Del lado A:
Cumplir 90 años es casi como vivir un siglo. Mi papá nació un 18 de noviembre de 1934 en el Municipio de Quebracho Coto en la provincia de Santiago del Estero. Nueva Esperanza, El Mojón, Siete de Abril son los nombres de una geografía imaginada de mi infancia. No conozco ninguna de estas geografías, pero la sonoridad de los cuentos de tías y tiendas con vino, queso y cebolla vienen con el sabor de la memoria en cada oración del Padre Nuestro que estás en este reino y desde allí ha de venir… a salvarnos.
A los once años llegó a San Miguel de Tucumán, la ciudad de los sueños, con dos de sus hermanos mayores. Llegó para terminar la escuela primaria, estudiar en la Escuela de Comercio. Trabajar en lo que se podía y echar el mundo andar, un plato de comida, algún vino, una pensión y la guitarra para ir a buscarte engañera cuando era chango chiquilín que no es de bachín es Chalchalero teru, teru, teru lejos se oía que dulce y limpia que era la vida.
Era 1945, con ruidos de octubre y las patas en la fuente de la Plaza de Mayo; muchos años después completó su nombre propio con la topografía de la profesión y el sueño cosmopolita de nuestra comarca oral “Contador Domingo Eduardo Nofal de Tucumán” era la fórmula de presentación que acompañaba un apretón de manos fuerte y franco. Las cosas eran literales. Llegó con la decisión de la poblada mundo feliz y para el pueblo lo que es del pueblo. Mi papá vivió el primer peronismo, el único. Para él, la palabra Perón no es un constructo de la teoría política que busca una explicación, es materialidad y experiencia de salario, universidad, trabajo, vialidad provincial, las vacaciones, una estanciera, un auto, los compañeros, el festival del limón, los asados en El Cadillal y el sueño de la familia, la mesa, de la casa al trabajo y del trabajo a la casa. No hay nuevos peronismos republicanos, liberales. Hay uno y único: el de Evita y Perón.
Del lado B:
En la película Eva Perón: La verdadera historia (1996) de Juan Carlos Desanzo, con guion de José Pablo Feinmann, la genial Esther Goris, Evita, junto a John William Cooke le ponen rostro, arriesgan a una definición de peronismo.
Eva: Te va a ir muy mal en el peronismo, es un movimiento de chupamedias alcahuetes, y querés que te diga… yo tengo mucho que ver con eso. A mí me revienta que no piensen como yo. No tendrán razón los contreras, che… ¿no seré una dictadora?
Cooke: Nuestros enemigos se llenan la boca con la palabra democracia, pero creo que, si nos derrocaran, no van a ser muy democráticos con nosotros.
Cuando recuerdo la escena, citada y nombrada una y otra vez, la memoria organiza una síntesis extraña. El diálogo queda reducido a un enunciado políticamente incorrecto, casi una sentencia de Eva: “Che Cooke, y a vos quién te dijo que somos democráticos”. Casi un resto de fragmentos que no me incomodan, una prueba de certezas lógicas que parecen validar mi peronismo romantizado frente a mi confrontación con el extraño progresismo que vive con comodidad en la cultura letrada.
Colección de hilos sueltos o la soga con las sábanas secándose al sol que sigo pensando, el peronismo, ese movimiento por momentos inexplicable, aunque delimitado con rigurosa historiografía académica, tiene siempre los lados bajos de las alpargatas confrontando con los libros. Siempre hay un monstruo que se escapa de entre todos los muertos del placar, un Herminio Iglesias con los ataúdes, un Perón que quema iglesias y pierde las manos, un Luder que se vuelve invisible frente a la intangible promesa de comer, curar y crecer con un preámbulo constitucional, la estratósfera de Menem, uno a uno que nos fuimos al carajo para no volver de la fiesta “todo por dos pesos”, el “Cabezón” Duhalde sin cuya estrategia jamás podríamos haber imaginado un Néstor Kirchner que vino a ofrecer un sueño para la culta Buenos Aires con los diseños de las antiguas bazas anotadas en una servilleta de bar patagónico.
