DE REPENTE, EN EL VERANO

Ponemos en foco la política de Italia, las elecciones que se estarán enfrentando y los diferentes proyectos de país que podrían llegar a surgir.

Los vaivenes de la democracia parlamentaria en Italia pueden producir movimientos sísmicos, como los que han llevado a Mario Draghi a presentar al presidente de la República su renuncia como presidente del consejo de ministros. En la política italiana la llegada del verano tiende a crear una tregua, Roma se tranquiliza, revistas, diarios y TV muestran a los políticos y sus familias en las playas, caminando en los valles alpinos o en la barca frente a Portofino.

Pero el verano 2022 ha sido una excepción, para el establishment y la gran prensa que le hace de eco ha sido un bocado amargo ver El Mejor, como fue abundantemente presentado Draghi, agachar la cabeza frente a las contradicciones de la mayoría que apoyaba a su gobierno e irse a casa (en realidad sigue en sus funciones hasta que las cámaras elijan el nuevo gobierno después de las elecciones).

El señor Draghi fue el candidato impuesto a Italia para reemplazar el gobierno del profesor Conte, que no se había demostrado manejable o adaptable. Conte durante su gobierno estableció una corriente de empatía con los ciudadanos, fortalecida durante el período del aislamiento frente a la epidemia Covid 19.

Frente a la posibilidad que Italia accediera a los fondos del PNRR(1), tanto Bruselas como Frankfurt y Berlín, exigían una garantía que el gobierno Conte no ofrecía, desde el punto de vista de la Troika, claramente.

El presidente de la república Mattarella movió sus piezas dentro del parlamento y nació velozmente el gobierno Draghi, apoyado por una nueva mayoría formada por un arco de partidos que iba desde la izquierda hasta la derecha de Berlusconi y Salvini. No obstante, el Movimiento 5 Estrellas (M5E) accedió a participar de la oposición interna de algunos de sus dirigentes notorios y así nació el gobierno Draghi el 13 de febrero 2021, la aventura duró 523 días.

Draghi no es el primer ex empleado de Goldman-Sachs que en Europa accede a una carga tan importante, pero se da el caso que en Italia es la segunda vez que sucede, después de la experiencia del profesor Monti del 2011. Semejante peculiaridad es uno de los tantos cristales a través de los cuales observar el colapso de una clase política inadecuada y habitualmente disponible para los peores enjuagues, siempre que éstos comporten inmovilismo social y privilegios de casta y clase.

Durante ese lapso, el apoyo al Mejor seguía expresándose sin fisuras, como por ejemplo el de Klaus Schwab, presidente del World Economic Forum: un pionero para una nueva era de gobierno, un líder que abate fronteras (“The world needs governance 4.0”, en The Asean Post,19.01.22).

¿Pero fue verdaderamente obligado el señor Draghi a renunciar o fue una decisión personal basada en razones que por ahora permanecen insondables?

El art. 94 de la Constitución Italiana expresa que “el gobierno tiene que tener el apoyo de las dos cámaras”. Pero no es necesaria la mayoría absoluta para que el voto sea válido, la legislatura XII, gobierno Dini (17.01.95/18.05.96), subsistió con mayoría relativa.

El gobierno está obligado a renunciar si el parlamento propone y aprueba una moción para quitarle el apoyo al ejecutivo, o si el parlamento rechaza una propuesta del gobierno acompañada del voto de confianza.

El caso del Mejor no se había visto nunca en la historia de la república italiana, el gobierno presentó su dimisión después de haber obtenido el voto de confianza en el senado con 172 votos a favor y 39 en contra.

El presidente Mattarella, como correspondía, rechazó la renuncia y envió al Mejor otra vez al parlamento a solicitar un nuevo voto de confianza, y allí se desencadenó el drama, drama con aspectos de psico-thriller que dejaron a la vista la arrogancia del ex banquero.

Draghi se presentó encarnando la dignidad ofendida de quién se sabe (o se lo cree) El Mejor, intentando forzar las reglas de juego constitucionales, frente a una clase política desautorizada por los hechos (aquí, aunque parcialmente, le doy la razón), y atacó el Movimiento 5 Estrellas que había rechazado una propuesta menor del gobierno no participando a la votación gracias al recurso de abandonar el aula.

