Para nosotros y muchos analistas el poder actual que controla la economía y la política del mundo es el financiero. No es meramente la economía la que se impone sobre la política, las instituciones y las organizaciones sociales, sino su expresión financiera. Por eso algunos analistas utilizan la palabra financierización para describir su influencia en el mundo actual.
Con el establecimiento del capitalismo moderno en Estados Unidos su instauración fue adicta al petróleo. La era nacida en 1859 en Pensilvania recién se conmueve en 1973 con la primera crisis de alza de precios. En 1960 tiene la respuesta que la pone en cuestionamiento: se crea la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), con el intento de tomar para sí el dominio y la renta que les pertenece. Se trata de un siglo –de 1859 a 1960– donde el nuevo Rey Petróleo derroca al Rey Carbón.
El Rey Carbón tuvo una vigencia de doscientos años y el Rey Petróleo, aún con la actual crisis de supervivencia, si llega al 2059 tendrá una potestad similar. Hoy, después de la dinastía de los reinados del carbón y el petróleo, estamos viviendo un período de transición, con la regencia del gas natural hasta que las energías renovables tomen identidad y expansión general. Según un analista del Los Angeles Times el Rey Carbón ha sido expulsado del trono por los hidrocarburos. “El gas natural es ahora la principal fuente de electricidad de Estados Unidos. (…) Pero el Rey Gas tiene sus críticos, especialmente los ambientalistas. (Hay) indicios de que un reinado largo y tranquilo del gas natural está lejos de ser asegurado”.
Es el fin de la dinastía fósil en el mundo.
Tecnología por petróleo
El petróleo fue descubierto en 1859 en Pensilvania y el petróleo argentino hace 110 años en Comodoro Rivadavia, departamento de Escalante. En realidad el petróleo en Argentina aparece en Mendoza en 1887 con la compañía cuyana de Exploración de Petróleo que llegó a perforar tres pozos. También se mencionan manifestaciones de querosene en el Noroeste argentino. Sin embargo, es realmente en Comodoro Rivadavia donde se inicia la industria de producción de petróleo en nuestro país.
El mundo financiero sigue colonizando a las naciones más débiles y se inició imperializando con el poder del comercio y las armas. Este poder financiero supo desarrollar varios de sus brazos: el petróleo ayer, la tecnología hoy, el endeudamiento siempre, el comercio de armas, el juego legal o clandestino que somete a poblaciones y funcionarios, el narcotráfico, y la trata de personas que incluso hoy día llegan a niveles de esclavitud en algunos pueblos de África y Asia, y en algunas capas sociales de la población latinoamericana.
Las compañías petroleras, origen de guerras y de potenciamiento colonial, van dejando el lugar hegemónico que tuvieron con la civilización que le fuera afecta reemplazadas hoy por las firmas de la alta tecnología, las conocidas como compañías tecnológica o tech. Pasamos de las Oil Big a los Oil Data. Los big data son el producto de la hegemonía de las empresas tecnológicas del mundo que mientras prestan servicios e información se enriquecen dominando la información de las personas y las poblaciones de todos los continentes.
“Estados Unidos lleva la delantera del mundo en las tres tecnologías que son el núcleo de la nueva revolución industrial: la Inteligencia Artificial (AI) con su contrapartida la Big Data, la Internet de las Cosas (IoT) y la robotización. La AI es la tecnología decisiva…”, dice Jorge Castro en un artículo publicado en 2016 en Clarín, sobre los desarrollos tecnológicos estadounidense y chino.
Es muy expresivo el modificado ranking de las primeras cinco empresas de Estados Unidos por su valor de bolsa. Mientras que en 2001 las tres primeras eran petroleras según coinciden diversas fuentes, en 2017 entre las cinco primeras no hay ninguna. Los recientes datos corresponden al 30 de noviembre de 2017 y permiten observar que las petroleras abandonaron la hegemonía bursátil estadounidense.
Según Sommer y Russel, Apple se convierte en la compañía más valiosa que cotiza en bolsa de todos los tiempos cuando su valor de mercado alcanza a más de 900 mil millones de dólares (un PBI y medio argentinos).
2001 | 2017* | ||
ExxonMobil | Petrolera | Apple | Tecnológica |
General Electric | Petrolera | Alphabet (Google) | Tecnológica |
Total | Petrolera | Microsoft | Tecnológica |
Microsoft | Tecnológica | Amazon | Tecnológica |
Citigroup | Financiera | Berkshire Hathaway | Financiera |
*The New York Times, 21 diciembre de 2017
Hace 15 años reinaban otros; hoy son cinco los reyes de la tecnología estadounidense, Facebook, Apple, Microsoft, Google y Amazon, conocidos como FANGA. Estas compañías tecnológicas, dice Akin Oyedele, y otras como Netflix, han encabezado la recuperación del mercado bursátil en 2017 ganando un 38% como sector del índice S&P500. A diferencia del pasado, estas compañías no tienen muchas fábricas ni equipamiento de capital: Estados Unidos ha visto pasar las industriales y petroleras de Detroit e Irving (Texas) a Cupertino en el californiano Silicon Valley.
