Tucumán, la provincia de los primeros hitos

Un pantallazo del escenario político del “Jardín de la República” y de las últimas dos semanas de campaña.

En Estados Unidos dicen que Filadelfia es la “city of firsts” o ciudad de los primeros hitos: se declaró la independencia, se sancionó la Constitución, se creó el primer Hospital de Estados Unidos, la primera librería gratuita, la primera computadora, el primer zoológico… Filadelfia es una de las primeras ciudades fundadas entre las trece colonias del territorio norteamericano.

Salvando las distancias, Tucumán es nuestra “city of firsts”, o mejor dicho “province of firsts”, por cosas que nos enorgullecen y otras que todo lo contrario. Fundada en 1565, fue articuladora de la economía que unía el centro administrativo y económico del Alto Perú con lo que posteriormente sería el virreinato del Río de la Plata, era una ruta obligada para los comerciantes y representantes de la Corona. Tucumán tuvo la primera agroindustria del país, la primera victoria del Ejército del Norte a cargo de Manuel Belgrano, fue sede de la Declaración de la Independencia, del primer centro clandestino de detención y por ende del primer ensayo del genocidio en nuestro país, la primera provincia donde un militar implicado en delitos de lesa humanidad fue electo gobernador por el voto popular en democracia.

Este 14 de mayo la provincia es sede de una de las primeras contiendas electorales de relevancia nacional, esto por muchas razones: Tucumán concentra casi el 4% de la población Argentina, es la provincia más poblada del Norte Grande (que incluye a las provincias de Tucumán, Salta, Misiones, Chaco, Corrientes, Santiago del Estero, Jujuy, Formosa, Catamarca y la Rioja), la cantidad de electores habilitados a votar es de 1.267.045. Otro factor de relevancia es la posición de Tucumán en el armado electoral nacional, un tema del que hablaremos más adelante.

Sistema de acoples para principiantes

¿Por qué escuchar la radio, circular por las calles, abrir las redes sociales es toda una aventura en Tucumán en la víspera electoral? Sintonizar cualquier dial en la provincia norteña a estas alturas implica encontrar las canciones más exitosas del momento reversionadas para los distintos candidatos: no se salva ni Daddy Yankee, ni La Konga, ni La Delio Valdez, ni Shakira; un promedio de 15 jingles se reproducen en cada espacio publicitario, repitiendo los nombres de distintos candidatos y candidatas. Las ciudades y pueblos se inundan de pintadas, pasacalles, afiches, gigantografías.

Todo esto ya es parte del folclore político de Tucumán cada cuatro años, y es que a lo largo y ancho de la provincia hay 17.943 candidatos para los 347 cargos que se disputan en la provincia, aproximadamente un candidato cada 90 personas. Por ejemplo, si fuésemos a un partido a cancha llena en el estadio de San Martín de Tucumán (uno de los clubes más importantes de la provincia) podríamos encontrarnos más o menos 330 candidatos, o 18 listas completas para cargos legislativos. En términos de superficie podríamos encontrar un candidato por kilómetro cuadrado, y así podríamos hacer muchísimas estimaciones más para graficar la gran cantidad de postulantes que tiene la provincia, fenómeno que produce que en los pueblos o ciudades más pequeñas casi todas las personas tengan algún amigo o familiar que integra alguna lista, o que exista menos de un grado de separación entre un candidato y un elector.

Para entender la realidad política tucumana es más que necesario tener una noción de qué es el particular sistema de acoples que rige en la provincia actualmente. Los acoples vinieron a reemplazar lo que antes de la reforma constitucional de 2006 se llamaban “sublemas” cuando regía la Ley de Lemas. La Ley permitió que en algún momento hubieran más de 3000 boletas en cada cuarto oscuro en los años noventa. Sin embargo, el sistema electoral actual no significó una solución a los problemas existentes: los acoples benefician siempre a los candidatos que pueden llevar distintas colectoras. Cada colectora o acople es un partido provincial inscripto en la Junta Electoral, los candidatos a cargos ejecutivos (intendentes, gobernadores) llevan “acoplados” a sus boletas, en algunos casos, más de una decena de partidos diferentes que disputan cargos legislativos (concejales, legisladores). A su vez, los candidatos a gobernador pueden ser acompañados por dos o más candidatos a intendente en cada municipio.

