Los financistas de mesiánicos y bíblicos mandatos que se convertirán en doctrina política (el sionismo) y en la creación del Estado de Israel, toman su apellido del escudo del Sacro Imperio Romano Germánico, nada podía ser entonces menos judío (1744). La tienda del patriarca Amschel Moses Bauer, orfebre, cambista de monedas y prestamista en el gueto de Fráncfort, ostentaba en su fachada el cartel del águila romana con banderas albirrojas a sus pies y se lo conocía como “La Tienda del Escudo Rojo” (en alemán: Rotschild).
El mayor de los hijos de Bauer es en realidad quien fundará el imperio financiero; Mayer, que tomará el apellido del cartel de la tienda de su padre, Rothschild. Hay que mencionar que la población del gueto tenía restringidas sus actividades mercantiles y sólo se le permitían entablar préstamos, cambio de dinero y compraventa de artículos.
Los hijos de este patriarca fueron educados en el negocio del cambio de monedas y préstamos. Fueron los destinados, de mayores, a abrir propias bases en las principales capitales europeas; Frankfurt, Viena, Londres, Nápoles y París, convirtiéndose en el primer banco multinacional.
Los prestamistas judíos tenían entre sus clientes a casas reales y nobles, ya que los banqueros cristianos evitaban estos clientes ante el default impune y recurrente en el que solían caer.
Mayer ya en 1769 es nombrado (hoffaktor) banquero personal de Guillermo IX de Hesse-Kassel, y rápidamente comprendió la necesidad de las casas reales de financiar su política y sus guerras.
Las revoluciones estadounidense y francesa, así como las posteriores guerras napoleónicas, necesitaban préstamos para que las casas reales pudieran financiarlas. Estos les eran proporcionados por los Rothschild, quienes además invertían en comercio de algodón y trigo, los comodities de la época.
Así, fueron los financistas de las guerras contra Napoleón cuya derrota les permitió consolidar sus posiciones para encarar el financiamiento de la Revolución Industrial.
Comenzado el siglo XIX, los cinco hermanos Rothschild ya ostentaban títulos nobiliarios hereditarios, cuatro de ellos fueron nombrados Barones por Francisco I de Austria, y Nathan fue nombrado Barón por la mismísima Reina Victoria, y eran los dueños del mayor imperio financiero que logró intervenir luego decididamente en la tumultuosa época de la Revolución Industrial y se mantendrá vigente hasta nuestros días.
No es descabellado plantear que han sido uno de los inventores de las deudas públicas, la emisión y colocación de bonos de deuda, para financiar las políticas de los estados.
Las guerras napoleónicas fueron financiadas con crédito, provocando un gran endeudamiento oficial y el surgimiento de un nuevo tipo de banco privado, como el de los Rothschild, que captaba préstamos para financiar los gobiernos.
Por ejemplo, ante las guerras napoleónicas Gran Bretaña colocó 20 millones de libras esterlinas en deuda. El mercado de Londres no pudo absorber semejante suma, lo cual fue complementado con la venta a contratistas como Nathan Rothschild quien le vendió gran cantidad de esos títulos al príncipe de Hesse.
Es conocido el testamento Rothschild donde se establece para la posteridad la condición de judíos, la preferencia testamental por los hijos varones para evitar que los cónyuges de las mujeres intervengan en el emporio familiar, entre otras reglas que pretendieron proteger el emporio y que es lo que sustenta el conocido hecho de la endogamia familiar y los casamientos entre primos.
Bajo la impronta de Nathan, fundador de la filial londinense, y la toma de deuda pública, el emporio tuvo su centro de gravedad en Londres y ya no en Fráncfort lo cual se consolidó conforme avanzó la revolución industrial y el desarrollo del capitalismo moderno.
Es conocida la historia que asegura que Rothschild tuvo información privilegiada mediante agentes de inteligencia y palomas mensajeras sobre la suerte de Waterloo, lo que le permitió llegar a la Bolsa de Londres y vender ostentosamente todos sus bonos de la Corona británica (que fueron comprados por agentes suyos, es decir recuperados). Esto fue imitado por todos los operadores, con lo cual causó el desmoronamiento del valor, hecho que a su vez permitió su compra de parte de operadores Rothschild. Cuando se supo la suerte real de Waterloo, dichos bonos se sobrevaloraron otorgando una ganancia multimillonaria en una tarde.
La apropiación del paquete accionario del Canal de Suez, que le dio a Inglaterra poseer su control hasta 1956 y la irrupción del nasserismo, fue posible gracias al financiamiento de parte de la banca Rothschild por intermediación del primer ministro británico conservador Benjamín Disraelí, estrecho amigo de Rothschild (hay biografías que lo sindican como su primo).
A la muerte de Nathan en 1936, la banca Rothschild era la entidad financiera más importante del mundo. La emisión de bonos para captar fondos para los gobiernos fue el núcleo primordial de los negocios financieros de la época. Y emprendieron luego su rol determinante en el petróleo, el oro, a la metalurgia y los ferrocarriles.
El negocio del sionismo
Finalizando el siglo XIX el hijo mayor de James, Edmond, viaja a Palestina y se convierte en principal financista del sionismo colonizador. Adquirió importante cantidad de territorio en la Palestina otomana (500 Km2), favorecido por el interés del imperio de dinamizar aquellos territorios abandonados. Impulsó la creación de asentamientos judíos en palestina y fue el creador de la Sociedad para la Colonización de Palestina, una sociedad sionista que financiaba el traslado y el asentamiento de colonos, claro que no sin un interés económico.
El emporio financiero, con sus principales filiales de Francia e Inglaterra, fue clave con su influencia en el acuerdo de Sykes-Pikot de 1917 e intervino en la gestión de ordenar la desintegración del Imperio otomano y el reparto de aquellos dominios otomanos en el Oriente Próximo, entre Francia y Gran Bretaña.
