La pureza es la cualidad de los brebajes que se han servido en bandeja para la oferta electoral cordobesa. La provincia debe renovar 9 de las 18 bancas en la Cámara de Diputados, siendo la única elección que ejercerá este año. Y la homogeneidad de las propuestas implicaron un desarme del ecosistema “frentista” que venía caracterizando a la política desde el inicio del siglo, y que ahora se presenta con una docena y media de listas. La brecha entre quienes vienen de adentro y de afuera, entre los experimentados y los outsiders, también fueron parte del batido de cocktails.
Los surtidores de Karina
Karina Milei logró lo que siempre intentó en Córdoba desde que inició los trámites para que La Libertad Avanza se convierta en partido. A diferencia de casi el resto del país, no pactó con los principales partidos del sepultado Cambiemos. Tanto el PRO como la UCR, se presentarán en listas separadas, encabezadas por el actual diputado Oscar Agost Carreño y el ex-intendente capitalino Ramón Mestre, con un margen de votos que dará vergüenza ajena.
El núcleo duro del mileísmo cordobés lo concentran “los estacioneros”, aquellos que participaron de la Federación de Expendedores de Combustibles (FECAC), cuya presidencia fue ejercida por quien maneja, ahora, el bloque de diputados oficialistas: Gabriel Bornoroni. La amenaza interna, de la mano de Santiago Caputo, estaba más que evidente ante la repentina llegada de Franco Mogetta, luego de su renuncia como secretario de transporte de la Nación. Pero el Mago del Kremlin se asemejó más al Mago sin Dientes. El número 1 de esa lista es el “bornoronista” Gonzalo Roca, alguien desconocido para la sociedad cordobesa, pero quien se encargó de manejar el tesoro de la FECAC.
Los dueños de las estaciones de servicio, dentro de su gremial, subrayan tener un espíritu emprendedor. Creen que la formación de líderes no se logra tomando decisiones en un escritorio del Estado, sino con la voluntad de apostar en la inversión privada. Claro que llevando el título de abogado ayuda bastante: Bornoroni tenía su propio estudio jurídico, de las tantas que orbitaban alrededor de los tribunales instalados en el centro capitalino cordobés. Sus socios fueron Marcos Patiño Brizuela, quien figura en el casillero número 3 de la lista, y Andrés Bauzá, hijo del primer jefe de gabinete del presidente Carlos Menem, tío de Martín, quien preside la Cámara de Diputados, y con estrecho vínculo con el estacionero Bornoroni.
Por supuesto que la “derecha esotérica” también tiene su cuota cordobesista. Laura Soldano, la número 2 en la lista, es la outsider que ahora todos los medios nacionales hablan de ella. Originalmente, fue conocida por crear materiales sobre ejercicios fitness. Luego, dejó atrás la atención por el aspecto corporal para orientarse en el yoga, la terapia holística, la literatura de autoayuda y los registros akáshicos. En las redes, circula un testimonio suyo, donde asevera que un mecánico logró que los autos de su taller se reparen solos, “mágicamente”, mediante el método de constelación que ella sugiere en grupos de WhatsApp.
¿Lo viejo funciona?
La alianza Provincias Unidas es encabezado por el único ex-gobernador con vida de Córdoba: Juan Schiaretti. Tiene 76 años de edad. Sería el más longevo de las 18 figuras que se candidatean para estas elecciones. Por esa razón, en un spot lanzado el domingo, subrayó su experiencia frente “a un cambio de era” que vive el país. Su esposa, la senadora nacional Alejandra Vigo, lo ayudó con algo de frescura en la formación de “lideresas”, una congregación de intendentas y dirigentes mujeres que se enfilan frente al poder provincial. Allí aparece la número 2 de la lista: la intendenta de Despeñaderos, Carolina Basualdo, de 35 años.
A pesar que su proyecto nacional pretende pavimentar la avenida del centro con referentes de distintos partidos, la realidad cordobesa es que quienes van a entrar al Congreso, de la mano de Schiaretti, serán todos del PJ.
Quien salió cuarto en las elecciones presidenciales de 2023, hablando exclusivamente de Córdoba, se vio presionado a ser candidato este año en su terreno, ante el riesgo de salir segundo frente a La Libertad Avanza. Eso es porque quienes integran el partido Somos, que ni siquiera se presentan como parte de la alianza de Provincias Unidas, presionaron al “Gringo” con un cálculo básico: no hay 2027 sin 2025.
Como el oficialismo nacional puso a la cabeza a un desconocido, calculan que puede haber posibilidad para que el cordobesismo tradicional mantenga alguna esperanza triunfal. Por lo pronto, el equipo que maneja la comunicación del gobernador Martín Llaryora ordenó difundir, canalizados en los algoritmos, distintos reels sobre ejemplos obras públicas locales, ya anunciadas meses atrás, como muestra de desarrollo frente a la motosierra.
Factor Natalia
Era el año 1993. Se venían elecciones legislativas. Con ayuda de Domingo Cavallo, el “Gringo” Schiaretti había armado el FREJUCO (Frente Justicialista Cordobés), una línea interna peronista para enfrentarse al MUP (Movimiento de Unidad Peronista), encabezado por el “Gallego” José Manuel de la Sota. Fue una lucha encarnizada donde se acusaron entre sí de recibir financiamiento clandestino y de ejercer fraude electoral. Más de tres décadas después, los apellidos vuelven a enfrentarse.
La disrupción de Natalia de la Sota, hija del Gallego y ahora primera en la lista Defendamos Córdoba, se presenta como una vocera de las víctimas del régimen económico, con la chapa de haber votado en contra de todo proyecto que beneficie al gobierno nacional, actuando como una “salmona” frente al resto de su espacio político en la Cámara Baja.Es acompañada en la lista por Marcelo Ruiz, ex-rector de la Universidad de Río Cuarto, y la abogada Marta Lastra, que asesora a personas con discapacidad.
Por el momento, los pronósticos indican que ella saldrá tercera, a partir de los votantes disgustados con la experiencia vernácula del kirchnerismo, sumado al hartazgo de algunos militantes peronistas con la complacencia que tuvo Schiaretti frente al ascenso de Milei al poder. Hasta ahora, su límite radica en exponer un costado maternal de los desamparados sin claridad programática. En cambio, el “schiarettismo” resalta la defensa del déficit cero, pero no “a los hachazos”, sino mediante el impulso del desarrollo productivo.
Así, De la Sota se enfoca en emular un discurso que encandile al voto K. La resistencia vendrá por cuenta de la versión local de Fuerza Patria, encabezada por dos universitarios: Pablo Carro, proveniente de la CTA de Hugo Yasky, y Constanza San Pedro, del partido de Juan Grabois. Ambos tuvieron sus picos de tensión, a partir de que la segunda pretendió también hacer el amague de cortarse sola en una lista aparte.
La noche recién comienza.