Situada en el centro de las llanuras europeas, Ucrania ha sido históricamente una ruta de paso para comerciantes, mercaderes y ejércitos. Su geografía amplia y abierta, formada por las más fértiles llanuras Europeas, lo vincula estrechamente con sus vecinos. Esta distinción geográfica está relacionada también con el nombre del propio estado, Ucrania significa literalmente “tierras fronterizas” y a lo largo de la historia, en términos geopolíticos, actuó como estado tapón entre diversos reinos. Tal es así que siglos de conflicto Este – Oeste, han definido la composición étnica Ucraniana.
En el extremo más occidental de Ucrania, se encuentra la Ciudad de Leopolis, la cual es marcadamente pro europea, mientras que en el extremo oriental las ciudades de Donetsk y Lugansk se identifican como parte de Rusia. Por su parte Kiev, la capital del país, se sitúa en medio de ambas regiones y con la difícil tarea de lograr un equilibrio entre sus divisiones internas.
Actualmente la Unión Europea (UE) y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), arengados por Polonia quien posee un histórico sentimiento anti Ruso, consideran a Ucrania como un Estado donde la influencia Rusa puede limitarse, las sanciones a las empresas Rusas y la narrativa anti Rusa en general en occidente son herramientas que hacen a este fin geopolítico.
En lo que respecta a Rusia lo que se pone en juego en el conflicto Ucraniano es más relevante de lo que se cree a simple vista, la llanura europea que se extiende por Ucrania y Bielorrusia es militarmente indefendible, y en términos geoestratégicos desde el borde más occidental de Ucrania hay solo 750 km hasta la costa mas occidental del Mar Caspio, con la ciudad de Astracán como punto clave y estratégico, esta franja de 750km es conocida como la “brecha de Volgogrado” y es vital para Rusia, ya que si una potencia extranjera ganara influencia en Ucrania, esa potencia podría barrer la llanura del lado Ruso y bloquear el acceso al Cáucaso, el Mar Negro y el Mar Caspio; a partir de ahí, peligraría la integridad y existencia misma de la Federación Rusa. La relevancia geoestratégica de la “brecha de Volgogrado” es de carácter histórico, ya que durante la Primera Guerra Mundial los alemanes intentaron hacerse con el control de Ucrania para explotar la “brecha” y obligar a Rusia a una rendición.
Durante la Segunda Guerra Mundial, los alemanes lo intentaron nuevamente, llegando esta vez hasta Stalingrado (actual Volgogrado), desencadenando una de las batallas más memorables de la historia moderna, con bajas estimadas en más de dos millones de personas entre soldados de ambos bandos y civiles soviéticos. La batalla de Stalingrado es considerada la más sangrienta en la historia de la humanidad. La grave derrota de la Alemania nazi y sus aliados en esta ciudad significó un punto clave y de severa inflexión en los resultados finales de la guerra, representando el principio del fin para el nazismo en Europa.
Como se evidencia, la seguridad de la “Brecha de Volgogrado” no es negociable para Rusia y tiene prioridad geoestratégica para el Kremlin. En tal sentido Ucrania es para Rusia un “amortiguador” ante el avance y la militarización de occidente, situación que desde la caída del Bloque Soviético a comienzos de la década del 90, no ha ido más que en aumento puesto que la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte, alianza militar de 28 países de Europa y 2 de América del Norte) ha experimentado 5 ampliaciones desde la década del 90. Y actualmente posee al menos 25 bases militares con armamento bélico “pesado” próximos a la frontera Rusa.
Después de su formación en 1949 con doce miembros fundadores (Bélgica, Canadá, Dinamarca, Francia, Islandia, Italia, Luxemburgo, País Bajo, Noruega, Portugal, Reino Unido y Estados Unidos), la OTAN creció al incluir a Grecia y Turquía en 1952, Alemania Occidental en 1955, y más tarde España en 1982.
En 1999, Polonia, Hungría y República Checa se unieron a la organización, en medio de un gran debate dentro de la misma y la oposición de Rusia. Otra expansión llegó con la adhesión de siete países de Europa central y oriental; Bulgaria, Estonia, Letonia, Lituania, Eslovaquia y Eslovenia, estas naciones fueron las primeras invitadas para comenzar las conversaciones de afiliación durante la cumbre de Praga del 2002, y se unieron a la OTAN poco antes de la cumbre de Estambul del 2004. Nuevos miembros, Albania y Croacia, se unieron el 1 de abril del 2009. En 2017, la OTAN reconoció oficialmente como aspirantes a: Bosnia y Herzegovina, Georgia y Macedonia. Sin embargo, a Macedonia se le impidió en un principio unirse a la alianza por el rechazo de Grecia, debido al conflicto que existía entre ambos países por cuestiones de nombre. Esta disputa fue resuelta en enero de 2019 con la adopción oficial de la designación «Macedonia del Norte», lo que permitió que el proceso de adhesión de este país se reactivara y fuera efectivo en marzo de 2020.