La famosa Declaración Balfour, que constituye una profesión de fe británica sobre el hogar nacional judío, no es otra carta que una carta del canciller británico al caracterizado sionista Lionel Rothschild. Esto da una idea de lo determinante de este clan en la creación del Estado de Israel.
“Tengo gran placer en enviarle a usted, en nombre del gobierno de su Majestad, la siguiente declaración de apoyo a las aspiraciones de los judíos sionistas que ha sido remitida al gabinete y aprobada por el mismo”. “El gobierno de su Majestad ve favorablemente el establecimiento en Palestina de un hogar nacional para el pueblo judío y usará sus mejores esfuerzos para facilitar el logro de este objetivo, quedando claramente entendido que no debe hacerse nada que pueda perjudicar los derechos civiles y religiosos de las comunidades no judías existentes en Palestina, o los derechos y el estatus político que disfrutan los judíos en cualquier otro país”. “Estaré agradecido si usted hace esta declaración del conocimiento de la Federación Sionista”.
Esta sencilla carta fue determinante en la consumación de la tragedia palestina.
Y como el sionismo en su supremacismo tiene roces tan nítidos con el nazismo, no tuvieron inconvenientes en negociar con los jerarcas nazis salvoconductos para la oligarquía judía de la Alemania hitlerista, sin mayor celo por el destino de la población mesocrática y trabajadora judía.
Mediante un formidable apoyo financiero se permitió la salida hacia Estados Unidos de poderosas familias sionistas, como los Goldman, los Sachs, los Guggenheim, los Loeb, los Lazard, los Openheim y los Wargburg que le tributaron a los Rothschild la posibilidad de su salida.
En 1948 los Rothschilds presionan al presidente Harry S. Truman para que reconozca al estado de Israel mediante un aporte de campaña de U$s 2,000,000. A la media hora de que Israel se declare estado soberano es reconocido por Truman en nombre de los USA.
A la muerte de James de Rothschild (1957) se deja una inmensa suma de dinero a Israel para la construcción del edificio del Parlamento, el Knesset. El Knesset será símbolo edilicio de la continuidad eterna del Estado de Israel, una suerte de Gran Templo laico. Lo mismo que el edificio sede de la Corte Suprema que fue donado por la familia como tantas otras majestuosas construcciones.
Su influencia moderna
Su inmensa fortuna creció exponencialmente con las privatizaciones iniciadas en los años ochenta por Margaret Thatcher en Gran Bretaña y que luego el neoliberalismo implantara como regla en todos los estados occidentales.
El dominio de la banca en Wall Street es casi absoluto, por los Rothschild y los Rockefeller. Del mismo modo los Rothschild inciden en Londres otra bolsa determinante en el mundo.
Jacob, Convocado por Peter Peterson[1] al directorio de Blackstone, derivará junto a éste y Larry Finkelstein[2] en la fundación de BlackRock, el fondo de inversión que junto a Vanguard dominan el control de los activos y pasivos financieros del planeta y que posee porciones accionarias en todas las empresas que operan en Argentina en energía, alimentos y minería.
En una entrevista reciente Alexandre Rothschild estableció que su compañía desde 2017 (euromaiden, golpe de estado proglobalista en Ucrania) está actuando a favor de Ucrania. Asimismo, señaló que la energía, la construcción de viviendas y la logística son algunos sectores en los que se planean inyectar fondos occidentales con el fin declarado de reconstruir Ucrania, esto como cabeza del holding de reconstrucción de posguerra que comparte con Blackrock. A penas comenzada la guerra, él mismo junto a Larry Finkelstein se hicieron de los acuerdos de reconstrucción de posguerra, un negocio de U$s 750000 millones.
Misceláneas
Hansjurgen Koehler en su libro, «Inside The Gestapo,» dice que María Anna Schicklgruber, abuela de Adolf Hitler: “Era una sirvienta que llegó a Viena para ser doméstica en la casa de los Rothschild».
Walter Langer en su libro, «The Mind Of Hitler», sostiene que el padre de Hitler, Alois Hitler, era hijo ilegítimo de Maria Anna Schicklgruber quien habría sido abusada por sus patrones.
El asesinato de Kennedy siempre estuvo asociado a la orden ejecutiva 11110 mediante la cual le devolvía al gobierno el poder de emitir moneda respaldada en metales, dando un golpe de gracia a la Reserva Federal donde la familia Rothschild tenía gran influencia del mismo modo que en el Banco de Inglaterra.
Nunca hay que perder de vista aquella consigna fundante del emporio que dice “’Dadme el control de la moneda de un país y no me importará quién hace las leyes”. La frase es de Mayer Amschel Rothschild.
Finamente, cabe destacar su preponderancia en el oscuro Club Bildemberg que sistematiza anualmente la ejecución de su idea de gobernanza global, con predomino de las corporaciones financieras, diseñando un mundo en el que desarrollan guerras cognitivas para asegurarse dispositivos de control y normalidad, circulación de información, acopio de materiales estratégicos, signados por una idea nítidamente supremacista y malthusiana en la que regulan guerras, pandemias, hambrunas, endeudamientos, etc.; todo lo que tenga que ver con la re producción como alianza dominante global.
Estamos, sin dudas, frente a uno de los emporios pluriseculares más siniestros, la monarquía británica y la Iglesia católica comparten con este clan, esa trascendencia en la gestión de poder en un mundo crecientemente desigual e injusto.
[1] Histórico presidente del Council Foreing Office, principal think tank del globalismo anglonorteamericano.
[2] Conocido en los medios de comunicación como Larry Fink.