¿Cómo garantizar el legado de una obra? ¿Qué implica asumir la responsabilidad de dar continuidad a la publicación de un autor o autora después de su muerte? ¿Cuál es el mayor desafío de ser designado albacea? Estas preguntas rebotan en algunos medios después de conocerse la disputa abierta por el departamento y los papeles de la ensayista, docente e investigadora Beatriz Sarlo.
Idas y vueltas, presentaciones ante la justicia, móviles en vivo en la puerta de la casa en el barrio de Caballito y hasta la tenencia de la gata como eje de coberturas mediáticas acerca de qué pasará con la herencia de la autora de La intimidad pública, La máquina cultural: maestras, traductores y vanguardistas y Una modernidad periférica.
Al cierre te esta nota, ni el primer marido, ni el encargado del edificio en el que vivía, ni su prima fueron declarados herederos. La jueza a cargo de la causa, Cecilia Kandus, impuso un bozal legal a las partes involucradas.
Es cierto que la vigencia de una obra trasciende papeles y decisiones firmes sobre publicaciones póstumas y que lo que aportó un autor o autora a la vida cultural de su tiempo no es medible, traducible a cifras exactas ni a documentos configurados en escribanías pero, ¿qué pasa con el recorrido de una obra una vez fallecido su creador o creadora?
El testamento marcado de Aurora Venturini
Identificada en 2007 a partir del concurso Nueva Novela del diario Página/12 por su novela Las primas, a sus 85 años, Aurora Venturini pasó a ser una autora buscada, entrevistada –cuando lo permitía– y, sobre todo, leída después de haber escrito durante toda su vida. En su caso, ella dejó un plan: un testamento firmado por un escribano donde resolvía que, luego de su muerte, su obra literaria quedaba a cargo de la escritora, dramaturga y editora Liliana Viola.
En el prólogo de Las amigas, novela publicada cinco años después de la muerte de Venturini, en 2020, Viola dice que esa designación fue un tesoro y una obligación. “El mayor desafío fue asumir ese rol: no lo busqué, fue impuesto y tampoco lo había soñado”, explica en diálogo con Zoom. Pasaron cinco años, hasta que en 2020 inició los trámites para validar el testamento. Su rol de editora la ayudó a tender ese puente: pensándose de esa manera, comenzó a trabajar con esos textos. “Empecé a llevar adelante mi rol de editora, que creo que es lo que mejor sé hacer y es lo que ella vio para elegirme y lo hago con absoluto placer”.
Desde ese momento, Viola empezó una tarea que llama “de resucitación”. Primero tomó todos los libros que la autora platense había editado en vida (entre 2008 y el día de su muerte). “Estaban en Random House sepultados porque habían vencido los derechos, o porque había vendido Las Primas, pero quizás no tanto de las otras novelas. Decidí sacarlos de ese fondo y llevarlos a otra editorial”.
Así apareció Tusquets, de la mano de Paula Pérez Alonso y Paola Lucantis: “Estaba todo este material. Encontré mucha libertad para ver quien iba a ser cada prologuista. Estábamos en pandemia entonces era muy difícil producir las fotos. Trabajamos con el fotógrafo Sebastián Freire acá en mi casa. En la tapa de Las primas, la modelo era mi nieta, se sentó en la misma mesa en la que se sentó Aurora a mostrarme el testamento. La resucitación se había producido: a partir de la publicación en Tusquets empezaron a aparecer las traducciones y nuevas ediciones en Holanda, Italia, Alemania, Francia, Inglaterra, China, Portugal, Brasil”.
¿Cómo encarar la tarea de publicaciones? Para la ganadora del premio Anagrama de crónica por su libro sobre la monja Marta Pelloni (La hermana) “no debe publicarse todo lo que escribió una persona, o por lo menos no todo, en una editorial comercial. Quizás hay trabajos fallidos o incompletos o son inconscientes borradores de otras novelas”. Esto implica que ese material puede estar al alcance en una biblioteca o en un fondo de archivo para quien quiera estudiar esa obra.
Por ejemplo, respecto a la poesía que Venturini escribió hasta la década del 60 cuando se despide para pasar a la narrativa, la decisión fue hacer una gran antología con un prólogo que escribirá Ariel Schettini. Se creará una suerte de editorial de autora con tres libros que no recorrerán el circuito comercial: ediciones numeradas y pocos ejemplares para luego poner a disposición de alguna editorial independiente que quiera tomar la posta. Seguro seguirán: ensayo y traducción, otras facetas de Venturini. “Libros atípicos para lo que sabemos de ella pero no para lo que ella escribió: poesía, critica y traducción”.
La continuidad de la poesía de Juana Bignozzi
“La tarea de ser albacea es para toda la vida, eso es lo más increíble y abrumador. Saber que es algo que voy a hacer siempre”, advierte la escritora, periodista y poeta Mercedes Halfon sobre ese rol que le encomendó la poeta Juana Bignozzi (1937-2015) y define como un desafío constante.
