ARI, con I de intervención

La corta historia del ARI como partido nos muestra que ya pasó por varios remiendos. En el proceso electoral del año pasado, la suerte del ARI porteño tuvo un final esperado pero no menos conflictivo. Con las cartas jugadas a favor del ex jefe de Gobierno porteño Jorge Telerman, la conducción nacional partidaria decidió dar fin al mandato de Fernando Cantero a través de la figura de la intervención.

Esta jugada de Elisa Carrió generó una rebeldía que no se vio en muchos lugares, al punto tal que las autoridades relegadas extendieron su reclamo afuera de la estructura partidaria para llevarla a la Justicia.

Esta medida no fue la única ni tampoco la primera.

Luego de instalarse como fuerza de oposición con proyección ascendente, en 2005 el ARI en soledad logró sumar nuevas referencias legislativas no sólo en el Congreso Nacional sino además en varias distritos electoralmente importantes. Pero la suma no fue directa porque al poco de andar varios de sus flamantes legisladores siguieron el camino de lo que se conoció como la “borocotización” de los dirigentes que dieron el salto, “tentados por billetera oficialista” según el coro de quejas de los referentes partidarios. La movida generó las primeras intervenciones, que duraron en ciertos casos hasta dos años para su normalización.

Pero lejos de acallarse las internas, el posicionamiento de Carrió en la construcción de la Coalición Cívica, reuniendo referentes de distintos sectores políticos provocó que se mueva el avispero.

La ruptura con máximos referentes del ARI generó corridas internas que provocaron una nueva ola de intervenciones pero esta vez con una gravedad sin precedentes para la historia partidaria porque la línea que separa lilitos de independientes es tan delgada como es de fuerte la imagen de Carrió.

Una intervención que generó mucho impacto fue la de la provincia de Buenos Aires, que intentó ser caso ejemplificador. Sin fuertes respaldos estructurales, la salida del diputado nacional Carlos Raimundi de la conducción provincial además le valió su expulsión. Pero en el caso de los disidentes Eduardo Macaluse y Marta Maffei, por ejemplo, la cosa no fue tan sencilla y recién hace tres semanas atrás, a través de la ratificación del Congreso Nacional del ARI, se concretó la salida de los autónomos.

“A Raimundi le pedimos inmediatamente la renuncia e hicimos yoda una movida para que quede en evidencia, pero en los otros casos no fue tan sencillo porque son compañeros de militancia y aún hoy nos seguimos viendo. Pensábamos que, en una de esas, las cosas se revirtieran”, admitió un integrante de la mesa chica del ARI bonaerense consultado por ZOOM.

Esta indefinición le permitió a los autónomos consolidar relaciones en distintos puntos del país que también terminaron enfrentados a la conducción de Carrió y con partido intervenido. Son los casos de Santa Fe, Córdoba, Neuquén y todo indica que Mendoza recorrerá el mismo camino. A un solo paso estuvo Tierra del Fuego, pero la figura de su gobernadora provincial, Fabiana Ríos, logró evitar una confrontación que la dejaría en una situación inevitablemente incómoda.

De todos estos distritos, solo Buenos Aires logró su normalización, y hoy su conducción está en manos del diputado provincial Horacio Piemonte, con mirada propia pero aliado sin condiciones de Carrió. La misma suerte no tuvieron ni Córdoba, ni Neuquén, ni Capital. Santa Fe es un caso particular: estaba a las puertas de una elección interna que enfrentaba a lilitos y disidentes. Ambas fracciones quedaron en medio de una batalla legal ante denuncias de irregularidades en la presentación de padrones, excusa que le sirvió a Carrió para caerle con el peso partidario.

En Mendoza la situación no es tan distinta porque la conducción local rompió lazos con Lilita en el marco de la campaña electoral del año pasado cuando no les permitió a los propios llevar su candidatura presidencial porque la referente de la Coalición decidió dar su respaldo a los conservadores Luis Leiva y Gustavo Gutiérrez. Sin embargo, fue la Justicia la que permitió que el ARI junto al socialismo local la enarbolen en su boleta. La relación quedó tensa y sin vuelta a atrás. Apenas vieron la conformación de los Autónomos no dudaron en alinearse.

La historia de un partido nuevo con tantos remiendos como una ropa vieja.

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