Según la recopilación del diario El País, del 31 de diciembre de 2017, en el orden mundial del valor bursátil de las compañías en el mundo, las seis primeras son tecnológicas (las estadounidenses Apple, Alphabet (Google), Microsoft, Amazon y la china Tencent. Entre las 50 mayores se sitúan la coreana Samsung, Intel, Taiwan TSMC, Oracle y Cisco System. La presencia cada vez menor de las petroleras deja a ExxonMobil ya en el 13 lugar (o en el 11 según otras elaboraciones), y a PetroChina, y Chevron mezcladas en el rango de las 50 empresas mayores del mundo.
Nuevos ricos
La supremacía perdida por las compañías industriales antes y por las petroleras después no solo se expresa en la valoración accionaria, sino también en las reservas financieras de las empresas.
Pero el fenómeno no es exclusivo de Estados Unidos. En el año 2017 respecto al anterior, las firmas tecnológicas fueron las de mayor crecimiento –19,34%–, mientras que las petroleras y gasíferas descendieron sus valores en bolsa en un promedio negativo de 2,15%, según el EuroStock600, publicado en Expansión, el 31 de diciembre de 2017.
El conjunto de las empresas estadounidenses (excluidas las financieras) tienen un tesoro billonario: 1,9 billones en caja, pero de los cuales el 70% está en el exterior (incluidos los paraísos fiscales de Delaware o del centro de Manhattan). El medio económico español Expansión, del diario El Mundo, afirma que “Durante años, multinacionales con sólida presencia en el extranjero, como Apple, Microsoft, General Electric (GE) y Johnson & Johnson han optado por pagar los ingresos generados fuera de los Estados Unidos que en el país de origen, la mayoría con un impuesto de sociedades mucho más bajo”. La reforma impositiva de Trump rebaja los impuestos en Estados Unidos de 35% a casi la mitad: el 20% para los activos líquidos (acciones y caja) generados en el extranjero a partir de enero de 2018. Respecto a los fondos repatriados de ganancias anteriores, las empresas deberán hacer un único pago del 15,5% de lo repatriado.
Los datos de los montos radicados en el exterior son muy grandes, sobre todo en el caso de Apple que retiene 253.300 millones de dólares en el exterior. Le siguen como tenedores principales Microsoft Corp. (137 mil millones), Cisco Systems (70 millones), Google de Alphabert Inc. (64 mil millones). La reintroducción beneficiará al fisco estadounidense: será la mayor en la historia tributaria. Apple ya tiene entra trabajo directo e indirecto a más de 2 millones en todo el territorio norteamericano.
Solas Apple, Microsoft y Google controlan una caja de casi 0,5 billones de dólares. De las diez mayores empresas por su caja en el año 2017 ninguna es petrolera. Estela Mazo, en su artículo para Expansión, prevé que en 2018 las petroleras serán fuertes en el ranking de 100 empresas, pero fuera del top ten, constatando que la primera petrolera es ExxonMobil que ha quedado en el undécimo lugar, y luego en la 17 posición figura Shell, la petrolera británica ahora con sede principal en La Haya, inmediatamente seguida por Chevron.
Expansión muestra que por actividad entre las cien empresas mayores por valor bursátil están las tecnológicas, seguidas por las financieras, farmacéuticas y las petroleras.
Otra manifestación del cambio que se está viviendo es el surgimiento de Tesla, que lleva el nombre de Nicolás que fuera una especie de Leonardo da Vinci de la revolución transformadora de la energía. Tesla, que fabrica autos sin conductor, solo vendió 25.000 coches en el primer trimestre de 2017, mientras que General Motors (GM) vendió 2.300.000 automóviles clásicos. Pero Tesla –según la conservadora revista de economía inglesa The Economist– vale más que GM.
El nuevo mapa del poder empresario, por sus compañías, también modifica el ranking de los hombres más ricos del mundo, escala tan afecta a la curiosidad de un amplio sector de la población estadounidense. Entre los 10 primeros ricos están Jeff Bezos (Amazon) y Bill Gates (Microsoft). Son los dos más ricos del mundo.
