“En el centro conceptual y formal del libro de Dani Yako hay una foto magnífica: la de Alfonsín pensativo, en un avión en vuelo, lograda porque se llevaron hasta el límite las posibilidades y los riesgos del contraluz. El plano se divide en dos, casi exactamente por la diagonal que sube desde el extremo inferior izquierdo hasta quebrarse, casi en el centro, sobre el rostro de Alfonsín, atravesado por una línea que divide la luz de la sombra. Es un encuadre donde, por ese milagro que produce el ojo del fotógrafo unido a sus reflejos (el fotógrafo salta sobre su presa que es la luz misma tanto como el motivo captado), lo que la imagen muestra es el acto de pensar. No es un retrato, sino un fragmento de algo que transcurre en el tiempo. El tema es el acto de pensar, y por lo tanto, se trata de algo interior, silencioso y privado, que es rebelde a la cristalización de la fotografía. Al aceptar el contraluz que atraviesa la cara del modelo, la foto nos plantea una pregunta: ¿el hombre pensando avanza de la luz a la oscuridad o de la oscuridad a la luz?”