Las consecuencias del sistema son muchas. En primer lugar, podemos mencionar la cantidad de boletas que se pueden encontrar en el cuarto oscuro, que en algunos casos supera las 100, con un número similar dando vueltas por la vía pública, por debajo de las puertas o en los jardines de las casas. En segundo lugar, genera disputas territoriales enormes, no solo entre oficialismo y oposición sino también entre miembros de un mismo espacio político. Y última (y a mí entender la más nociva), la banalización de los partidos políticos, que terminan siendo sellos vacíos de contenido o simplemente instrumentos de disputa electoral.

Sin embargo, y pese a que cada cuatro años hay voces tímidas pidiendo la modificación o el perfeccionamiento del sistema, tanto el oficialismo como la oposición se valen de distintas estrategias dentro de este sistema para disputar electoralmente.

Juntos (por el Cambio) pero no revueltos

Tucumán es una provincia de tradición peronista, desde la vuelta a la democracia solo en una ocasión el justicialismo no fue electo para gobernar: cuando perdió las elecciones con el partido Fuerza Republicana de Antonio Domingo Bussi (posteriormente condenado por delitos de lesa humanidad cometidos en la última dictadura militar).

Según algunas encuestas a las que pudimos tener acceso, el binomio Jaldo-Manzur (actuales vicegobernador y gobernador) podría situarse 12 o 13 puntos arriba de Juntos x el Cambio en los próximos comicios del 14 de mayo. Esto se explica por el trabajo territorial y electoral bastante aceitado del oficialismo tucumano, la fortalecida alianza de Manzur/Jaldo, Jaldo/Manzur luego de la sanguinaria contienda que tuvo lugar en 2021 (tema del que hablaremos en el próximo apartado), y la tercera razón (y no menos importante) que la oposición de Tucumán está lejos de presentarle a la sociedad una oferta tentadora.

Luego de las últimas elecciones de medio término, el escenario opositor quedó delineado de esta manera:

  • Ricardo Bussi, líder de Fuerza Republicana, actualmente aliado con Javier Milei. Nuclea a sectores conservadores que comulgan con el discurso demagógico de mano dura, libre acceso a las armas. Pero también con un fragmento de votos en los sectores populares que ven en estas propuestas una salida a problemas estructurales de los barrios periféricos de Tucumán como la inseguridad, el consumo de drogas, etc. Vale aclarar que en 2020 fue acusado por abuso sexual por una colaboradora de su espacio político.
  • Roberto Sánchez, actual presidente de la Unión Cívica Radical, quien es diputado nacional e intendente del municipio de Concepción (uno de los más populosos de la provincia). Logró en las últimas elecciones ganar la interna frente a José Cano y Silvia Elías de Perez, quienes eran hace muchos años los referentes del radicalismo local.
  • Germán Alfaro, intendente de San Miguel de Tucumán, fue orgánico al peronismo local hasta el año 2015, cuando saltó a una alianza que llevaba a José Cano como gobernador y enfrentó a sus tradicionales aliados políticos. Es el socio de Horacio Rodríguez Larreta en la provincia. Ganó en las generales de 2021 la banca para ser senador, pero en su lugar asumió su esposa, Beatriz Ávila, para que él pudiera seguir a cargo del ejecutivo municipal.

De los tres líderes previamente mencionados, Sánchez y Alfaro forman parte de Juntos x el Cambio. Pese a los múltiples esfuerzos de algunos dirigentes de este espacio por incorporar a Ricardo Bussi a la coalición opositora, no surtió efecto. Sin embargo, el espacio cambiemita a nivel provincial enfrenta múltiples problemas: a los radicales paladar negro, no les cae para nada en gracia tener que llevar en su boleta a Germán Alfaro, histórico dirigente del peronismo comarcano; de igual manera sucede en el alfarismo, que reconoce al intendente como líder opositor y afirma que “(los radicales) No saben conducir una institución” tal como se filtró en el audio del concejal alfarista Johnny Avila.

En marzo pasado el oficialismo provincial ya había puesto en marcha la campaña para lograr la victoria electoral el 14 de mayo, muy por el contrario el espacio opositor atravesaba una de sus internas más álgidas en años: ni Sánchez, ni Alfaro querían ser el vicegobernador en el binomio, y había serias posibilidades de que se produzca un quiebre (ya que en Tucumán no existen las PASO, y ambos candidatos pertenecen a partidos diferentes a nivel local, por lo que tampoco existía la posibilidad de una interna partidaria). Luego de semanas de especulaciones y de la intervención de figuras nacionales (desde Bullrich, Larreta, pasando por Morales y hasta Macri trataron de intervenir para resolver la situación) finalmente el 13 de marzo el conflicto se destrabó y la fórmula de unidad de la oposición, exceptuando a Bussi, será Roberto Sánchez – Germán Alfaro.