Le siguen del sector tecnológico y en el quinto lugar Mark Zuckerberg (Facebook) actualmente en carrera para obtener la presidencia del país, y Larry Elison (Oracle). Entre los propietarios de las empresas no tecnológicas aparecen Warren Buffett (3°) de Beskhire Hathaway, Amancio Ortega (4°) de Zara, el francés Bernardo Arnavel de LVMH (6°), Carlos Slim de Telmex (7°), y en el 9° y 10° los hermanos petroleros Charles y David Koch, de Koch Industries, una de las principales empresas que sustentan a Donald Trump. En la edición de Bloomberg de las personas más ricas del mundo, entre las cien primeras, veinte provienen de las empresas tecnológicas (que se mantienen en los privilegiados lugares 1°, 2°, 4° y 8°) mientras que de la energía, incluidos los hidrocarburos, solo hay tres ricos, y el mejor ubicado está en el vigésimo lugar.
Mapas
El poder tecnológico no solo es un fenómeno económico, sino también de libertad y su rápido desarrollo pone en duda la posibilidad de asegurar la privacidad y personalidad, tanto individual como de las poblaciones. Es interesante leer el siguiente párrafo de John Harris, columnista de The Guardian: “2.000 millones de personas usan activamente Facebook; al menos 3.500 millones se calcula que ahora están en línea. Entonces debemos escuchar a Tristan Harris y su campaña. ‘Las religiones y los gobiernos no tienen tanta influencia sobre el pensamiento diario de las personas’ dijo recientemente a la revista Wired. ‘Hay 3 compañías de tecnología (Facebook, Google y Apple) que tienen este sistema del que francamente ni siquiera tienen el control…’, en este momento la mente de 2.000 millones de personas ya están conectadas a este sistema automatizado, y es dirigir las ideas de las personas hacia la publicidad paga o la información errónea o a las teorías de la conspiración. Y todo está automatizado: los propietarios del sistema no pueden controlar todo lo que está sucediendo. No pueden controlarlo”.
La literatura periodística presente analiza con mucha dedicación el problema de la protección de los datos, hoy en riesgo por ciertas fallas de procesos de algunas empresas tecnológicas. Pero el gran peligro es que las corporaciones se hagan dueñas de la voluntad de quienes hacen algún uso de servicios que ellas prestan. Muchos países están comprometidos en asegurar “la privacidad y seguridad de los datos porque ciertos datos personales están siendo utilizados de forma ilegal o lesiva, ya sea porque se comercia con ellos o porque haya brechas de información. Sin embargo el nivel de protección es muy importante a nivel europeo y lo será más con la nueva norma GDPR (General Data Protection Regulation) reglamento sancionado por la EuroCámara, el Consejo de la Unión Europea y la Comisión Europea”.
El reflejo del poder de las compañías tecnológico va apareciendo intensamente en la política estadounidense. Dice Shelley Kasily que “Facebook no es un simple espectador en materia política. Zuckerberg no dice que su compañía colabora activamente con partidos y dirigentes… el propio Zuckerberg quiere ser presidente de Estados Unidos y ya contrató a David Plouffe (campaña de Barack Obama en 2008) y a Ken Mehlman (campaña de George Bush hijo en 2004)”.
La socióloga holandesa José Van Dijck considera que los datos son el nuevo oro y están en manos de 5 grandes: Alphabet (Google), Amazon, Apple, Facebook, y Microsoft. “Lo que estamos viendo es que 5 empresas controlan todos los datos que generamos como usuarios”.
Datos
La historia que no se repite suele tener una versión farsesca cuando lo hace como nos enseñó un poco olvidado pensador del siglo XIX. El odio ancestral que supieron conseguir las grandes compañías petroleras en gran parte de la población mundial hoy está resurgiendo con las empresas tecnológicas. Los stands de venta de objetos de computación y servicios de Apple en la Opera de París y en Aix-en-Provence fueron ocupados por militantes de Attac France el 2 de noviembre de 2017 en ocasión de la presentación de la campaña de venta del iPhone X. La marca de la manzanita ahora demanda indemnizaciones y la prohibición del movimiento Atacc France en el tribunal de casación de París.
En un importante artículo la periodista española Cristina Galindo, egresada de la Universidad Autónoma de Barcelona, describe la sucesión en el gigantismo corporativo que pasó de las petroleras a las compañías tecnológicas. Ve como nosotros la secuencia que simbolizan ExxonMobil y Apple. No se debe olvidar que la secuencia completa se inicia con General Motors en el poder corporativo sobre el poder político y en ambos partidos. Dice Galindo que “Los gigantes tecnológicos han transformado el poder corporativo, mientras ganan peso los mercados en “la sombra” y nuevas formas de inversión: son los datos y no el petróleo el recurso más valioso”.
Galindo cree que es ingenuo pensar que el sector privado no influye en las decisiones políticas, en la gestación de las leyes y en el día a día de los ciudadanos: “¿Cómo se articula este poder hoy? Moisés Naím argumenta en El Fin Del Poder (2013) que las estructuras estáticas que caracterizaban a las grandes empresas hace unas décadas, como las llamadas Siete Hermanas (compañías que dominaron la industria petrolera entre los años 40 y 70), han cambiado”.