No era ya el parlamento que tenía que renovar el apoyo al presidente del consejo de ministros sino que eran los parlamentarios que tenían que conseguir la confianza de Draghi; lo que pedía El Mejor para continuar en el puesto de mando era la unidad acrítica en torno al soberano absoluto, esta es la interesante lectura de los hechos que propone Domenico Gallo en “Dopo di me il Diluvio” (Volere La Luna del  22.07.22).

El golpe de gracia contra el gobierno partió de los dos partidos de derecha de la coalición, Liga y Fuerza Italia, que solicitaron una verificación de los apoyos parlamentarios y un cambio de composición expulsando el M5E del gobierno. Los últimos sondeos electorales indicaban a la derecha como favorita en las elecciones, tanto Liga como Fuerza Italia vieron la puerta entreabierta y metieron el pie, al presidente Mattarella no le quedó otra salida que disolver las cámaras y convocar a elecciones generales, fijadas para el 25 de setiembre.

La prensa del establishment se alineó en la interpretación de Draghi, lo mismo que el resto del arco político, para adjudicar al M5E la responsabilidad única y excluyente de la caída del gobierno.

Hay que señalar que el M5E venía solicitando al gobierno una serie de medidas para contrarrestar los índices de pobreza crecientes, algunas de estas medidas habían arrancado durante el llamado Gobierno Conte 1, como el Rédito de Ciudadanía, que ha sido una de las armas más importantes contra la pobreza durante la fase Covid 19. El M5E solicitaba el reforzamiento del Rédito que había sufrido limitaciones durante el gobierno Draghi. Otras medidas solicitadas además del Rédito de Ciudadanía eran salario mínimo, decreto dignidad (contra el trabajo precario), ayuda a familias y empresas, y la transición ecológica (“Le richieste portate da Conte a Draghi” 7.07.22 tg24.sky.it).

Sobre todo pedía una revisión de la política italiana respecto a la guerra en Ucrania y el flujo de armas que la Italia ha entregado al gobierno Zelensky desde la decisión de Nato y UE de apoyar el gobierno de Kiev.

Se esperaban grandes cosas de este gobierno, algunas las vimos, como por ejemplo el récord de votos de confianza solicitados por el gobierno en cincuenta y cinco ocasiones. El voto de confianza implica blindar un proyecto del gobierno impidiendo al congreso discusiones o enmiendas, y los argumentos obviamente no eran banales, estamos hablando de Green Pass y Super Green Pass, armas a Ucrania, y reforma de la justicia, por ejemplo.

Ha quedado a la vista la insuficiencia de Draghi respecto al ‘hacer política’ o pactar con los partidos que formaban su mayoría, y fue en algunas declaraciones, que al parecer no pasaban por el filtro de algún experto en comunicaciones, donde Draghi fue revelando su fastidio e intolerancia respecto a la relación con senadores y diputados, aspecto particularmente grave en una república parlamentaria.

Pero no es solamente el aspecto ‘caracterial’ si así podemos llamarlo, que demuestra la ineptitud para el rol, el profesor Tommaso Montanari, una de las voces inteligentes de la izquierda italiana se ha hecho la pregunta: ¿Pero verdaderamente Draghi posee los instrumentos cognocitivos y culturales, antes que aquellos políticos, para gobernar esta fase dramática? ¿Quién todavía habla, como Draghi, del imperativo absoluto del crecimiento, está en condiciones de crear soluciones? Draghi ha construído su carrera hasta la presidencia del consejo como eficiente garante del estado actual de las cosas. (“É morto il governo Draghi: ci vuole una sinistra!” ilponterivista.com, 2.08.22). El señor Draghi es un ex banquero, un hombre habituado a la gestión del status quo, pero los desafíos que tiene que enfrentar Italia requieren otro tipo de visión y audacia: el cambio climático, el índice de pobreza que en Italia sigue subiendo, la re-configuración de la fiscalidad que la constitución italiana declara progresiva, pero que no se cumple, el ordenamiento del mercado del trabajo, que es una verdadera jungla de precariado fomentado durante años por los gobiernos de derecha e izquierda, el reposicionamiento de Italia en una realidad internacional donde desde hace décadas hay un nuevo jugador fuerte que es China, y sobre todo la cuestión Ucrania.

En la realidad europea el señor Stoltenberg, secretario de la NATO, se mueve como si fuera Josep Borrell y la impresión que subsiste es que la política exterior de Europa respecto a la guerra sea conducida por la NATO, el gobierno Draghi se adaptó plásticamente a esta línea.

