AGRICULTURA PERIURBANA EN ROSARIO

Hacemos un balance y recorremos las perspectivas en torno a la agricultura en un territorio intricado como lo es Rosario.

Cuando hablamos de periurbano, hablamos de un territorio complejo, anfibio, de interfase entre lo rural y lo urbano, espacio de disputas y también de acumulación de saberes y prácticas tradicionales propios de la región o incorporados por migrantes de otras regiones o países. Su delimitación es siempre difusa y problemática debido a su inherente dinamismo que deviene de los cambios urbanos, expansiones, proyectos de infraestructura o inmobiliarios, etc.

En este pequeño aporte ponemos el ojo en la dimensión de productor de alimentos del periurbano de la ciudad de Rosario, como aporte al perfil cultural de la ciudad, pero además a la soberanía y seguridad alimentaria de un centro urbano que año a año crece en habitantes sin un correlato en su producción de alimentos o de infraestructura para contener ese crecimiento.          

Es clave en este entendimiento, que las técnicas productivas a emplear para que el abastecimiento de alimentos a la población urbana sea sustentable y armónica con la vida en la ciudad, que no genere tensiones sino circuitos de imbricación urbano-rural virtuosos dando como resultado un espacio metropolitano de calidad.

Desarrollo actual de la agricultura periurbana en Rosario

El desarrollo del cinturón hortícola de la ciudad de Rosario y de la agricultura urbana comienza a fines de los años noventa a partir de un convenio entre la Municipalidad y el INTA para instrumentar el Programa ProHuerta en la ciudad. A partir de la crisis del 2001 la actividad se convierte en una salida laboral y social ante la inestabilidad que atravesaba el país, multiplicando la cantidad de huertas y articulando con escuelas y organizaciones sociales en asentamientos urbanos precarios. De esta manera muchos desocupados se convirtieron en huerteros, siendo Rosario la primera ciudad del país con ferias de comercialización de alimentos producidos sin involucrar productos químicos.

Ante la reactivación económica de los años posteriores muchos de los terrenos utilizados para las huertas fueron desapareciendo por la realización de nuevos proyectos inmobiliarios, con lo cual se comenzó a utilizar zonas diferentes de la ciudad como los terrenos linderos con las autopistas y otros periurbanos que no eran susceptibles de ser utilizados para la construcción de viviendas. Esta etapa fue la de los parques huerta, espacios que además de ser productivos son instrumentos pedagógicos y tienen también una función de mejoramiento del paisaje.

La siguiente etapa comienza en el año 2016. La Municipalidad de Rosario lanza el Proyecto Cinturón Verde de Rosario promoviendo la producción de alimentos agroecológicos de cercanía para abastecer el consumo urbano e integrando a los productores que se sostienen en la actividad en las áreas no urbanizables.

Este proyecto es paradigmático en la construcción de políticas públicas para periurbanos y en la consolidación de un área metropolitana sustentable, permitiendo además repensar y rediseñar los vínculos con la naturaleza y presentar alternativas simbólicas ante la crisis del modelo hegemónico de agronegocios, ya que aquí la tierra no es concebida solo como un recurso de mercado a exprimir sino como medio de vida, de alimentación.

Otro aspecto central tiene que ver con la promoción de nuevos hábitos alimentarios en la población urbana, lo que repercute en una mejor calidad de vida, a través de nuevos puestos de comercialización de estos alimentos producidos de manera agroecológica o biodinámica según los casos.

Esta experiencia propone y construye una alternativa de ciudad resiliente y sustentable, incorporando a la agroecología a la visión metropolitana y además generando nuevas identidades en los productores, permitiéndoles trabajar y apuntalando saberes y tradiciones que muchos de ellos traen de sus provincias o países natales (gran parte de los productores y productoras son Bolivianos) y que se mixturan con los locales y con los conocimientos técnicos que aporta el Municipio, favoreciendo un intercambio y diálogo beneficioso.