Monopolios u oligopolios
La importancia estratégica del petróleo también es heredada por las compañías tecnológicas de las grandes potencias, mientras que en países como el nuestro nos dicen que no son estratégicas sino meramente comerciales. Así, en el año 2005 el gobierno de Barack Obama prohibió que la empresa china CNOOC (la adquirente de parte de Bridas y asociada en Cerro Dragón en la Pan American Energy Group (PAEG) donde no hubo impedimentos legales) adquiriera a la petrolera Union Oil Company of California (Unocal, fusionada luego por Chevron Texaco), en la suma no superada de 13.000 millones de dólares, en razón de la defensa de la soberanía petrolera de Estados Unidos. En los primeros días del año 2018 es Donald Trump quien por las mismas razones de soberanía impidió que Alibaba, la Amazon china, adquiriera a la empresa Moneygram, especializada en transferencias electrónicas de dinero.
La actual disputa que vive la economía de los datos recuerda el trance jurídico y de poder que vivieron las empresas energéticas con el tema del monopolio y oligopolio. Las empresas petroleras del grupo Rockefeller tuvieron que adecuarse a las leyes de antimonopolio en Estados Unidos, creando unidades con personerías jurídicas distintas pero con poder económico no debilitado.
Estados Unidos dictó leyes antimonopolio frente al poder petrolero: el Acta Sherman (1890), la sentencia contra el monopolio de la Standard Oil (1911) de la que nacieron varias petroleras, algunas de las cuales hoy todavía existen como Chevron, o la ExxonMobil que es la fusión de dos de ellas. El Acta Cayton (1914) siguió esta lucha perdedora contra los monopolios. El presidente Franklin D. Roosevelt en su primer gobierno también tomó medidas contra la concentración de UGI Corp., compañía de servicios públicos de distribución de gas natural y energía eléctrica.
El problema del monopolio y la fuerte concentración económica y de poder se repite en la era tecnológica. Es el tema que hoy preocupa a las tech. La justicia estadounidense castigó las prácticas monopólicas y de concentración realizadas por las acusadas Microsoft (2001) y Apple (2003). A principios de 2018 Apple ha sufrido denuncias en tribunales, como el de París, por haber programado la obsolescencia de algunos productos para provocar la pronta sustitución y nuevas compras. Cita Cristina Galindo a Pankaj Ghemawat, profesor de New York University, quien afirma que “Las empresas tecnológicas temen que, tarde o temprano, se intente aprobar una regulación que altere sustancialmente su modelo de negocio”.
La evolución del proceso industrial primero, petrolero después y tecnológico ahora instala a las empresas de estas actividades, cuando la regulación no es suficiente o eficaz para impedir la gran concentración de poder. Empresas emblemas dan significado a estas etapas. General Motors en la industria, Standard Oil ahora como ExxonMobil en el petróleo, y Apple en la tecnología. La profunda relación entre las corporaciones y el gobierno estadounidense, democrático para adentro, fue manifestada por frases que han pasado a ser hitos en la historia política de ese país. Charles Erwin Wilson en 1953, cuando en el Senado defendió la legalidad de poder ser Secretario de Defensa del presidente Dwight Eisenhower a pesar del evidente conflicto de intereses, dijo la famosa frase recogida por la historia con no total precisión “Lo que es bueno para General Motors es bueno para Estados Unidos”. No hay constancia de que Rex Tillerson (Rexx con dos x escriben algunos periodistas en crítica por su procedencia y dependencia exxonianas) haya dicho una frase similar refiriéndose a la ExxonMobil que hoy ocupa el lugar de GM respecto al canciller de Trump y presidente de la petrolera en proceso de puertas giratorias.
El caso de Wilson fue recordado por la prensa local en ocasión del nombramiento de ministro de un presidente de filial local de Shell y poseedor de acciones –no mayoritario como lo era el presidente de General Motors, conocido con el nombre de Motors Charlie.
Por ahora nadie expresará, aunque ya merece ser dicha por algún funcionario de Apple en el gobierno, que lo que es bueno para la empresa tecnológica lo es para todos los Estados Unidos. Y decimos por ahora, mientras se mantenga el conflicto de Trump con Silicon Valley, como lo menciona el libro Fuego y Furia de Michael Wolff.
La disputa por la última gota de petróleo (y por el último centavo de la renta)
Mientras el retiro de los hidrocarburos estaría anunciado en alrededor de cuarenta años, los conflictos del petróleo parece que morirán recién con las últimas gotas que se utilicen y los dólares que renten.
Hoy en el terreno de los hidrocarburos las disputas, como desde hace varias décadas, aún están dadas por la obtención de las reservas petroleras. Quien tenga el dominio de las reservas tendrá petróleo y renta petrolera. Así como vivimos un gran cambio (del big oil al big data), ya hemos visto la desaparición temprana del poder de las cinco hermanas que se resisten a ser desposeídas del poder petrolero.
