«Este gobierno dilapidó las reservas internacionales»

En dialogo con Revista Zoom, el economista Horacio Rovelli hace una radiografía del presente político y económico nacional y de la gestión del Frente de Todos. Dolarización y bimonetarismo: qué perspectivas tendría la oposición si llegara al Gobierno.

En este año electoral, la batalla discursiva más importante entre los candidatos parece estar librándose en el campo de la economía. A una gestión que transcurrió entre pandemia, inflación, escasez de divisas y vencimientos de pago de deuda, se le sumaron las PASO de agosto que terminaron de sacudir el sistema político y económico y de reducir las chances del oficialismo de renovar su mandato.

La complejidad del presente invita a conversar con especialistas y economistas que contribuyan a echar luz sobre algunos aspectos de la actualidad económica y política de nuestro país y sobre las perspectivas de futuro. En el marco del ciclo de entrevistas llevado adelante por Revista Zoom, dialogamos con Horacio Rovelli, licenciado en Economía por la Universidad de Buenos Aires. Rovelli es docente en la Facultad de Ciencias Económicas y de Ciencias Sociales de la UBA, y autor de numerosos trabajos publicados sobre temas económicos y financieros. Además, fue director Nacional de Programación Macroeconómica en el Ministerio de Economía y Finanzas de la Nación entre 2009 y 2011.

Sobre la gestión del Gobierno

La administración de Sergio Massa enfrenta serios desafíos en el frente interno y externo. Por un lado, debe gestionar y tratar de ser competitivo electoralmente en un contexto de escalada inflacionaria y escasez de divisas. Por otro lado, se encuentra en la búsqueda de expandir el horizonte de financiamiento, buscando prestamistas en Oriente y en Occidente para hacer frente a los compromisos de deuda, acumulando más deuda en el camino. Para echar luz sobre el presente hay que echar luz sobre el pasado.

¿Por qué estamos donde estamos? ¿Qué nos arrastró a este presente?

Bueno, estamos donde estamos porque este gobierno tuvo dos errores garrafales. El primero es que no investigó la deuda. Cuando se fue Cristina Fernández de Kirchner en el 2015, la deuda total era de 240 mil millones de dólares. Pero el 60% era intra sector público. La concentraba el Fondo de Garantía de Sustentabilidad del ANSES, el Banco Nación, el Banco Central, los fondos fiduciarios. Y había una orden no escrita, pero que todos cumplíamos a rajatabla, y era que cualquier organismo público que tuviera un excedente de posición, por más temporario que fuera, debía comprar un título de deuda externa argentino. Entonces la deuda real cuando se fue Cristina Fernández de Kirchner era menos de 100 mil millones de dólares; esa era la deuda real, y no con el Fondo Monetario Internacional. Teníamos deuda con la Corporación Andina de Fomento (CAF), el Banco Mundial, el BID, y los bonistas. Con los bonistas era más o menos de 60.000 o 65.000, y con los organismos internacionales de crédito de aproximadamente 35.000.

Cuando llega Macri nos sobreendeuda por más de 100 mil millones de dólares, pero con el exterior. De 100 000 que había con Cristina la duplica a 200.000. Entonces, considerando solo la deuda externa, estamos hablando de 200 mil millones de dólares de endeudamiento en la era Macri. Alberto Fernández no hizo nada, a pesar de que había prometido en la inauguración de las sesiones ordinarias del primero de marzo del 2020 investigar la deuda hasta las últimas consecuencias. Sabemos que la información está, y que se cuenta con los datos de quienes compraron dólares en la época de Macri, con fecha y hora, pero nunca se dijo quiénes fueron.

A través del Cohete a la Luna pudimos acceder al listado. Se trata de 100 empresas que compraron en total 24.679 millones de dólares. Empresas que, como Telefónica, traían a cuestas años de pérdida y/o que no contaban con la liquidez suficiente como para comprar. Entonces el primer error es que no se investigó la deuda ni a quienes se beneficiaron con ella. Y con esos 100 mil millones de dólares de deuda no se hizo nada; porque no recuperamos los puertos, no tenemos nuestra propia Marina Mercante ni modernizamos la flota de aviones o el ferrocarril ni tampoco se construyeron millones de viviendas. No, no se compró un ladrillo. Fue fuga. Fue endeudamiento y fuga.

