La preocupación por el brote de dengue en la Argentina y en la región se acrecienta. El año 2023 fue el de mayor registro de casos en la historia de Sudamérica, y las perspectivas para el año actual son más desfavorables aún.
En este contexto, Revista Zoom conversó con Tomás Orduna, médico Infectólogo Tropicalista y ex jefe de Medicina Tropical y Medicina del Viajero del Hospital Muñiz de Buenos Aires. Orduna es miembro fundador y ex presidente de la Sociedad Latinoamericana de Medicina del Viajero (SLAMVI), y actualmente miembro del Comité Científico de la Fundación Mundo Sano.
“Si uno mira cómo se adelantaron las curvas de incidencia con respecto a las históricas e incluso a la misma del año pasado, sin tener la bola de cristal podemos decir que éste puede ser un año que aún supere al año pasado, por lo menos en términos de Sudamérica.”, sostiene el especialista. En esta conversación, Orduna habla del estado de situación actual a nivel regional y nacional, y la vacuna contra el dengue aprobada por la ANMAT.
-¿Cómo evaluás las campañas de prevención y concientización por parte de los gobiernos nacionales y provinciales? ¿Son muy dispares las acciones que se están llevando adelante entre las distintas jurisdicciones?
-A mí me parece, por un lado, bastante irregular en términos de comparación entre diferentes provincias, entre Nación-provincias o, hacia dentro de las provincias, entre los diferentes municipios. Hay irregularidad. Hay lugares donde hay mucha más presencia de lo que es la comunicación en salud, tratando de generar conciencia de prevención, lo cual implica primero que nada concientizar acerca de que todos debemos contribuir en la eliminación de los criaderos de Aedes aegypti. Y en esto hay que involucrar a los individuos, a la comunidad organizada y al Estado en sus diferentes niveles –municipal, provincial y nacional—. Y el Estado tiene que estar involucrado porque hay un espacio público al que le corresponde el mantenimiento de descacharrado, las campañas de comunicación en todo sentido –sean preventivas o sobre cómo generar alerta para que las personas consulten de manera rápida ante el quiebre de su situación de salud, la comunicación sobre cuáles son los llamados signos de alarma o de alerta en dengue—, al igual que el sostenimiento en lo que hace a la infraestructura hospitalaria, la capacitación y adecuada cantidad de recursos humanos –bien remunerados y capacitados—, la provisión de insumos de manera adecuada, etcétera. Y todo eso es muy irregular. Entonces ¿qué ocurre? De manera global, pregunto ¿Yo siento que a mí, ciudadano, me están aleccionando fuertemente para prevenir dengue o para estar alerta por el dengue? En principio, creo que no. Me parece que está faltando.
-¿Cuál consideras que es el nivel de gravedad actual de la situación epidemiológica?
-Estamos, evidentemente, en una situación con un aumento de casos no esperado, que quizás está superando lo esperado hace cinco o diez años atrás. El año 2023 terminó siendo el de mayor registro de casos en el mundo, y eso se extrapoló fuertemente en Sudamérica, que tuvo el mayor registro de casos de su historia. Esto, por un lado, involucra fuertemente a Brasil, que también tuvo el mayor registro de casos en su historia de dengue; y, por otro, a la Argentina que corrió la misma suerte, con 140.000 casos en 2023. Esto es: 2023 se constituyó en el año de mayor impacto de dengue en el mundo, en América Latina, Brasil y Argentina. Pero quizás eso pueda ser superado este año, al menos en Sudamérica, de acuerdo a los niveles de transmisión que tenemos para las primeras siete semanas de este 2024, en las que Brasil superó los 750.000 casos y nosotros, en siete semanas, llevamos más de 42.000 casos. Por lo tanto, si uno mira cómo se adelantaron las curvas de incidencia con respecto a las históricas e incluso a la misma del año pasado, sin tener la bola de cristal podemos decir que éste puede ser un año que aún supere al año pasado, por lo menos en términos de Sudamérica. Así que estamos con mucha preocupación, sin duda.
Nordeste, AMBA y el resto del país
-¿Cómo es la situación epidemiológica hacia dentro de nuestro país, en términos de regiones/provincias?
