En 2024 hablar de la unidad del peronismo es casi una paradoja para quienes gozan de buena memoria. Sin embargo, el uso de este término es tan común que no podemos imaginar esas dos palabras por separado. Con la mirada puesta en el 2025 comenzamos a escucharla seguido.
Aportar una reflexión sobre este capítulo de la historia del movimiento político que marcó y marca la agenda política de Argentina (aquí en su dimensión partidaria), es uno de los objetivos de este artículo.
Otro es hacerlo desde Tucumán, la provincia más pequeña, pero una de las más importantes en términos de caudal electoral y de politización de sus ciudadanos.
En Tucumán, se habla mucho de política y de fútbol, dos de los temas que tradicionalmente hay que evitar para mantener la paz entre las amistades. Pero acá, hay hinchas del Santo (el más grande del Norte) o del Deca. Y la pasión de las tribunas se traslada fielmente a las discusiones políticas, y si es año electoral esas charlas se vuelven sumamente acaloradas, como los veranos tucumanos.
En Tucumán se habla de política, pero ¿qué se dice?
Es una época donde los mensajes de 280 caracteres nos gobiernan, por eso pensar en la economía de las palabras resulta interesante. La RAE define “unidad” como la propiedad de todo ser en virtud de la cual no puede dividirse sin que su esencia se destruya o altere. También se refiere a la unión de las partes en un todo.
¿Cómo se mantiene hoy esa unión dentro del peronismo tucumano?
Ante la inminente elección de autoridades nacionales y provinciales del Partido Justicialista —herramienta electoral del movimiento peronista— se comienza a hablar de “lista de unidad”, entonces entran en juego todas las maniobras posibles para garantizarla.
Dos escenarios, el nacional y el provincial
En Tucumán, en la sede del PJ de calle Virgen de la Merced al 100, en la primera mitad del año no hubo movimiento, pero con la designación de las autoridades de la Junta Departamental Capital comenzó a calentarse el escenario político provincial. En ese contexto, hubo una gran fiesta del peronismo donde el vicepresidente y gobernador de la provincia, Osvaldo Jaldo, en un acalorado discurso —en clave electoral— habló sobre la unidad (tema que nos desvela), y los “requisitos” para ser parte de ella: los dirigentes que no acuerden con su principal aliado, el gobierno nacional, afuera.
Uno de los temas que necesita de la unidad es la reforma constitucional, puesta en agenda por el gobernador. Mucho hay alrededor de esa idea —que se va y que vuelve— de la agenda política tucumana. “Aunque yo no pueda ser reelecto vamos a una reforma profunda», aseguró en el mes de julio Osvaldo Jaldo, cuando lanzó una convocatoria a todos los sectores de la sociedad. Allí habló sobre algunos de los puntos que espera abordar en esa reforma:
- Reelección de cargos públicos.
- Eliminación del sistema de acoples.
- Fijar topes para los gastos de funcionamiento y darle rango constitucional donde se le asigne a las áreas partidas que no superen más del 50% y destinar el otro 50% para inversiones “reales”.
- Mejorar la calidad de vida de la gente con un cupo para la construcción de viviendas durante los cuatro años de mandato.
Por otro lado, en el mes de agosto, el vicegobernador y presidente de la Legislatura de Tucumán, Miguel Acevedo, apuntó: “Si en general se decide que no es el momento, que se hace más adelante, el gobernador está muy abierto al diálogo. Si queremos hacer cambios que perduren en el tiempo, tiene que ser a través de una reforma de la Constitución provincial”, señaló siendo impreciso con respecto a la fecha de convocatoria.
A esas declaraciones se sumaron las de la oposición que, en general, acuerda sobre la necesidad de la reforma, especialmente en relación con lo electoral. “Queremos una Constitución que le sirva a la gente, no a los políticos”, afirmó Ricardo Bussi (Fuerza Republicana).
“Celebramos que la máxima autoridad tenga un discurso que viene sosteniendo Juntos por el Cambio, de la necesidad de elevar la calidad institucional de Tucumán, que es muy baja”, declaró el intendente de Yerba Buena, Pablo Macchiarola (Juntos por el Cambio).
“Seremos cautelosos e iremos paso a paso en este proceso para asegurarnos que se haga lo mejor para los tucumanos. Entendemos que es necesario reformular o eliminar múltiples artículos de la actual Constitución”, dijo la legisladora provincial Silvia Elías de Pérez (Unión Cívica Radical).
El “sistema de acoples” —el más controversial para el peronismo— viene de la modificación de la Carta Magna de 2006. En ella, el art. 43, inc. 12, detalla que «Los partidos políticos, frentes o alianzas electorales podrán celebrar acuerdos para apoyar a un único candidato a gobernador y vicegobernador y/o intendente de un partido político, frente político o alianza distinta, pudiendo unir la boleta diferentes categorías de candidatos con la categoría de gobernador y vicegobernador y/o de intendente de otra lista distinta, sumándose la totalidad de los votos obtenidos por las listas en cada categoría. La unión en una boleta de listas distintas necesita del previo acuerdo por escrito de los respectivos partidos políticos, frentes o alianzas electorales».
Si con la Ley de Lemas se podía participar de un sublema y aportar al Lema, ahora con su hijo pródigo (el sistema de Acoples) se puede formar un partido (municipal o provincial), competir por el cargo legislativo y sumar al cargo ejecutivo.
En las elecciones provinciales de 2023 se inscribieron alrededor de 60 acoples para la boleta del Frente de Todos por Tucumán y alrededor de 15 para Juntos por el Cambio. Si las trasladamos a las boletas al cuarto oscuro es una enormidad, aunque sensiblemente menor a los que existieron durante la “Ley de Lemas” de los años 90 donde hubo alrededor de 3000 boletas.
Uno de los objetivos de la reforma de 2006 fue, justamente, la reducción de los partidos provinciales, municipales y comunales, además de la territorialización de la disputa electoral. Ahora la incógnita es saber cómo dentro del peronismo abordan esta propuesta, ya que avanzar implica desarticular un aparato instalado a lo largo y ancho de toda la provincia. Una máquina de ganar elecciones.
En este escenario, ¿está en juego la unidad del peronismo?
Fuentes de la Legislatura provincial dijeron a la revista Zoom que “existen los consensos necesarios para convocar a una Constituyente y elegir el próximo año a sus integrantes aprovechando que es un año electoral. La principal duda es que una Constituyente es un gasto de fondos que deberá afrontar la provincia, y en un contexto de crisis como la actual puede no ser bien vista por la sociedad”.
Habrá que ver cómo evoluciona este tema en la arena política y la configuración del nuevo escenario con vistas a 2025 y, por qué no, a 2027.
La construcción de la unidad del peronismo con este elemento cohesionador es importante. Sin embarago, con la tarifa urbana de colectivo a 950 pesos, el sueldo promedio pisando la línea de indigencia y un horizonte sombrío los más desprotegidos comienzan a preguntarse qué hay además de ajuste y sacrificio, dónde quedaron las banderas de la justicia social y la equidad que siempre pregonaron los gobiernos peronistas.
Apresado en el interior de una maquinaria que extingue sueños y donde todo se tiñe de un presente infinito, ¿podrá el peronismo reconstruirse, fortalecerse y convertirse en la herramienta necesaria para recuperar la lastimada esperanza?