El segundo problema de este gobierno es que entre el 1º de enero del 2020 y el 30 de junio de 2023 vendió 20.648 millones de dólares a tipo de cambio oficial a las mismas empresas que compraron dólares antes. Por ejemplo, Arcor del grupo Pagani compró dólares a $62 en diciembre del 2019 y el último pago fue en abril de este año a $240, lo que le sirvió para quedarse con un tercio de la Serenísima.

Entonces, esos dos errores garrafales hacen que el gobierno llegue atado al Fondo Monetario Internacional y sin un dólar. Si no se le hubieran regalado esos 20.648 millones de dólares a estas empresas al tipo de cambio oficial, no tendríamos que andar mendigando dólares por el mundo. Tuvimos un récord de superávit acumulado en los tres primeros años de gobierno de 34.000 millones de dólares. El drama que tenemos es que este gobierno dilapidó las reservas internacionales.

En relación a esto, usted ha mencionado en otros medios que Martín Guzmán anticipó a nivel teórico este escenario en el que el financiamiento de la deuda privada generaría una sangría enorme de reservas.

Exactamente. En su discurso del 27 de abril de este año en La Plata, Cristina Kirchner se refiere a que parte de las discusiones que tuvo el anterior ministro no fueron con ella, y que tuvieron que ver precisamente con este tema.

Martín Guzmán hizo una extrapolación de los números y concluyó que no se podría pagar la deuda a las empresas privadas. Por eso, habría sugerido a ella, a Alberto Fernández y a Sergio Massa que estas empresas tenían que salir a buscar plata en los mercados internacionales. Refinanciar su deuda, o crear un mercado acá y comprarle a aquellos que tengan excedente de dólares en el mercado local. Massa fue el que se opuso diciendo que las experiencias que tuvo la Argentina con dos mercados de cambio fueron malas. Como Cristina no contó mucho, no sabemos sobre lo que dijeron ella o Alberto al respecto.

Eso hoy se llama SENEBI, que es segmento de negociación bilateral. Muy pequeño, pero existe. Y es donde las empresas buscan dólares, ahora que el Banco Central no les pone un dólar porque no lo tiene.

Medidas económicas

¿Crees que las medidas tomadas por Sergio Massa compensan de alguna manera el incremento de los precios generado por la devaluación posterior a las PASO?

Son insignificantes. La semana pasada, el fondo dio a conocer la reformulación del acuerdo que fue firmado por Guzmán en marzo de 2022. Esta reformulación (fruto del incumplimiento de las metas acordadas por el problema de la sequía) dice claramente que el déficit fiscal primario no puede ser superior este año al 1,9% del PBI. El producto bruto se calcula en 480 mil millones de dólares, o sea que no puede superar 9 mil millones de dólares de déficit. El problema es que nosotros tuvimos un menor ingreso fiscal por la sequía; este año los derechos de exportación son la mitad de lo que fueron el año pasado. Pero a su vez, este gobierno hizo la obra más importante de su gestión que es el gasoducto Néstor Kirchner y que significó más de 5 mil millones de dólares. Entonces, hay un gasto de 5 mil millones de dólares. En suma ¿cómo vas a tener un déficit final de 9 mil millones de dólares cuando tenés menores ingresos por los derechos de exportación? En ese estrecho margen, lo que el ministro pudo destinar es apenas un 0,5% del PBI, o sea, un poco más de 2.400 millones de dólares para todo.

El lunes, el gobierno devaluó un 22%. El martes, los productos de Arcor y de Molino Ríos de La Plata aumentaron un 25%. La carne aumentó un 40%. Por eso es que la inflación de agosto va a ser más o menos del 14% mensual, porque aumentó todo. Con estas medidas solo se pusieron parches.

¿Qué opinás de algunas de sus medidas más importantes, como los controles de precio o las sumas fijas?

Tanto los descuentos impositivos para monotributistas como los tres bonos de $37.000 cada uno a los jubilados, que pasarían a cobrar $124000, resultan insignificantes y son una miseria.

