Cambio de paradigma: la transición geopolítica y el auge de la multipolaridad

El mundo está cambiando de rumbo: el poder económico y geopolítico se mueve hacia Asia y el Sur global, y nuevas potencias e instituciones como BRICS desafían el dominio histórico de Occidente, marcando el inicio de un orden mundial más multipolar. Por Alexis Esposto.

CORRESPONSAL EN AUSTRALIA

Estamos viviendo el mayor cambio de poder geopolítico y económico experimentado en siglos, aunque su verdadera magnitud es ignorada, trivializada o cuestionada por Occidente. A medida que el siglo XXI asiático continúa desarrollándose y consolidándose, experimentaremos un cambio más pronunciado que cualquier otro visto en la historia.

El mundo está claramente experimentando una gran transformación de unipolaridad hacia multipolaridad (Esposto y Quintero, 2024), impulsada por el rápido y masivo ascenso de China y otras economías, incluyendo India, Rusia, Brasil e Indonesia. En 2024, estos países crecieron al menos un 3% anual, y la OCDE estima que este crecimiento económico seguirá concentrándose en estas naciones, que colectivamente representan más del 40% de la población mundial (OCDE, 2025). El motor de este proceso fue la globalización, liderada por Estados Unidos y las principales potencias económicas europeas de la época; sin embargo, las naciones que iniciaron y fomentaron estos cambios ahora se están replegando para contener el ascenso de las naciones del Sur Global.

Los modelos de gravedad económica y el cambio hacia la multipolaridad

La principal fuerza que está transformando el mundo hacia la multipolaridad es el cambio económico y el aumento de los flujos de comercio internacional. Los modelos gravitacionales del comercio internacional comenzaron a detectar este cambio de paradigma económico a principios de la década de 1980. Los modelos de gravedad económica son herramientas empíricas que describen los flujos comerciales considerando el tamaño económico de los países (por ejemplo, el PIB) y su distancia geográfica, de manera similar a cómo la gravedad atrae a los objetos entre sí (Guttmann y Richards, 2004). Estos modelos se utilizan ampliamente para evaluar cómo factores como una moneda compartida, acuerdos de libre comercio y la calidad institucional influyen en los patrones comerciales, ayudando a identificar las regiones con mayores volúmenes de comercio.

El economista malayo Danny Quah (2011) estimó que en 1980, el centro de gravedad económica mundial se encontraba en medio del Océano Atlántico, en algún lugar entre Estados Unidos y Europa. Para 2008, debido al auge de China y otras economías de Asia Oriental, se había desplazado hacia el este, a un punto cercano a Helsinki y Bucarest. Hoy en día, este equilibrio de poder de la economía mundial, medido por el PIB, se está desplazando hacia el este y el sur a una velocidad nunca antes vista. En el año 1 d.C., el centro se ubicaba en Cachemira. Durante casi 2000 años, las revoluciones industriales y la urbanización en Gran Bretaña, Europa y Estados Unidos desplazaron lentamente el centro de gravedad hacia el norte y el oeste. Para 1950, el centro de gravedad se encontraba en algún lugar del Atlántico, cerca de Islandia, ya que el peso de la economía mundial se inclinó más decididamente hacia Estados Unidos. Sin embargo, en solo 75 años, el resurgimiento de Asia hará que el péndulo vuelva a oscilar. Para 2025, el centro estará cerca de Kazajistán, revirtiendo 2000 años de cambios económicos en menos de un siglo (Barton, 2016).

Mientras que las potencias establecidas intentan frenar este cambio, las realidades de la distribución de población, la productividad, el crecimiento económico y la disponibilidad de recursos sugieren que los países del Sur Global se están beneficiando cada vez más de estos cambios. Esto está creando un cambio irreversible en la dinámica del poder global y una tensión entre Occidente y Oriente como nunca antes se había visto.

Cambios en el poder económico y geopolítico

El cambio económico en Asia está teniendo un fuerte impacto en la arquitectura geopolítica mundial. Hatzius et al. (2023), economistas del banco de inversión Goldman Sachs, informan que en las últimas décadas el mundo está presenciando una notable inversión en el poder económico global entre las naciones occidentales y orientales.

