ZOOM conversó con Julio César Ortiz, dirigente popular y presidente de APRODA (Asociación Protectora de los Dominicanos en la Argentina) acerca de los problemas de esa comunidad en nuestro país.
—¿Cómo ve la situación de los dominicanos en Buenos Aires?
—Muy triste y lamentable, imagínese que tenemos una gran cantidad de compatriotas en los hospitales, las cárceles, deambulando por las calles y nadie quiere hacerse cargo. Esa es una de las razones básicas por las que surge la Asociación, para empezar a hacer algo, porque si nunca se empieza, jamás se termina. La vergüenza que tenemos cuando se muere un compatriota y tenemos que salir a hacer colectas para así conseguir el dinero del entierro es muy grande. Esta es una de las cosas por las que el consulado debería tomar cartas en el asunto. Por eso surge APRODA, para tratar de dar respuestas a estas problemáticas.
La inmigración dominicana en la Argentina es un fenómeno muy particular en el que vale la pena detenerse. La mayoría de las personas que llegan a este país vienen prácticamente engañadas, con la promesa de que aquí se gana en dólares, que aquí hay suficiente trabajo, con la idea de que hay facilidades para luego seguir viaje a Europa, vía España o Italia, y esos personeros que traen a la gente resultan ser mafias organizadas asociadas entre mi país y la Argentina.
Entonces, una vez llegados aquí chocan con la realidad, que es muy distinta a cómo se la habían pintado. La mayoría de nuestras mujeres tienen que prostituirse porque no tienen la facilidad de trabajar en blanco, ya que nos niegan la posibilidad de legalizarnos porque no pertenecemos al Mercosur, a diferencia de otros inmigrantes provenientes de países limítrofes o de Venezuela. Sería muy ventajoso para ambos países que nuestro Presidente Leonel Fernández gestione ante la Presidenta Cristina de qué forma se puede resolver el problema de los ilegales dominicanos, porque es algo que solamente de gobierno a gobierno puede lograrse y así terminar con la discriminación y explotación que se sufre en la actualidad.
—¿Qué hace al respecto el Consulado Dominicano en Buenos Aires?
—De las tantas veces que fui recibido por la Sra. Cónsul Doña Diana Cambiaso de Mena, la respuesta siempre ha sido negativa en cuanto a las sugerencias que pude trasmitirle. Yo creo que a ella no le interesa la suerte de los dominicanos que están en este país y para muestra un botón basta. Ojalá ustedes pudieran hacer una encuesta como la que hemos realizado en Constitución, Plaza Once, Flores, Floresta, Lanús y otras localidades del conurbano bonaerense y así verán cuál es el grado de rechazo que tiene esta señora dentro de la comunidad dominicana.
—¿Qué genera esa reacción en la comunidad?
—La forma prepotente que manifiesta la cónsul al dirigirse a nuestros paisanos hace extremadamente difícil la comunicación de los problemas. Yo cuando llegué, de inmediato me identifiqué como compañero y dirigente del PLD (Partido de la Liberación Dominicana, el actual partido de gobierno -NdR). Me trató de una forma grosera y desconsiderada por el simple hecho de enviarle una carta donde le solicitaba un mayor apoyo institucional a nuestra organización, para ocuparnos en conjunto de los problemas que pasan nuestros hermanos aquí.
Ella tiene que entender que es gracias al Partido que hoy ocupa circunstancialmente la posición que ella ostenta.
—¿Entonces, ella es PLDista?
—A mi entender no, porque el verdadero pldista está para servir y no para servirse. Y si ella lo fuera se aprendió la lección al revés. Cuando llegué a la Argentina y me di cuenta de los múltiples problemas que pasan mis conciudadanos opté por la formación de una asociación para desde allí contribuir a resolver algunas de los padecimientos de los dominicanos en la Argentina.
—¿Tiene algún tipo de apoyo la Asociación?
—No contamos con ninguna ayuda; es más, de la boca para afuera Diana Cambiaso decía apoyarla porque ella siempre estuvo de acuerdo conmigo hasta que le solicité por escrito que manifestara de forma explícita su apoyo. Eso bastó para que se molestara y se pusiera furiosa porque quedaba en evidencia su doble actitud.