El caso italiano merece una mirada hacia atrás, la relación de Italia con Estados Unidos se ha desarrollado en dos niveles: formales y públicos, y a niveles ocultos, por ejemplo, nadie sabe con certeza cuántas bombas atómicas se esconden en los silos del subsuelo italiano, la opacidad es completa;  la amenaza soviética dejó de existir en los movidos años que siguieron a la caída del muro de Berlín, por lo que la existencia de la NATO, gracias a la invasión rusa, ha encontrado una nueva misión, superando el juicio de Macron que la consideraba ‘cerebralmente muerta’.

Idéntica opacidad rodea en estos días la cuestión de las armas italianas enviadas a Ucrania.

Esta relación simbiótica nace oficialmente con el viaje el 3/01/47 de Alcide De Gasperi, presidente del consejo de ministros a Estados Unidos. Este se realizó en un DC 4 de la US Air Force. De Gasperi obtuvo un crédito de U$S 100 millones, su voluntad expresa fue de reubicar a la Italia de posguerra en el área de las naciones democráticas y la adhesión a la libre economía de mercado.

Después de la ‘exitosa gira’ De Gasperi deberá enfrentar las turbulencias de la vida política italiana. Las consecuencias del nuevo rumbo comienzan a revelarse con los cambios en el gabinete, que como una veleta, indican el viraje hacia el centro. Palmiro Togliatti escribe un artículo en el que sostiene que la crisis del ejecutivo ha sido “sugerida desde afuera, o sea desde círculos políticos americanos que se han reagrupado alrededor de De Gasperi”.

La confirmación del nuevo rumbo se verifica con la remodelación de gabinete de junio de 1947, cuando socialistas y comunistas son eyectados definitivamente del gobierno, casualmente las dos fuerzas políticas que habían sido decisivas en la guerra de liberación contra el nazifascismo.

Mario Draghi es considerado por sus sostenedores y la prensa importante como “europeísta”, pero el europeísmo de Draghi es radicalmente opuesto al europeísmo de De Gaulle, por ejemplo. Este  tipo de europeísmo es de corte atlantista, se nutre de una permanente fobia anti rusa y comparte la mirada de USA sobre China, aunque con matizes, dado el volumen del comercio con el país asiático. Con sus particularidades, este atlantismo se asemeja a la ‘relación privilegiada’ de Gran Bretaña con su ex colonia, cultivada por tories y laboristas alla Tony Blair.

GIORGIA, TUYA EN SETIEMBRE

Epígrafe:Yo me llamo Giorgia, soy mujer, soy italiana, soy cristiana y nadie puede quitarme esto.

Con su estilo exaltado y sobreactuado, Giorgia Meloni, la presidenta del partido neofascista Hermanos de Italia (HdI) tuvo su momento de gloria española participando en algunos mítines de Vox, donde fue ovacionada por sus discursos que recalcan los lugares comunes de la nueva derecha europea (“El discurso incendiario de Giorgia Meloni, heredera del fascismo, para apoyar a Vox”, Chus del Pino en La Vanguardia Andalucía, 14.06.22).

Los sondeos de opinión desde hace meses dan a su partido en primera posición, algunos sostienen que la razón es haberse mantenido en la oposición sin escuchar las invitaciones para entrar en el gobierno Draghi. Pero la oposición de la Meloni es una oposición al merengue, dado que el programa económico de su partido se encuadra en el modelo neoliberal de la Troika (como Draghi), es fuertemente antisindical (como Draghi), apoya con decisión el sostén al gobierno Zelensky (como Draghi) y ha manifestado últimamente una novedosa vocación atlantista (como Draghi) porque sabe que sin aquél consenso las cosas se vuelven más difíciles.

Desde el momento que Mattarella declaró la disolución de las cámaras y estableció la fecha del 25 de setiembre para las elecciones generales, Giorgia Meloni se ha lanzado en un tour pre-presidencial que incluye la preparación de una escuadra de gobierno con figuras del establishment económico y financiero italiano, poniendo en sombra algunos de sus seguidores más fieles que pueden comprometer el ‘nuevo rumbo’ con sus pasadas aventuras políticas; como en todos lados, la incontinencia en los medios digitales se vuelve un lastre peligroso cuando hay que ponerse la corbata.

La Meloni ya se presenta como la futura presidenta del consejo de ministros, se ofrece en cuerpo y alma a su amada Italia para darla vuelta como un calcetín.