En primer lugar, en 1980 la economía de la Unión Europea era aproximadamente diez veces más grande que la de China. Si se mide en términos de Paridad de Poder Adquisitivo (PPA), la economía china es considerablemente la más grande. Hoy, ambas economías son casi del mismo tamaño, y se proyecta que para 2050, China será el doble de grande que la UE y mucho más grande que Estados Unidos.

En segundo lugar, como destaca Kishore Mahbubani —politólogo y ex presidente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas— (2025), está ocurriendo un cambio similar entre el Reino Unido e India. Hace un siglo, 100.000 funcionarios británicos gobernaban a casi 400 millones de indios. En 1990, el PIB del Reino Unido era cuatro veces mayor que el de India. Desde entonces, India ha superado al Reino Unido y se espera que para 2050 sea cuatro veces más grande, mientras que Alemania y el bloque ASEAN (Asociación de Naciones del Sudeste Asiático) también reflejan esta tendencia.

Por ejemplo, en el año 2000, la economía de Alemania (ver Figura 1) era tres veces más grande que la de la ASEAN. Hoy en día, son aproximadamente iguales, y se proyecta que para 2050, la ASEAN será el doble de grande. Estas transformaciones representan un cambio estructural profundo en el poder económico global que ocurre dentro de una sola generación. Claramente, estos cambios son bastante raros y requieren una evolución correspondiente en la gobernanza global, lo que implica que instituciones occidentales como la ONU, el FMI y el Banco Mundial deben adaptarse a la nueva realidad emergente de un mundo multipolar.

Figura 1: Las cinco economías más grandes del mundo proyectadas para 2075.

Fuente: Hatzius, et al. (2023).

Resistencia al cambio: el peligro de una Europa conservadora

En su discurso de agosto de 2025 en la Universidad de Hong Kong, Mahbubani destacó que, a pesar del cambio en el equilibrio global de poder, la resistencia arraigada —particularmente desde Europa— continúa obstaculizando reformas significativas en las instituciones internacionales. Critica la falta de voluntad de Occidente para recalibrar organismos como el FMI y el Consejo de Seguridad de la ONU, de modo que reflejen las realidades económicas y geopolíticas contemporáneas. Por ejemplo, existe una contradicción palpable en la afirmación del FMI de que su estructura de votación ya no se corresponde con el peso económico global. Europa, con solo el 17% del PIB mundial, conserva el 26% del poder de voto, mientras que China, que posee una proporción similar del PIB global, recibe apenas el 6%. Este claro desequilibrio pone en duda la legitimidad de instituciones internacionales tan importantes.

De manera similar, la composición de los miembros permanentes del Consejo de Seguridad, establecida en 1945, ya no refleja la dinámica actual del poder internacional, especialmente el papel de las naciones asiáticas, africanas y latinoamericanas. Esta representación desproporcionada probablemente generará tensiones. Un ejemplo evidente es la permanencia del Reino Unido y Francia en el Consejo de Seguridad, cuya influencia global ha decaído, pero sigue siendo desproporcionadamente significativa, especialmente cuando países como Brasil e India no están representados. Mahbubani sugiere provocativamente que el Reino Unido debería ceder voluntariamente su asiento a India, una potencia emergente con mayor relevancia en el siglo XXI que cualquier nación europea. De hecho, la resistencia europea no es abierta, sino más bien sutil y estratégica. Aunque públicamente profesan apoyo a la reforma, las potencias europeas suelen utilizar tácticas procedimentales y burocráticas diseñadas para retrasar o frustrar el cambio, preservando sus posiciones privilegiadas en la gobernanza global.

Mahbubani advierte que Occidente, que representa solo el 12% de la población mundial, corre el riesgo de volverse irrelevante si continúa dominando las instituciones globales sin una representación equitativa. Traza una poderosa analogía: en una aldea global, los grupos minoritarios deben garantizar que el consejo sea democrático e inclusivo para mantener la estabilidad, la continuidad y el respeto. La contradicción de los valores occidentales no podría ser más evidente; por un lado promueven y dictan la democracia al resto del mundo, mientras que por otro, resisten su práctica en el funcionamiento de instituciones internacionales como la ONU, el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. Una clara consecuencia de esto es que la credibilidad de dichas instituciones podría verse comprometida, volviéndolas inoperantes e irrelevantes si no se implementan cambios.