Ante la expansión urbana, los conflictos ambientales y la pérdida de recursos naturales la agroecología periurbana permite en Rosario apuntalar el metabolismo urbano, aportando energía, alimentos de calidad y cercanía y desarrolla territorios más inclusivos en lo social y resilientes en lo ambiental.

El paradigma agroecológico

Al modelo de agronegocios se le opone otro, afincado en prácticas y conocimientos locales, que promueve la producción de alimentos sanos y saludables, producciones integradas, con policultivos, sin dependencia de insumos químicos, en relación con la comunidad, y con comercio justo: la agroecología. Definida por Santiago Sarandón como la aplicación de conceptos y principios ecológicos en el diseño y gestión de agroecosistemas sostenibles, la Agroecología aprovecha los procesos naturales de las interacciones que se producen en la finca con el fin de reducir el uso de insumos externos y mejorar la eficiencia biológica de los sistemas de cultivo. Esto se logra mediante la ampliación de la biodiversidad funcional de los agroecosistemas, condición esencial para el mantenimiento de los procesos inmunes, metabólicos y reguladores en el funcionamiento del agroecosistema.

Además de estos criterios técnicos, el enfoque agroecológico puede ser abordado como movimiento social, tomando las estrategias colectivas de organización que los productores adoptan y las redes que tejen con actores sociales para garantizar las condiciones materiales de reproducción y de acumulación de capital simbólico y social de manera situada y relacional; y como ciencia que brinda los conocimientos de principios ecológicos básicos para el manejo ecológico de los recursos naturales. Estas redes conforman tramas complejas interdependientes de reproducción de la vida, en oposición a las redes de agronegocios promotoras de la reproducción del capital, situadas, con su contexto histórico y espacial específico, protagonizadas por distintos tipos de actores funcionan como espacios para que se muevan flujos de conocimientos y prácticas.

La agroecología, discute las cadenas de comercialización verticales compuestas por una serie de intermediarios que operan apropiándose de parte de valor de los productos, desde el productor al consumidor y se afinca en la construcción de circuitos cortos de comercialización, privilegiando el consumo y el trabajo local por sobre las demandas internacionales y acercando al productor y al consumidor.

Es además una herramienta clave para avanzar hacia la soberanía alimentaria. Como marca una de las principales referentes en cuanto a trabajo militante y académico en lo que a soberanía alimentaria refiere:  “La soberanía política de un país depende de su soberanía económica, y parte esencial de ella es adoptar las estrategias necesarias en el camino de la soberanía alimentaria, con el derecho que le corresponde a fijar sus propias políticas de producción, distribución, comercialización y consumo de alimentos, de cuidado y preservación de recursos naturales, para que ellas sean ecológica, económica y culturalmente apropiadas para ellos, garantizando para todos y todas el derecho humano a la alimentación y a comer sano, seguro y soberano en la consigna que hoy recorre el mundo: comercio justo, consumo responsable y economía solidaria.”

La relación con el derecho a la ciudad

Herni Lefebvre acuñó el concepto del derecho a la ciudad, contempló, en sintonía con David Harvey, que la construcción de ese ideal iría necesariamente acompañada de una participación social activa creadora de ámbitos de ciudadanía. Esto se ve claramente en el trabajo de los productores periurbanos, que además de su trabajo en la tierra articulan con el Municipio por supuesto, con organizaciones de la sociedad civil, organizaciones religiosas, y funcionan como ámbitos de contención social, incluyendo también la contención a mujeres en situaciones de violencia de género. En esta articulación de productores organizados entre sí y con el Estado, surgen demandas, propuestas y movimientos ciudadanos que contienen identidades ruriurbanas innovadoras. Muchas de esas demandas al Estado tienen que ver con la falta de servicios públicos en asentamientos aledaños, con la falta de servicios de transporte adecuados y en general con una infraestructura que no acompaña el crecimiento urbano.