El Partido Democrático (PD) ha alzado la voz para pedir un pacto electoral para enfrentar el peligro Meloni, una medida que funciona como Índice de Terror: si la derecha obtiene los 2/3 de bancas parlamentarias estaría abierto el camino para una reforma constitucional sin necesidad de convocar a un referéndum confirmativo. La Meloni se ha expresado repetidamente sobre sus aspiraciones, entre las que figura cortar ciertos vínculos con la Comunidad Europea que fueron incorporados a la carta magna y transformar Italia en una república presidencialista.

Para que la derecha llegue al Índice de Terror tendrían que verificarse diversas hecatombes en las zonas donde el sentimiento antifascista todavía resiste, la antigua zona roja del ex Partido Comunista, o sea Toscana y Emilia Romaña; para usar una fórmula alla Raymond Aron, podemos decir que esta voltereta del electorado no es imposible pero es improbable.

HORIZONTES LEJANOS

La derecha como en todos lados tiene un encendido sentimiento de clase, sabe superar enconos personales, fugas, arrepentimientos, traiciones, para reencontrarse unida en el momento decisivo, cuando el ciudadano va a votar.

En el campo de la izquierda italiana las cosas no funcionan de esa manera, una de las principales razones es la aceptación acrítica del paradigma neo liberal, que reina todavía en las directivas de la CE y sobre todo en la mente del progresismo neo liberal, como lo llama Nancy Fraser. En el PD, descendiente de una fusión en frío de la Democracia Cristiana y el Partido Comunista, se ha metabolizado la cuestión con una rapidez que causa asombro, sobre todo por la abjura de los ex comunistas. Pero existen los votantes, existen los sindicatos de base que resisten en el mundo real, existen pequeños partidos que cuestionan el modelo y sobre todo existe el M5E, que ha puesto sobre la mesa algunas cuestiones que tendría que haber gestionado ‘la izquierda’. Ante todo la pobreza, que según el último informe del ISTAT (Istituto Nazionale di Statistica, ente público de investigación, se ocupa de censos de población, servicios, industrias, agricultura etc.) del 15.06.22, registra 5.600.000 ciudadanos en la franja de pobreza absoluta.

El PD prefiere mirar hacia los derechos cívicos, como el matrimonio entre personas del mismo sexo por ejemplo, todas cuestiones que claramente son indiscutibles y necesarias, pero que sobre todo no irritan a los ciudadanos ricos y al establishment, ya que no necesitan de nuevos impuestos para sustentarlos o desviaciones en el presupuesto.

El secretario del PD, Enrico Letta (sobrino de Gianni Letta, mano derecha de Berlusconi) ya ocupó el cargo de presidente del consejo de ministros, de donde fue desplazado por su correligionario Matteo Renzi, quién el 17 de enero de 2014 le mandó a decir una frase que a la luz de los acontecimientos sucesivos se volvió famosa: ‘Enrico, stai sereno’ que podemos traducir como ‘Enrico, quedate tranquilo’. El partido, guiado por el secretario Renzi lo obligó a renunciar y el 22 de febrero nació el nuevo gobierno dirigido por el mismo Renzi, el del mensaje tranquilizador.

En el mes de julio Letta se ha propuesto como Front Runner de una eventual coalición que debería copiar el modelo francés del Frente Republicano, que se autoconvocan espontáneamente en las elecciones frente a políticos o políticas amenazantes para la República Francesa.

El suceso más importante del FR se verificó en la segunda vuelta de las presidenciales en Francia el 5 de mayo de 2002 cuando Jacques Chirac fue reelegido presidente frente al candidato del Frente Nacional Jean-Marie Le Pen.

Este ‘frente’ se ha ido diluyendo con el tiempo, en las presidenciales de 2017 con Marine Le Pen que enfrentó a Emmanuel Macron, sólo dos candidatos de los nueve derrotados en la primera vuelta invitaron a sus seguidores a votar por Macron. Al final Macron consiguió el triunfo recogiendo el 66 % de los votos (Chirac había conseguido el 82 %), que correspondían en realidad solo al 44 % de los votantes inscriptos.

Pero Italia es diferente, por sobre todo lo son los argumentos que quieren alzar como bandera el autoproclamado Front Runner los que la flanquean: para una población empobrecida, desilusionada, acorralada en el trabajo precario y cargada de rabia, palabras como ‘populismo’ o ‘soberanismo’ no significan nada, y sobre todo ¿A quién se dirige Enrico Letta cuando se presenta utilizando una palabra que pertenece al lenguaje de la empresa americana?