Se debe aclarar que una visión que comprende que el fin de la era del petróleo está cercano no coincide con quienes adoptan el criterio de petróleo a punto de agotarse con el objeto de adquirir dominio y renta petrolera e intención de abaratar las reservas. Y abaratar el posible ejercicio soberano de este recurso con caracteres tan amplios (materia prima, insumo, bien de consumo, producto intermedio y final, de valor financiero y estratégico, etc.), casi único. Ya que se acaba, no vale nada, y se puede conceder y regalar porque no hay futuro, pero la adorada ley de la oferta y la demanda dice lo contrario.
Con la asociación de los países exportadores de petróleo, las siete primeras empresas petroleras del mundo comenzaron su ocaso.
Enrico Mattei desde la petrolera italiana ENI logró acuerdos de fifty-fifty con los países árabes que comenzaron a recuperar su petróleo, y la creación por venezolanos y árabes de la OPEP fueron los causantes del ocaso. Hoy entre las primeras empresas petroleras del mundo por la posesión o propiedad del petróleo prevalecen las empresas estatales: las conocidas en inglés como NOC (national oil companies), que han superado a las internacionales (IOC). ¡Pobres los países con petróleo pero sin empresas petroleras propias! Esta tendencia mundial de crecimiento de las NOC se dio en todo el mundo, aunque algunos pocos países como Argentina, en la década de los noventa, hicieron la política contraria con la privatización de YPF y con las concesiones a los capitales petroleros transnacionales.
Beneficios para ampliar la renta hidrocarburífera
El poder financiero seguirá imponiéndose en muchas de las áreas, más allá del campo estrictamente financiero. Con el petróleo hasta que se agote, o sea hasta que sea totalmente sustituido, tendrá ocasión de obtener altas ganancias.
El conflicto se manifiesta claramente en nuestro país con la permisividad tributaria a la generación de carbono (CO2) y en Estados Unidos con la caída del muro de contención de las petroleras en Alaska, los permisos ambientales y el premio impositivo reciente.
En Argentina la renta de las compañías petroleras no se toca. Puede pasar el dominio del petróleo de la Nación a las provincias, pero este dominio sin renta provincial (de las diez provincias con petróleo ocho no son superavitarias) las deja en manos de los concesionarios internacionales (la actual YPF es mitad privada).
Argentina ha tenido un sistema de subsidios a las empresas extractoras de crudo y de gas natural sin sentido social ni nacional. Los subsidios, ya sea por el barril criollo o por los planes gasíferos han seguido yendo a las compañías, en perjuicio de las jurisdicciones políticas y del consumidor de energías provenientes del gas y del petróleo.
Vaca Muerta fue ocasión para “justificar” subsidios por sus costos más elevados, pero la gran ocasión fue la extensión de ellos a la actividad desarrollada en todo el territorio nacional. Hoy es más extractora de subsidios que de petróleo El gas para aparejar al internacional sirvió para beneficiar a las empresas y no a los consumidores.
Hoy los beneficios comienzan a ir por otros rumbos: en Vaca Muerta no se impone tributo a la generación de carbono. Seguramente será una inspiración que se extenderá a la extracción de hidrocarburos en todo el territorio nacional, como pasó con el barril criollo.
El poder petrolero no deja de manifestarse: Estados Unidos con la nueva ley impositiva de Donald Trump le da grandes beneficios: libre acción en Alaska dejando de ser territorio de reserva natural, vía acción a las refinerías, baja de impuestos a los beneficios como a todas las empresas, y vía libre a la extracción marítima, etc.
La reciente decisión del Banco Mundial de terminar con los préstamos a la industria del petróleo se ha mostrado como un gran éxito del movimiento ambientalista, sin decirse que es una medida que completa la tradicional de los organismos financieros internacionales que consistía en no prestar nunca a las empresas petroleras estatales. Parece que el rol de financiador de las corporaciones petroleras internacionales desaparecen, no por razones de conservación ambiental, sino por la crisis de las petroleras, debidas a muchas causas que limitan su futuro: la creciente conciencia mundial crítica por los efectos de la extracción de hidrocarburos, la sustitución del crudo por el gas natural, la “revolución” del fracking que se sabe de menor duración que la extracción convencional y con mayor grado de contaminación, y la baja creciente de los costos de las energías.
Mientras tanto, los poderes petroleros no tienen límites: lograrán obtener las mayores rentas y sus compañías se desplazarán de los hidrocarburos a las nuevas energías. Ya lo hicieron con el cigarrillo: las grandes contaminadoras del tabaco acrecieron sus actividades y estas empresas tan concentradas hoy fabrican cigarrillos sin nicotina al mismo tiempo que elaboran alimentos y otros productos. Como se ha repetido muchas veces, negaron la relación cigarrillo/cáncer, como ahora determinados intereses niegan la de carburación/calentamiento global, entre ellos ExxoMobil y el presidente Trump.
