Tucumán: a una semana del Pacto de Mayo

Ecos y voces: ¿frente a una nueva reforma constitucional? Panorama político sobre la provincia. Por Cristian Perg, corresponsal de Tucumán.

Por la piel tajeada de la provincia supura, todavía, la herida profunda del genocidio. Tanto y tan profundamente, que cabe aquí la frase de Almudena Grandes: “Ha pasado mucho tiempo, me dirán, y tendrán razón, pero todos llevamos aún el polvo de la dictadura en los zapatos, ustedes también, aunque no lo sepan”.

En esta tierra sembrada de luchas memorables, de un pueblo sufrido protagonista de un pasado de fundadas ilusiones, con una vida social, cultural y política que hicieron de esta –la más pequeña provincia del país—, un faro potente del norte argentino se firmó, el 9 de julio, el Pacto de Mayo. La prepotencia totalitaria del capitalismo ilimitado propone un presente infinito y quizá allí resida la torpeza del trastocamiento temporal.

En cualquier caso, no anida allí, en la incongruencia del nombre, la gravedad de lo ocurrido en el (otrora) Jardín de la República. Aunque sí viene a confirmar (por si hiciera falta) que, en esta fase del sistema-mundo se ha caracterizado, entre otras muchas cosas, por presentar un capitalismo voraz, cuyo presente es infinito y “capaz” de producir ganancias colosales sin recurrir, para ello, a los incómodos entresijos de la producción y el desarrollo humano. Una fase de deshistorización, de “abolición del sujeto”, de entronización del individuo empresario de sí mismo, que debe abrirse paso como sea para garantizar su supervivencia… “empresa” que, de fracasar, lo tendrá como único responsable. Su contracara dramática ha sido eso que Berardi[1] bautizó como semiocapitalismo. Esta fase criminal, se basa en un capitalismo desregulado que rechaza lo imposible, presenta límites frágiles, fugaces, y (casi) no tiene topes simbólicos: todo puede ser dicho, editado y truchado. Digitalización de la vida, semiocapitalismo y neoliberalismo terminaron por matar la referencia; la verdad ha dejado de consistir en una lógica argumentativa y en una relación semidicha con la referencia de lo imposible. Ahora todo depende (casi) exclusivamente de la ideología.

También allí se cifra, entonces, buena parte de lo que necesitamos revisar: dijimos (no hace mucho tiempo) que volvíamos para devolverle a la palabra su valor. Para devolverle, a la palabra, el valor de un compromiso. A restituirle, en suma, a la política, su dimensión ética. Apenas un apunte sobre el que será necesario volver una y otra vez, hasta encontrar la punta del ovillo que es imperioso desmadejar, puesto que sin palabra política será imposible (re)construir comunidad.

Pacto de Mayo, Tucumán y después…

Otras notas valiosas de Revista Zoom ofrecen excelentes análisis, por un lado, acerca del carácter vacío del así denominado Pacto de Mayo, por cuanto postula generalidades detrás de las cuales se filtra el verdadero propósito que es la sumisión, a partir de una declamada política de destrucción, ya no solo del Estado, sino de todo atisbo de vida colectiva —tramada con base en la solidaridad— a la tiranía criminal del anarco-capitalismo.

En efecto, el gobierno de Javier Milei ha tomado la firme decisión de destruir una matriz industrialista, productiva, laboral, educativa, científica y cultural. El primer paso de su gestión consistió en utilizar la excusa del déficit fiscal para implementar un ajuste brutal que afecta, muy especial y directamente, a jubilados, empleados públicos, docentes, investigadores, personal administrativo de todas las dependencias públicas, médicos, enfermeros, trabajadores privados y cuentapropistas, beneficiarios de asignaciones sociales, pequeños y medianos empresarios, etc. Ha paralizado la obra pública, desfinanciado a las provincias, congelado el presupuesto universitario, decidido miles de despidos en el CONICET, la ANSES, el INADI, el INTI, el Correo, el Enacom o TELAM (por poner unos pocos ejemplos), y aplicado un fabuloso incremento en las tarifas y el transporte públicos. Se han liberado los precios de todos los productos de la canasta básica y eliminado todas las medidas de protección a trabajadores y consumidores. El salario mínimo medido en dólares que era el más alto de la región en 2015, ahora es uno de los más bajos. El gobierno presentó un proyecto para privatizar todas las empresas públicas, entregar nuestras tierras, despenalizar la contaminación ambiental y rematar todos los recursos naturales.

La actual gestión gubernamental se ha obsesionado hasta el hartazgo con los derechos humanos y laborales, con las políticas del cuidado y protección de la ciudadanía, con la educación y la salud públicas, con las universidades, los institutos de investigación, las instituciones de promoción de la cultura nacional, los clubes de fútbol, las mujeres, las diversidades, los migrantes, etc.

En la Casa de Tucumán, construida durante la década de 1760 por el comerciante Diego Bazán y Figueroa, para ser otorgada como dote al matrimonio de su hija Francisca Bazán con el español peninsular Miguel Laguna, todavía se oye el rechinar de los dientes de los maltratados gobernadores y exmandatarios que fueron ¿convidados? a una firma a cambio de un plato de lentejas que ni siquiera se les ha servido caliente. Ahora bien, a una semana de la firma, ¿qué pasa en Tucumán?