En el caso Ucraniano la posible participación dentro de la OTAN es un punto de suma delicadeza, ya que el avece de la alianza militar ofensiva hacia el Este representa una amenaza para la seguridad nacional Rusa, y es percibida por sus autoridades como “un cuchillo en el cuello”, puesto que una eventual instalación de bases militares con misiles en territorio Ucraniano pone en riesgo las principales ciudades Rusas. Planteadas así las cosas resulta lógico que Rusia exija garantías a la OTAN de que nunca permitirá a Ucrania, y Georgia, como miembros del bloque militar, situación que por otro lado, la OTAN no está obligada a aceptar.
Por su parte, Ucrania es un país estratégico en el abastecimiento energético de la Unión Europea (UE), ya que su territorio es atravesado por numerosos gaseoductos. El 85% del gas que exporta Rusia lo hace a la UE, mientras que para el bloque Europeo el gas Ruso representa un 40 % del gas importado. Por su parte, Ucrania recibe un canon por el pasaje del gas, y los ingresos provenientes de dicho canon representan una cifra cercana al 4 % del PBI del país. Este contexto es importante de tener en cuenta ya que permite explicar la construcción del sistema de tuberías “Nord Stream 2”, el cual es un gaseoducto que conecta en forma directa, vía Mar Báltico, Rusia con Alemania, proyecto que de concretarse aumentara la influencia que ya tiene Rusia en el continente, y que por el inicio de las hostilidades quedo suspendido.
Ahora bien, ¿qué vinculación hay entre el papel de la OTAN y los Estados Unidos y los gaseoductos que pasan por Ucrania?, a simple vista no pareciera tener una vinculación directa, sino mas bien que se podrían ver como una serie de factores que hacen a una situación, pero en relaciones internacionales y sobre todo en la geopolítica global, nada es azaroso y todo se entrelaza, dado que el escenario internacional se asemeja a un tablero de ajedrez, donde todas las piezas tienen un rol definido en pos de un objetivo común. En este caso el “objetivo común” de occidente (Estados Unidos) es continuar manteniendo su Status de primera potencia mundial, no queriendo aceptar la realidad contemporánea de un mundo multipolar,
Una de las posibles explicaciones del conflicto se puede encontrar en el ámbito económico y comercial, ya que desde el año 2010 Estados Unidos elevo su producción de gas licuado, mediante la técnica de extracción conocida como estimulación Hidráulica o Fraking, consolidándose como una potencia en el sector, pasando del autoabastecimiento al deseo de convertirse en exportador. La puesta en función del mega gaseoducto “Nord Stream 2” amenaza las pretensiones Norteamericanas de vender su gas a Europa. Y a su vez pone en riesgo a la propia U.E, ya que la suspensión del envió de gas Ruso, implica comprar gas a un costo más elevado y también correr el riesgo de sufrir desabastecimiento; por suerte para la población Europea, están próximos a recibir el verano; otro aspecto a mencionar y que debe ser muy tenido en cuenta es la intención por parte de occidente de suspender a algunos Bancos de origen ruso, del sistema SWIFT, acción que debe ser dimensionada como una medida de suma gravedad, comparable con una ataque a la integridad territorial rusa.
¿Qué es el SWIFT?
Sociedad para las Comunicaciones Interbancarias y Financieras Mundiales ( Society for Worldwide Interbank Financial Telecommunication ), fundado en Bélgica en 1973, es una organización que tiene a cargo una red internacional de comunicaciones financieras entre bancos y otras entidades; y establece un estándar común para las transacciones financieras, así como un sistema de procesamiento de datos compartidos y una red de telecomunicaciones a nivel mundial, procedimientos de operación fundamentales y reglas para definir responsabilidades.
¿Que implica quedar por fuera del SWIFT?