Además, hay dos hechos que ilustran que el gobierno ya no tiene autoridad alguna:

En primer lugar, algunos gobernadores no acataron las medidas. Nación les pide a las provincias que aporten los 30.000 pesos a trabajadores, después de que Sergio Massa hizo un fuerte ajuste en las transferencias hacia las provincias, y en la transferencia más importante que es la energética. El gobierno subsidia a las empresas del AMBA; es lo único que ve. En muchas provincias, o no llega ese subsidio o llega a cuentagotas. No se puede andar ahogándolo al otro y después pedirle ayuda.

Luego está el tema de los acuerdos de precios. El día martes de esta semana se tenían que reunir la Secretaría de Comercio y las empresas (esas empresas que aumentaron en un 20/25% el listado y que no podían aumentar más de un 5% mensual hasta octubre). Estas empresas no fueron. Otras veces al menos asisten y firman, aunque después no cumplan con lo firmado. Pero acá no fueron directamente.

Por otro lado, el jueves hubo una licitación en el Ministerio de Desarrollo Social por el tema de los planes alimentarios que hace rato largo que no tienen carne de ningún tipo, ni aceite. No cualquiera puede ofrecerse en la licitación, porque se debe estar registrado en el Registro de Proveedores del Estado de la Administración Nacional. Esta licitación fue desierta; ninguno ofreció nada, ningún precio. Esto demuestra claramente que el gobierno no tiene autoridad alguna. Es un gobierno que salió tercero en las PASO, no sabemos cómo le va a ir en las generales y que no puede tomar ninguna medida porque sigue atado al fondo.

A Massa ya lo usaron, ya no da más. Algunos empresarios que lo fomentaron y que vienen de la industria alimenticia ni siquiera asistieron a las reuniones. Estas grandes empresas, a las que se le vendieron millones de dólares en la actual gestión, lo están boicoteando porque van a jugar con Bullrich, ya que se encuentran nucleadas en la Fundación Mediterránea que Melconián preside.

En estos tiempos se echa mano de la historia más de lo habitual para explicar el presente y pronosticar el futuro. Si tuvieras que pensar en algún momento de la historia que tenga características similares o algún parecido de familia con este, ¿cuál sería ese momento para vos?

En el año 2001 pasaba exactamente lo mismo. Se había caído el plan de convertibilidad. Había volado por el aire Cavallo, y nosotros entramos en una crisis total. Sin embargo, ahí salió Néstor Kirchner; salimos con un gobierno nacional y popular. El hijo del 2001 es el gobierno de Néstor Kirchner; ojalá acá pase lo mismo.

Modelos en pugna

Javier Milei no sólo se posicionó a nivel político-electoral, sino que también logró imponer su agenda. Sus propuestas de política económica han estructurado el debate público de los últimos tiempos. Por eso te pregunto ¿qué nivel de viabilidad crees que tiene una propuesta como la de la dolarización?

La dolarización es un slogan publicitario. No se puede hacer, no hay reservas internacionales de libre disponibilidad que se puedan utilizar como respaldo de la base monetaria. Cavallo pudo hacerlo en la convertibilidad porque veníamos de superávit comercial. Nosotros tenemos reserva internacional negativa.

Además, no necesitan dolarizar. Lo que necesitan es levantar el cepo cambiario. Lo dijo Dario Epstein, director de Pampa Energía puesto por BlackRock que es asesor de Milei. Quieren reducir el gasto público para que el Estado no tenga ninguna intervención, no quieren que el Estado investigue la deuda ni a quienes fueron a comprar los dólares. Quieren un Estado reducido en su mínima expresión para que no tenga ningún tipo de injerencia en la vida privada de las empresas.

Primero, buscan levantar el cepo cambiario para comprar todos los dólares que quieren y llevárselos, detrás del argumento de que no entran capitales porque tienen cepo cambiario y no pueden después repartir las utilidades. No es para que entren capitales a la Argentina; siempre fue para que se vayan. También está la mentira de que “vamos a terminar con el Banco Central”, cuando después lo van a poner al que fue el presidente del Banco Central con Menem que es Roque Fernández.