Creemos que el modelo conservador se ha instalado tanto en Estados Unidos como en Argentina, desechando las formulaciones neoliberales que se intentaron imponer en los noventa del siglo pasado en todo el mundo. Se constatan diferencias entre los gobiernos de Trump y de Macri, pero muchas de ellas se deben a que en Trump el conservadorismo es imperial, de la primera potencia mundial bélica, económica y aún tecnológica, mientras que Macri es gestor conservador colonial de libre empresa. La presencia de Federico Pinedo en el macrismo hace recordar al Plan Pinedo, un plan de reactivación industrial, pero esto es materia de otro artículo. Además de industrialista este conservador propiciaba la unión económica sudamericana. Ambos objetivos poco tenían que ver con el liberalismo y su versión contemporánea de neoliberalismo. El pensador oriental Methol Ferré afirma que “La Argentina tuvo la originalidad de haber inventado en la historia un socialismo librecambista. Así, acaeció que un Pinedo (…) pensó hacer una unión aduanera con los otros países de América Latina”.
Pero a ambos –Trump y Macri– no les importa destruir el ambiente (tierra, subsuelo, aire y aguas) si las empresas se lo exigen. Priorizan la ganancia sobre el ambiente. Uno no respeta Alaska ni el Ártico. El otro quiere instalar el fracking norteamericano en Neuquén y alguna otra cuenca petrolífera continuando las políticas del gobierno anterior. Sus políticas hacen que el conservadorismo imperial beneficie a las empresas de capital norteamericano en Estados Unidos, mientras el conservadorismo colonial favorece a las empresas multinacionales.
El caso argentino
El modelo conservador de libre mercado (gestiona casi el 50% del PIB argentino) favorece el apuro petrolero para ampliar la renta antes del cambio de era, a través de varias medidas
1- Ceocracia. El ex presidente de la filial local de Shell Dutch Oil es el ministro de Energía.
2- Balances energéticos. Se mantiene la política de ampliar las importaciones energéticas y bajar las exportaciones, provocando balances energético, comercial y de pagos ampliamente negativos. En los primeros once meses de 2017 el déficit de la balanza energética fue de 3.214 millones de dólares, 42% del déficit de la balanza comercial general, que llegó a 7.656 millones de dólares.
3- Déficits gemelos. Se regresa al déficit gemelo, externo y fiscal.
4- Dolarización, subsidio y concentración. Se regresa a la dolarización de los productos y bienes energéticos (tarifas) hacia la liberalización de los precios de los combustibles al usuario. Se mantiene el modelo de subsidio a las grandes corporaciones multinacionales de petróleo, tanto en el crudo como en el gas natural. La amortiguación del barril criollo abre camino a nuevos métodos de subsidio, mientras se mantienen los planes Gas I y II que favorecen a las empresas con altas tasas de ganancias ante provincias deficitarias con dominio pero sin renta. Concentración de firmas petroleras con el crecimiento de PAE Group y la fondeada con capitales estadounidenses Vista Oil & Gas.
5- Carbono. No se castiga con impuestos la generación de carbono rechazándose los proyectos que intentan establecer una tasa impositiva.
6- Fracking. Política pro-fracking con prioridad a la inversión en Vaca Muerta.
7- Menos extracción, más importación. Caída importante de la extracción de petróleo crudo y gas natural.
8- Crecimiento de las energías no convencionales. Política ambiental con algunos signos positivos: crecimiento de la generación de energía eléctrica renovable y aceptación por ley de la generación distribuida, aunque ya comienzan denuncias de corrupción por la compra y venta de parques eólicos. Es muy criticable la bajísima participación de la industria nacional en la provisión del equipamiento de las fuentes renovables, especialmente la eólica.
9- Ausencia de inversiones locales y externas. Las del exterior se radican cuando hay desarrollo y no tasas de utilidad ficticias con subsidios inestables. Los capitales extranjeros no vendrán mientras vean el ejemplo de los funcionarios. El ministro Aranguren tiene el 84% de su patrimonio en el extranjero, su colega Dujovne posee afuera más del 83%, Sturzenegger coloca 66,6% en el exterior y es quien está ocupando el lugar donde se debe defender la moneda argentina, Caputo tiene 565.000 dólares en colocaciones externas, Quintana tiene el 9,8% de su patrimonio en el exterior. ¿Quién coloca en un país gobernado por quienes no mantienen sus bienes en el país?
10- Paraísos fiscales versus País. Globalización financiera y ocultamiento en paraísos fiscales de recursos necesarios para el país. Desaliento a las inversiones locales y latinoamericanas.
El caso estadounidense
1- Ceocracia. El ex presidente de la casa matriz ExxonMobil es el ministro de relaciones exteriores.