Osvaldo Jaldo (el contador público recibido en la sombría Universidad del Norte Santo Tomás de Aquino), quien gobierna la provincia, viene manifestando (casi exclusivamente) en estos días, su intención de avanzar con un rediseño político e institucional, al propiciar públicamente una reforma de la Constitución provincial, para lo que —afirma—: “debería darse un diálogo previo con todos los estamentos políticos, sociales y eclesiásticos para no dejar de atender los problemas reales de los tucumanos”.

Tal como adelantó en su columna del domingo 14/7/2024, en La Gaceta, la periodista Gabriela Baigorrí, Jaldo madura una convocatoria a modificar la Carta Magna local. “Haremos un cambio y reforma profunda que haga falta y que quede en el futuro para mejorar la calidad de vida de la gente. Será entre todos aquellos sectores de la sociedad que aporten ideas, aunque la última palabra la tendrá el Estado”.

La última reforma de la Constitución en Tucumán fue en 2006, impulsada por el ahora condenado José Alperovich. En aquella ocasión, la mayor parte del arco político opositor se abrió de la convocatoria y no participó de las elecciones de convencionales constituyentes que se realizaron en febrero de ese año. De hecho, la Convención Constituyente tuvo una amplia presencia del peronismo y de sus aliados —como Participación Cívica—, el Partido Obrero, y un sector del radicalismo y José Páez (ASI).

¿Qué se proponen modificar?

Respecto de los puntos que podría incluir una eventual reforma constitucional, el gobernador de la Provincia, fue tajante en cuanto a la necesidad de quitar del texto el sistema electoral de acoples: “La biblioteca está dividida. Los acoples tienen rango constitucional. Para mí hay que ir a una reforma constitucional si queremos modificar en serio y de fondo. Ahora, si queremos hacer maquillaje de reducir acoples yo no me anoto en esa. A los acoples hay que eliminarlos de cuajo modificando la Constitución”, planteó. Ajá. ¿Qué son los acoples?

Lo central de la reforma de 2006 residió en liquidar la suma de sublemas, pero estableciendo que “los partidos políticos, frentes o alianzas electorales podrán celebrar acuerdos para apoyar a un único candidato a gobernador y vicegobernador y/o intendente de un partido político, frente político o alianza distinta, pudiendo unir la boleta diferentes categorías de candidatos con la categoría de gobernador y vicegobernador y/o de intendente de otra lista distinta, sumándose la totalidad de los votos obtenidos por las listas en cada categoría”. Es decir que, si antes un dirigente territorial podía participar de un sublema y aportar al Lema, ahora puede formar un partido (municipal o provincial), competir por el cargo legislativo y sumar al cargo ejecutivo. Resultado: se inscribieron 503 partidos y 25.000 candidatos, es decir, un candidato cada 44 electores.

“La Constitución provincial está diezmada. Hay muchos fallos del Poder Judicial que ha volteado capítulos completos de la actual Constitución y muchos hoy cuestionan o se quejan de que fue hecha a medida de determinados partidos o personas”, argumentó el gobernador. “Propongo ir a fondo a quienes hoy tenemos un cargo institucional de los poderes Ejecutivo y Legislativo, y también invitamos al Poder Judicial a ir hacia esa reforma. Hoy la comunidad quiere recambios, la comunidad a través del voto popular en una elección provincial votó de una forma y en las nacionales de otra forma, no hay que subestimarla. Debemos estar a la altura de las circunstancias, si nos pide la sociedad hagamos el esfuerzo y un cambio que quede por muchos años en el futuro entre todos”, reforzó el gobernador en declaraciones a medios locales.

En 2023, los candidatos a gobernador firmaron —ante el Arzobispado— un documento con doce puntos de consenso y compromisos: lucha contra la pobreza, el narcotráfico y narcomenudeo, equilibrio fiscal, acceso a la información pública, sistema de acoples. Se trataría de un documento base. ¿Son esas las preocupaciones del pueblo tucumano?

La calle dice otra cosa. A la virtual parálisis de la actividad se suma la pauperización salarial en una provincia que concentra más del 70 por ciento del empleo entre el Estado y su universidad pública. La propuesta de reforma se percibe ajena, y como una expresión de la total ausencia de una política que enfrente los problemas acuciantes que atraviesa la sociedad. “Votamos un peronista y nos convertimos en porristas de un carnaval fascista”, se escuchó decir a una profesora titular de la Facultad de Filosofía y Letras.

Hay otro Tucumán. En su interior late una memoria silenciosa, el llanto de la vidala, el pañuelo noble de la zamba, el gesto duro de sus mujeres y de sus hombres. Desde allí habrá de brotar la serena la voz colectiva que pondrá el futuro en manos de quienes restituyan el ayer grande para forjar el futuro que su gente se merece.


[1] Berardi, Franco (2016): Generación post-alfa. Patologías e imaginarios en el semiocapitalismo, Tinta Limón, Buenos Aires.

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