Básicamente, quedar fuera del sistema SWIFT, implica quedar virtualmente por fuera del sistema financiero global, ya que los bancos se verían imposibilitados de enviar y recibir dinero en transacciones internacionales, generándose severas trabas para el comercio internacional y el acceso a insumos necesarios en la producción de otros bienes
SPFS, la respuesta Rusa
La amenaza de excluir a la Federación Rusa del sistemaSWIFT, ya fue planteada en 2014, ante la situación que se presento en la península de Crimea, y desde ese entonces la administración de Putin trabaja en una alternativa: el Sistema de Transferencia de Mensajes Financieros (SPFS, en Ruso), el cual es el equivalente del sistema de transferencia financiera SWIFT, pero desarrollado por el Banco Central de Rusia.
Desde 2019 se han alcanzado numerosos acuerdos para vincular a los sistemas de pago de otros países en China, India, Irán, y a finales de 2020, 23 bancos extranjeros se conectaron al SPFS desde Armenia, Bielorrusia, Alemania, Kazajistán, Kirguistán y Suiza.
La puesta en funcionamiento del SPFS, aun con sus limitaciones, y su posible armonización con el sistema financiero Chino, implicaría la creación de un nuevo bloque financiero global, dejando al mundo frente a dos bloques financieros bien marcados, por un lado estaría Occidente con Estados Unidos y la U.E a la cabeza; y por el otro el eje ruso–chino, el cual se puede ver sumamente fortalecido por los acuerdos comerciales firmados en el marco de la Ruta de la Seda.
Además se debe comprender que el actual sistema internacional es multipolar, por ende resulta lógico pensar y entender la aparición y consolidación de otro sistema financiero, con otras instituciones y otros organismos, y hasta incluso otro patrón de cambio, lo que sin duda va a implicar el jaqueo del dólar como moneda de reserva a nivel global, situación que, lógicamente, no va a caer en gracia en Estados Unidos.
En este punto es vital comprender el papel del oro como mecanismo de respaldo. Desde el 2014 a la fecha, Rusia y China han aumentado fuertemente sus reservas en dicho metal, acciones que deben ser tenidas en cuenta con un claro fin geopolítico; históricamente las monedas de los Estados valían en función de las reservas en oro o plata que estos tuvieran, pero desde mediados de 1970, Estados Unidos, presiones mediante, consiguió que Arabia Saudita, principal productor de crudo a nivel global (al menos en ese momento histórico) se comprometa a solo recibir dólares americanos a cambio de su petróleo. Es en ese momento en que el “patrón oro” se rompe y el dólar se consolida como moneda de reserva global. Adquiriendo una capacidad única en el sistema internacional, el dólar comenzó a valer por lo que se puede comprar con él, no por su valor real. En términos de la teoría marxista clásica, el valor de cambio primo por sobre el valor de uso.
Lógicamente resulta difícil predecir cuál será la acción que le propicie el golpe final al billete verde, pero sin dudas que la masiva acumulación de oro que Rusia y China han realizado responde a ese fin, tal vez el objetivo sea lanzar una Cripto moneda con respaldo en oro, pero lo cierto es que hay mas especulaciones que certezas.
Argentina y el conflicto
En términos históricos en materia de relaciones internacionales, la Republica Argentina nunca tomo partido por un bando u otro en un conflicto armado. Con las excepciones de Carlos Menem en la primera guerra del Golfo (2 de agosto de 1990 – 28 de febrero 1991) y Mauricio Macri en el golpe de estado en Bolivia (del 10 al 20 de noviembre de 2019), nuestro país tiene una tradición de neutralidad.
Visto el panorama internacional la neutralidad es una estrategia válida para nuestro país, sobre todo si tenemos en cuenta la delicada situación que debe afrontar para con el Fondo Monetario Internacional y la necesidad de concretar un acuerdo con el organismo, pero a su vez Argentina necesita y debe ampliar su cartera de socios, y entiendo que el mundo multipolar que estamos transitando no da lugar a posiciones dogmaticas, es por esto que nuestro país debe apuntar a una política exterior pragmática y latinoamericana, sustentada en el Derecho Internacional, que abogue por la no intervención y la libre determinación de los pueblos; pero entendiendo a su vez la necesidad de buscar nuevos horizontes comerciales.
Toda crisis representa una oportunidad, y en este caso la oportunidad es concreta, si la Unión Europea deja de comprar gas a Rusia, la Argentina debe estar lista para vender el gas extraído de Vaca Muerta, si Rusia deja de comprar productos agrícolas al Bloque Europeo, Argentina y Latinoamérica deben estar listos para ofrecer su producción.
Resulta más que interesante el momento para reflotar la doctrina de la tercera posición. Ni con uno, ni con el otro, con una visión propia y latinoamericana.