-Para graficarlo, de esos más de 42.000 casos en lo que va del año, más del 80% corresponden al Nordeste, con las provincias de Chaco, Formosa, Corrientes y Misiones que concentran más del 80% de ese total. Luego, el resto derrama en otras 11 provincias incluyendo la región del AMBA –que contempla las dos jurisdicciones: CABA y provincia de Buenos Aires—, luego viene Córdoba, Santiago del Estero, Salta, Tucumán, Catamarca y demás. Pero lo que pasó y lo que está pasando en el Nordeste es que durante el 2023 se verificó la transmisión continua en invierno y en primavera, cuando en la historia de dengue en nuestro país desde el verano 97-98 siempre había habido un corte de la transmisión. Esto es, paraba generalmente alrededor de junio a julio y volvía a activarse, dependiendo del año, entre fines de octubre y noviembre. Entonces, si bien con números acotados, en el 2023 hubo casos en esas cuatro provincias –con epicentro en el Chaco, pero también en Formosa, Corrientes y Misiones— desde julio y hasta noviembre, que es cuando comienza una incidencia marcada en ascenso. Por eso, yo utilizo la metáfora del trampolín. Esto es: la continuación durante todo el invierno y la primavera –en números muy acotados— de transmisión y presencia tanto de Aedes aegypti como de la transmisión de virus dengue en el Nordeste favorece que rápidamente, para cuando llega noviembre (donde históricamente comienza la actividad aédica in crescendo por las condiciones climatológicas que permiten una mayor tasa de reproducción del mosquito), empieza a haber un rápido crecimiento de la población de mosquitos en una región geográfica donde está la transmisión establecida porque nunca dejó de haberla y desde ese lugar (por eso la imagen de un trampolín) es más fácil que se genere una curva adelantada y muy poderosa de incidencia de casos del nordeste, como la que estamos viendo. A mi entender, esto puede también ser parte del fenómeno responsable de que en lugares como el AMBA (Gran Buenos Aires y CABA) también se haya adelantado la curva en lo que hace al momento del año. Ya a fines de enero levantó la curva con un número muy poderoso, si se lo compara con los momentos históricos que suelen estar entre mediados de marzo y abril. Este año se adelantó el inicio de la transmisión y la curva. Yo creo, entonces, que probablemente los movimientos internos de las personas, que van y vienen desde una región donde ya hubo transmisión durante todo el año, favorecen que en las latitudes alejadas del epicentro del nordeste, también se adelante todo y tome una magnitud importante que, por ahora, para el área de CABA y AMBA no tiene los números tan poderosos de incidencia que tiene en el Nordeste. Para más o menos 42.000 casos en la Argentina que había para la tercera semana de febrero, más o menos 38.000 correspondían al Nordeste. Por eso, en el área metropolitana aún estamos con números acotados, pero con una incidencia permanente de aumento.
Vacuna: eficacia, costos, edad de aplicación
-¿Cuáles son tus consideraciones de la vacuna aprobada por la ANMAT el año pasado y cómo viene la campaña de vacunación? ¿Es deseable que todo aquel que se la quiera y pueda colocar lo haga?
-La vacuna actualmente disponible es segura, con un 61% de eficacia global (que aumenta a un 65% para quienes ya tuvieron dengue una vez, mientras que baja al 53% para quienes no lo tuvieron). Pero lo más importante es que habiendo tenido o no dengue previamente, protege aproximadamente en un 90% de hospitalizaciones y cuadros graves. El segundo punto es que es una vacuna que está aprobada en nuestro país para usar en personas mayores de 4 años de edad. En Argentina, al igual que en Gran Bretaña o la Unión Europea no tiene límites, mientras que en otros países se puso el límite de 60 años habida cuenta de que los estudios fueron realizados hasta los 60. El laboratorio productor, Takeda, tiene un protocolo que en cualquier momento se lanza –hasta donde sé, todavía no comenzó— para evaluar la vacuna bajo protocolo científico en mayores de 60. De todas maneras, en el balance entre una vacuna que, en principio, mostró mucha seguridad y tiene una aprobación para más de 60 en varios lugares del mundo y dada la situación epidemiológica, como también el hecho de que las personas mayores de 60 tienen mayor riesgo de cuadros graves o de letalidad (la tasa de letalidad aumenta claramente de los 60 a los 70, 70-80 y más de 80), quedamos dos tipos de profesionales: los que son más conservadores y no quieren vacunar arriba de 60; y los que explicando todo lo que hay de data al paciente ahí se toma una decisión en conjunto con él. Yo soy de los que está recetando la aplicación para mayores de 60. Ya en nuestro país se han vacunado entre 4.000 y 5.000 personas mayores de 60 con un perfil de seguridad que, hasta el momento, es muy bueno. La vacuna, claro, es una inversión en salud; digo inversión en salud que en este caso tiene que tomar la persona por su cuenta. Ahí tenemos un problema de cómo se sesga el uso de una vacuna socioeconómicamente, según clases sociales, porque para una vacuna que cuesta $72.000 y que requiere de dos dosis aplicadas en el plazo de tres meses, se necesita disponer de prácticamente $150.000 en tres meses. Y si yo no tengo nadie que me descuente, siquiera una prepaga –hay prepagas que no han contemplado descuento—, entonces se convierte en una inversión en salud pero en un momento sumamente complejo en el que no cualquiera puede disponer de ese dinero. Hay dos provincias por lo menos que hicieron punta en comprar vacunas para determinados grupos poblacionales de edad, y son Salta y Misiones. En el caso de Salta, para aplicar a personas de 20 a 39 años en tres departamentos que son Oran, San Martín y Rivadavia. En el caso de Misiones, de 20 a 40 años de edad en toda la provincia. Fuera de estos dos casos, por ahora no se observan respuestas oficiales. Ya vemos algunas otras provincias evaluando dónde vacunarían, a quiénes vacunarían, los temas de compra y demás, pero bueno… nos encontramos en un momento muy particular.
-Pensando en la inversión en salud a la que te referís, ahora no en términos personales sino públicos, parece difícil esperar esa inversión de parte del gobierno nacional.
-A nivel nacional, mi impresión es que no va a ocurrir. Porque yo estaba trabajando con el grupo que tenía formado el Ministerio de Salud de Nación para evaluar qué cosas se iban a hacer con respecto a la vacuna desde Nación, lo cual involucraba delimitar áreas, delimitar grupos poblacionales para después, probabilísticamente, si se aceptaba un plan, el Gobierno Nacional comprar la vacuna y distribuirla a las provincias para ser aplicadas a determinada población y lugares. Pero todo eso quedó trunco; por ahora no se reactivó.
Foto: Carlos Brigo. Agencia Télam