Para pesar de ambos dirigentes, existe una simbiosis entre los dos espacios: la estructura dirigencial de Germán Alfaro, y la “imagen” de Roberto Sánchez, sobre todo en los sectores medios, se necesitan mutuamente. Si no había “humo blanco” corrían el riesgo de perder todas las intendencias gobernadas por JxC, especialmente la disputada intendencia de la Capital, que en esta ocasión lleva a la senadora Beatriz Ávila y a la Diputada Nacional y ex ministra de salud Rossana Chahla por el Frente de Todos como candidatas. Este último capítulo todavía está abierto, las encuestas presentan un panorama reñido en la capital tucumana, que puede ser uno de los núcleos de la disputa, ya que concentra un poco más del 30 % de los votos.

Sin embargo, la interna opositora está lejos de estar zanjada. Los candidatos del radicalismo paladar negro evitan hacer mención de Germán Alfaro en su campaña. Juntos, pero no revueltos.

Tucuman for export: operativo Juan 23

Mientras tanto, el oficialismo tucumano transita este último tramo de campaña con una paz tensa. El presidente del PJ tucumano es Juan Manzur, quien regresó hace pocas semanas a la provincia luego de estar más de un año como Jefe de Gabinete de la Nación. Por la imposibilidad que plantea la Constitución provincial de gobernar tres mandatos seguidos, Manzur será en esta ocasión candidato a vicegobernador, secundando a su actual vice: Osvaldo Jaldo. Tanto Manzur, como Jaldo, llevan sus propias listas a la disputa electoral del mayo próximo, y presentan ofertas fuertes y competitivas en el Este, el Oeste y la Capital.

Los esfuerzos de Manzur no están tan destinados a posicionarse en la provincia, como sí a lograr una aplastante victoria que lo posicione dentro del armado nacional del Frente de Todos como uno de los posibles candidatos a presidente o acompañando a algún presidenciable.

El gobernador tucumano hace varios años que busca ser un aglutinador dentro del peronismo: recordemos ese acto del 17 de octubre de 2018 el cual lo tuvo como anfitrión y al que asistieron Capitanich, Massa, Scioli, Pichetto, Daer, y una larga lista de etcéteras, este acto fue delineando lo que sería una posterior unidad peronista para los comicios del año siguiente. Otro de los proyectos de gran relevancia que tiene a Manzur como uno de los referentes es la Asamblea del Norte Grande que nuclea diez provincias, que cuentan en total con 30 senadores, un número grande que permite negociar con el Estado Nacional.

Otro factor que tiene a su favor Manzur es su relación estrecha con las cúpulas del sindicalismo argentino y con los grupos empresariales provinciales, nacionales e internacionales. Sin ir más lejos, representantes de “el grupo de los seis” (la Cámara de Construcción, la Sociedad Rural, la Unión Industrial Argentina, la Cámara de Comercio, la Asociación de Bancos y la Bolsa de Comercio de Buenos Aires) mantuvieron hace un par de semanas reuniones con Manzur en Tucumán, que concluyeron con un almuerzo en su casa.

El gobernador no oculta sus intenciones de proyectarse a nivel nacional, se mantuvo esquivo a responder preguntas en relación a la renuncia de Alberto Fernández a su candidatura. Además, días atrás en un acto oficial declaró que Argentina se pondrá de pie desde el “interior” y no desde la “city” porteña, haciendo alusión a la producción tucumana de caña de azúcar, pero en política nada es inocente, ¿vió?

Sin embargo, nada esta dicho. Mientras las incertidumbres en relación a las candidaturas nacionales en el Frente de Todos parecen lejos de resolverse, los gobernadores peronistas parecen más preocupados por garantizar los resultados en la “patria chica” y en provincializar las elecciones, el caso de Tucumán no es la excepción. Cualquier proyección de Manzur dependerá de los resultados electorales de los comicios provinciales.

Tan de las primeras cosas es Tucumán, que elegimos cerrar esta nota con una canción del primer gobernador cantante del país, el gran (me pongo de pie) Palito Ortega:

Nací en el Jardín de la República,

perfumes, mi Tucumán,

y al norte de mi tierra se conserva

igual, con su humildad tan colonial.

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