Instituciones alternativas que desafían la intransigencia occidental

La falta de reconocimiento por parte de Occidente del creciente poder e influencia de las naciones del Sur Global ha contribuido al surgimiento de una nueva tendencia: el ascenso de instituciones globales paralelas, como BRICS, el Nuevo Banco de Desarrollo (BDN) y la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS), que podrían desafiar las estructuras tradicionales dominadas por Occidente y representan una respuesta a la obstinación occidental de adaptarse a una nueva realidad global.

Una institución destacada es el grupo de países BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), establecido en 2009 como respuesta a los desafíos económicos globales que enfrentan las principales economías, especialmente aquellas dentro del grupo G7 (Francia, Alemania, Italia, Japón, el Reino Unido, Estados Unidos y Canadá), particularmente después de la Crisis Financiera Global de 2008.

El objetivo principal de BRICS es ofrecer un marco global más equitativo e inclusivo, especialmente en asuntos económicos y financieros. Su formación busca fortalecer la voz y la influencia de los países en desarrollo dentro de sistemas internacionales que durante mucho tiempo fueron dominados por potencias occidentales. Su expansión continúa creciendo, con un total actual de 11 países miembros y otros 8 países socios (Linggarwati y Hadiansyah, 2025). En términos de PIB basado en PPA, el total de BRICS asciende a 40.7 billones de dólares estadounidenses, en comparación con los 28.7 billones del G7 (Souto, 2025). Esto resalta claramente la disminución de la importancia de las naciones del G7, que siguen enfrentando problemas relacionados con el crecimiento económico, la disminución poblacional, la desindustrialización, la productividad y los desafíos energéticos.

La segunda gran organización institucional es el Nuevo Banco de Desarrollo (BDN), cuya función principal, bajo el liderazgo de Dilma Rousseff, es el desarrollo económico multilateral. El banco fue establecido por los países BRICS en 2014. Su misión principal es movilizar recursos para proyectos de infraestructura y desarrollo sostenible en mercados emergentes y países en desarrollo. Uno de sus propósitos fundamentales es abordar las brechas de financiamiento en naciones en desarrollo que a menudo están mal atendidas por instituciones tradicionales como el Banco Mundial. Para finales de julio de 2025, había otorgado préstamos por 40 mil millones de dólares estadounidenses para proyectos de desarrollo en países del Sur Global (BRICS, 2025).

Finalmente, la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS) es una organización intergubernamental que se centra principalmente en la cooperación política, económica y de seguridad en Eurasia. Fundada en 2001, ha crecido hasta incluir diez países miembros: China, Rusia, Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán, Uzbekistán, India, Pakistán, Irán y Bielorrusia. También cuenta con numerosos estados observadores, entre ellos Mongolia, Turquía, Egipto y Arabia Saudita, entre otros. Hoy representa el 23% del PIB y el 42% de la población mundial.

Sus cuatro objetivos clave son promover la paz regional, la estabilidad y la prosperidad; mejorar la cooperación en seguridad, especialmente en la lucha contra el terrorismo a través de la Estructura Regional Antiterrorista (RATS); fomentar la colaboración económica, incluyendo proyectos de energía e infraestructura; y apoyar un orden mundial multipolar. Observadores occidentales ven a la OCS como un contrapeso a instituciones occidentales como la OTAN y la UE. Además, la OCS promueve tres iniciativas clave en materia de seguridad, que incluyen ejercicios militares conjuntos, intercambio de inteligencia y operaciones contra el narcotráfico; proyectos económicos como el Gasoducto Asia Central-China; y cumbres anuales de jefes de Estado y de gobierno, intercambios culturales y foros comerciales (Teekah, 2025).