Los dirigentes que fundamos el Comité de Base Che Guevara del PLD en la Argentina no vamos a permitir ningún tipo de abuso ni prepotencia a esta señora ni a ningún otro.
—¿Cuándo se fundó el Comité de Base del PLD en nuestro país?
—El 15 de Noviembre del año 2007, pocos días antes de la asunción de Cristina Fernández de Kirchner a la Presidencia de la Nación Argentina, y está constituido por ocho dirigentes de la directiva y se completa con nueve miembros. En la reunión de final del año del Comité, uno de los temas a tratar será precisamente el envío a nuestro Presidente Leonel Fernández Reina de la información pertinente a la poca respuesta a los problemas de la comunidad dominicana por parte de esta señora, ya que hay varios casos que están sin resolverse, e incluso de muerte que se quedan en el olvido porque nadie les da seguimiento transformándose de esa manera en cómplices de la impunidad.
—¿Existe algún caso de homicidio irresuelto?
—Uno no, varios es la respuesta. El más reciente y sonado, que ocupó mucho espacio en los medios de comunicación por lo macabro del mismo, fue el de la señora Inmaculada Almonte Siverio, de 49 años de edad, que apareciera descuartizada en un safacón, perdón para ustedes un contenedor de basura, en Constitución el 1 de octubre pasado. Todavía estamos esperando alguna respuesta del Consulado acerca de cómo está el estado de la investigación, ya que la víctima no tenía pariente en este país, como tantos otros casos similares, y no tenemos manera de presentarnos ante la justicia argentina como querellantes. Estas cosas a la Cónsul no le interesan, sólo le importa cobrar ciento veinte dólares para renovar un pasaporte, la tasa de una carta de ruta o el costo del envío de un poder y otras tantas cosas que se gestionan en el consulado.
Entonces, yo entiendo que al dominicano se le debe devolver algo de la recaudación de esos impuestos que le pagamos al consulado, ya sea en la resolución de problemas de cobertura social para los compatriotas más vulnerables y desamparados que están varados aquí en la Argentina. A mí no me interesa si ejercen la prostitución, si están enredados en temas de drogas u otras razones; a mí lo que me interesa es que son dominicanos y hay que darles asistencia y hacerles llegar algún tipo de contención, sea por la Asociación, por el Consulado, por ambos o por otra vía pero que la ayuda les llegue de manera real. Nosotros tomamos el camino de la Asociación como el más idóneo para esta asistencia, ya que el Consulado está en otra cosa y en APRODA trabajamos en los barrios, en el día a día con nuestros hermanos dominicanos.
—¿Ustedes además han denunciado discriminación con los dominicanos?
—Es un tema muy real sobre nuestra comunidad. Antes, para renovar una residencia transitoria teníamos que pagar una tasa de Migraciones de doscientos pesos y ahora nos la llevaron a seiscientos pesos, ¿por qué motivo la Dirección de Migraciones tomó esa medida? Al no tener una respuesta concreta, ya que no hay que hacer ningún trámite extra ni nada parecido, creemos que esta es una forma directa de discriminación. A todos nuestros paisanos los detenían en el aeropuerto y según el estado de ánimo de las autoridades de turno los devolvían directamente sin ninguna explicación o los dejaban pasar. Algo violatorio de los acuerdos internacionales existentes entre ambos gobiernos, ya que no existe necesidad de visado para ingresar a la República Argentina y viceversa. Yo quisiera saber a cuantos argentinos les ha sucedido lo mismo en la República Dominicana.
Por este motivo en el mes de junio vimos a las autoridades del INADI (Instituto Nacional contra la Discriminación la Xenofobia y el Racismo). María José Lubertino designó a dos responsables zonales para contactarse con nosotros y todavía estamos esperando que nos llamen. Ahora que se está hablando tanto de la inseguridad, los medios de comunicación masivos se encargan de mostrarnos a la comunidad dominicana, muy especialmente a la radicada en el barrio de Constitución, como blancos de su campaña propagandística de información, muchas veces distorsionando y magnificando la realidad. Esa también es una forma de discriminación que sufrimos como comunidad.