A su vez, se pone en juego el concepto de Justicia espacial como fundamento del derecho a la ciudad, anclándose en una “justa y equitativa distribución en el espacio de los recursos socialmente valorados y las oportunidades para utilizarlos”.              Vincular este desarrollo local con ordenamiento territorial implica una necesidad de pensar y planificar el territorio, construyendo esquemas de gobernanza local, planificación participativa y gestión asociada. Pensar la ciudad de manera integrada y socialmente inclusiva requiere un abordaje sistémico del territorio con participación social como un punto clave dado los niveles de organización que han ido alcanzando los productores. La participación activa de la ciudadanía permite que a su vez puedan fortalecerse espacios institucionales de generación de políticas públicas.

Posibilidades a futuro

La visión de la agroecología desde sus tres dimensiones: como práctica productiva; como movimiento social y como ciencia promueve una ciudad más inclusiva y ambientalmente sustentable al reforzar un metabolismo urbano virtuoso que protege el suelo y produce alimentos sanos y de calidad para la población conduciendo hacia la soberanía y la seguridad alimentaria.

Mejora el hábitat barrial y promueve circuitos económicos virtuosos que generan puestos de trabajo y horizontes de posibilidad con dignidad para los productores que pueden formar parte de esta manera de una ciudadanía activa, propositiva y que pueda impulsar demandas de los territorios. A su vez, pone en valor el suelo en terrenos degradados, lo cual repercute positivamente por su función de mejora paisajística.

Como veíamos el paradigma agroecológico se afinca en la construcción de mercados de cercanía, que permiten anclar la renta en el territorio, sin tener que consumir recursos económicos y energéticos en transportar los alimentos grandes distancias, lo que se traduce en una reducción del precio para el consumidor y en un mayor margen de ganancia para quien produce.

El desafío de nuestra ciudad es seguir multiplicando estas experiencias luego de años en que el proyecto se ha visto estancando en su crecimiento mientras la población sigue creciendo y la crisis económica sigue golpeando a los sectores vulnerables. Desde nuestra perspectiva, la manera de hacerlo es fortaleciendo las instituciones municipales en articulación con organismos técnicos como el INTA y los Estados tanto provincial como Nacional para implementar las políticas públicas que el sector necesita en acceso al financiamiento, asesoramiento técnico, espacios de comercialización y asesoramiento jurídico que le permita dar forma a cooperativas de productores u otros esquemas asociativos.

El objetivo debe ser tender a que se produzcan en los territorios periurbanos los alimentos suficientes para abastecer a la ciudad con los beneficios económicos, sociales, ambientales, culturales y paisajísticos descriptos.

El marco normativo debe fijar las reglas de juego que acompañen este esquema productivo y este modelo de ciudad que reserva para sus territorios periurbanos un rol clave.


-Altieri, Miguel y Rosset, Peter. “Agroecología. Ciencia y política”, Ed. SOCLA. Riobamba, Ecuador, 2018.

-Borja, Jordi. “Derecho a la ciudad, de la calle a la globalización”. CIDOB. 2009.

-Levenzon, Fernanda. “El derecho a la ciudad y reformas legales en Argentina y América Latina”. 2014.

-García Guerreiro, L. y Wahren, J. (2015). Seguridad alimentaria vs Soberanía alimentaria: La cuestión alimentaria y el modelo del agronegocio en la Argentina. Trabajo y sociedad Nº 26. 32-340. http://www.scielo.org.ar/pdf/tys/n26/n26a19.pdf.

-Gorban, M. (2009). Seguridad y Soberanía alimentaria. Ed Cártago.

-Marasas, Mariana., (et al) El camino de la transición agroecológica. Ediciones INTA. Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 2012.

-Sarandon, Santiago J y Flores, Claudia C. compiladores. Agroecología: bases teóricas para el diseño y manejo de agroecosistemas sustentables, Ed. Edulp, La Plata, 2014.

-Soja, Edward. «Seeking Spatial Justice» EURE, vol. 37, núm. 111, mayo, 2011, pp. 173-177 Pontificia Universidad Católica de Chile Santiago, Chile. 2009.

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