El PD fue el gran sostenedor del gobierno Draghi, Letta ha arrojado el M5E a las tinieblas exteriores por su pretendida responsabilidad en la caída del Mejor. El PD y M5E han trabajado juntos en diversos ámbitos, por ejemplo en la región del Lazio, y subsisten alianzas regionales que han sido difíciles y trabajosas de elaborar, el anatema de Roma probablemente no será atendido en esos casos pero ha determinado el alejamiento del M5E del Gran Juego de las alianzas.

Anulada esta posibilidad el secretario Letta se lanzó a una negociación con Carlo Calenda, auto erigido dueño del centro político, si el caudal electoral de Calenda fuera directamente proporcional a la arrogancia con que se presenta en público, su partido sería el candidato fijo para disputarle a la Meloni el primer puesto. Obviamente no es así, Calenda firmó un acuerdo con el PD después de una durísima discusión sobre cómo repartirse los puestos de las circunscripciones seguras, todo parecía marchar sobre rieles, pero Calenda rompió el pacto con el PD cinco días después de firmado aduciendo que no podía compartir cartel electoral con los pequeños partidos que a la izquierda de Letta estaban negociando su posición (Calenda llama ‘comunistas’ a estos políticos). Sucesivamente Letta, descolocado y sorprendido, se lanzó a la remodelación de las listas electorales originando descontento y furores en sus propias filas.

Todo este hervor seguido con minucia por la prensa ha debilitado la posición de Letta, y ya se advierten movimientos telúricos internos al partido que apuntan a la sucesión, a menos que el 25 de setiembre las urnas no produzcan un milagro.

Dicho milagro, como continúan a revelar los sondeos, se coloca en los horizontes lejanos de la utopía de la desesperación.

INTERESTELAR

El M5E es el partido que más estremecimientos ha sufrido a partir del gobierno que formó con la Liga de Salvini el 1º de junio de 2018, llamado a posteriori Conte 1. Terminó con un ajuste de cuentas en el parlamento cuando el profesor Conte le dió una pública pasada a contrapelo a Salvini que ha quedado en los anales de las rupturas políticas.

El gobierno Conte 2 (5 de setiembre de 2019) pareció encauzar las cosas de la manera más natural, dado que M5E y PD podían compartir puntos de vista en algunas cuestiones importantes. El profesor Conte creció en la simpatía de los italianos, pero su periplo terminó cuando el parlamento, la presidencia de la república y la Troika le cerraron la puerta en la cara; Conte presentó la renuncia el 26 de enero de 2021, dejó el lugar a Draghi y encontró otra misión: organizar y guiar el M5E en una nueva fase. Para ello contó con el aval de su fundador Beppe Grillo, pero evidentemente no bastaba porque El Fundador no es un tipo fácil y no está dispuesto a contemplar en silencio como un recién llegado conduce y reforma su criatura. Conte debió sortear una serie de insidias y la oposición interna de uno de los veteranos del movimiento, el napolitano Luigi Di Maio, que pasó a ocupar la cancillería en el gobierno Draghi, donde todavía permanece.

Di Maio encarna las peores patologías de la política italiana, en un país que ha hecho del transformismo un arte, Di Maio ha conseguido destacarse. Apodado Il Bevittaro por sus detractores,  para señalar supuestos transcursos como vendedor ambulante de bebidas en el estadio San Paolo de Nápoles, Di Maio ha sabido tejer un circuito de relaciones de poder; su adhesión a Draghi fue total, la mutación genética se ha podido seguir en las columnas de opinión de la prensa del establishment: Di Maio ha pasado de ser un populista y un charlatán a un estadista y político responsable. La culminación de este camino ha sido la escisión (se susurra que estimulada por Draghi) del M5E, que ha arrastrado consigo sesenta parlamentarios. Ahora Di Maio se ha ligado al viejo democristiano Bruno Tabacchi y su partidito integra el cartel que trabajosamente está armando Enrico Letta.

El M5E también se mueve laboriosamente para componer sus listas electorales, el movimiento ha conservado (por presiones insalvables de Beppe Grillo) la regla de dos mandatos máximos para sus miembros, Conte no ha podido desactivarla y de esta manera la experiencia adquirida en pasadas legislaturas de algunos pesos pesados del movimiento no podrá ser aprovechada.