La autora de El trabajo de los ojos y Hebilla de pasto cuenta que desde que asumió esa tarea fue pasando por distintos momentos, que también tuvieron que ver con la forma en que fue entendiendo qué era lo que se esperaba de ella, qué era lo que tenía que hacer y cómo quería hacerlo. “Digamos que un primer momento fue vincularme con esa cantidad de papeles que ella había dejado. Un segundo momento fue interiorizarme en las tareas dedicadas a formar un archivo para poder trabajar con esos materiales de manera ordenada y que queden preservados para que en un futuro puedan ser usados por otros investigadores. Y un tercer momento, tuvo que ver con ya empezar a pensar en las publicaciones, en el orden que iban a tener, en cómo lidiar también con un editorial que tiene sus posibilidades y sus imposibilidades y pensar qué era lo mejor para Juana en ese contexto”.
Ese proceso implicó una primera publicación de un poemario inédito: Novísimos, que la autora de Alguien tiene que ser después y Quién hubiera sido pintada había dejado casi terminado. Después siguió la tarea de llevar la edición de la obra completa, algo en lo que está ahora, y tendrá dos tomos.
Al ser ambas poetas, ¿hay una tensión entre llevar adelante la propia obra y desarrollar una tarea con la obra de otra autora? “Hay una especie de doble comando que tengo que ir llevando. En lo práctico las tareas se alternan y en lo más profundo creo que se retroalimentan. Trabajar con la obra de una poeta como Juana es para mí una experiencia muy fuerte, muy desafiante, casi diría que trascendente. Nunca siento que terminé de leerla o que ya sé todo sobre ella. Por suerte, no me acostumbro al efecto de su poesía. Más bien al revés. Es una gran compañía que a veces funciona como una mirada fulminante, otras casi como un oráculo del que se desprende un verso que me llega justo en el momento indicado”.
Borges y una nueva etapa en el legado de su obra
Jorge Luis Borges tuvo como albacea y heredera de su obra a la escritora y traductora María Kodama, quien ejerció ese rol durante 40 años. Su muerte, en marzo de 2023, despertó una pregunta por esa continuidad, que finalmente asumieron sus sobrinos: María Victoria, Mariana del Socorro, María Belén, Matías y Martín Kodama. Hijos de su hermano Jorge, lejanos a la tarea literaria, los cinco fueron declarados como herederos y hoy son presidenta, secretario, tesorera y vocal de la Fundación Borges. Menos Martín que se dedica a la fotografía.
“Como titulares de los derechos de autor, tenemos la enorme responsabilidad de tomar todas las decisiones vinculadas a la publicación y las autorizaciones relativas a la obra de Jorge Luis Borges, en coordinación con la agencia literaria The Wylie Agency”, explica en diálogo con Zoom María Victoria, abogada y presidenta de la Fundación.
Sobre los desafíos de ser responsable de los derechos de los bienes y derechos de la obra del autor de El Aleph, considera que “la obra de Borges simplifica muchos de los desafíos actuales ya que su vigencia es indiscutible. Las temáticas que aborda, sus cuentos y reflexiones, trascienden el tiempo y continúan generando un interés sostenido y profundo en lectores de todo el mundo y agrega: “Por ello, somos especialmente cuidadosos al seleccionar las editoriales encargadas de publicar su obra en las distintas lenguas resguardando siempre que se respete su integridad, su estilo y su espíritu”.
Escueta y reservada, la presidenta de la Fundación señala que “las tareas son numerosas y la responsabilidad, inmensa”, reivindica el trabajo de su tía como responsable de ese archivo y dice que tanto ella como sus hermanos, se proponen continuar con ese camino.
“Desde un primer momento seguimos adelante con las actividades organizadas por la Fundación Internacional Jorge Luis Borges: charlas, conferencias, cursos, concursos literarios, publicaciones y especialmente las Jornadas Borges, que como cada año se celebrarán en agosto. Cada edición representa un nuevo desafío y una nueva oportunidad para acercar la obra de Borges a públicos diversos, manteniendo viva su vigencia”, finaliza.
Entre lo que no se podrá y lo que no se quiere hacer con un archivo
El trabajo con el archivo de un escritor o escritora abre preguntas y plantea responsabilidades acerca de qué respetar de ese universo y qué pecados no cometer. Por ejemplo, Viola dice que Venturini nunca le encomendó nada concreto, “pero diría que la he leído entre líneas”. “Era una persona que estaba preocupada por publicar lo que escribía. Y escribir era el todo en su vida. Los fines de semana tenía una persona que le pasaba todo lo que ella había escrito a mano y por momentos dictaba. Su preocupación era por publicarlo todo. No creo llegar a cumplir con la publicación de ese todo”.
En tanto que para Halfon, uno de los desafíos fue no convertirse en “una juanóloga, que es el peligro de quienes se ocupan de llevar adelante archivos u obras de escritores o escritoras, convertirse en la última palabra o la palabra autorizada sobre la obra de alguien”. En ese punto, grafica: “Hay casos, bueno, en este país muy muy famosos de personas que toman esto de una manera muy negativa y perjudicial, cerrando la obra en vez de abrirla. Lo más interesante que tiene trabajar con la obra de un escritor o escritora que ya no está, es ver cómo esos materiales se van activando con el paso del tiempo y muchas veces por la mano de una y muchas veces por la mano de otras personas. Entonces aceptar eso y saber correrse a tiempo me parece que también son tareas muy importantes”.
En la foto de portada: Aurora Venturini