Cuando conversamos con mi papá, que ya vive los casi cien años, podemos pensar ese peronismo, aún con sus furiosas bestias. Porque, claro, hablar de política es “poner toda la carne en el asador” con ruido de multitud en patas o en alpargatas. Porque siempre hay algo de peronismo que se resiste, que es refractario, casi indomable, inverificable. Y entonces, la pregunta se vuelve inevitable: ¿dónde ubicamos al kirchnerismo? ¿flexión o falta? Quizá, solo quizá, nos empeñamos demasiado en las categorías y no encontramos la lengua que necesitábamos para ese voto que nunca llegó. Porque el kirchnerismo, lo tendríamos que pensar, intentó construir un linaje de sur y Río Gallegos, pero siempre fue universitario y de La Plata y del puerto que se me hace cuento.
El insondable ejercicio de la convicción
En Tucumán, El Congreso de la Nación, Diputados, la cámara baja, la cámara alta, son, para mi papá, escenarios de televisión. Algo que sucede en pantallas y que después, un día después, en el mejor de los casos, lo dice La Gaceta que, si no lo dice, no es verdad. Solo por curiosidad o porque necesito encontrar alguna respuesta que no está, volví a escuchar los debates de la Asamblea Legislativa del 1 de enero de 2002; en mi voluntad lectora, encontré la versión taquigráfica “provisional”.
El país estaba desarticulado y Eduardo Alberto Duhalde había tejido los acuerdos para su elección como presidente. En un país en el que el descuido de los archivos es una marca estructural, estas búsquedas se juegan en la biblioteca de Babel del deseo y la seducción de los hallazgos. Las historiadoras y los historiadores construyen las hipótesis conjeturales, pero yo voy juntando esos cuentos sobre el peronismo que quiere escuchar mi papá. Es una revisión no exhaustiva, es una exhumación respetuosa, muy próxima al testimonio.
Humberto Jesús Roggero, diputado nacional por la provincia de Córdoba, fue el último orador de esa jornada. Casi como en un análisis orgánico, hizo un recuento y fórmula de blanco sobre negro. Imaginemos la sala llena, ruidosa, con conciencia de límite y con certeza de angustia en la puerta.
“¿Por qué hay tantos bloques en este Congreso? Pululan tantos nuevos partidos políticos y hay tantos nuevos bloques que hoy pueden pontificar y decir cualquier idea desde las distintas abstenciones revolucionarias, de estos pseudorenunciamientos históricos, de esta izquierda afín al sistema liberal que juega permanentemente como contrapeso de los intereses de la dictadura y los grupos monopólicos de la Argentina…. (aplausos en las bancas y en las galerías) (…) ¿Qué nos van a hablar de nosotros, cuando en este país hemos regado con treinta mil muertos la lucha contra la dictadura…? (aplausos y manifestaciones en las bancas y en las galerías). El peronismo está acá siempre dispuesto a aceptar difíciles momentos de la Argentina. Nosotros creíamos y seguimos creyendo en la soberanía del pueblo como elemento de decisión popular. El peronismo no ha renunciado a uno de sus principios fundamentales, que es la soberanía del pueblo como legitimidad popular. También es cierto que hubo una realidad que obliga a resolver en los momentos de crisis del país dentro de las posibilidades buscando los acuerdos que permitan llegar a las soluciones en la Argentina. No vamos a aceptar la soberbia de los números porque acá hay legisladores que se hacen cargo del voto nulo, del voto protesta… ¿Y saben una cosa? Ellos sacaron menos votos en sus partidos que el voto bronca, que el voto nulo, que el voto en blanco (aplausos y manifestaciones en las bancas y en las galerías). Empecemos a decir la verdad. Nosotros no compramos todos estos discursitos de moda, de coyuntura o de circunstancia. Acá hay ciudadanos argentinos —de la provincia de Buenos Aires y de otras provincias— que han venido a acompañar al hombre que el peronismo propone, que han sido agredidos, ofendidos y a quienes se les ha faltado el respeto, porque no solamente son ciudadanos de este país los que los votan a ustedes. Ciudadanos de este país somos todos. Y el hombre que el peronismo propone hoy… (aplausos y manifestaciones en las bancas y en las galerías). El hombre que el peronismo propone a la Argentina es un compañero que en su provincia sacó el 40 por ciento de los votos (…). Pero tanto nos han atacado, tanto han vuelto a recobrar los viejos sentimientos ‘gorilas’ en este Congreso que nos hemos olvidado de volver a hablar de las nuevas verdades (aplausos y manifestaciones en las bancas y en las galerías). Entonces, ¿de qué legitimidad popular estamos hablando? ¡Claro que queremos votar! Cuando quisimos hacerlo nos dijeron que no. Ahora que aceptamos la propuesta nos dicen: ‘Se equivocan’. Siempre nos equivocamos frente a los ojos de los ‘gorilas’. Mientras no nos equivoquemos frente a los ojos del pueblo, frente a la mayoría nacional, seguiremos luchando por los ideales que creemos y por las convicciones que tenemos”.