2- Balances energéticos. La política petrolera de comercio exterior propicia reducir las importaciones y ampliar las exportaciones, con el objeto de obtener una balanza comercial energética positiva.
3- Impuesto a las petroleras. La reforma impositiva general beneficia a las petroleras. Estas corporaciones se benefician en gran porcentaje por sus ganancias provenientes del “resto del mundo”, pero a partir de 2018 verán fuertemente reducidos los impuestos pagando en Estados Unidos.
4- Globalismo o localismo. Disputa entre globalistas (Rex W. Tillerson y secretario de Defensa) y nacionalistas (Stephen K. Bannon y sectores de la Casa Blanca).
5- Metano. Derogación de la norma que prohibía la libre emisión de metano de los pozos de gas natural, limitando la norma en todos los casos y prohibiendo la emisión en territorio federal.
6- Fracking. Política profracking con el objeto de lograr el autoabastecimiento.
7- Más extracción, menos importación. Aumento de la extracción de petróleo crudo y gas natural llegando a superar los 10 millones de barriles equivalentes de petróleo diario.
8- Energías no convencionales. Se subvenciona a las explotaciones convencionales y se considera energías nuevas a la explotación que estaba vedada en razón de la defensa ambiental. Apertura de los parques nacionales a la explotación petrolera, fin del refugio Ártico, derogación de la Ley de Agua Limpia de 2015, revocación de los pagos de regalías por la extracción de petróleo, gas y carbón por la extracción en tierras federales (ley actualmente en revisión), fin de la moratoria para extraer carbón mineral en tierras federales, fin de la norma de consumir agua mineral en botellas de plásticos en los parques nacionales, derogación por la EPA de la norma que reducía las emisiones de gases de efecto invernadero por las centrales eléctricas, aceptación de la construcción de partes que no tenían autorización de los oleoductos Keystone XL y Dakota Acces. A principios de 2018 se comunica que se está elaborando una ley que permita la explotación hidrocarburifera en la plataforma continental en los océanos Atlántico y Pacífico, y en el Mar de Alaska y Golfo de México. El Plan quinquenal 2017/22 permite extraer hidrocarburos en más del 90% de la superficie total de la Plataforma Continental Marítima; el Plan anterior solo autorizaba en un 6%. El Nueva York Times informó que 64 grupos ecologistas en una declaración conjunta denominaron “regalo vergonzoso” para las compañías petroleras. Retiro del Acuerdo Climático de París.
9- Inversiones. El Banco Mundial que nunca prestó a las petroleras nacionales, hoy extiende la prohibición incluso a las privadas por razones de cuidado del ambiente. Es obvio que la política de créditos de las financieras públicas internacionales las fijan países como los Estados Unidos.
10- Paraísos fiscales versus País. Establecimiento de paraísos fiscales petroleros en el propio territorio estadounidense (Delaware, Manhattan, Canadá, etc.). The Guardian informa que las petroleras han hecho de Canadá una “especie de paraíso fiscal para las compañías.
Fin de una era
El presente artículo pretende acompañar el crecimiento de la conciencia que la era del petróleo esta en sus últimos decenios. Como el Rey Carbón fue derrocado con los descubrimientos en Pensilvania en 1859, con la revolución del automóvil (1900) y la sustitución del carbón en las flotas marinas (en 1916), el Rey Petróleo, que también signó la etapa triunfante del capitalismo estadounidense, ve llegar su finalización. No será, como piensan algunos optimistas del antipetróleo, una desaparición instantánea. Se trata de opiniones sobre el futuro que no tienen demostración empírica. Muchos consideran que el petróleo reinará al menos 40 años más. Como aún hoy el carbón sigue siendo la fuente más importante para países como China e India, lo mismo pasará con el petróleo que seguirá reinando en algunos países por más de 40 años. Esta opinión también no tiene validación empírica. El Bank of America en enero de 2018 afirma que los autos eléctricos erosionarán “el crecimiento de la demanda de petróleo a principios de la década de 2020 y provocarán que la demanda mundial de petróleo llegue a su punto máximo en 2030”
Estamos en el siglo XXI y el Rey Carbón que se hizo grande con las dos primeras revoluciones industriales iniciadas en Inglaterra alrededor de los años 1750 (máquina a vapor) y 1850 (electricidad y cientos de inventos), sigue existiendo aunque derrocado. Aún se extrae y mucho, sobre todo en Estados Unidos y China, y también en Australia, Mozambique, Rusia y Colombia.
Con el petróleo seguramente sucederá algo parecido. Se acabará la era del petróleo pero no dejará de existir el petróleo.
