¡Bienvenido Mr. Bessent!

“¿Bessent viene a corroborar que el sistema de privatizar ganancias y socializar perdidas funciona? Yes. Y funciona muy bien, y funciona hace años.” Por Eric Calcagno

Pese a ganar dos palmas en el Festival de Cannes de 1953, la película “Bienvenido Mr. Marshall” es poco conocida fuera de los ámbitos del cine español. Digamos que fue todo un logro en la época del franquismo realizar tal cinta, que mezcla el absurdo con lo cotidiano, las aspiraciones del régimen con las realidades concretas. Resulta que Villar del Río, un imaginario pueblo cercano a Madrid, recibirá a la delegación norteamericana que viene para incluir a España dentro de la ayuda destinada a Europa, lo que conocemos en la historia como “Plan Marshall”. Desde el alcalde al campesino sin olvidar a la maestra, es el momento para que todos proyecten sobre la inminente visita el cumplimiento de todos los sueños individuales, ya sea prestigio, tractores, o guapos atletas norteamericanos.

Scott Kenneth Homer Bessent nació en Carolina del Sur hace 63 años. Donald Trump justificó el nombramiento de Scott como Secretario del Tesoro de los Estados Unidos en los siguientes términos: “En vísperas del 250º aniversario de nuestro gran país (Bessent), me ayudará a inaugurar una nueva era dorada para Estados Unidos, mientras consolidamos nuestra posición como la principal economía del mundo, centro de innovación y emprendimiento, destino del capital, manteniendo siempre, e indiscutiblemente, el dólar estadounidense como la moneda de reserva mundial”. Bessent va a tener mucho poder. Mucho. Está a cargo del gerenciamiento de los 28.000.000.000.000 de dólares que constituyen la deuda pública de Estados Unidos. Para eso maneja la política fiscal, las regulaciones financieras, las sanciones internacionales y la inversión extranjera. Así, Bessent apoya la expansión del sector petrolero que, supone, permitirá bajar precios internos; busca reducir los déficits públicos mediante el achicamiento del Estado norteamericano, en una idea que la baja de impuestos alentará la inversión, que –supone— serán compensados por el aumento de los aranceles externos; también aumenta la tasa hipotecaria a 7%, algo que las clases medias tal vez no apreciarán del todo en materia de acceso a la casa propia, pero al menos protege al sector financiero; parece que no tocará los programas asistenciales, pues es menor el costo conocido que las ganancias esperadas.

El alcalde y las fuerzas vivas de Villar del Río entendieron la parada que enfrentaban. Decidieron convencer o seducir a los enviados norteamericanos mediante la exposición festiva de todo lo que, pensaban, era atractivo para los estadounidenses. Por más de ser una localidad suburbana de Madrid, decidieron convertirse en un pueblo andaluz, que supusieron ser más atractivo para los generosos donantes que llegaban del Nuevo Mundo. Por eso maquillaron las casas, adoptaron ropas sevillanas y hasta trajeron una cantaora que pusiera ritmo a los ruegos. Hasta empavesaron las calles con carteles de bienvenida, no siempre bien escritos, pero la intención de ser colonia es lo que vale. O eso creyeron.

En el campo de las finanzas, Scott Bessent es un tiburón de aguas profundas. Luego de diplomarse en Yale en 1984 –¡en política!—, supo aprovechar la desregulación financiera de la era Clinton para ejercer con maestría el arte de los fondos de cobertura (hedge-funds). Logró trabajar para Jim Chanos, otro financista estrella de Wall Street, que supo ganar con la caída de Lehman Brothers.  Pero la reputación de Bessent es la especulación contra la libra esterlina en la crisis británica de 1992, lo que redundó en mil millones de dólares de ganancia para un tal George Soros, por entonces el empleador de Scott. También jugó contra el yen japonés en 2013, siempre ganador. Este “Messi de las finanzas” estableció una empresa propia “Key Score Group”, con la aquiescencia y ayuda del padrino Soros.

Los de Villar del Río lo prepararon todo. Debía haber discurso del Alcalde, presencia de escolares y desfile de todo el pueblo, en cantos elogiosos a los americanos que traían todo, en especial como regalos. Una estrella de Sheriff, un tractor, un basebolista, según. Incluso realizaron un ensayo general, para que nada estuviese fuera de lugar. Es allí donde la cantaora entona un estilo flamenco llamado bulería, propio de las festividades y juergas, llamado “americanos” o “coplilla de las divisas”. En algunas partes dice así:

“El plan Marshall nos llega del extranjero pa’ nuestro ‘habío’.
Y con tantos ‘parneses’ va a echar buen pelo Villar del Rio.
Traerán divisas pa’ quien toree mejor ‘corría’.
Y medias y camisas pa’ las mocitas más presumías.
Americanos, vienen a España guapos y sanos.
Viva el tronío de ese gran pueblo con poderío.
¡Ole Virginia y Michigan ¡ Y viva ‘Tersas’ que no está mal!, no está mal.
Os recibimos, americanos con alegría.
¡Ole mi mare!, ¡Ole mi suegra y ole mi tía!”

