El juez federal Guido Otranto será recordado como el artífice del allanamiento más aparatoso de la historia policial argentina. A su irrupción del lunes 18 de septiembre en la Pu Lof de Cushamen –con helicópteros, drones y casi 300 uniformados– sólo le faltaba música de Wagner para asemejarse a una remake bizarra de Apocalipsis Now. “Estos recursos son un aporte del gobierno”, dijo al micrófono de un cronista. A su lado alguien sonreía con satisfacción. Era el enviado del Ministerio de Seguridad, Gonzalo Cané. La escena se completaba con la presencia del joven mapuche Matías Santana, el testigo más importante del caso, con las muñecas esposadas por la espalda y hostigado de palabra por un puñado de policías. Aquel día fueron rastrillados varios kilómetros de orilla del río Chubut, incluido un sector situado a 350 metros del punto de ingreso a esa comunidad. Era la tercera vez que se peinaba dicho sitio. Ya se sabe que el magistrado y su task force se fueron con las manos vacías.
Pero casi al mes, apareció flotando precisamente allí el cuerpo –todavía no identificado oficialmente– de Santiago Maldonado. Y en una escena que presentaba la siguiente variación: Otranto había sido reemplazado por el juez federal Gustavo Lleral; el funcionario Cané –junto al secretario de Derechos Humanos, Claudio Avruj, y un asesor del Ministerio de Justicia– permanecía varado en la tranquera con el ingreso prohibido a ese territorio por la Justicia. En tanto, Santana colaboraba en la búsqueda a bordo de un gomón tripulado por seis prefectos. De pronto una maniobra desafortunada hizo que todos ellos cayeran al agua. Justo en ese momento otro grupo se topaba con los restos. ¿Acaso era el efecto de un acto de prestidigitación?
«Una significativa interpretación aventurada por el siempre bien informado Jorge Asís en su cuenta de Twitter: ‘Gendarmería vacunó al Gobierno –confirma la Garganta–. El cadáver debía aparecer después del 22′»
Tal como consignó el diario Página/12, el rastrillaje que concluyó con el hallazgo de un cuerpo que sería de Santiago fue ordenado por el juez Lleral a raíz de la recomendación del oficial principal de Prefectura, Leandro Ruata. Este adujo que ese río tiene muchas zonas irregulares y ramas en las que un cadáver podría haber pasado inadvertido durante las anteriores recorridas. De modo que el magistrado firmó el 13 de octubre su resolución en tal sentido. Y al día siguiente reveló que el operativo se realizaría el martes. Es posible –ya que los pobladores señalan que hasta entonces no había nada extraño en ese tramo del río– que los restos en cuestión hayan sido implantados ese mismo sábado, tras el anuncio del magistrado.
Al respecto, una significativa interpretación aventurada por el siempre bien informado Jorge Asís en su cuenta de Twitter: “Gendarmería vacunó al Gobierno –confirma la Garganta–. El cadáver debía aparecer después del 22”.
¿Es verdad que en las más altas esferas del Poder Ejecutivo hasta habría sido evaluada la posibilidad de suspender los comicios del domingo? Resultó imposible confirmar tal versión. Pero lo cierto es que la campaña electoral de Cambiemos quedó suspendida luego del macabro acontecimiento ocurrido en Chubut. En tanto el Presidente impartía a sus ministros y funcionarios la orden de permanecer en estricto silencio y evitar todo contacto con periodistas. Esa directiva también alcanza a candidatos y dirigentes partidarios; especialmente a la cada vez más embarazosa Elisa Carrió. De manera que la comunicación oficial ha quedado únicamente en manos del propio Mauricio Macri, quien no dudó en aprovechar su asistencia a la reunión de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en Montevideo para caracterizar esta crisis con las siguientes palabras: “Me toca una semana medio compleja”.
«El rastrillaje que concluyó con el hallazgo de un cuerpo que sería de Santiago fue ordenado por el juez Lleral a raíz de la recomendación del oficial principal de Prefectura, Leandro Ruata»
¿Y la semana de Patricia Bullrich? Muy constante en la difusión de sus logros, ese miércoles ella anunciaba en las redes sociales la detención de “una banda que trasladaba droga en ruedas de auxilio”. Una buena forma de torear las preocupaciones. Porque ella mejor que nadie sabía que el hallazgo en el río Chubut acelerará ciertos acontecimientos judiciales; entre otros, el cruce de llamadas telefónicas de su colaborador favorito, Pablo Noceti, sin duda el paso previo de su declaración testimonial o indagatoria.
Mientras tanto, el jueves, desde Esquel, Andrea Antico, la cuñada de Santiago, también le hablaba al mundo: “No vamos a confiar en nadie. Por eso estuvimos ayer siete horas –desde las 13 hasta las 20– al lado de aquel cuerpo para que nadie hiciera nada, para que nadie lo tocara. Fue duro para nosotros pero creemos que fue lo mejor. Porque desde el primer momento nos atacaron, desde el primer día fueron todas mentiras, un hostigamiento permanente. Eso generó que no confiemos en nadie”.
Hoy por la mañana los restos mortales de Santiago fueron trasladados a Buenos Aires para su autopsia. Su cuerpo finalmente está a punto de hablar.