Mientras, los que están detrás de él que son estos grandes fondos de inversión, van a usufructuar la relación y van a comprar por la mitad lo que vale el doble, como ya estuvo pasando. Hoy tienen el 9,09% de Techint, y lo que quieren es llegar al 50% para tener el manejo completo de la empresa.  Larry Fink, CEO de BlackRock, se jacta de haber comprado el 9,09% de las acciones de Techint, el 6,06% de las acciones de YPF, el 18,2% de las acciones del Grupo Galicia y el 4,6% de las acciones del Banco Macro sin moverse de su despacho en Nueva York. En el caso de Techint, por ejemplo, compró acciones por un dólar acá y las vendió allá por menos de 50 centavos de dólar. Ahora están vendiendo a 43, 43 centavos de dólar en Nueva York una acción que vale un dólar. Y como sabe lo que vale Techint, compró el 9,09% de acciones y tiene dos directores en el directorio de Techint.

Esto es lo que teme Techint, por eso Techint, Perez Companc, etc. se van a sumar a la campaña de Bullrich a través de la Fundación Mediterránea. Porque saben que si Javier Milei gana, Blackrock va a hacer esto y se va a quedar con la empresa por la mitad de su valor. En lugar de tener el 9,09%, va a tener el 50% y va a desplazar a los Rocca. Estos son los que quieren devaluar hasta cierto punto. Porque que acá si vos devaluás todo, les abaratas los activos para que Black Rock los compre. Esa es la pelea.

En estos días, se anunció a Melconián como ministro de Economía en una eventual presidencia de Patricia Bullrich. El término “bimonetarismo” o “economía bimonetaria” que la vicepresidenta mencionó en un acto del año pasado –casualmente a partir de un encuentro que tuvo con Carlos Melconián—, volvió con más fuerza al debate público. ¿Qué pensás de la propuesta de Melconian de establecer el bimonetarismo como modelo?

El modelo bimonetario ya existe. Bimonetarismo significa dos cosas: utilizar la moneda argentina como moneda de cambio en el mercado local y el dólar como moneda de ahorro, que es lo que se hace. Hay depósitos en los bancos por 18.000 millones de dólares, pero hay fuga de capitales por más. Se supone que los residentes argentinos tienen más de 400.000 millones de dólares en el exterior. La bimonetización implica que los grandes empresarios hagan los cálculos de la tasa de ganancias, que es la tasa de ganancia operativa, en dólares. No les interesa hacer su tasa de ganancia en pesos. Por eso cuando aumenta el dólar aumentan todos los precios. Esto ya está, ya existe.

Cuando Melconián habla de bimonetización, de lo que está hablando en realidad es de levantar el cepo. La bimonetización significa asegurar que no haya cepo; no puedo poner cepo entre una moneda y otra, tengo que permitir que las dos circulen libremente.

Entonces, la disputa sería entre grupos empresarios locales y grupos económicos transnacionales

La pelea tiene, por un lado, a Bullrich, quien representa a la mal llamada burguesía local. A ellos les interesa vender en el mercado interno. En cambio a BlackRock, que está detrás de Milei, lo que le interesa de la Argentina es sacarle petróleo, gas, oro, plata, litio, minerales raros. BlackRock nos ve como una colonia africana. Hoy donde tiene inversión Blackrock es en Glencore. Glencore y Bunge se fusionaron este año y tienen la acopiadora y comercializadora más grande del mundo. Ellos están en Argentina en el puerto Rosario y tienen un puerto propio. Les interesa sacar el grano acá, y producir sólo para exportar. Por eso la soja, que nosotros consumimos mínimamente, se siembra en 14 de las 42 millones de hectáreas cultivables. Con la carne van a hacer lo mismo. ¿Por qué está tan cara? porque prefieren exportar. Esta es la controversia que existe en nuestra burguesía: por un lado, el sector extranjerizante más ligado al capital financiero internacional. Ahí están BlackRock, Pimco, Franklin Templeton, que son los grandes fondos de cobertura en la Argentina. Del otro lado, está la burguesía nacional rapiña de la Fundación Mediterránea, que son los Roggio, los Pagani de Arcor, los Urquía de Aceitera General Deheza, los Bagó y los Bulgheroni.

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