Muchos analistas analizan la época en que el Rey Petróleo será derrocado: como vemos en este artículo, son varios los elementos que nos dicen que estamos viviendo el período de transición, donde el fracking hace un papel de pulmotor para extender más el período fósil. La Era del Petróleo será sustituida por la Era Tecnológica, y la energía le llegará nuevamente un ciclo de la polienergía, como fue antes de que el Rey Carbón y el Rey Petróleo hegemonizaran el sector. Seguro que las nuevas energías serán múltiples y relacionadas fuertemente con la revolución tecnológica que vive el mundo (recién en 1975 se creó la primera plataforma tecnológica).
Pero el retiro del petróleo o la continuidad del mismo dependen de muchos factores. Sin duda que uno es la conciencia ambiental de que hay otras energías más limpias que pueden reemplazarlo, parcial o totalmente. El conocimiento respecto a los hidrocarburos tuvo un punto de inflexión en el año 2015 con dos grandes llamadas universales: la encíclica social Laudato Si (24 de mayo) y la decisión de la mayoría de los países del mundo para hacer una acción que modere el aumento del calor en la Tierra, en el Acuerdo Climático de París (ACP, 12 de diciembre). Este acuerdo ha sido ratificado por 147 países a pesar del retiro de los Estados Unidos de Trump.
La Laudato Si fue el gran avance en el pensamiento y la concepción integral del tema climático, y el ACP los fue en el orden de la política internacional, pero hubo que esperar a que comenzara el año 2018 para ver el mayor avance en el sector político y económico. La ciudad de Nueva York, siguiendo a otras (como San Francisco en California) y algunos condados de ese Estado, demanda a las 5 principales petroleras que operan en Estados Unidos (ExxonMobil, Chevron, Conoco-Phillips, y las inglesas Shell y BP) por una suma de mil millones de dólares para reparar los daños ocasionados por la suba de más de un metro del nivel del mar y tormentas por el efecto de calentamiento. Es decir que La conciencia estatal crece en la misma Estados Unidos de Trump.
Pero además la demanda informa que el Fondo de Pensión de la Ciudad se despega de todas las acciones de compañías petroleras y carboníferas, lo que tiene actualmente un valor de 5 mil millones de dólares.
Es tan importante esta demanda y la desinversión petrolera que a Marina Aizen le hace decir que “…los que crean que invertir petróleo es progreso, están mirando una película que apesta de vieja”.
Según McKibben, a lo largo de los años las capitales contra el cambio climático fueron las ciudades de Kioto y París, “pero ahora, la ciudad de Nueva York saltó al liderazgo de la batalla”. McKibben es el precursor de la conocida Campaña de Desinversión Climática de 350.org. Es posible que el alcalde Bill de Blasio se lance con esta decisión a la campaña presidencial de los demócratas.
A veces no se explica la tardanza de la industria automovilística en reemplazar a los combustibles derivados del petróleo. Ya sea con electricidad o hidrógeno: la razón se debe a la tasa de ganancias del petróleo que aún rige y a que es más negocio comprar empresas automovilísticas o patentes de nuevas energías para manipular los tiempos de reemplazo. Poseedoras de las matrices de automóviles a combustible esperan amortizarlas totalmente.
Pero la conciencia del problema no bastará si los gobiernos no detienen a las grandes compañías petroleras del mundo, que decidirán cuándo llega el momento que otras energías superen la rentabilidad del petróleo y gas natural. Por ahora han decidido seguir con el petróleo, mientras sufragan a ONGs y universidades que ponen en discusión lo evidente, afirmando que no existe calentamiento global.
Por eso, sin la acción estatal las fechas del retiro del imperio del petróleo las fijarán las compañías petroleras que modifican la realidad en función de su renta, sin importar los pueblos, ni la enfermedad de las poblaciones, ni el ambiente de la madre tierra. Porque hasta el último momento posible, el instante de la última gota del petróleo será fijado por el último centavo de dólar que beneficie a las compañías, incluso a las que alguna vez fueron siete hermanas, si la sociedad no responde en su propia defensa.
El cambio de estructura del mundo global va a la par del retroceso o superación del imperio estadounidense. Dice Alfred McCoy que “En sus periódicos informe de futurología, el Consejo Nacional de Inteligencia, el órgano analítico supremo de Washington, ha sido contundente con respecto a que la hegemonía estadounidense terminará en 2030. Pero en realidad no tiene ni idea de qué la reemplazará.” Y McCoy, en la entrevista que le hace Turse, dice también “No solo es probable que la economía china supere a la de Estados Unidos en 2030, sino que ya cuenta con casi la mitad de las nuevas patentes del mundo, la matriz más formidable de supercomputadoras del planeta y la generación más joven que impulsará su ejército, su industria y su tecnología”.
Y China es un país que no tiene petróleo pero sí un desarrollo tecnológico inesperado para el resto del mundo, y una política integradora con Rusia y los países árabes que mientras desarrollan su nuevo imperio aseguran las fuentes de petróleo hasta que no lo necesiten.