Todas las cuestiones de la democracia y del discurso liberal suenan a coartadas formales, bienpensantes e hipócritas frente a la urgente necesidad de tomar decisiones. “Ché Cooke… quién dijo…”. El peronismo está siempre dispuesto a gobernar aún en el lodo sin progresismos románticos de ideales de fraternidad, igualdad y libertad. Es comunidad y bicherío, es secreto y complicidad; más allá o más acá de la teoría política en todos los cruces temporales, la disputa por la posición pueblo es clara.
En ese mismo escenario, José Vitar, un referente del peronismo de “izquierda” de ese momento (izquierda definida en clave provincia de Tucumán) expresa su decisión de abstenerse. Hay casi una voluntad higienista: no ensuciarse en ese lodo de disputas que implica la gobernabilidad, los intereses y la crisis.
“En mi humilde opinión, nosotros no estamos en condiciones de contradecir ese anhelo de la sociedad argentina. Por eso, nuestra bancada va a solicitar autorización para abstenerse en la votación. Lo hacemos porque creemos que no se está eligiendo el camino correcto y es nuestro deber advertir sobre las cosas que nos preocupan y que se ciernen como negros nubarrones en un momento difícil de la vida política y social argentina que debemos superar, pero buscando la unidad sobre la base de la legitimación política por ser el único camino que, como dirigencia política, nos va a permitir volver a pararnos con autoridad y ética frente a un país que nos está dando la espalda (aplausos)”.
El camino correcto, la legitimación, la autoridad y la ética son palabras que acompañan los fundamentos de una decisión. Buscar los desbordes de ese peronismo que ya estaba inscripto en la figuración inicial del movimiento y en la figuración de una película. Sin pedir permiso. Y entonces, puedo jugar con otro cruce más: el legado es siempre la reafirmación de una deuda con ese patrón pueblo que ordena, critica, selecciona y filtra en la gran metáfora de su palabra suprema: el pueblo vota. Balance o inventario, los políticos rinden cuentas en esa escena.
Hoy, José Vitar señala en FM Raco[1] “Jaldo utilizó al movimiento justicialista para llegar al gobierno. Lo que hace es utilizar al justicialismo, que usó como colectivo para llegar al gobierno y desde el gobierno darse vuelta. Es claramente un acto desleal hacia el movimiento justicialista”. Tremenda afirmación en donde deuda es canje de monedas invisibles que están lejos muy lejos del pueblo y sálvese quien pueda resistir el archivo de una lectura a contrapelo.
Los 90 años de mi padre son muchos años de vida vivida y una guerra al tiempo “combatiendo al capital” Se extrañan los debates, las confrontaciones y los partidos políticos más allá del marketing electoral. Se extraña Tucumán ciudad de luces y el peronismo como sede política de una identidad. Los usos de las voces y de las estructuras devienen mascaradas sin nervio en un escenario político alejado de la voluntad popular. Cristina Kirchner estuvo en Santiago del Estero: día de la militancia y escenario político. En los pasos perdidos de mi historia familiar, la ficción de entrada podría imaginar una vuelta de grado cero a donde las cosas pueden comenzar, “pero nadie le prestaba atención al relato”, sentencia Alejo Carpentier en el final de su Viaje a la semilla. “Y las horas que crecen a la derecha de los relojes deben alargarse por la pereza, ya que son las que más seguramente llevan a la muerte”.
[1] Agencia de Noticias FARCO.