Antes de ser designado Secretario del Tesoro tuvo tiempo para financiar algunas obras caritativas, sin duda dedicadas para la ayuda de los pobres que produce, pero a menos costo. Debe ser una manía de los criminales de guante blanco, en busca de una redención que no les compete. “Siempre está dos pasos adelantado al mercado”, dijo uno de los exprofesores de Scott. ¿Y ahora que lo maneja el propio Bessent, tendrá las botas de siete leguas en materia de aranceles o de impuestos para subir o bajar cotizaciones de valores en bolsa? Bessent declara unos setecientos millones de dólares de fortuna personal, aunque las malas lenguas –que nunca faltan— lo llevan a mil millones.

Por fin llegaron los americanos a Villar del Río. La estadía duró lo que tardó la comitiva motorizada en atravesar esa aldea en medio de la ruta hacia Madrid. Ni el alcalde fue sheriff, ni el campesino tuvo el tractor, ni la maestra obtuvo consuelo. Cuando la polvareda se despejó, dejo el gusto amargo de la frustración, y cada cual se fue con el destino que espera a los que fingen ser lo que no son.

En esta perspectiva, los queribles habitantes de Villar del Río merecen todo respeto: al menos pudieron actar el fracaso y volver a los quehaceres. En Argentina, abundan aquellos que como el alcalde, el campesino y la maestra sueñan con los Estados Unidos como prestador en última instancia de futuros, cuando lo que algunos pocos consiguen son buenas apuestas en derivados. Pero la fascinación perdura. Aunque ser Miami y estar en la Patria sean contradictorios hasta la incompatibilidad: que después de todo esas cosas pueden resolverse con violencia, ya sea simbólica, concreta o apenas real. Siempre dirigida contra los pobres, siempre contra los peronistas que pretenden representar a ese pueblo, al pueblo –no a la “gente”— a las argentinas y argentinos. Parece que parte del peronismo lo ha olvidado, y mucha dirigencia vuelve a sus quehaceres, de lo que no sabemos qué hacen.

Queda claro que Scott representa los intereses financieros –¿es lo que queda de Estados Unidos?— y viene para asegurar que la Argentina pague. Pero ya ni siquiera como Estado, apenas un contrato, sino como un dispositivo más para generar dinero. Eso parecen ser las naciones bajo occidente: modos de generar riqueza, fugarla, dejar deuda. ¿Bessent viene a corroborar que el sistema de privatizar ganancias y socializar perdidas funciona? Yes. Y funciona muy bien, y funciona hace años. Es lo que hace pobre a la democracia argentina, para emplear un concepto pasado, muy pasado de moda. Business as usual.

Bessant es gay, está casado con John Freeman y tienen dos hijos. Bien por la integración de las diversidades, ya lo dijo San Agustín, “ama y haz lo que quieras”. Pero aquí terminan los encantos del esencialismo, ya que las orientaciones personales poco tienen que ver con los posicionamientos políticos. Nos gustan las mujeres en el poder, pero cuando son Cristina o Sheimbaum y no Thatcher. Poco importa que quien nos saquea sea gay o facho, lo grave es que nos saquean. Igual disfrutaremos de las contorsiones de Milei, los libertarios y demás secuaces a la luz del “discurso de Davos” cometido por Jamoncito acerca de que los homosexuales son pedófilos. Igual a Bessent no le interesan las opiniones de Milei, no le interesa Milei, y aún menos la Argentina, sino que esta visita sea un exitoso viaje de compras. Scott sabe distinguir lo esencia de lo accesorio, sobre todo cuando se trata del interés de Estados Unidos y del propio, quizás percibidos como lo mismo en estos tiempos confundidos.

En toda devastación hay una oportunidad, y Bessent no se va a perder la de Argentina. Antes, se decía que lo que “es bueno para General Motors era bueno para Estados Unidos,” ahora podemos decir que “lo que es bueno para Bessent es bueno para Wall Street”. Para terminar, digamos que Bessent es un apellido de origen francés, originado en “besant”, que era la moneda de oro acuñada en Bizancio en tiempos de las cruzadas. El equivalente del dólar en esa época, suponemos. Hay apellidos que son destinos. ¿Cuál será el de la Argentina?

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