento en esa Casa de Altos Estudios. Ese escándalo le valió su pelea con el Rector de la UNLaM, Daniel Martínez, y su eyección del decanato, ya que las autoridades universitarias no tenían conocimiento sobre que tareas realizaba James en la institución.
Luego de ese caso, en el que Narodowski también perdió su cargo, volvió al Ministerio de Educación porteño como Subsecretario de Políticas Educativas y Carrera Docente, cuando asumió Esteban Bullrich. Muchos calificaban a Finnochiaro como el verdadero ejecutor de las políticas del macrismo en el área. Sobre todo, sus negociaciones con los gremios docentes, que ahora replica a nivel nacional.
Ya entonces exhibía su interés en la evaluación y “modernización” de la formación de los docentes, una propuesta que los gremios resisten con el argumento de que persigue condicionar la discusión salarial.
A diferencia de Saredi, siempre se mostró incondicional con el PRO y desde su círculo más cercano lo califican como un “macrista puro”. Cuenta con el apoyo de los más duros dentro del partido amarillo y sumó el acompañamiento de la Coalición Cívica en La Matanza, con la referencia de Héctor “Toty” Flores, quien tiene cierto peso territorial en Laferrere a través de su cooperativa “La Juanita”.
El radicalismo tiene poco peso en el municipio y su única esperanza es que el Vicegobernador, Daniel Salvador, exija un concejal radical en la lista. La última vez que la UCR logró meter un edil en el Concejo Deliberante de La Matanza fue en 2009. El año que viene se cumplirán 10 años.
El principal problema que enfrenta Finnochiaro es que no logra remontar en las encuestas, a pesar de sus esfuerzos por querer instalarse en el distrito con actos de gestión/campaña desde su rol ministerial. Ese es el principal obstáculo para enfrentar a un Saredi que, por sus reiteradas postulaciones, tiene más nivel de conocimiento.
Tanto Macri como Vidal coinciden en que el actual ministro debe ser el candidato en los próximos comicios, pero ven frenadas sus intenciones por los todavía bajos niveles de conocimiento que tiene Finnochiaro entre la gente, y saben que ese es un rubro en el que a Saredi le va mejor. Una de las opciones que se barajan es ofrecerle un cargo en el gobierno provincial al ex Director del Mercado Central para correrlo de escena.
De todos modos, los armadores del ministro confían en el impulso que le pueden dar sus salidas en los medios nacionales y el visto bueno de Jaime Durán Barba y Jorge Macri, los cerebros bonaerenses del PRO en las últimas elecciones. En un intento por explotar su perfil académico, el ministro lanzó la Fundación Alberdi, que funciona como un centro de estudios donde se elaboran proyectos para una eventual gestión municipal.
A pesar de que el núcleo de adherentes de Cambiemos se concentra en el primer cordón de La Matanza -donde más apoyo obtiene la eventual división del partido-, Finnochiaro se mostró en contra de ese proyecto de ley creado por el exdiputado provincial Marcelo Díaz con el objetivo de partir el municipio en cuatro. Sobre ese punto, Saredi llamó a un plebiscito no vinculante para saber la posición de los vecinos.
“La verdadera batalla va a estar en La Matanza”, afirman los armadores de Finnochiaro. Está claro que el Estado destinará cuantiosos recursos para que Cambiemos obtenga el último tesoro peronista que le queda por conquistar.