Conclusión

El cambio continuo de un mundo unipolar a uno multipolar marca una de las transformaciones más significativas de la historia moderna. A medida que el poder económico y geopolítico continúa desplazándose hacia el este, impulsado por el rápido ascenso de China, India y otras economías emergentes, el orden establecido liderado por Occidente enfrenta desafíos sin precedentes. La persistencia de marcos institucionales obsoletos y la resistencia a la reforma por parte de las potencias occidentales amenazan la legitimidad y eficacia de las estructuras de gobernanza global.

En respuesta, están surgiendo nuevas instituciones como BRICS y el Nuevo Banco de Desarrollo, que ofrecen plataformas alternativas que reflejan mejor las realidades del siglo XXI. Esta transición no es simplemente una redistribución del peso económico, sino un reequilibrio profundo de la influencia global, los valores y las prioridades. La renuencia de Occidente a adaptarse corre el riesgo de marginar su papel en la configuración del futuro, mientras que la creciente firmeza del Sur Global señala una nueva era de cooperación y competencia internacional.

En última instancia, la sostenibilidad de la estabilidad y prosperidad global dependerá de la disposición de todas las naciones a adoptar la inclusión, la reforma y el multilateralismo genuino frente a un cambio de paradigma irreversible.

Referencias

Barton, D. (2016, March 8). The dynamic centre of the new global economic landscape. Asia House. https://www.asiahouse.org/research-analysis/the-dynamic-centre-of-the-new-global-economic-landscape 

BRICS. (2025, January 20). New Development Bank. https://brics.br/en/about-the-brics/new-development-bank

Esposto, A., & Agudelo Quintero, J. F. (2024). From a unipolar to a multipolar world: What’s in it for Australia? Journal of Asian Economic and Political Studies, 6 (2). https://doi.org/10.1142/S2630531324500082  

Future Agenda. (n.d.). Shifting power and influence. Future Agenda. https://www.futureagenda.org/foresights/shifting-power-and-influence/

Hatzius, J., Daly, K., Briggs, T., and Gedminas, T. and Pierdomenico, G., (2023, June 8). The path to 2075 — Capital market size and opportunity. Goldman Sachs Global Investment Research. https://www.gspublishing.com/content/research/en/reports/2023/06/08/50ccfb98-b82c-4ba6-976d-d541f83239be.html

Guttmann, S., & Richards, A. (2004). ‘Trade openness: An Australian perspective’, Research Discussion Paper No. 2004-11. Reserve Bank of Australia. https://www.rba.gov.au/publications/rdp/2004/pdf/rdp2004-11.pdf

Linggarwati, T., & Hadiansyah, N. (2025). BRICS as an alternative to Western dominance in global government. Journal of Social and Political Sciences, 8(1), 211–218. https://doi.org/10.31014/aior.1991.08.01.557 https://www.asianinstituteofresearch.org/JSParchives/brics-as-an-alternative-to-western-dominance-in-global-government-

Lu, M. (2023, July 21). Ranked: The top economies in the world (1980‒2075). Visual Capitalist. https://www.visualcapitalist.com/top-economies-in-the-world-1980-2075/

Mahbubani, K. (2025, August 27). A Declining West, a Rising East: Achieving a New Global Balance [Video]. YouTube. HKU CCCW. https://www.youtube.com/watch?v=0HsAtrd8bNE  

Mahbubani, K. (2022). The Asian 21st century. Springer. https://doi.org/10.1007/978-981-16-6811-1

Organisation for Economic Co-operation and Development, (OECD) (2025). OECD Economic Outlook, Volume 2025 Issue 1: Tackling uncertainty, reviving growth. OECD Publishing. https://www.oecd.org/en/publications/oecd-economic-outlook-volume-2025-issue-1_83363382-en.html  

Quah, D. (2011). The global economy’s shifting centre of gravity. Global Policy, 2(1), 3–9. https://doi.org/10.1111/j.1758-5899.2010.00066.x

Quah, D. (2010) ‘The Shifting Distribution of Global Economic Activity’. Working Paper, Economics Department, London School of Economics.

Souto, M. (2025, May 2). BRICS GDP outperforms global average, accounts for 40% of world economy. BRICS Brasil. https://brics.br/en/news/brics-gdp-outperforms-global-average-accounts-for-40-of-world-economy

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