El M5E es considerado la peor amenaza que ha sufrido la partidocracia italiana, apenas comenzó a ganar votos los ataques para esterilizarlo, se intensificaron, sobre todo porque además de utilizar el mensaje ‘anti casta’ como combustible incendiario, se proponía como adalid de las luchas ambientales, a favor de la gestión pública del agua y sobre todo promotor del Rédito de Ciudadanía, que concentró el ataque de los políticos de derecha, de la confederación industrial y hasta de los sindicatos. El Rédito de Ciudadanía no solo ha sostenido varios millones de italianos en situación de pobreza, también ha servido para poner al desnudo las aspiraciones de la clase empresaria, que quiere conservar a toda costa un mercado laboral disponible para contratar siempre a la baja salarios y suspensiones de derechos laborales.

El M5E suele aparecer en los sondeos con un piso del 10 al 13% del voto, la incógnita es cuánto vale el profesor Giuseppe Conte en su primera presentación electoral.

Mientras tanto se realizaron las votaciones internas de los inscriptos a través de una plataforma digital (es la única agrupación política que utiliza esta modalidad). Votaron 50.000 inscriptos, superando las expectativas, que confirmaron los quince nombres propuestos por Conte y los nuevos candidatos que habían presentado su currículum a través del correo electrónico.

Por el momento es el único partido que puede representar a las fajas empobrecidas del país y a los votantes de izquierda que se han alejado del PD por sus cercanías a Draghi y las políticas neoliberales.

El otro enemigo que deberá enfrentar el M5E es la abstención, que en Italia alcanza cifras importantes. Los ciudadanos que la nutren son aquellos sectores que componen la Italia Periférica, las clases subalternas que podrían quedar sin representación en el futuro parlamento, a menos que la oferta electoral de los interestelares resulte atractiva y consiga hacer olvidar errores y vacilaciones del pasado reciente.

ABSOLUTE BEGINNERS

La novedad del último minuto fue la llegada a la meta de Unión Popular (UP), la flamante agrupación que encabeza el ex juez Luigi de Magistris y que pretende ofrecer al electorado de izquierda antisistema una ocasión de voto, en lugar de refugiarse en la abstención. La sorpresiva convocatoria a elecciones significó una dura prueba para esta agrupación creada especialmente para las elecciones del 25 de setiembre. Entre las reglas para participar se exige la presentación de 36.750 firmas para la Cámara y 19.500 para el Senado, cifras que corresponden a una agrupación que se presenta en todas las circunscripciones de Italia (‘La raccolta delle firme sarà un problema per i piccoli partiti’. Maurizio Brambatti en Il Post, 23.07.22). Las firmas deben ser comprobadas, UP no pudo contar con la posibilidad de utilizar la firma digital, a esto se unió que las firmas tenían que registrarse en el municipio de residencia, lo que segregaba automáticamente las personas que se encontraban de vacaciones dado que el mes de agosto es el momento clou de vacaciones y viajes. UP es una agrupación de diversos partidos de izquierda y cuenta con una buena cantidad de militantes y voluntarios que trabajaron sin pausas para conseguir las firmas, estas personas como ha dicho de Magistris ‘han escrito una página de dignidad democrática, nos han obstaculizado y el pueblo ha removido esos obstáculos’. El desafío para UP es superar el 3 % de votos para entrar en juego.

(1) PNRR, o Piano Nazionale di Ripresa e Resilienza. Se trata de una erogación como fondo de ayuda para la recuperación de la economía en los países de la CE. La propaganda que gira en torno a estas sumas le adjudica efectos taumatúrgicos y su otorgamiento a Italia según una resolución de la Comisión Europea del 13 de agosto de 2021 ha sido influida por la presencia de Mario Draghi como presidente del Consejo de Ministros. Esta financiación es en realidad un préstamo con fuertes limitaciones que pueden condicionar a los sucesivos gobiernos dado que solo una mínima parte es a fondo perdido.

PS: llamar El Mejor a Draghi ha comportado un riesgo que los hechos no han confirmado; además, la historia italiana presenta un candidato indiscutido para semejante título: Palmiro Togliatti (1893-1964). Abogado, periodista, secretario del Partido Comunista Italiano desde mayo de 1938 hasta agosto de 1964, combatiente en España, jurista del Comitern (como lo llamó Trostky), varias veces ministro, fue apodado por las bases Il Migliore, y seguramente lo fue, a justo título.

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